Habías escuchado a los guardias por tiempo suficiente como para saber que estaba pasando algo extraño. no había motivos para preocuparse, hacía mucho que todo estaba tranquilo y todo apuntaba a que seguiría estando así por mucho tiempo. La otra conclusión era que tus hermanas hacían algo que perturbaba la paz de la pacifica y silenciosa ciudad de los dioses. Asgard jamás descansaría en paz mientras ellas pudiesen rondar libremente por allí.
Las encontraste hablando en el la biblioteca. Sabían de sobra que estaba prohibido, que su abuelo había cuidado mucho de algunos de aquellos tomos y el conocimiento que custodiaban. ¿Por qué Ellisiv estaba tan empeñada en acudir allí? Atli, tal vez por ser la menor de las tres, estaba realmente desesperada y reaccionó con euforia al verte, no dijo nada pero con la mirada exigía que la sacases de allí aunque fuese de un martillazo en la cara.
- ¡Es aburrido! - reprochó Atli. - Leer sobre asesinatos y muerte no es lo mismo que pelear y arrancarle a alguien los dientes con tus propias manos.
¡No tiene nada que ver!
Además, los protagonistas de esas historias siempre son los mismos. - se quejó.
Ellisiv parecía segura de que no era así, y estaba a punto de contestarle cuando se percató de la presencia de Frigg.
- ¿Cansada de entrenar? - su tono era cansado, con cierto tono de rivalidad latente.
Sus pasos la habrían delatado sin ninguna duda, nadie había allí salvo ellas tres. Si su abuelo se enteraba las echaría de allí, y era muy extraño que no lo hubiese hecho ya, generalmente no tardaba más de un par de parpadeos. Sólo podían estar allí si el padre de todos estaba presente con ellas.
Dos guardias asgardianos esperaban en la puerta, era evidente que la biblioteca y las nietas de Thor estaban a salvo, aún así se miraba y musitaban algunas palabras. Estaban terriblemente incómodos, podrían ser amonestados.
Para alguien con los poderes de Frigg, entrenar era difícil, pues difícilmente iba a poner a prueba su fuerza o su velocidad. Lo poco en lo que podía mejorar era en sus reflejos y coordinación, y eso resultaba frustrante... No por sus poderes, si no por su personalidad. La mejoría era muy lenta en ese aspecto, y a veces pensaba si no había alcanzado ya su máximo potencial.
De algún modo, terminó en los salones de la biblioteca, donde se encontraban sus hermanas. Atli parecía encantada de verla, de que las sacase de allí.
Realmente, Frigg deseaba poder hacer lo mismo que ellas, hacer lo que le viniese en gana. Thor no les dejaría estar allí, desde luego, pero la diosa del trueno realmente encontraba que los libros eran una fuente de mejora mucho más constante y gratificante que el entrenamiento a estas alturas de su vida.
Sonrió a Atli y le puso la mano en el hombro.
No todo van a ser golpes. A veces, aprender está bien. Y si podemos aprender de nuestros antepasados, tanto mejor.
Miró a Ellisiv y se acercó a ella, entrecerrando el libro para poder leer la portada. En su fuero interno, deseaba coger el libro y leerlo sin más... O en su defecto, cerrarlo y guardarlo, pero podía entender a sus hermanas. Sin el peso de un liderazgo futuro, vivir en un lugar tan desolado y prácticamente deshabitado como Asgard, podría llegar a ser tremendamente frustrante para dos jóvenes.
Thor no tardará en venir, lo sabes. No era una pregunta, si no una afirmación. Tal vez pueda hablar con él, y convencerle de que nos vaya dejando algunos libros. Siento tanta curiosidad como tú, Elli... Pero llegará un día que se enfade de verdad, y entonces no habrá opción a negociar.
La miró a los ojos esperando su opinión. Elli conocía a Frigg, y sabía que si decía que intentaría convencer a Thor, pretendía hacerlo en serio.
Ellisiv cerró de golpe el libro y lo dejó cerca de otros, llenos de polvo, encima de una gran mesa. Atli protestó:
- ¡¡Pero no ibas a....!! - parecía más interesada de lo que aparentó en un principio. Las peleas y las historias le gustaban, aunque consideraba que la biblioteca era un lugar aburrido dentro de Asgard. Podían viajar por el universo, casi con total libertad, y aunque no había mucho que ver, cualquier cosa era mejor que el olor a papel podrido o a lo que quisiese que fuera aquel maldito olor. Un olor que Ellisiv disfrutaba. Nadie tuvo la crueldad de comparar a Elli con Loki, aunque el hermano de su abuelo era recordado como un héroe por luchar por proteger Asgard. Loki había muerto hace eones, y se sabía que gozaba de un afán de conocimiento saltandose cualquier restricción tan desmesurado como Elli.
