Partida Rol por web

Una fortuna yacer al lado del destructor de mundos, no indemne, pero sí victorioso a la hora de proteger sus recuerdos, parte de su pasado y de su vida. De la corrupción y la espada nada quedan, salvo el sacrificio de la vida del Padre de Todos, que misteriosamente sigue vivo, más por cabezonería que por la condición de su estamina. La oscuridad rezuma como una niebla disipándose, y el martillo, perdido en algún lado durante el choque de colosos ya no importa. Sólo hay fuerzas para seguir sangrando sin perder el conocimiento, y son pocas.

 Thor y sus nietas han hecho lo imposible. Han derrotado a Galactus, el devorador de mundo. Y el equilibrio, que amenazaba con resquebrajar la eternidad, no se ha trastocado. Un ser tan colosal, con tanta energía, con tanto poder, muere, y nada pasa en un universo en calma. Un universo que muere lentamente desde siempre, que aunque no atraviesa su mejor momento, perdura, como perdura la roca sobre la que sangra el padre de todos.

 Sangre de un Dios. Sangre de vida. Dadora de vida, creadora.

 La sangre de un Dios es la llave. 

 Sangra sin parar, por su ojo muerto, por sus labios rajados, por sus oídos y las heridas en su cuerpo. 

 La roca lo absorbe como una cría traga al amantar, con la ansiedad de no perder una gota de aquello que conseguirá que crezca fuerte y sano. Midgard bebe sin compasión, tragando la sangre en instantes, tan rápido que no permite que se formen charcos en el suelo.

La sangre de los grandes Dioses. De ella se contaban mitos y leyendas. Olvidadas en lo que se considera más pragmático, eludiendo lo que al oído se presenta como fantasía o ficción del ignorante. 

Habían olvidado quienes eran.

Thor había renunciado a lo que era. Se había sacrificado. Y ahora, entendería.

La Sangre de un Dios puede conceder la vida.

 Sólo Thor podría explicar que se siente al haber tenido la respuesta para devolver aquel mundo a las estrellas desde siempre y no haberse dado cuenta de que estaba en la palma de su mano. La mirá, repleta de sangre, que se desliza en una cascada por sus dedos hasta ser consumida por el polvo y la roca.

 Frigg, Ellisiv y Atli se sorprenden al ver vivo a su abuelo. Atli comienza a correr, quiere abrazarlo. Ellisiv se contiene, más prudente, mira a Frigg en busca de liderazgo, incluso en esos pequeños detalles. Pero no ha de equivocarse, son iguales, ninguna está por encima de la otra. Son hermanas. Atli frena en seco cuando a su alrededor comienza a brotar la hierba. ¡Germinan las flores! y brota agua de una roca que se mueve en pequeños temblores que sacuden sus pasos retrocediendo hacia sus hermanas.

 Midgard vive.

 Y Galactus reposa inerte en su superficie.

Habia sido una estupidez meterse en aquella contienda. Frigg lo sabía desde el momento en que lo pensó, pero se negaba a dejarse llevar y arreglarlo después... No estaba el Universo para apuestas.

Levantándose aturdida por su propio agotamiento, extenuada por el máximo despliegue de relámpagos qur era capaz de exhibir, inevitablemente la memoria la llevó a los días de las palizas sufridas a manos de Gorr.

Agh.... Gruñó al levantarse, y de rodillas en el suelo vio a Atli correr hacia el abuelo. Hizo ademán de levantar la mano para decirle que parase, pero... ¿Cómo era posible? El abuelo volvía a ser el abuelo, y no había rastro de la espada, de la armadura negra, ni de Mjolnir. 

Miró a Ellisiv, cerciorándose de que se encontraba bien, y se ayudó de ella para levantarse. Miró también alrededor, al verdor virgen que florecía alrededor, e inspiró aire intensamente. Galactus yacía sobre el planeta que intentó consumir por segunda vez... ¿Por cuanto tiempo? Aunque no expresaria aquellos pensamientos en voz alta, si unos cuantos seres mucho más débiles que él burlaron a la Muerte... ¿Era demasiado ilógico pensar que un ente del poder de Galactus fuera a permanecer inerte hasta el fin de los tiempos? Después de todo lo sufrido en su "joven" vida, ¿Acaso se la podía culpar por pesimista o preservadora?

Desechó aquellos pensamientos y se acercó al abuelo, desplomándose sentada a su lado, mientras acariciaba la hierba.

