Partida Rol por web

Nadie parecía sospechar nada de ella, a pesar de su arrebato, estupendo, pensaba, fingir que había estado solo limpiando había funcionado.

 A pesar de la apariencia inocente a veces el filo de su mirada volvía de la nada, aunque aquella mirada del amo la tomó por sorpresa dejándola avergonzada. Por otro lado, Tanya se había encargado de que su nueva enemiga mortal dejara de ser la chica caballo y ahora ella. La cantidad del cabreo que le había dejado al dejarla toda pegajosa y más sucia, luego de la quinta vez de tener que limpiarse solo lo podía saber ruby, en su tormentoso interior pese a su fría apariencia. Ruby era una chica complicada.

No le entusiasmaba demasiado la piscina, pero se avergonzó al pensar en que quería que la viese el amo. Por eso al salir lo hizo sonrojada buscándolo en su dirección...sorpresa, que lo vería en el momento justo en el que estaba siendo atacado por la chica slime. Si ya estaba cabreada, al ver los atributos de las otras chicas en bikini y ver su propio pecho, el instinto asesino regresaría.

Así se acercaría a la piscina, mirandoles a ambos con cara de pocos amigos, sumergiendose lentamente hasta que el agua le llegara hasta por encima de la nariz, sus orejas echadas hacia atras con los pelos erizados. 

Después de limpiar, era la hora de descansar por fin, con picnic, piscina y bikini. Vivi se quedó en el cambiador unos segundos, mirando de nuevo el bikini que le había dado el amo. Ella no había llevado nada allí, porque al final era solo un trabajo normal, ¿no? Pero incluso si lo hubiera hecho, se habría puesto ese conjunto igualmente. Al fin y al cabo, es un regalo del señor Vlad y... y s-seguro que quiere verme con él puesto. 

Así que tras varios minutos de dudas, Viviana salió con las mejillas algo encendidas del vestidor y se aproximó a la piscina, donde parecía brillar la luz del sol, pero no uno que le quemase. Ahhh, hacía tanto tiempo de esta sensación... Eso sí, con la ausencia de la pequeña niña zombie, ahora Viviana se había quedado como la más pequeña del grupo. Por no mencionar que otras cosas eran también más pequeñas que las de Gabriel o Tanya.

Sin muchas esperanzas de conseguir destacar entre sus compañeras más monumentales que ella, Vivi se sentó en el borde de la piscina, chapoteando con los pies en ella. Levantó la vista hacia el sol artificial y luego se giró hacia las maids de Carmilla, intentando no mirar mientras Tanya se estampaba sin querer contra el amo.

- Uhm... N-no sabía que la hermana del señor Vlad también llevara un... ¿café? ¿O sois simplemente sirvientas personales? - preguntó a la maid del otro grupo más cercana.

Vylnys respondió con entusiasmo al abrazo de Livia cuando todo hubo terminado, aunque Kateina y Dasatos solo fueron arrastradas a él y M.A.Y.A… ella en realidad solo hacía parte porque no quería despreciar las intenciones de la vampiresa.

El que Tanya abrazara con más fuerza a Carmilla, solo hizo que esta botara sangre por la nariz, aunque su sonrisa era de éxtasis. Y el sangrado fue peor cuando vio llegar a Zuri y lo observó revelar aquel traje de baño. El sangrado fue tal que casi queda en posición horizontal, incluso las maids de Carmilla, excepto M.A.Y.A., se vieron maravilladas por la hermosa figura demoniaca que estaba frente a ellas. De hecho, Dasatos aflojó su agarre contra Carmilla y esta cayó al suelo. Ya la pérdida de sangre la tenía mareada y alucinaba diciendo cosas que nadie podía entender.

El amo chasqueó sus dedos al ver a su mayordomo llegar y se cambió él mismo en un traje de baño listo para disfrutar de un tiempo de descanso junto a su personal. Entonces, Tanya llegó con aquel traje atrevido y se acercó al amo de manera… torpe, pero con sus “atributos” rebotando de esa manera contra su cuerpo, era inevitable que no llamara su atención. Se giró con una mirada de sorpresa y la observó mientras esta trataba de decir algo. Tragó saliva y no pudo evitar el brillo resplandeciente de sus ojos notarse sin que pudiera disimularlo. Antes de que Tanya se fuera con Carmilla, este la tomó de un hombro, pues era posible que si tomaba uno de sus brazos, solo se estirara – Tanya, espera. No pudes irte así. ¿Y si te tropiezas de nuevo? Mejor ven conmigo – y la tomó de la mano para llevarla al buffet y entonces fue cuando Livia se acercó a este para ofrecerle algo de beber – Justo iba con Tanya por una copa. ¿Nos acompañas? – le dijo con una sonrisa un tanto traviesa a la maid de cabello bicolor y ahora coletas.

Por parte de Carmilla, Dasatos negó con la cabeza – M.A.Y.A.-san la llevará a descansar a su habitación. Después de todo, llevaba mucho tiempo confinada y parece que tanto… afecto la tiene así. Además, M.A.Y.A.-san no puede entrar a la piscina – explicó tranquilamente. Momentos después, M.A.Y.A. cargó a Carmilla sin dificultad y se la llevó de allí. La vampiresa aún parecía estar hablando incoherencias mientras se la llevaban.

