Todo sucede muy rápido. Los poderes de la Luz y de la Oscuridad vuelan por todas partes y reconozco el sello de mis amigas en algunos. Mi rayo golpea a la criatura y por un momento creo que ya está todo bien. Estoy a punto de saltar de alegría cuando veo que no. Que no ha acabado y todo se complica.
Apenas me da tiempo de tirarme al suelo cuando sucede la explosión, a unos pasos de Arashi, donde no he conseguido llegar para protegerla. Por suerte, lo ha hecho Katsumi. Por desgracia, ahora ella tiene muy mala pinta, todo está roto a nuestro alrededor y me acuerdo de la decepción en la mirada de mis padres cuando supieron que me habían expulsado unos días por pegarme en el colegio. Y el funeral de mi abuela, a la que más quería, que murió enferma sin que me dejasen verla más de una o dos veces en todo un año. Recuerdo también un día cuando era bastante pequeña, en el que me quedé sola en casa y sin querer me encerré en el balcón. El susto y la angustia que pasé ahí sola, sin saber cuándo iban a volver mis padres.
Todos los recuerdos pasan por mi memoria y por mi mente, llenándome de tristeza. Solo la visión de mis amigas, saber que no estoy sola, que nunca lo estoy, puede ayudarme a sobrellevar el momento. Y estoy asustada, lo reconozco, porque la Oscuridad nos ha golpeado bien fuerte esta vez. Y ha afectado a gente muy cercana a nosotras. ¡Incluso el padre de Momoka! No sé cómo voy a contárselo, la va a destrozar saberlo.
Trago saliva y miro a mi alrededor. Todo está fatal, mis amigas están fatal y me duele el corazón de verlas así, y encima la maldita marioneta intenta escapar. Siento ganas de ir a consolar a Arashi o a Momoka, que parecen tan tristes, pero también siento que tengo que cumplir con mi deber con la Luz. No puedo dejar a ese ser campando felizmente. Así que tomo aire y echo a correr tras la marioneta, estoy agotada, pero no puedo dejar que escape, eso lo sé.
Y después, trataré de que las chicas acepten que hagamos una ceremonia de unión. Una ceremonia musical que nos una en armonía y nos haga olvidar todo esto tan feo y nos ayude a pensar en lo fuertes que somos cuando estamos juntas. Sí, eso haré, después, o mañana, en cuanto podamos. Pero ahora…
Ahora hay una marioneta esperando un puño rayo.
Gasto 3 puntos de Amistad para absorber la Angustia.
Mimi, activas Castigar la Oscuridad:
Tira+Combativa
10+
✽ Derrota la Marioneta que queda.
7-9 Elige uno:
✽ No la derrotas, pero no recibes Angustia.
✽ Derrotas la Marioneta recibiendo Angustia.
Motivo: Toma toma
Tirada: 2d6
Resultado: 3(+2)=5 [2, 1]
Los segundos tras la explosión son tensos y llenos de miedo. Katsumi parece estar peor que nunca en mucho tiempo, y el estado de la mayoría de vosotras no es mucho mejor. Mimi trata de alcanzar a esa Marioneta, pero cuando esta se da cuenta se revuelve, acorralada, esquivando el puyo de la magical girl y lanzando sus garras hacia el vientre de ella. No llega a hacerle ninguna herida, sino que atraviesa su ropa y su piel para dejar una sensación dolorosa y fría en su interior.
Mientras tanto, Arashi y Sayaka están pendientes de Katsumi. Gracias a los poderes de la Sanadora poco a poco parece encontrarse mejor, lo que hace que Dormilón se alegre y las felicite por el trabajo realizado. Podría haber salido mejor... Pero también mucho peor.
La primera en ver a la gente que se acerca al aulario tras la explosión es Momoka. Vienen desde el edificio principal. Probablemente la explosión se haya escuchado no sólo ahí, sino en toda la manzana. Tendréis que dejar de vestir vuestros Lux Habitu antes de que lleguen: no estáis en condiciones como para marcharos sin que os vean.
Mimi recibe 2 puntos de Angustia.