Aún no me puedo creer que hayas apostado tu vida, tu alma y el Universo a una sola carta por esta roca... Le miró a los ojos. Y te haya salido bien. Sonrió, agradeciendo al Destino, o a lo que fuese que guiaba las vidas de quienes guiaban las vidas poder tener a su abuelo junto a ella.

Y le abrazó con fuerza. Odiaba perder a nadie más, y cuando dio a su abuelo por perdido, esperaba poder conservar el equilibrio de su universo... fuera como fuera, ahora tenía todo lo que había estado a punto de perder, y su abuelo también.

Viejo loco... Le riñó mientras apretaba el abrazo.

Apenas Thor abrió los ojos y contempló lo que estaba ocurriendo. La vida brotaba en Midgar de nuevo. Tantos años de búsqueda y resulta que la respuesta estaba al alcance de su mano. Por fin, su sueño parecía convertirse en realidad. Respiró profundamente aquel aroma de las pequeñas briznas de hierba que surgían bajo su propio rostro. Aún no podía levantarse... ¿Pero qué importancia tenía eso? 

Giró la cabeza, preocupado por otros seres a los que quería más que a su propia vida y allí estaban sus nietas. Atli venía corriendo hacia él, pero se detuvo a escasos metros. Sonrió para sí: siempre tan impetuosa y a la vez, respetuosa. Adoraba a aquella pequeña niña insolente en ocasiones y llena de sensatez en otras. Detrás de ella observó a Ellisiv, la mediana, la más cautelosa y por último a Frigg. Sabía que era demasiado joven para comprender lo que le rodeaba, pero sin duda, tenía un objetivo y lo defendía con todo lo que tenía. Era alguien honorable y Thor no cabía en sí de orgullo por su familia. 

Muy poco a poco, se fue incorporando. El dolor físico amenazaba con tumbarlo de nuevo, pero era tal la dicha de su alma que aquello no le importaba. Contento le tendió los brazos a sus nietas y aceptó las palabras de Frigg. 

- A veces hay cosas más importantes que la propia vida, Frigg. Cree en ti, confía en tus objetivos y lucha por ellos. Sólo así podemos ser íntegros - dijo alegre - sólo así podemos estar bien con nuestros actos y con nosotros mismos. Pero cuidado -advirtió temiendo que la mente de su nieta se eclipsara con sus palabras debido a su juventud - debemos ser consecuentes con nuestras decisiones y evitar daños a seres inocentes. Hoy yo estaba dispuesto a morir por mi promesa - comentó bajando la mirada - pero no habría permitido que os ocurriera nada malo - miró a Frigg a los ojos - no vuelvas a ponerte en medio. Si te ocurriera algo malo... - No consiguió terminar la frase pero le dio un abrazo cargado de sus inseguridades, de su miedo y de su amor. Un abrazo al que invitó a Ellisiv y a Atli. Un abrazo que significaba todo y en el que no había nada más que decir.

Por fin estaban juntos. Por fin Midgar volvía a la vida. 

 Sin duda, había llegado lejos. La espada de Gorr relentizó con su corrupción la sanación del padre de todos, su recuperación llevó meses, y a pesar de los esfuerzos de sus nietas y los asgardianos fue imposible recuperar por completo su estado. El Padre de Todos no estaba preocupado especialmente por su salud, sus conductas no habían cambiado en absoluto, y aquella corrupción no había afectado, contra todo pronóstico, a su alma. Todo lo que había hecho lo había llevado a cabo con la mente serena de alguien que promete proteger algo.

 Y lo habían protegido.

 Fueron meses sin desesperación, esperar tranquilas y visitas satisfactorias a un mundo que crecía fuerte. Thor no estaba preparado para abandonar a sus nietas, seguiría con ellas durante todo el tiempo posible, disfrutando de su agradable compañía. Sus nietas, perdieron de vista la ambición del poder, pero no el de la batalla y las historias, algo que en la biblioteca de Asgard preocupaba, por si volvía a repetirse un evento similar al del destructor. El futuro parecía sonreír por primera vez en bastante tiempo...

 Años después, sobre el mismo Midgard...

Atareados, continuaron construyendo un nuevo mundo, con las bases del anterior, pero uno mejorado, bebiendo de los recuerdos del abuelo, de su sabiduría y también de la frescura y el poder que aportaban sus activas nietas. Sin que ellas se percatasen, todo lo que brotaba, todo lo importante recibía un nombre, así nombraron el río Elo y el río Vel, en honor a aquellos que siempre habían estado allí, apoyándole, o Jane, recordando el amor, Steve, recordando lo importante del liderazgo y el sentido de los seres humanos, su lucha, una que habían ganado sin lugar a dudas...