Partida Rol por web

Más allá del mar

Un nuevo comienzo

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05/02/2020, 19:25
Loar Dawnfleur

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

Arlo la abrazó por inercia, pues realmente él sí que estaba tratando de ubicarse aún. No es que no fuese sentido, es que aún estaba unos minutos atrás.

Pueees...te quedaste como dormida, pero así sentada en esa posición. No respondías cuando te hablaba. Te toqué el hombro y nada, tampoco.— Dijo primeramente.

Parecías una estatua...—Añadió. —Y al rato comenzaste a mover la mano muy rápido. Así, de lado a lado...—Emuló—... desde abajo hacia arriba en el papel*. Pero sólo la mano. El resto como petrificado.— Hizo un gesto como de un escalofrío ante la imagen tan antinatural que era aquello.

Y sonaba como un "tacatacatacataca" muy rápido en el papel que se iba comiendo el carbón.— Explicó con los ojos muy abiertos. —Pero ni una corrección, como otras veces que te he visto dibujar "normal". Y cuando has terminado, te has detenido otra vez como una estatua, hasta que has vuelto boqueando como un pez.— Trató de bromear, aunque sin saberlo, no estaba tan alejado de la realidad lo que decía.

Se separó de ella un instante sin soltar su mano para estirar el cuello en dirección al dibujo.

—Es ella, ¿no?. Parece muy joven.— En comparación con Dwain al menos. —¿Fue hace mucho lo de Dwain?. Refiriéndose a la pérdida de éste.

Notas de juego

*Imagina una impresora de hace 20 años o alguno más, jajaja.

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06/02/2020, 14:40
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

Los ojos de Carellyn no se apartaron del rostro de su esposo mientras escuchaba con atención su descripción de lo sucedido. Ella lo había vivido tan intensamente desde dentro que se le hacía extraño pensar en que por fuera había estado tan quieta e inmóvil. Nunca le había pasado algo como lo que Arlo describía y no estaba segura de si le había gustado vivirlo. Respiró profundamente, tratando de recomponerse sobre la marcha y cuando él echó un vistazo al dibujo, ella también lo miró, sin soltarle la mano. 

Sí, es ella —respondió, recordando esa imagen que se diluía con una punzada de dolor y lástima—. Los dos eran muy jóvenes cuando todo eso pasó —le explicó—. Creo que era más joven que nosotros incluso y con todo el tiempo que ha pasado, aún la sigue amando con todo su corazón. —Esa idea la apenaba e inspiró despacio—. He podido verlo, mi vida. He sentido ese amor, cuando estaba en su mente. Y más cosas, algunas apenas puedo entenderlas... —Tragó saliva y negó con la cabeza—. Me he visto también a mí, como él me ve. 

Se frotó las yemas de los dedos con los que había usado el carboncillo y contempló a Ser Dwain, con los ojos cerrados, descansando. Deseó que sus sueños fuesen tranquilos, que esa furia que agitaba su interior le permitiese descansar. Aunque, después de haberla sentido ella misma, lo dudaba y esa duda la acongojaba.

Él quería que estuvieras aquí para verlo —dijo, volviendo a mirar a su hermano—, cree que te ayudará a comprender mejor lo que somos, lo que soy. 

Se preguntó cuánto tardaría el caballero en despertar una vez esa marea que tenía dentro la había expulsado a ella. Estaba decidida a quedarse a su lado hasta que abriese los ojos.

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13/02/2020, 19:47
Dwain

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

Tal vez fuese la conversación con Arlo o que aquel extraño viaje ya había concluído, pero la cuestión es que mientras conversaban, Dwain abrió los ojos. Se incorporó no muy deprisa, aunque lo que llamó más su atención es que no se girase o apoyase las manos para hacerlo. Irremediablemente sus ojos fueron a parar al retrato que Carellyn había hecho.

Es ella...¿no era la mujer más preciosa del mundo?.— Preguntó sin levantar la vista de él. Era evidente que no dijo aquello por hacer de menos a nadie, y también que no se podía decir que la muchacha no tuviera su encanto, aunque no hasta tal extremo. Pero quedaba claro que a sus ojos, así lo era.