Ruby no parecía ver con buenos ojos lo que estaba pasando, pero ¿qué pasaría ahora que viera que el amo parecía haber caído presa de Tanya y su torpe intento de seducción? O incluso, ¿quién le habría advertido sobre lo que Gabriel causaría momentos después. Algo que sí pasó fue que la maid sirena se sumergió y apareció junto a Ruby con una sonrisa – Me gustan tus orejas y tu cola. Yo también tengo cola – y dijo esto último cantando. Su uniforme de maid se había pegado a su piel por completo, pues ella no se lo había quitado para sumergirse, a la par que sacudía su cola para mantenerse a flote.

Por su parte, Viviana chapoteaba tímidamente a un borde de la piscina con algo de timidez. Mientras tanto, tanto Vylnys como Kateina se sentaron junto a ella, a la par que Dasatos se sumergía en la piscina.

Las tres llevaban el mismo tipo de bañador, solo que el de Dasatos parecía más una falda en la parte inferior. Y el de Kateina era de color negro. Las dos miraron a Viviana, quien se veía algo cohibida y Vylnys no pudo evitar tocar su cabeza con ternura como si fuera una niña pequeña – El café es llevado por la familia Drácula, lo que sucede es que el castillo es del tamaño del amo y, habiendo ya dos amos, el castillo se duplicó. Lo mismo el café – mientras Vylnys explicaba todo eso, Kateina solo tenía las mejillas enrojecidas y decidió ir a la mesa de comida por algo de licor. Después de todo, no soportaba la vergüenza de estar en un bikini frente a tantos desconocidos.

Gabriel salió por fin de los vestidores tras una larga jornada de medirse todos los bañadores que encontró, hasta que se decidió por aquel traje blanco inmaculado como su aura y saltó al estilo bomba de agua. Lo que la ángel no esperaba era la ola tan enorme que estaba generando y que voló directamente hacia Livia, Tanya y el amo, quienes estaban yendo hacia la mesa de comida. No hubo forma de que el amo viera la enorme ola a tiempo, así que la enorme ola cayó sobre él. Se giró a Tanya y a Livia con todo el cabello sobre el rostro y sintiendo una suave y refrescante brisa. Al mirar, hacia abajo, notó que la ola había bajado su bañador y quienes habían visto su… piel sin el bañador, eran Livia y Tanya. Gabriel pudo ver la parte trasera del amo. Este se la subió presuroso y dijo tratando de fingir calma – C-creo que mejor nos damos prisa. Voy a necesitar una botella de vino – y dicho esto, se apresuró a tomar una copa para ofrecérsela a Tanya, otra a Livia, y luego él se quedó con la botella en la mano.

Por su parte, Vylnys y Kateina también resultaron empapadas, lo cual hizo que Kateina corriera aún más rápido a la mesa y se sirvió una copa de vino que se tomó de golpe. Tenía las orejas gachas y sus piernas temblaban. Al parecer, se iba a servir una segunda copa.

Aquella sangre botando de las muchachas atrajo la atención del demonio, quien sonreía amablemente.

Sin embargo en cuanto Desatos soltó a Carmilla, con gran velocidad colocó un cojín para que cayese sobre blando y regresó a su posición como si no hubiese hecho absolutamente nada.

Inclinó la cabeza conforme unos y otros hacía su aparición, deleitándose con el desfile de bañadores. Realmente eran un regalo para la vista y hasta en el infierno más de uno se sonrojaría con la idea de ver a cualquiera de los presentes. Mordió su labio inferior, bebiendo un poco más. Escuchó también la explicación del café, la magia era algo caprichoso y si funcionaba así, funcionaba así y no había que preocuparse más. Por ello cada uno tenía sus propias maids contratadas. Lo que le llamó la atención fue que no hubiese un mayordomo por parte de Carmilla ¿tan dura era como ama?

Sucedió entonces lo inevitable, Gabriel se dejó llevar y una ola enorme fue hacia ellos. El rubio tenía dos opciones: salvarse él o salvar su copa y lo tenía bastante claro. Alzó la copa mientras el agua pasaba por él, con los ojos cerrados y una sonrisa como si no le importase en absoluto. El trago quedó inalterado, aunque él estaba mojado y enaceitado. Su bañador, tan justo era, que resultaba inamovible por las fuerzas de una ola salvaje no controlada.

Bebió un trago.

Pensó en que quizá debería entablar alguna conversación, sin embargo acechar los intercambios ajenos como si fuese una sombra quedaría también como algo agradable. ¿Quién se emborracharía primero? Terminó su copa y fue a por otra...