Katsumi se puede desmarcar Derrotada y otra Consecuencia más a su elección.
Tras lo sucedido en el aulario aquel día habían tenido que suspenderse las clases. La historia de que algo explotado había salido en las noticias, y habían tenido la visita de los bomberos y de una ambulancia. El señor Kimi había sido llevado al hospital. La última imagen que tenéis de él es cuando os buscaba con la mirada y con la mano, señalándoos, mientras se lo llevaban en la camilla. Uno de sus ojos se había vuelvo completamente negro, mientras el otro seguía normal. Los paramédicos habían dicho que no sabían qué podía ser aquello, pero vosotras sabíais la verdad. El hombre había intentado balbucear algo antes de volver a quedarse inconsciente.
Los profesores, viendo que no podrían dar sus clases, habían mandado tarea, pero esa ya sería para el lunes. Hasta entonces aún había tiempo. Muchos de los alumnos estuvieron un buen rato delante del instituto, ya que no les permitían estar dentro. hasta que sus padres fueron a recogerlos. Otros, en cambio, se fueron por su propio pie a tomar algo comentando lo sucedido. Algunos os preguntaban a vosotras por lo que había pasado, y empezaba a oírse que la televisión local querría entrevistaros. En cuanto a eso, todos los ojos miraban a Katsumi, dando por hecho que sería ella quien hablase.
Arashi, responde: ¿Dónde estaba Haruka mientras estabais combatiendo?
Katsumi, responde: ¿Qué versión darás de lo sucedido?
Mimi, responde: ¿Qué hace la profesora Suka tras la explosión?
Momoka, responde: ¿Cómo se porta tu padre cuando vuelves a casa?
Sayaka, responde: ¿Hay indicios de la Oscuridad cerca durante todo ese tiempo?
Aún falta mucho para que el instituto recobre la normalidad, hasta nos han quitado las clases y nos han mandado tarea para el lunes. Sí, una que tengo claro que voy a hacer. Clarísimo. Así que puedo dedicar el resto de mi tiempo de hoy a estar junto a mis amigas, especialmente de Katsumi, de la que casi no me despego. Y ese casi, es porque he visto a Haruka haciendo algo raro y he dicho: «Un momento». Y a partir de ahí he seguido al chico durante un rato, pero claro, como estrella de la música y el espectáculo si valgo, pero como espía de instituto, pues ya menos la verdad. Así que me ha pillado; vuelve a estar rojísimo y supongo que sea lo sea lo que tenga, no se cura en un día. Antes me sentí un poco mal por no ayudarle, pero ahora creo es mi momento de ser una buena compañera y preguntarle si necesita algo, a lo que evidentemente dice que «no» y se pone todavía más rojo. Empieza a ser preocupante, las palabras no le salen bien y estoy a punto de ir a buscar a los que se han llevado al señor Kimi para que se lleven a este también, los pueden encerrar juntos en la misma habitación de hospital.
Lo raro es que cuando consigue hablar me pregunta ―justamente― que he estado haciendo, así que tengo que inventarme una historia que podría coincidir perfectamente con lo que contaría Katsumi. Eso espero. Ahora me toca a mí, la educación me obliga a preguntarle que ha estado haciendo él y entonces noto que de verdad está súper nervioso. No es para tanto, solo estoy siendo amable. Me cuenta la mayor mentira que he oído en mi vida, pero la más grande jamás contada, y eso que yo soy más de confiar y pasar del tema; pero es que esto no me lo trago. Hasta creo que él se siente mal por no decirme la verdad y mi corazón me dice que debo darle otra oportunidad. Quizás no es la mejor idea, definitivamente no lo es. Dice que ha estado cerca del aulario porque estaba persiguiendo a alguien. Sé que mi cara en ese preciso instante es un poema. ¿Nos ha visto? Por su cara no lo parece y encima mi infalible intuición ―esa que casi nunca falla― me dice que está siendo sincero.