Le encantaba el mar y las olas. Hacía que descansase el rostro sobre su hombro mientras me abrazaba, cuando me veía molido a palos. No decía nada. Sólo me acariciaba el pelo y me cubría a besos— Recordó. —Ninguna hierba o ungüento que los sanadores me daban me recuperaba tanto como ella.— Alzó un momento la vista con los ojos vidriosos, antes de volverlos a bajar. —No cantaba muy bien, tampoco mal. Pero a mí me gustaba escucharla. Y tenía una forma muy graciosa de arrugar la nariz cuando sonreía. Y cuando algo la molestaba... chasqueba la lengua y torcía la boca— Rió con tristeza.

Pero a medida que el caballero hablaba, casi pudo escuchar como algo se agitaba dentro de él. El mismo bramido. Inquieto, deseando dejar caer sus descomulaes tentáculos para destruir algo. La imagen le devolvió muchos recuerdos de un Dwain cuyo único apoyo fue esa joven. Todo su mundo era ella. Pero también avivó todo el odio y sed de venganza que había sentido cuando se la arrebataron. Sentimientos que alimentaban a aquella bestia en su interior.

La mataron Carellyn...— Dijo apretando las mandíbulas y tensando todo el cuerpo incapaz de levantar los ojos del papel y olvidando por completo de una forma inconsciente, todo el protocolo que mantenía siempre con ella. —Entonces era un crío e hice una idiotez, pero ya no...y aún sí no he hecho nada.— Se recriminó. Cuántas veces no habría luchado contra aquellos pensamientos. Miró entonces a ambos colocando la mano como si de una pinza, unas tenazas se tratase.

Lo tuve en mi mano...su cuello. Lo podría haber partido como si fuese una ramita. Podría haberlo hecho...podría haberlo hecho...— Dijo con la mirada perdida en aquel momento, como si pudiese verlo y sentirlo con nitidez, con la mano suspendida en el aire, como si aún tuviese ese cuello entre ellas.

Notas de juego

#drama

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15/02/2020, 02:31
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

—Sí que lo era —musitó Carellyn, separándose despacio de su esposo para acercarse al caballero.

Y es que en ese instante aún reverberaba en su pecho el amor que Ser Dwain había sentido por la joven del retrato. Era sin duda hermosa, no sólo por la delicadeza de su rostro, sino también por los sentimientos que se desprendían de sus pupilas y que habían hecho latir su pecho durante aquel extraño viaje. Se le fue formando un nudo en la garganta a medida que Ser Dwain iba desgranando todos aquellos detalles sobre la mujer que había sido —que era— el amor de su vida. Para cuando el hombre rió, ella ya tenía los ojos empañados de lágrimas.

Carellyn notó el momento en que la furia se revolvió en su interior y apretó los labios, con el recuerdo de los tentáculos destilando esa ira espesa y palpitante a su alrededor. De algún modo sentía aquel dolor como propio y supo que si a ella le arrebatasen a Arlo nada podría evitar que cayese en la misma rabia que tenía dentro el caballero. Miró a su esposo con esa certeza titilando en sus pupilas y tomó aire lentamente. 

Puso una mano en el hombro de Ser Dwain y lo apretó con cariño. Después se sentó a su lado en la cama y buscó su mirada. 

—Podrías haberlo hecho, sí —le tuteó, tal vez por primera vez desde que se conocían. Después de haberlo visto por dentro se sentía muy cerca de él—. Pero eso no la habría devuelto a tu lado y sólo habría servido para que terminases en un calabozo. El futuro te necesita, Dwain. —Estiró una mano para tomar la del caballero y lo miró a los ojos—. Ahora que la he visto con tus ojos desearía haber podido conocerla. ¿Qué crees que querría ella?

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17/02/2020, 04:18
Dwain

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

No, no es a mí a quien necesita.— Dijo desviando un momento la vista en un interminable debate entre ambos. Igualmente bajó la mano como si la visión de aquel momento se hubiese esfumado con las palabras que ella pronunció.