Con lo inocente que era, notar los celos que causaban la forma en que quería acercarse al amo era imposible para Tanya. Y es que, desde esa misma inocencia, Tanya sólo quería que el amo le prestase atención. Últimamente el amo no había hecho más que dedicarse a mirar a otras maids, y Tanya estaba resintiendo eso inevitablemente. Fue por ello que ante su fallido intento desprovisto de cualquier astucia para seducir al amo, se dio la vuelta para buscar refugio en una moribunda Carmilla que la había consentido desde el primer momento sin siquiera pedirlo. Sin embargo, un suave tacto en su hombro la hizo detenerse en seco, dando un pequeño rebote. Las palabras del amo hicieron que sus ojos brillas en, y que tomase su mano hizo que pudiera derretirse allí mismo. Sintiendo un hormigueo en todo su cuerpo, sonrió y se dejó llevar obedientemente por el amo, sin caber en su dicha.

Poco o nada había en ese momento que pudiera molestarla. El mundo se llenó de colores más vivos, y no pudo evitar sonreír tontamente. Lamentablemente para Carmilla, había perdido contra Vlad. Al vampiro sólo le hacía falta un suave tacto y un par de palabras dulces para tener a la slime a sus pies. 

Sin que nada pudiera perturbarla, sonrió feliz al ver a Livia, extendiéndole una mano para reforzar la invitación del amo. Estaba tan feliz en ese momento que habría abrazado a su amiga de no ser porque no quería soltar la mano de Vlad. Con su mano extendida se quedó cuando la ola causada por la bomba de agua de Gabriel los azotó sin piedad. Tanya apenas tuvo tiempo de sostener con fuerza la parte superior de su bañador para que no se zafara, sin poder evitar que eso sucediera con su sombrero de playa. Al abrir los ojos, lo primero que buscó fue la mirada del amo. Sin embargo, se terminó topado con Vladsito... y no pudo dejar de mirarlo. Prácticamente sin pestañear, guardó cada fotograma en su gelatinoso cerebro. Y cuando el amo se dispisoea beber algo con ellas, sonrió feliz y asintió, sin que la imagen de Vladsito se esfumara de su ojos.

Dando saltitos, se acercó al amo y tomó la copa que le brindaba. La slime hasta el momento solo había probado el alcohol que tomaban los humanos, cosa que nunca había tenido efecto en ella. Sin embargo, ese vino no era el mismo al que estaba acostumbrada. Apenas le dio un pequeño trago, el gusto le hizo llevarse los dedos a los labios. Con un par de tragos más todo el contenido desapareció y, literalmente, le subió a las mejillas. Gracias al vino, las mejillas de Tanya se tiñeron de vinotinto, y su mirada brilló con travesura.

—Amo... —sin soltar la copa, rodeó uno de los brazos de Vlad y lo presionó contra su bañador— Tanya tiene mucho calor.

Diferente a la inocente y torpe timidez que había mostrado antes, la forma en que se movía y hablaba ahora la slime era ligeramente distinta, se mostraba un poco más... provocativa.

—Tanya quiere al amo más cerca —y acercó su boca a la oreja del vampiro—. Mucho más cerca. Tanya quiere que el amo la mime.

¿¡Eh!? ¿¡Qué sucedía exactamente!? Una temblorosa y jadeante Tanya ahora le susurraba cosas subida de tono en la oreja al amo. ¿Ninguna de las otras maids la detendría? 

Si Zuri no se había llevado atención por parte de Viviana, fue porque Vlad se había quedado con toda la atención de la pequeña vampiresa. Tal vez no fuera un traje muy provocativo, pero la forma en que brillaban sus ojos y sus abdominales en aquella falsa luz solar... ¡Y lo bien que le quedaban los tonos carmesí! Definitivamente necesito un muñeco del señor Vlad en traje de playa.

La aparición de las dos maids con semejantes bikinis y atributos, no hizo más que cohibir a la pequeña Vivi. Al lado de ellas, se sentía tan pequeña y frágil... casi como si pudieran ponerse a jugar con ella, como dos gatas con un ovillo de lana. Las mejillas de la vampiresa se colorearon e inflaron un poco al notar las palmaditas de Vylnys sobre su cabeza. ¡Q-que no soy una niña! ¡Tengo que decírselo!

- Uhm, y-ya veo... Entonces eso significa que seremos compañeras de trabajo... - comentó, sin ser capaz de apartarle la mano de la cabeza. ¡No puedo, es demasiado grande! ¡¿Y si se enfada y me come?! ¡N-no, que no me va a comer, los vampiros no somos tan nutritivos... creo! D-da igual, si se lo pido amablemente, a lo mejor... 

Decidida, Viviana se giró hacia Vylnys para pedirle de una forma adulta y formal que por favor dejase de tratarla como una niña, pero antes de eso recibió el azote de la bomba de Gabriel en el agua. Cerró los ojos y cuando los abrió vio que la parte de arriba de su bikini se había bajado también por el agua. Aterrada y avergonzada, se abrazó a Vylnys intentando cubrirse, acabando con la cabeza entre el pecho de la maid dragón. 

- No te separes de mí... porfa. - susurró en apenas un hilo de voz, levantando la cabeza de sus atributos mientras intentaba recolocarse la parte superior. Sus tirabuzones se habían deshecho con el agua, dejando que fueran dos coletas lacias las que caían a sus lados. Las mejillas de Vivi se habían coloreado totalmente, marcando aún más sus pecas, y junto con la mirada de penita que le dirigió a Vylnys, ciertamente estaba mucho más adorable de lo normal.