La mejor lectora de las tres cerró los ojos y suspiró, sus manos reposaban aún sobre el tomo. Parecía disfrutar del tacto, del ambiente enrarecido de aquel lugar. Finalmente le habló a su hermana mayor:
- Creo que ha salido. - se refirió a su abuelo. - Sigue obsesionado.
Asumió como muy probable que había un motivo de peso en la mente del padre de todos para irse de Asgard y abandonar momentáneamente su trono y su lugar en el cosmos.
- Ellisiv ha aprovechado para venir aquí por eso. - era un claro reproche. ¡Si alguien debe ser castigado es ella! ¡Yo sólo seguía "órdenes"! ¡Me dijo que sería divertido! ¡Qué mentirosa!
- Realmente piensa que en alguno de estos libros está la clave para devolver la vida a los patéticos humanos. - ese comentario no le gustaría a su abuelo, pero aprovechando que no estaba presente mostró su verdadera forma de pensar. Habían leído historia allí y los humanos siempre necesitaban ser rescatados, ninguno, hasta ahora, había estado a la altura de las circunstancia. A Atli le daban risa.
- Cómo si ese fuese un problema de verdad. - Era un claro reproche a la pena que sentía su abuelo, se sentían queridas, las tres, pero parecía que Midgard ofrecía algo a su abuelo que ellas no podían darle, una necesidad de proteger aquella "Tierra" que no tenía sentido.
La cara de Atli fue todo un poema cuando le respondí. Para su gusto su hermanita era demasiado simple.
- ¿No recuerdas a Jane?
Puedo ilustrarte si quieres.
Dijo con cierta condescendencia. El caso de Jane era realmente particular, algo que se describía en uno de los libros de la biblioteca, un libro prohibido, uno de esos que Ellisiv había conseguido encontrar sólo la suerte sabe como y que se había perdido de nuevo en la biblioteca. Frigg no tenía porque acordarse...
Al fin y al cabo, aquello eran sólo historias, y aunque en Asgard era tradición que aquellos escritos revelasen verdadero conocimiento, reflejasen la realidad tal como fue realmente, para Atli estaba claro que era algo semejante a ficción.
De las tres era la que peor lo había pasado con Gorr el carnicero de dioses.
Te quiero hermanita. Pensé mientras la acuchillaba con la mirada. Pero en verdad eres demasiado sencilla.
Frigg suspiró largamente. Le dolía ver a su abuelo tan obsesionado con aquella piedra estéril perdida en la inmensidad del espacio muerto, y a decir verdad, tampoco entendía porqué lo lloraba tanto.
Tampoco lo entiendo. Admitió. Pero se supone que debía proteger muchas más cosas que Midgard, y no hay nada que le duela más que la pérdida de ese planeta... Miró a Atli. El comentario de que eran patéticos los humanos no le había acabado de hacer gracia, pero tampoco quería entrar a discutir con ella.
Algo debe de tener ese lugar, o algo debía de tener esa especie... Miró a Ellisiv de nuevo. Quería a sus hermanas, y deseaba hacerlas sentir bien. Para Ellisiv, el lugar que deseaba en el grupo era el de la sabia, la que todo lo conoce. Pues bien, le daría el gusto, aunque la propia Frigg le tentaba aprender y aprender.
¿Has encontrado algo relevante sobre los humanos? ¿Cómo eran...? ¿Y quién era esa Jane? Se sentó algo más cómoda, pretendiendo que fuera para largo, aunque en realidad lo que estaba pensando era en marchar a Midgard a ver a su abuelo en aquél entorno, y hablar directamente con él... Conocer de primera mano el problema, y cómo solucionarlo.
¡No podía pasarse la eternidad llorando en una piedra muerta cada dos por tres!
- Jane fue durante un tiempo elegida de Mjolnir. Era una humana. Una muy especial como podéis imaginar.
Les ilustré sin querer entrar en demasiados detalles, debían recordarlo, aunque en verdad no tenían porqué. - No encuentro el libro en el que se habla de ella.
Debe de haber otro oculto sobre la juventud del abuelo. Hizo más cosas aún de las que se dicen. - le defendí, era mi abuelo, como el suyo, y le guardaba una tremenda admiración - Ha tenido que ser demasiado duro vivir durante tantos siglos, haciendo tanto por otros para nada.
Creo recordar que la historia de Jane, también era una historia de superación.
Supongo que no pudo superar la muerte. Estaba muy enferma, incluso siendo Thor. El martillo volvió al abuelo,y por algún extraño motivo, sigue con él.
Atli quiso añadir algo y musito acerca de que el martillo se había encariñado con el abuelo y no lo dejaría nunca, expresaba fastidio, Ellisiv menos, pero le parecía, cuanto menos, algo extraño.
