Partida Rol por web

Te dispones a abandonar la sala con las armas letales que has recolectado. Letales en tus manos, claro está, en las manos de otros, menos hábiles y menos enfadados que tú, sólo son simples cristales que llevan tanto tiempo expuestos a las inclemencias del tiempo que sus filos se han pulido y solo cortarían mantequilla. Con las sienes latiendo, te diriges caminando hacia la puerta.

No obstante, antes de poner un pie y pisotear por fin a tu archienemigo, el escalón, puedes ver que hay un pequeño ser encaramado a la jamba de la puerta, a la altura de tu rostro. Te recuerda a un roedor, pero un poco más grande que tu mano, con una orejas desproporcionadamente largas, pelaje parduzco y... Una maraña de bigotes que se asemejan a tentáculos que brotan de su hocico. Tiene dos enormes ojos verdes que te miran con curiosidad.

Te mira con curiosidad, ladeando la cabeza.

Miro a esa especie de roedor, bastante raro ya que nunca había visto uno así. Lo miro frunciendo el ceño con mi cara de apatía. Extiendo mi mano para intentar cogerlo, pensando en no hacerle daño, de momento. No tengo ganas de hacer daño a algo tan pequeño, y mucho menos con la cabeza como la tengo, y gastar un cristal que podía servirme para algo más importante. Me acerco hacia él mientras le digo: -Bichito, ven aquí, no te voy a hacer daño-. Extiendo la mano para agarrarlo...

Acercas la mano con cuidado, transmitiéndo una sensación de calma y seguridad a tu nuevo pequeño amigo. Cuando te ve mover la mano, enarca un poco el lomo, pero al mirarte de nuevo a los ojos, se calma.

Un momento.

No está mirando a tus ojos. Está mirando el hilo de sangre que fluye de tu cabeza.

Con un chillido muy agudo y molesto que hace vibrar la maraña de tentáculos de su hocico, salta de la jamba hacia tu mano extendida y cae sobre el dorso. Inmediatamente sientes una hilera de dientes pequeños pero muy afilados clavándose en tu dedo anular de la mano izquierda. Sus mandíbulas tienen una fuerza presante brutal para su pequeño tamaño, y gritas de dolor cuando se cierra completamente, cortando el hueso, y te arranca el dedo de cuajo.

Tras soltar unos chilliditos triunfales, la criatura salta al suelo, sujetando aun tu dedo en su boca, y corre hacia una esquina, donde empieza a devorarlo con ansia. 

Parece que el pequeñín estaba muerto de hambre. Has hecho la buena acción del día. Ahora puedes culminarlo intentando detener el lacerante dolor de tu mano y la hemorragia.

Me estremezco de dolor, un dolor punzante y muy agudo recorre mi mano, intenso. Tan intenso que me hace chocar muy fuerte los dientes entre sí. Mirándo con mi peor cara de mala hostia al pequeño hijo de... Cojo mi camiseta y la corto con un trozo de cristal, haciéndome una especie de "vendas" para la mano. Envolviéndola lo que puedo tapándo lo que queda del dedo, que no es mucho que digamos.

Puede ahora mismo más mi ira de acabar con el bicho, que el propio dolor. Pienso para mí: "Debería de comérmelo yo ahora a él y que sienta lo que es desmembrar algo". Cojo uno de los cristales que parece mucho más afilado que los otros, y me acerco al dichoso bicho. Lo miro con una cara de asesino bastante grande.

Tras estar a pocos centímetros de él con el cristal en mi mano y apunto de...machacarlo, me levanto y me doy la vuelta. -No tengo tiempo que perder contigo pequeño monstruo, espero que te haya sentado bien el aperitivo, porque a la próxima tu serás mi plato a degustar-. Me retiro pensando que solo actúa por instinto, y que yo, hubiese echo lo mismo. Me retiro a la puerta subiendo el escalón,guardando mis cristales, apretando mi mano para que no sangre demasiado.

Javier escucha hablar a Maxi tratando de descifrar la mitad de lo que dice y cuando trata de responder a la otra mitad Maxi le interrumpe con otra pregunta - Eeeeh... soy español.. no se donde estamos y no se que hacemos aquí ninguno..eh...- Javier iba a preguntarle a Maxi que si le había llamado acelga, pero le parece mejor no preguntar y deseo haberse imaginado ese gesto con la lengua cuando la chica rubia paso cerca. Como es posible que el único que habla su idioma ya haya conseguido darle peor impresión que los otros. Cuando vio como los otros tres chicos empezaban a irse Javier se puso nervioso, no le gustaba la idea de quedarse solo en un sitio como este, con Maxi. - Todos están bajando ¿vamos con ellos?...creo que es mejor ir en grupo - Le sugiere titubeante a Maxi

Este sitio cada vez me gusta menos. El cielo es gris, y este viento me hace cosquillas en los tobillos.

