Los gritos desesperados de Estel los hace percatar, una larga estela de humo negro que venia levantandose desde el sur.
Escupiendo esa nube negra, se propulsaba con un gran chorro de fuego. Una extraña carreta en la que varios trasgos verdes iban encima. Un gran cilindro metálico en el medio, que en su posterior escupía una gran llamarada, una gran cantidad de barriles a los costados y un refuerzo metálico, como punta, en el frente. Carecía de caballos y un trasgo sentado delante con dos correas dificilmente manejaba las ruedas delanteras.
Se acerca a gran velocidad, emitiendo un ruido grave y continuo que no habría sido difícil de escuchar, pero es tarde para reaccionar, en poco mas ya estará allí.
En ese momento todos se dieron cuenta, esa carroza, ese cohete, se estrellara contra la posada!
¿Como no se pudieron percatar antes? El fulgor de la pelea, el relinchar de los caballos, la explosión, y entonces.....
-Ahhhhhhhhaaaaaaaiiiiiiiaahaaaaa- Grita en llanto, corriendo hacia su amado.
-Que hacéis! no!- Dice Homar a Estel, cuando ella corre hacia la posada.
El la toma de frente, de las muñecas frenándola.
Fue muy rápido
Como un cohete
Como una inmensa bola de fuego
Esa carroza se incrusto contra la pared de la posada y una explosión luego.
Un segundo fue,
el techo de la posada desapareció, las paredes volaron.
La expansión los enterró en tierra y escombros, la carroza del gnomo fue destrozada, los caballos revolcados por el suelo hasta que se perdieron de vista en polvo que fue levantado.
Luego el fuego lo cubrió todo.
En un segundo.
« Fin de la primera escena. »