La joven bebía sin preocupación mientras observaba atenta lo que iba sucediendo a su alrededor. El ambiente era realmente agradable, le sabía mal por la señora Carmilla.. De seguro lo hubiera disfrutado muchísimo, pero tras tanto tiempo encerrada y con la cantidad enorme de emociones que había experimentado en tan poco tiempo...

La vampiresa notó cierta calentura en sus mejillas, incluso cómo sus movimientos se veían raros a su percepción ¿Acaso el vino estaba subiendo? ¡Pero pero! Por alguna razón que desconocía se sentía más dicharachera que de costumbre ¡¡Y eso ya era decir!! Aunque no de la misma forma inocente que de normal. Livia se acercó hasta Tanya y frotó su mejilla en su piel con suavidad, pero esto no duró demasiado pues una mega ola se encargó de sorprender a la joven. Toda el agua pasó sobre ella y cuando todo pasó Liv estaba con los ojos muy abiertos y de su boca salió un chorro de agua, cómo si de una fuente se tratase. Su cuerpo se veía decorado con pequeñas perlas de agua que se deslizaban traviesas.

Aunque toda su atención pasó al Amo cuando este se apuró a vestirse de nuevo. La pequeña no pudo evitar reír con travesura, incluso se cubrió los labios para ocultar su risilla. Aprovechando la cercanía del hombre y su compañera, habló con un tono sensual.- Te ves terriblemente tierno ¿No crees, Tanya?..-La vampiresa deslizó una de sus manos por el costado de la Slime y la otra la usó para agarrar al amo y apresarlo contra ellas.- Te cubriría a mordiscos...-Pero entonces miró a Tanya sonriente, ella allí tampoco era cómo que pintase demasiado. Les había hablado de manera seductora, les había acariciado e incluso se les había insinuado. Pero cómo si con ella no fuese...- La noche es joven... Quien sabe que pueda pasar.-Se mordió el labio juguetona y con un alegre giro les dio la espalda a la pareja de tortolitos.

Livia se acercó hasta donde estaba Kat-Kat. La conocía de otras ocasiones, demasiado tímida y temerosa de la vida, pero le agradaba. Livia se alzó con suavidad y se sentó en la mesa mientras se apoyaba con ambas manos por detrás del cuerpo.- Kat-Kat... ¿No piensas invitarme a beber contigo? -Le acomodó unos mechones de cabello tras la oreja y le sonrió divertida.- Vamos vamos... Podríamos divertirnos juntas.-La vampira se acomodó en la mesa de forma que dejó a la otra maids entre sus piernas, incluso se atrevió a tomar la copa que Kat tenía para beber un poco de la misma. Su coqueteo con la Maid era descarado en realidad, y Livia no parecía con intención ninguna de disimularlo.

Pero no fue al único al que puso bajo su ojo. Sin separarse de Kat, miró al Mayordemon, el cual bebía solo también ¿Pero que les pasaba a todos? ¿Acaso no sabían que beber en compañía siempre era más divertido? Alzó una de las manos hacia él y con uno de sus dedos le indicó que se acercase hasta ellas, cada movimiento de ella era cómo una explosión descontrolada de sensualidad y encanto.

Mientras analizaba mil y un formas de deshacerse de Tanya soltando burbujas en la superficie del agua fue sorprendida por la sirena que le hizo dar un pequeño brinco y salir del agua mirándola con desconfianza. A pesar del breve instante en el que sus ojos felinos siguieron con precisión su cola al esta salir a la superficie, como si estuviera a punto de saltar sobre ella, buscó nuevamente con la mirada a su nuevo objetivo de aniquilación número uno diciendo con voz suave, dulce e incluso un poco cantarina como de la sirena, aunque carente de sentimientos.

- Y si quieres conservarla...será mejor que te alejes de mi...-

En ese momento se arrepentía de haberse quitado su uniforme, necesitaba su arsenal para las mil y un cosas que se imaginaba haciéndole a la chica slime, pensaba mirando en dirección de donde lo había dejado. Entonces, antes de que pudiera hacer o decir algo más miró a la sirena y dijo.

- Espera, podrías ser de utilidad...- dijo acercándose hasta esta, nadando, agarrándole de un brazo sin dejarla reaccionar, obligándola a mirarla directamente a sus ojos gríces y rasgados como plata liquida, hasta que estuvieran incómodamente cerca de los suyos.

- Dime que sabes del Amo y su hermana...debes saber...dime sus debilidades...sus temores...sus deseos...dimelo todo...- entrecerró los ojos con rencor, pensando en ambos.

- Y me ayudaras a deshacerme de la chica slime...o te haré sushi pescadito...-

Tanya había ido a por todas por el amo y este no se mostraba nada disgustado. De hecho, el brillo de sus ojos se intensificó y tomó un largo trago de su botella, dejándola casi a la mitad. Sintió un fuerte escalofrío recorrer su espalda cuando la boca de la slime se le acercó tanto a su oreja y luego, apenas Livia lo encerró en un abrazo, los colmillos de este se asomaron por sus labios. Por un leve momento, se veía como todo un depredador. Sin embargo, Livia se alejó y el amo la miró confundido. Luego la vio irse con Kateina y eso hizo que sintiera una punzada de celos, pero aquello se le olvidó de nuevo cuando volvió a sentir el gelatinoso y suave tacto de Tanya contra su brazo.

