Partida Rol por web

Los que quedaban de pie terminaron rapidamente con los pocos soldados alemanes aun vivos.

~~—¿Ha visto, sargento? ¡Hice chucrut al nazi! —comenta orgulloso.

 Sullivan - Le dijo agarrandole por el hombro con gesto severo. Tenian que salir de alli y llevarse a los heridos. Tenian que...

Acabamos de sobrevivir al infierno - pensó Miller, pues aquella pesadilla no podia describirse de otra forma. Sus hombres tenian miedo y no necesitaban reprimendas. necesitaban apoyos.

Sullivan - repitió relajando la expresion - Es usted la puta hostia, Sullivan. La puta hostia! Todos lo sois! - dijo mirando al resto - Con 10 como vosotros, los franceses podrian haber ganado la guerra en el 39, y no tenernos aqui limpiandoles la casa. Vayamonos antes de que lleguen refuerzos. No dejamos a ningun hombre atras. Henry, Johnson, recoged a Walker. Sullivan, carga con el español. Jones, ayuda a Underwood.

El sargento cogio la placa de Bogdanos, un joven cuyo unico pecado habia sido ser demasiado impulsivo. No merecia un final asi. Tambien recogio la de Dodson, un hombre callado que siempre seguia las ordenes. Era el tercer hermano que moria en Normandia. Miller decidio que escribiria a sus padres el mismo.

Yo recojo la placa del Tenien...

El sargento se calló al ver que el teniente le miraba con ojos de animal asustado. Ni siquiera estaba herido.

Cobarde - pensó lleno de ira. Iba a decir algo cuando se dio cuenta. Acaso el, William C. Miller lo habia hecho mejor? - levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas (*)- se dijo.

El teniente esta vivo! - dijo ayudandole a levantarse - Señor, nos alegramos de tenerle con nosotros. Puede andar? -dijo obviando que estaba como una rosa. Sus hombres no debian perder el respeto al oficial. - Esperamos sus ordenes de volver a nuestras lineas, señor.

- Si, si, por supuesto - comenta el teniente mientras se agarra en el sargento para levantarse - Ha sido un rasguño... - se para - quiero decir que creo que estoy bien. - y calla mientras empieza a bajar la colina.

Empieza a amanecer y en el horizonte se vislumbran otras columnas de humo, dejando claro que los ataques de esta noche han sido un éxito.

—Gracias, señor —comentó Sullivan contento. 

Después de asegurarse que no quedaba nazi vivo (en realidad el sargento era el que se había asegurado de que los que no habían huido estuvieran en el infierno con el demonio) y que el cañón nunca volvería a disparar, Sullivan tiró al suelo gran parte de sus provisiones para ayudar a llevar a sus compañeros heridos de vuelta a la base. 

Total, aquello era América y gracias al capitalismo tendría más chocolatinas. ¡Que gran sistema! Muchísima comida y un arma muy grande para matar a los que se te oponían...