Partida Rol por web

Una pequeña introducción para unir a los nuevos personajes.

En los polvorientos caminos de China se encuentran extraños compañeros y sin duda el grupo que avanza penosamente por el camino lleno de barro, bajo la lluvia del monzón, puede ser uno de ellos. Cada uno iba por su cuenta, pero en las encrucijadas dicen que los espíritus burlones atan los destinos de los mortales despistados.

Los tres se dedican, a su manera, a ayudar a los desfavorecidos y a proteger a las aldeas contra enemigos malvados. Son esa clase de héroes que pululan por los caminos buscando la senda de la justicia y luchando contra el mal. Y es que el mal en la Vieja China tiene muchas formas: a veces tan simple como una horda de bandidos hambrientos, otra tan letal como unos demonios del bosque. Contra unas cosas u otras el aldeano medio no tiene nada que hacer, salvo rezar a los dioses familiares para que el viento del camino traiga con él a un guerrero que los proteja.

Y el viento del camino trae ahora a tres... o quizás a más, porque se ha levantado tormenta.

Cada uno iba por su cuenta en dirección al mismo sitio: Pai-Lan. Es una aldea de pescadores situada a orillas del lago Koto. No es una aldea grande, pero hasta hace poco era una aldea próspera. La fortuna sonreía a sus habitantes que encontraban comida en el lago y dinero en el comercio, ya que cerca de la aldea pasa el Camino Real. Sin embargo de un tiempo a esta parte la gente evita esa zona del camino. Pocos saben realmente lo que sucede, pero parece como si un chi negativo hubiera tomado forma cerca de la aldea y con él trajera todas las desgracias.

Lo primero fue el incendio. Varios barcos ardieron en los muelles. Eso se puede llamar accidente.

Luego fue la muerte del Kuro, el Campeón de Pai-Lan. Murió luchando contra una bestia del bosque (que nadie logró encontrar) y dejando indefensa a la aldea contra bandidos errantes. Eso se puede llamar mala suerte.

Luego vinieron los bandidos errantes, que robaron las reservas de comida y mataron a muchos hombres jóvenes y fuertes. Eso se puede llamar desgracia.

Y después pasaron esclavistas sin escrúpulos que se llevaron a los niños y mujeres como mano de obra para las minas de sal, dejando sólo a los ancianos en la aldea. A eso se le puede llamar desastre.

Pero si sumamos accidente, mala suerte, desgracia y desastre en poco más de un mes y medio tenemos un mal chi evidente. Alguien debe hacer algo. Por desgracia los héroes más afamados no parecen estar cerca de Pai-Lan esta temporada (¿a eso lo llamamos casualidad?) y la aldea parece avocada a la desaparición.

Si bien los grandes héroes no están cerca tres personas en ciernes de labrarse un nombre como defensores del bien han decidido aproximarse a Pai-Lan para ver que pueden hacer. Y aunque estos tres héroes puedan parecer poca cosa (un viejo maestro, una jovencita y un tipo que se dedica a cazar fantasmas) las apariencias engañan. Se han encontrado por el camino y han hecho buenas migas. Van hacia la aldea dispuestos a erradicar la fuente de mal chi, rescatar a los niños y mujeres y devolver la plenitud a la aldea.

A eso se le puede llamar esperanza.

Y aunque no lo saben en el próximo claro del bosque se van a encontrar con una extraña escena: un tipo enorme, otro extrañamente vestido y dos individuos atados a una cruz de metal... Descontando dos enormes gárgolas confusas...

A eso se le puede llamar surrealismo.

Bienvenidos al Feng Shui.