El amo, más que dispuesto a concederle su deseo a la maid y ya que nadie había intentado intervenir, tomó a Tanya de la cintura y la alzó – Supongo que eso puede arreglarse – y, tras decir eso, el amo y Tanya se volvieron una nube de murciélagos que, momentos después, ya se había dispersado por completo. ¿A dónde habían ido ambos?

Zuri sí que había actuado rápido, ayudando a que Carmilla no resultara chocándose contra el fuerte suelo, sino que pudiera aterrizar en aquel suave y mullido cojín. Incluso así era un excelente mayordomo. Lo cierto fue que la ola levantada por Gabriel lo mojó de pies a cabeza y retiró de su piel aquella sustancia viscosa que lo hacía ver aún más sexy. Por el momento, el mayordemon vio cómo Livia le hacía gestos para que se acercara a donde estaban mientras una impresionada Kateina miraba a Livia ojiplática. Al principio, se disponía a tomar esa copa, pero extendió la boca cuando Livia le quitó la boca para ella beber. Justo en ese momento, el alcohol que había ingerido antes subió de golpe a las mejillas de Kateina y no pudo detener el hipo que se mezcló con un relincho suave. Movía su cola sin quitarle la mirada a Livia de encima. No podía. Sea lo que fuera que Livia se había propuesto con la maid caballo, había funcionado y ahora…

- Livia-san… - su voz era suave y su mirada parecía absorta en los movimientos de la vampiresa – Yo… Quiero divertirme – y tomó la copa que la chica le había quitado para tomar de ella igualmente y volvió a relinchar suavemente. De hecho, ahora se estaba tambaleando y casi le cae encima a la chica. Dasatos se acercó a la mesa a servirse una copa, pero no parecía dispuesta a participar de todo eso. De hecho, solo suspiró y se tomó su copa de un tirón sin verse afectada en absoluto.

Vylnys, por su parte, no esquivó la ola de agua, sino que la recibió y soltó un leve quejido que sonó más extático que a de molestia. Incluso el cómo su piel brillaba y cómo se le pegaba aún más el bikini a su figura tras ser bañada era… sexy. Sí, todo era sexy en ella. Lo curioso fue lo que pasó con Viviana, pues ella no pensaba que fuera la gran cosa… hasta que se dio cuenta que el sujetador de la peliverde había caído - ¿Estás b-? ¡Kyaaa! – y eso sí sonó como un gemido bastante fuerte. Vylnys se sonrojó profusamente mientras Viviana se “refugiaba” en su pecho y, para cuando la chica se asomó para mirarla directamente, el corazón de la maid dragón se aceleró. Su expresión pasó de ser una de ternura a una traviesa y por poco pensó en devorarla… solo que tal vez no de la manera que Viviana creía que lo haría -. Eres bastante osada, Vivi-chan… Mi corazón es de Carmilla-sama, pero sé que a ella no le importa compartir. Y claro, me quedo contigo todo lo que quieras – y se rio para luego revelar sus enormes alas blancas. Con estas, hizo una especie de cortina para cubrir a Viviana. Así ella estaría a salvo de ojos indiscretos, pero… ¿quién la salvaría de la bestia que había despertado?

Ruby se había alarmado un poco con la llegada de Morgane, pero esta se veía de lo más tranquila y feliz. De hecho, apenas Ruby la tomó del brazo, esta se mostró confundida. Incluso ya estando a esa distancia, Ruby pudo notar que los ojos de la sirena eran plateados como los suyos y su expresión era… serena. Su intento de intimidarla no parecía haber funcionado en absoluto. Parecía lo opuesto, en realidad. Cuando terminó de hablar, la sirena se rio de forma melodiosa, cosa que antojaba sentarse a escucharla – Eres graciosa. Me agradas – y tras escucharla, le acarició la cabeza y rascó sus orejas -. Linda gatita, linda gatita –. Parecía estar pasándola de maravilla en ese momento. Luego agregó - ¿Por qué quieres deshacerte de tu compañera? Si tantos celos tienes de que se fuera con Vlad-sama, ¿por qué no te arrojaste a los brazos de Vlad-sama? Si no me equivoco, él habría estado más que feliz de aceptarte. Eres su tipo – y dijo eso cantando de nuevo. Por último, agregó - ¿Quieres una copa? Pareces necesitar relajarte un poco -.

Habías escuchado que los aposentos del amo eran enormes, pues ocupaba la tercera planta completa del castillo, pero eso y verlos era algo completamente diferente.  Su estudio era gigante y tenía allí su piano, un ataúd en donde descansaba cuando requería recuperarse de grandes daños y su cuarto de baño... que parecía una habitación más.

Habían desaparecido como esa nube de murciélagos, pero luego habían aparecido nuevamente en el castillo, solo que era la última planta, aquel piso que quedaba encima de los dormitorios de la servidumbre y que, hasta el momento, ninguna había visitado. ¿Serías la primera? Lo más importante... ¿Lo recordarías luego?