En fin, deberíamos pensar en conseguir comida y agua para sobrevivir. Me fijo en que hay unas casas, a lo mejor allí encontramos comida en buen estado:

-Guys, maybe we should go to explore the houses to search some food?

Mientras comento esto me voy fijando en  las casas, hay una incendiada, no me gustaría tener que entrar ahí, cuando de repente me doy cuenta de algo:

-IS THAT A BITE?!

Con el sobresalto, doy un paso hacia atrás y mi cabeza empieza a pensar en que ser podría ser sufrientemente grande para darle tal dentellada a un edificio de ese tamaño.

¿Un elefante? No, esos son herbívoros. ¿Una ballena? No eso es estúpido. Todos los animales que podrían hacerlo, o están muertos o son monstruos de cuentos.  No pueden existir, ¿No?

Mientras intento recomponerme de la idea de un T-Rex con afición al cemento y la arcilla digo con bastante miedo:

So-so-someone wanna go into the houses with me?

Nada mas salir afuera Aiden se tensa de repente, como poniéndose alerta mientras escucha al chico japones.

-"Do-Do you really wanna go in there? Then you go first

Diciendo esto se le nota una mezcla de miedo y desconfianza mientras retrocede un par de pasos, piensa para si mismo "This fucking guy is nuts. Fucking hell, there's even a bite there!" 

Aiden agarra fuerte su cadena de plata, le hace sentir mas seguro, mientras sigue mirando alrededor sin parar como un conejillo asustado, en su cabeza corren un monton de preguntas y ninguna con respuesta, e incluso empieza a temblar un poco, no le gusta nada ese sitio ni la gente con la que esta, empieza a plantearse seriamente por que decidio ir con estos 2 chicos en primer lugar, al mismo tiempo quiere quedarse y echar a correr, quiere entrar en las casas a buscar comida pero le da un panico terrible, quiere volver a la habitacion pero sabe que asi no conseguira nada, Aiden esta confuso, quizas mas confuso de lo que ha estado nunca en su vida, pero por el momento decide esperar antes de precipitarse en sus acciones.

Máximo aparece en la calle por detrás de vosotros. Con la boca abierta de par en par y salivando por las comisuras. Los ojos, haciendo chiribitas, parece que no sabe donde está, al igual que vosotros. Sacude la cabeza y os mira.

—¡Che, este sitio es una masa! Ni en pedo me quedo yo allí dentro con la negra ¡Qué garrón!

Sus carnes de bambolean mientras intenta alcanzaros. Sin embargo, algo parece interesarle más que vosotros, pues sigue con la vista al frente.

—¡Matanga! ¡Me muero de sed!— Grita entusiasmado con su voz chillona mientras corre hacia la plaza.

Detrás de Máximo, la chica negra aparece dando pasos muy cortos, temblando de frío (lleva su torso desnudo), y con una cara de consternación y miedo profunda. No deja de mirar a todos las direcciones posibles.

Javier sale justo detras de Max y le da un escalofrio al sentir el desagradable viento que sopla fuera y echa un vistazo a los alrededores. El color del cielo le baja todavia mas si puede los animos, intentando no dejarse llevar por ese sentimiento se fija en los edificios buscando luces o algun signo de que haya gente cerca. Cuando ve el enorme "bocado" a un edificio lo primero que siente es fascinacion y curiosidad por saber que tipo de animal podria haber hecho eso, pero su cerebro rapidamente le hace darse cuenta de que si un animal de ese tamaño tiene tanta hambre como para comerse un edificio el tenia que ser un caramelo suculento. Javier trata de respirar hondo para dejar de pensar de manera tan oscura y empieza a correr tras Maxi para llegar a la plaza cuanto antes. Cuanto mas lejos de ese mordisco mejor. Curiosamente Javier empieza a echar de menos al punky, comparado con lo que haya dado el mordisco ya no da tanto miedo y estar al lado de alguien que sepa pegar puños ahora parece una buena idea.

Elliot sale de las mazmorras acompañada por los demás chicos. El día es gris, y la chica se frota los brazos en un inutil intento de protegerse del frío.

La pelirroja se queda de piedra cuando ve el edificio al cual le han "dado un bocado" 

-No puede ser... tiene que haber alguna explicación lógica... - susurra entre dientes. - Yo no pienso entrar en ninguna casa. - dice ahora en voz alta. - Y menos en esas, parece que se puedan caer en cualquier momento o algo... si vais a entrar, os espero aquí. - Su voz es firme, aunque su postura delata nerviosismo y bastante miedo. Está cruzada de brazos, frotándose aun la piel y apoyando su peso sobre una pierna. 

Otros chicos se encaminan hacia la plaza. Ella se debate internamente entre seguirles, o quedarse quieta donde está. Espera para ver que hacen los demás... si deciden entrar, se irá con los demás a la plaza.