Al ser preguntado sobre lo que su mujer habría querido, sólo negó desconsolado. Cómo saberlo si no podía ni preguntar.

No lo sé.— Aunque parecía entender qué era lo que realmente quería trasmitir Carellyn con aquella pregunta. 

Con vuestro permiso, debo retirarme.— Dijo comenzando a ponerse en pie. —Os agradezco vuestra ayuda.—

Hizo también un gesto de agradecimiento hacia Arlo. 

Notas de juego

Pues el tipo se pira, en principio.

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17/02/2020, 04:50
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Herrero. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

El desconsuelo de Ser Dwain angustió también a Carellyn, que sentía cómo la herida del hombre se derramaba también desde su propio pecho. Le dolía haberle arrebatado aquel último recuerdo, pues ahora sentía que se lo había llevado con ella al abandonar la marea de su mente. Asintió, entendiendo que necesitaba estar a solas, pero antes de que se fuese, se puso en pie ella también y se acercó para abrazarlo con fuerza. 

—No hay nada que debáis agradecerme —murmuró—. Me alegro de haber podido ser de ayuda. 

Luego lo soltó y lo dejó ir. Sus ojos estaban empañados en lágrimas y no tardó en buscar refugio en el pecho de su esposo, escondiendo en él su rostro para liberar ese nudo de angustia que atenazaba su pecho. 

No sería esa la última vez que Carellyn dibujaría el rostro de esa mujer. En días sucesivos trataría de plasmarla en otros retratos, desde distintos ángulos, con distintas expresiones. Quería ayudar al caballero a mantener aquel recuerdo vivo en su interior, pues sabía que era ese amor lo que le ayudaba a contener la furia que amenazaba siempre con desbordarse. 

Notas de juego

Pues por mí podemos ir un par de días después, a la charla sobre LA VERDAD. Chan chan.

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19/02/2020, 04:39
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

Después de aquel viaje hacia los recuerdos más profundos del caballero Carellyn decidió dejarle algo de espacio en lugar de abordarlo directamente enseguida con el tema que quería tratar con él. Sentía una profunda lástima por las emociones que se habían revuelto en él y añoraba esa chispa que se había apagado en sus ojos. Se preguntaba si la fe de Ser Dwain estaba titubeando, si al tener delante el rostro que añoraba había despertado algo diferente en él, una suerte de melancolía que lo mantenía apartado de cuanto le rodeaba. 

Cada vez que se cruzaron en los dos días siguientes, la joven trató de hacerlo reír. Sonreír al menos, compartir con él una pequeña parte de su felicidad, pues sentía que tenía suficiente para repartir. Y, al fin, dos días después de aquello, se decidió a compartir con él su mayor secreto, aunque la aterraba que el caballero la despreciase al conocerlo. 

Así, había acordado visitar la casa de los tres hombres cuando Arlo terminase de entrenar para poder hablar los dos con Ser Dwain. Cuando llegó aún estaban en el patio y ella pasó un rato acompañando al señor Errol. Estaba inquieta por lo que iban a hacer, aunque la presencia del administrador resultaba tan tranquilizadora como siempre. 

Cuando se dio cuenta de que el entrenamiento había acabado, intercambió una mirada con su esposo y se acercó a Ser Dwain. Sus labios se curvaron con dulzura al saludarlo. 

Buenas tardes, Ser. ¿Os podemos robar unos minutos? Hay algo que Loar y yo queremos compartir con vos. 

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19/02/2020, 20:05
Dwain

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

Cuando Carellyn llegó a la casa, fue recibida por Cley. El hombre se mostró sorprendido a la vez que agradado por la visita. Como siempre, se mostró sereno y en calma, y ejerció de buen anfitrión mientras el resto, incluído Arlo, terminaban en el patio. No tardó en divisar que la sala estaba ya presidida por el retrato que había dibujado días antes, enmarcado y colgado de la pared.