- El abuelo se ha dejado el brazo en Asgard. - Atli se carcajeó, pero Ellisiv no estaba haciendo una broma. Miré a Frigg, como si pudiese comprender su mirada y sus pensamientos - ¿Quieres que vayamos a preguntarle? Tal vez haya olvidado que nos tiene a nosotras. - le dijo terminando por mirar a Atli, la más inmadura y necesitada de atención - Tenemos que apoyarle y..si de paso le quitamos la idea de que esa roca muerta es culpa suya, mejor.
No me gusta cuando se va.
Y mucho menos cuando se va sin la pertinente seguridad. - se refería al brazo, ante cualquier imprevisto no podría defenderse como el verdadero padre de todos, quisiera o no, estaba lisiado. Aún así, no lo subestimaba, una amenaza capaz de derrotar a Thor el padre de todos era algo que ni ellas por separado podrían combatir. Aunque juntas...era otra historia.
Cerré el libro tras abrirlo para comprobar una última cosa. Y lo llevé a su estante.
- Hay muchos secretos en esta biblioteca, algunos aún se escapan a nuestra vista. - Advirtió - Quiero que volvamos en otra ocasión. - les presentó como opción en un futuro próximo.
El conocimiento daba poder y contribuía notablemente a adquirir un don como la sabiduría.
Frigg escuchó a Ellisiv. Le iba sonando lo que contaba, pero debían habérselo contado hace un milenio, pues apenas lo recordaba. Alguien que no fuera asgardiana... Llevando a Mjolnir. Parecía realmente sorprendente.
Si uno de esos humanos fue digno de Mjolnir, debían ser una especie sorprendente. No me extraña que el abuelo los recuerde... Pero de ahí a flagelarse... Bueno. Suspiró, y durante unos segundos, jugueteó con los dedos sobre la mesa.
En cuanto a Mjolnir... Bueno, supongo que el abuelo sigue siendo el más apto de lo que queda de Universo para portarlo. Igual que en algún momento lo fue Jane.
Realmente le ardía el pecho de pensar que unas de esas criaturas de vida tan corta pudiera haber conseguido en unos pocos años lo que ella aún no había logrado. ¿Ni siquiera Heimdall era tan digno como Jane? En su pecho ardían unos celos bien fundados pero nada recomendables. Tomó aire cerrando los ojos y cuando los abrió, había apartado de su mente aquél pensamiento negativo.
Ellisiv sugirió volver en otro momento para buscar más libros interesantes... E ir a ver al abuelo, cosa que Frigg ya tenía en mente.
Ya tenía pensado ir a hablar con él. Pero se me ocurre algo mejor...
Las miró a las dos.
El abuelo es muy orgulloso... No sé cómo se tomará que vayamos las TRES a preocuparnos de él como si no se pudiera valer por sí mismo. Visitaré Midgard con él, y trataré de sonsacarle algo mientras os doy más tiempo para buscar el libro sobre Jane, los humanos, o la juventud del abuelo. Luego... Vosotras podéis hablar con él más tarde, así tenemos tres oportunidades para sonsacarle algo... y para buscar en la biblioteca.
Dejó un momento mientras las miraba y se ponía de pie.
¿Qué me decís?
- ¿Y que puedas acusarnos y librarte si todo sale mal? - Atli se rió secamente, sin ganas, totalmente fingido - Ni hablar. - le miró con ojos pesados, como si aquello fuese una broma que empezaba a orquestarse en ese mismo momento.
Dio un golpecito en la mesa, propio de unos brazos tan escuchimizados, aunque en verdad podría partirla en dos si se lo propusiera.
Negó con fuerza.
Ellisiv por su parte se colocó las manos en las cinturas y miró a Frigg entre la condescendencia y el reproche amable de una hermana.
Atli volvió a justificarse.
- Hemos estado juntas desde....desde... - apretó los dientes con furia. Desde Gorr, desde antes de Gorr, desde la muerte de sus padres. Una cosa era estar lejos unas de otras en Asgard y otra es que una de ellas viajase por el espacio mientras ellas se aburrían en una biblioteca.
Ellisiv podría haber aprovechado para quedarse, era más madura que Atli, pero se sentía unida a sus hermanas. Atli la acompañaría costase lo que costase.
- Yo iré. Y si voy será sospechoso, y querrá volver a por Ellisiv. Y todo el plan se pierde.
Por tanto, iremos las tres.
Se apresuró a salir de la estancia.
Frigg había pensado de forma lógica, era algo para aprovechar, y un mecanismo para ayudarle, pero los sentimientos no atendían a una formalización lógica, sólo al impulso de estar juntas y apoyar al abuelo.
No tardarían en recoger, o más bien, en esperar a que Ellisiv lo dejase todo en su sitio. Luego tendrían que ir al puente y abandonar Asgard.
- Seguimos en la siguiente escena del Acto I -