Lo de ser buena compañera me está trayendo más dolores de cabeza de lo que había pensado en un principio, lo último que nos falta es que crea que somos excepcionales y que termine por no despegarse de nosotras. Eso sería insufrible, pero claro… ¿Y si nos ha visto? ¿Qué hacemos? Tengo que hacerle más preguntas, pero aparece el chico más pesado del instituto y posiblemente el más idiota para empezar a decir cosas dignas de su escasa inteligencia. Por ahí no paso, creo que hasta a Haruka le está afectando más lo que sea que tenga porque pronto los tomates dejaran de ser rojos a su lado. Mejor que me vaya, ya tendré otra oportunidad de interrogarle. No se me olvidará, quizás aproveche este fin de semana que no tenemos nada que hacer para hacerle una visita… Como no han habido muchas clases, no hay nada que estudiar. Bueno, yo sí, tengo que leer el libro de los tres amigos samuráis. ¿Es para la siguiente o la otra? Ahora me ha surgido la duda.
No hay rastro de la Marioneta, en parte alguna. Me he pateado decenas de calles en compañía de Dormilón, pero sin resultado. Bueno, resultado negativo.
-Y sin embargo está ahí, Dormilón. La huelo. -Sí, es un apestoso olor a podrido, a rancio. A mochi caducado hace semanas. Yo también tengo impregnada algo de esa "fragancia". Vale, es un olor que solo nosotras percibimos, pero que ya me está rallando. Y eso que es suave.
Pues eso. La Oscuridad está aquí, latente, aguardando una nueva ocasión. Lamiéndose sus heridas lo mismo que nosotras las nuestras. Que no han sido pocas. -Una sola campeona de la Oscuridad y mira lo que nos ha hecho. ¡A las cinco! -sigo conversando con Dormilón. Tengo confianza en nosotras...tenemos que mejorar mucho.
En fin, lo que importa ahora es que las chicas se están recuperando. Mañana ensayo. Todo va a ir bien.
De alguna manera mis pasos me guían hasta las puertas del hospital donde está ingresado el bedel. Alzo la cabeza, tomo aliento, me aseguro de que Dormilón esté bien calentito dentro de mi mochila y, con andar seguro entro en el edificio. Pregunto por su habitación, su estado y...Y me decido a realizarle una visita.
Ahí está, en la cama. No hay nadie en la habitación. Bien. Me acerco, tomo su mano con la mía, es espantoso ese ojo...-Lo siento, señor Kimi. Lo siento mucho. Mis amigas también. Queríamos que no entrase ahí, que no le pasara nada. -Aprieto su mano con ternura y cariño.
-Soy Melodía Astral. Soy Amor. Soy Pureza. Soy Bondad. Soy el Árbol Verde de la Vida. -murmuro, bajito, abriendo mi corazón, que fluya la Luz hacia el alma del señor Kimi y pueda sanarlo. Aunque sea un poquito. Aunque tan solo pueda expulsar una parte de esa oscuridad que le ha emponzoñado el cuerpo y el alma.
Cuando llegaron los profesores y el resto de alumnos, y los bomberos y la ambulancia... todo aquello lo viví en cámara lenta. Como si viera pasar todo en blanco y negro. Como si la vida no fuera conmigo. Atontada, y en shock, no fui capaz de reaccionar a nada. Casi ni recuerdo cómo llegué a casa pero aquí estoy.
En la entrada, justo bajo el marco de la puerta, están mis padres. Giro la cabeza y Rai está a mi lado... Debe de haberme traído él. Asiento en su dirección y musito un quedo: - Gracias. -
Pero acto seguido echo una carrera, casi a trompicones, hasta la puerta y me abrazo a la pierna de mi padre, y a las faldas de mi madre. - ¡Papá! ¡Mamá! - Las lagrimas caen por mis mejillas. Ya no puedo contenerlas más. Ha sido demasiado. Todo ha sido demasiado. Noto que estoy temblando. Será normal tras el combate, los desperfectos, todas mis amigas heridas, algunas de gravedad, el señor Kimi en el hospital...
Pero en ese momento noto la mano de mi madre en el hombro. Y noto cómo mi padre se agacha y me sujeta el mentón con suavidad.