Una vez finalizaron, Terrence y Arlo se dirigieron hacia ella. Terrence saludó y se disculpó pues tenía que marcharse. Una joven lo esperaba fuera de la casa y Carellyn reconoció su voz perfectamente. Era Oona. Parecía que entre ambos se estaba consolidando una buena amistad. Arlo se tomó instante para limpiar el sudor de su rostro y brazos, antes de acercarse y darla un beso con cariño. Ser  Dwain no recogió nada en ese momento. Cambió unos cuantos postes y soportes deteriorados, mientras Terrence y Arlo hablaban con ella, como si para él, sólo hubiese sido la primera parte y fuese a continuar. Tras aquello, mientras Terrence abandonaba la casa, hizo lo mismo que Arlo y se deshizo del sudor que goteaba por su cuerpo y rostro. Respiraba con fuerza, y se le notaba como hinchado, más grande, más corpulento en aquel instante. 

—Mi señora...— Saludó escuetamente como si hablase con el Dwain de hace meses. Su petición arrancó un asentimiento del caballero así como un gesto desconfiado, tal vez temiendo una mala noticia o algo poco alentador.

Por supuesto.— Aseguró como si el mundo entero pudiese esperar a lo que querían hablar con él.

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22/02/2020, 01:09
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C.

La garganta de Carellyn tembló al escuchar el tono del caballero, con esa vibración que dejaba en ella el ver cómo habían retrocedido gran parte de lo avanzado entre ellos. ¿Se había equivocado aceptando hacerle aquel favor? ¿Debería haber permitido que olvidase? La joven ya no estaba segura de si había estropeado algo al tratar de hacer lo correcto. Respiró despacio, enredando los dedos en la tela de la falda de su vestido con cierto nerviosismo. Miró a su esposo, su amado, su hermano, y se humedeció los labios, dispuesta a ser ella quien tomase la iniciativa. 

—Veréis... Nos gustaría compartir con vos la verdadera identidad de mi esposo, pues no queremos guardar con vos un secreto como ese más tiempo. Estoy segura de que podríais llegar a deducirlo con facilidad si os pusierais a ello, pero no será necesario, pues vamos a confiároslo. 

Era consciente de que estaba dando rodeos en lugar de ir al grano como sabía que el caballero prefería, pero tenía en el estómago el peso del miedo a que todo terminase de desmoronarse entre ella y su mentor cuando se lo contase. Tragó saliva y buscó los ojos de Arlo, siempre encontraba en ellos la determinación que necesitaba para seguir adelante. Le dedicó una pequeña sonrisa nerviosa y volvió a mirar a Ser Dwain. 

—Tenéis ante vos a Ser Arlo Rowan, quien renunció a ser el heredero de Sotodeoro para viajar a la otra punta del mundo a mi lado. 

Ya estaba. Una vez dicho ya no podían echarse atrás. Movió la mano, para atrapar los dedos de Arlo con los suyos y esperó. Le latía el corazón con fuerza en las sienes y en el cuello, con tanta fuerza que pensó que Arlo debía estar notándolo en sus dedos. Contuvo el impulso de esconderse en el pecho de su esposo de las palabras que ella misma había pronunciado y se mantuvo quieta, con una súplica bailando en sus ojos. 

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22/02/2020, 16:20
Dwain

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

El caballero negó ligeramente cuando Carellyn dijo que podría llegar a deducirlo, como si no lo fuera o o no fuese ni necesario. Aún así continuó escuchando, y cuando dijo quien era, se mantuvo en silencio alternando la mirada entre ambos: ella y él.

Hermanos...me estáis diciendo que sois hermanos.— Dijo en voz alta sólo para confirmarlo, creérselo. Al escuchar su apellido podía haber pensado que se trataba de algún primo o algo así, pero la palabra heredero ya le hizo caer con claridad en ello. 

Y supongo que también está muerto, ¿no?.— Dedujo igualmente, o sospechó intuyendo ya con un poco más de claridad lo que había ocurrido.

Era seguro que Dwain iba a intentar no juzgar aquello pues seguro que consideraba que no le correspondía, dada la posición que atribuía a Carellyn y también a Arlo. Pero era inevitable que algo pasase por su mente. Que se lo guardase o tratase de que quedará al margen era una cosa. Que la noticia no provocara algún tipo de opinión o juicio al respecto era otra. Y por su gesto, aunque tampoco había variado mucho, no era una opinión favorable.