El amo se veía fascinado contigo, como si todo lo demás se le hubiera olvidado. Sus colmillos vistosos y sus ojos brillaban con lo que podías tomar como hambre. Con un tono juguetón te dijo - ¿Y bien, Tanya? ¿Quieres irte ahora? -, aunque el amo no parecía muy dispuesto a soltarte. ¿Seguirías adelante con ello? No es que no estuvieras familiarizada con lo que seguía, pero en este caso era algo que habías buscado por tu cuenta, ¿no?

Contuvo la respiración en cuanto el amo la alzó, y no dudó en rodearle el cuello con sus brazos. Miró como si de un sueño se tratase los aposentos de su señor, sin dar más que una vaga mirada, incapaz de poner su atención en otra cosa que no fueran los ojos de Vlad. Más pegajosa, en todos los sentidos, que de costumbre, besó la mejilla de Vlad con su respiración levemente agitada. Un extraño sentimiento cómplice afloraba dentro de ella por primera vez. ¿Era por su devoción al amo? ¿Por el alcohol? La slime, que de por sí no pensaba mucho, pasó de todo y solo se dejó llevar por sus... ¿instintos de slime?

—Tanya solo quiere que el amo la mire a ella —y pasó uno de sus dedos por el cuello del vampiro, casi hipnotizada, con sus ojos vueltos un peligroso y brillante remolino—. ¿El amo le hará cosas malas a Tanya? —dijo con un tono... extrañamente, al menos para ella, seductor— Amo Vlad —le dijo al oído, acercando lo máximo posible sus pegajosos labios.

La slime no parecía con intenciones de dar marcha atrás.

Tras aquel remojón que le desprendió de la sustancia viscosa, lo primero que hizo, incluso antes de beber su copa, fue recoger los restos para que nadie resultase pringado por el mejunje. Una vez hecho, alzó su mirada y se percató de cómo el amo se marchó con Tanya y, desde luego, no pareció darle más importancia.

Con el trago aún ardiendo en su garganta, se percató de la invitación de Livia y él, servicial como era, sonrió y tomó una botella de coñac.

Antes de marcharse se fijó en cómo Desatos parecía más apartada y menos participativa, así que sencillamente llenó un vaso de cristal con un doble del ámbar que tenía la botella y se lo acercó, sonriéndole. Estaban allí para conocerse mejor, aunque no siempre apeteciera. Él mismo se sirvió un doble como el de ella, lo alzó y lo bebió de un solo trago. Aunque ardía, sacudió la cabeza y en aquel instante su mirada era desafiante con la mujer. Sentía que podría beber dos copas más sin inmutarse.

Entonces sí, se encaminó hacia una Livia que estaba siendo colmada de amor.

¿Necesitáis ayuda, señorita Livia?

Preguntó con su habitual tono amable. De reojo observó cómo la sirena hablaba con la gata, debiendo asentir en la distancia para darle la razón a la escamada. También observó cómo Viviana parecía danzar con el fuego y aquello le hizo sentir satisfecho. Estaba seguro que alguien iba a arder hoy, y también que ese alguien no sería él. Sólo velaría porque las llamas no quemasen la mansión.

A todo eso no pudo evitar preguntarse ¿estaría la emplumada bien? Hacía unos minutos que no la veía...

Vivi se estremeció al escuchar el gemido de Vylnys y cuando la miró, esperando no haberla molestado, se encontró con una mirada para la que claramente no estaba preparada. ¿O-osada? ¡¿Eso es que se ha enfadado conmigo?! Y... ¿compartir? ¿Se refiere... al trabajo? Parecía que la pequeña vampiresa no era del todo consciente de lo que sus encantos habían provocado en la maid dragón. 

- G-g-gracias... - tartamudeó, terminando de colocarse la parte superior del bikini, ahora cubierta por aquellas alas blancas. 

Cuando levantó la cabeza se dio cuenta de la situación en la que estaba: Tenía de frente aquellas dos... aquella mujer que perfectamente la triplicaba en tamaño, la superaba en sensualidad por mucho más, y que la tenía atrapada entre sus alas y le sonreía con cierta "hambre". Su instinto le gritaba que Vylnys podría saltarle encima en cualquier momento... solo que no de qué forma. Demasiado cerca... Las mejillas de Viviana seguían totalmente coloradas y tímidamente comenzó a jugar con sus coletas entre los dedos, formando poco a poco de nuevo sus tirabuzones.

- Pues ya que está todo en su sitio... - empezó, intentando romper la tensión entre ellas. ¡¿Qué debería preguntarle?! "¿Quieres una copa?" ¡¿Y por qué me mira así?! ¡¿Va a comerme?! Desviando un poco la mirada, Vivi hizo la pregunta que tenía en mente... - ¿Q-quieres comerme? - ...o las que había mezclado sin querer. Con los ojos como platos y dándose cuenta un segundo tarde de lo que había dicho, comenzó a agitar las manos, visiblemente nerviosa - ¡E-es decir que... quiero tomarte tu copa...! - la vista de Viviana se desvió inevitablemente al pecho de Vylnys, mientras las frases se formaban cada vez peor en su cabeza - ¡N-no, que no me importaría beberla... beber algo! ¡Contigo! - consiguió decir finalmente. Intentando mantener su orgullo intacto, se cruzó de brazos y asintió con un intento de gesto más serio - E-es decir, si quieres, claro... ejem.