- Ya estás en casa. Todo irá bien... - Me dice con voz tranquila y calmada. Su mirada destila cariño y no puedo evitar devolverle la sonrisa. Por primera vez en mucho tiempo me siento segura. Me siento a salvo. Es hora de que descanse un poco así que dejo que me lleven a mi cuarto. Necesito dormir.
Lo que ha hecho Sayaka por mi me deja como nueva, en cuanto abrí un poco los ojos sentí toda su calidez en mi interior y me abracé a ella y a Arashi un buen rato, hasta les di besitos. Estoy todavía un poco alelada por todo lo sucedido y todavía siento dentro de mi corazón aquello que no debería estar ahí, oculto, esperando un momento de duda y debilidad, pero ahora no siento duda alguna de que tarde o temprano mejorará. Me siento tan alegre de haber salido de esta y ver que dentro de lo malo, estamos todas bien, no me preocupo de más por la campeona, la hemos vencido.
Me dejo mimar por Arashi, porque he pasado tanto miedo aunque no se lo diga, ni falta que hace, que no quiero dejarla tampoco ni un momentito a solas. Aunque sigo teniendo un poquito de sueño me siento mucho mejor ahora y no quiero verla más llorar ni preocupada, así que hago el mono un rato para que vea que estoy a tope de nuevo y pueda ir a investigar al raro de Haruka. Aunque antes de que se vaya a eso, me percato de que todos me miran raro y saco mi espejito de bolsillo, a ver si es que con tanto trajín me he vuelto fea en el proceso o algo, pero no, al final me explican lo de la televisión y me levanto de un salto del banquito. ¡Katsumi al rescate! ¡Por el poder de las versiones oficiales, yay!
Me peino un poco y me planto delante del micrófono, encabezando al pelotón de estudiantes que escuchan y saludan a cámara. "¡TE QUIERO MAMI!" Escucho gritar a alguno por el fondo mientras pongo mi mejor sonrisa y poso tranquila. Y explico la verdad. Que estábamos cerca del aulario y olimos algo raro que salía de allí cuando nos acercamos, el señor Kimi entró con nosotras y fue quien se dio cuenta que venía de alguna bombona de camping gas de las que guardaban en el club de senderismo. La quiso sacar y nos alertó a tiempo para que saliésemos de allí, por supuesto que no sabemos qué fue lo que pasó, tal vez algo hizo contacto con otra cosa y el hornillo se encendió de pronto, la cuestión es que hizo pum. Menos mal que el hombre ya nos estaba sacando de allí, pero se llevó la peor parte. ¡Pobre señor Kimi, nuestro héroe! Cuando vuelva todos los alumnos le prepararemos una sorpresa para agradecerle su esfuerzo.
Después de mi mejor actuación en meses, me estoy tomando un té helado y veo de lejos cómo Arashi no sólo está con Haruka, sino con su amigo el graciosillo. Voy a salvarla, que sé lo mal que le cae y me acerco para preguntarle si nos pasamos a por mochis de camino a casa. Estoy perfecta, le aseguro, así que podemos ir en moto. Llamo antes a la abuela para que no se preocupe, eso sí, cuando llegue a casa le contaré todo.
Me desmarco deprimida.
Estoy algo mareada cuando intento perseguir a la marioneta, tanto, que ni siquiera llego a hacerle daño con mi puño rayo, lo esquiva como si nada y se escapa, dejándome en el suelo de rodillas y rodeándome el cuerpo con los brazos. Me siento fatal, agotada y me duele todo el cuerpo. Ya ni tengo fuerzas para seguir persiguiéndola otra vez.
La profesora Suka es la que me encuentra así y me ayuda a levantarme. Se queda conmigo y con las chicas todo el rato y hasta se encarga de traernos un termo con chocolate calentito. Está bueno, pero no consigo que me reconforte de verdad. Creo que lo que necesito es irme a casa, dormir y pensar en el ensayo de mañana. Y eso hago en cuanto nos dejan marcharnos. En cuanto llego a casa me pongo el pijama y me tapo con tres mantas y los cascos puestos. No tengo ganas de nada, solo de que se acabe el día de una vez. Ojalá mañana sea genial y la Oscuridad no aparezca por allí para estropearlo todo.