¡BUAAAAAAA ¿QUÉ HE DICHO?! ¡ME VA A COMEEEER! Snif...

Livia miró a Kat-Kat y sonrió divertida. La chica caballo era terriblemente adorable y bonita, quería achucharla como a uno de sus peluches, pero claro... No podía hacer eso, porque no era una peluchita ¿Sería una peluchita si se lo pedía? Seguro sería divertido verla vestida con alguno de los vestiditos de sus muñecas. Los ojos de la vampira estaban posados en los labios de la otra chica cuando esta bebió de la copa, aunque no pudo evitar reír al ver como Katerina hipaba.- ¡Kyaaaaa! Eres adorablee ~ -Le dijo mientras se acercaba a ella, se quedó a escasos centímetros de sus labios.- ¿Estás segura de querer divertirte? -Liv también estaba bajo los efectos del alcohol, pero era consciente de lo que hacía o no. Con suavidad posó sus labios sobre los de la joven potrilla, ayudándose de sus manos para acercarla aún más a ella si eso era posible.

Cuando el Mayordemon se dejó caer por donde estaban ellas, esta se separó un poco de su compañera, pero sin romper el contacto con la otra.- ¿Sabes? Para ser un... Hms... Demonio, eres cero divertido ¿sabes? -Parpadeó de manera lenta, pero sin perder la sonrisa.- Era una invitación informal... Tal vez te apetezca estar con nosotras.-Con una de sus manos acariciaba la larga cabellera de la otra Maids, y con la otra le dedicaba suaves caricias sobre su piel desnuda.

El amo te había dado la opción de salir de allí, pero no parecías tener intenciones de hacerlo, por lo cual estabas a punto de ver la diferencia de resistencia entre los humanos y los monstruos… y nada más y nada menos que con el príncipe de las tinieblas.

Tal vez fuera por el licor o la expectativa de lo que pasaría, pero tu cuerpo se había tornado más pegajoso que de costumbre y, aunque eso podría resultar inconveniente, el amo no se veía para nada insatisfecho con eso. De hecho, apenas dijiste su nombre de esa manera tan íntima, Vlad se estremeció. Te miró con esos ojos plateados brillando intensamente mientras te miraba como un cazador mira a su presa – Solo serán cosas malas si Tanya la pasa mal. Y dudo que eso suceda – y tras esas palabras dichas en un tono sedoso y seductor, habrías logrado disfrutar de una experiencia nueva representada por una larga jornada de lujuria con el amo.

Puede que en algún punto el licor te llevara a dormirte, pues a pesar del deseo ardiente del amo, era cariñoso y se preocupaba por tu bienestar. Habías “anochecido” con el amo y ahora… te despertabas a su lado en tu cama con la ropa del amo desperdigada por el suelo y con tu traje de dominatriz perdido en alguna parte de la habitación. Era nuevamente de noche y había que despertarse a trabajar. ¿Tenías resaca? Claro que sí, pero ¿cómo era una resaca para una slime? Era la primera vez que tenías una. Además, ¿Qué tanto recordabas de lo sucedido? Lo cierto era que debías irte de allí para cumplir con tu trabajo. ¿Y el amo? Este aún dormía plácidamente.

Dasatos había decidido mantenerse al margen de la situación pero apenas Zuri le ofreció la copa, esta la tomó un tanto sorprendida y se la bebió de un solo trago. Lo gracioso fue que, justo después, soltó un eructo bastante sonoro. Eso había sido poco femenino…

Justo después de eso, la cola de Dasatos empezó a golpear el suelo con cierta fuerza mientras su voz, más alta de lo necesario para ser escuchada, le dijo al mayordemon - ¡¿Qué diablos tenía esa bebida?! – y al parecer la lamya había perdido su tono cortés de hablar y estaba mostrándose más… masculina. Se deslizó en zigzag hasta Zuri y se colgó a él justo después de que este llegara con Livia, aunque pareciera poco dispuesto a unirse a lo que pasaba entre las dos maids. Esto no detuvo a Dasatos, quien se colgó a este e intentó envolverlo con su cola – Tendré que… castigarte – hipeaba entre palabras, además de hablar despacio. Al parecer, todo el licor se le había subido a la cabeza de golpe. Sacó su lengua serpentina y lamió el rostro del mayordemon. Se veía algo… complacida de hacer eso.

Por su parte, Kateina seguía con las orejas gachas, las mejillas coloradas y la mirada clavada en Livia, siguiendo cada uno de sus movimientos como si estuviera bajo un hechizo. ¿Sería encanto vampírico o algo así? Respondió al beso de Livia con torpeza, pero no por eso se alejó. De hecho, parecía más que feliz de sentir el contacto con la vampiresa, pues su cola seguía agitándose. Clavó su rostro contra el pecho de Livia y lo acarició con este, como si con eso buscara más de ella, además de dejar que esta acariciara su cabellera mientras decía suavemente y sonriente – Livia-san… - a la par que sus mejillas se encendían aún más. Las caricias que le propiciaba la maid solo hacían que Kateina relinchara de vez en cuando mientras estregaba su voluptuosa figura con la pequeña maid a modo de invitación. Su cola seguía agitándose fuertemente. Ciertamente, Livia tenía a Kateina comiendo de la palma de su mano. Y no era la única…

Vylnys no había dejado de mirar a Viviana mientras esta se vestía y además, parecía que no permitiría que nadie le quitara el festín que había descubierto y que se le estaba ofreciendo en bandeja de plata. Al ver que la peliverde había logrado recuperar su traje, Vylnys retrajo sus alas sin perder la sonrisa y escuchó a Viviana curiosa. Primero se sorprendió y cuando la escuchó, se relamió los labios. Fue con rapidez a la barra y trajo dos copas. Se la tomó de un tirón y luego, en un movimiento bastante atrevido, se inclinó para compartir el contenido de la copa que aún albergaba en su boca con la otra maid. ¿Lo permitiría? Lo cierto es que luego le tendió otra copa a esta y le dijo - ¿Puedo tomar de tu copa? – y se relamió de nuevo. Ella de verdad se había quedado con lo que parecía más conveniente en esas circunstancias. A pesar de aquel arrebato, la maid dragón no parecía afectada por aquella dosis de licor.

Gabriel seguía flotando feliz sobre el agua, mientras Ruby pensaba en mil y un planes para deshacerse de Tanya. ¿Iría a interrumpirla? Cuando menos se dieron cuenta, ya se había hecho bastante “temprano”, así que debían descansar si querían poder trabajar esa noche en condiciones. ¿Cómo terminó la fiesta? ¿Siguieron bebiendo? ¿Imitaron al amo y a Tanya y se fueron acompañados a sus habitaciones? Eso sería decisión de cada uno. Lo cierto es que una nueva noche había llegado y era hora de levantarse a trabajar.

Era una nueva y fresca noche. No faltaba mucho para que fuera hora de prepararse para abrir el café. Sin embargo, aún tenían tiempo de incluso ir por una aspirina monstruosa en caso de que la resaca fuera insoportable. Por el momento, lo que despertó a todo el servicio fue el sonido del timbre. Algún visitante estaba allí, al parecer. ¿Quién sería y qué quería? Alguien tendría que abrir para averiguarlo.

Tras tomar algun aperitivo entre juegos y caricias, las dos jóvenes terminaron por ir a darse un baño con el resto de Maids, Livia jugaba con Kat-Kat y por rebote salpicaba a las más cercanas, pero sin malicia ninguna en aquello. Pero tras el remojón terminaron por retirarse de la piscina, y si bien entre amba saltaban chispas, se la podía ver muy acarameladas. Hasta el punto de que resultaban muy tiernas juntas.

Una vez en la habitación Livia la invitó a ponerse cómoda, dándole prendas secas ¿Aunque... En realidad las iban a usar? Entre caricias y risas, las dos terminaron entre las sábanas sin prenda ninguna. Livia hubiera ido muchísimo más lejos, Kat-Kat era terriblemente dulce y apetecible, pero aquella no era su forma de conseguir las cosas. Si hacían algo quería que fuese con ambas sin ningún efecto... ¿Y en ese instante? El alcohol era un invitado más. Por eso simplemente se dedicaron a darse cariñito y otros cuidados. A veces no era necesario pasar la línea para sentirse bien. 

Según fueron pasando las horas las dos terminaron por dormirse acurrucadas, y cubiertas por suaves sábanas de seda. Cuando Livia despertó, tenía a Kat abrazada e ella por la cintura, la vampira la acurrucó un poco y se dedicó a darle caricias en la espalda mientras terminaba por despejarse, lo que le costó más de lo pensado... Estaba cómoda. Bostezó cual leona, y con un suave beso en la frente de la equina, se separó con suavidad para empezar a prepararse. Una vez vestida con su uniforme, bajó a las cocinas para preparar un sencillo desayuno, el cual subió a la habitación. Su parte no tardó en desaparecer ¡¡Pero que hambre tenía!! La de Kat la dejó sobre la mesilla de té, y junto a una nota llena de corazoncitos.

"¡Buenos días calabacita!
Tómate el desayuno, dentro del sobrecito tienes una aspirina, no olvides tomarla ¿Si?"

Apenas había terminado de colocar todo perfectamente cuando el timbre sonó ¿Quién venía a esas horas? La joven volvió a mirar a su amiga, y tras aquello salió de la habitación para bajar a abrir la puerta. Era eso o que siguieran insistiendo con el timbre... Y el amo se iba  a despertar cero contento, de eso estaba segura. Volvió a bostezar de manera sonora, pero se obligó a serenarse. Dio un pequeño salto para bajar los últimos escalones, y una vez frente a la puerta se acomodó el uniforme y cabello perfectamente.

- Bienvenido, ¿En qué puedo ayudarle? -Dijo de manera automática, incluso antes de ver a la persona que estaba al otro lado de la puerta.