Como sea...esto no cambia nada. Seguís siendo vida y luz. Hay que seguir preparándose para la lucha final.— Dijo como si nada más importase, dándose por enterado.

En qué más puedo ayudaros...— Dijo como tratando de finalizar aquella conversación que le incomodaba de manera evidente, aunque tratase que no se le notase, dándose un aire de ocupado, a la vez que intentando quitar hierro al asunto.

 

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22/02/2020, 21:00
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

«Medio hermanos», tuvo la protesta en la punta de la lengua, pero no llegó a pronunciarla en voz alta. Sabía que ese matiz no iba a cambiar el veredicto. Asintió en silencio a la deducción del caballero, confirmando así la supuesta muerte de Arlo, y permaneció sin decir nada, dejando que asimilase la información. Al ver su expresión, una tristeza húmeda y espesa se deslizó por su garganta. Sintió cómo ese abismo invisible que la separaba de su mentor se hacía enorme, insalvable le pareció a ella en ese instante. Sus palabras eran las que esperaba, en uno de los escenarios favorables, pero no las que habría deseado en su fuero interno. 

Negó con la cabeza y enderezó el cuello, obligándose a sí misma a mantener la compostura. La opinión de Ser Dwain le importaba mucho más de lo que quería dejar ver en ese momento. Así que pestañeó rápido y tragó saliva.

—Sólo era eso, Ser. No os quitaremos más tiempo. 

Hizo una leve inclinación a modo de despedida y giró sobre sus talones para salir de allí, con las mejillas enrojecidas y los labios apretados en una fina línea.

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26/02/2020, 16:40
Loar Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

Carellyn salió de allí acompañada de Arlo que se retrasó un par  de metros para despedirse de todos. Rápido se puesto a la altura de ella avivando el paso de regreso junto a ella a su residencia, en la que en un rato volverían a ver al caballero. No debió pasar inadvertido el gesto de su esposa mientras caminaban. Se mantuvo un instante en silencio como dudando qué decir, hasta que finalmente se decidió a romper el silencio.

—Tía Rhonda se lo tomó peor...— Comentó como de pasada. —No ha dicho nada para hacernos cambiar de opinión ni ha puesto el grito en el cielo.— Aunque él tampoco era señora del faro ni familia de Carellyn.

Se acabará costumbrando...— La miró un instante esperando a que dijera algo.

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27/02/2020, 03:17
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

Había salido de la casa con tanta premura y tan ofuscada que hasta que Arlo no la alcanzó no se dio cuenta de que lo había dejado atrás. Pestañeó al oír su voz, saliendo de la negrura de sus pensamientos y respiró profundamente para apaciguar la tristeza que se le había enganchado en el pecho. Se daba cuenta de que estaba tratando de consolarla y fue consciente de lo insensible que estaba siendo, pues aunque a Arlo no le importase la opinión de Ser Dwain como a ella, era también su secreto el que acababan de compartir con él. 

Se obligó a esbozar una pequeña sonrisa y se acercó a él para tomarlo del brazo con cariño. 

—No importa si no le gusta. Yo siento dentro de mí que el amor que sentimos el uno por el otro es algo bueno y hermoso. Nada puede cambiar eso, nada. —Besó su hombro con dulzura y luego sus labios dibujaron un mohín de fastidio—. Es sólo que me habría gustado que... no sé. Que lo aprobase. O que estuviese por encima de ello.

Suspiró hondamente y buscó la mirada de su esposo. 

Pero tienes razón, amor. Su reacción ha sido bastante buena para lo que podíamos esperar, dadas las circunstancias. No sé. Es que siento que desde que el otro día me metí en su cabeza está mucho más distante conmigo —confesó, llegando al meollo de la cuestión—. Lo necesito a mi lado y tengo miedo de perderlo.

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29/02/2020, 12:51
Loar Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

Con todos...— Rectificó el comentario de Carellyn incluyendo a más gente. —Más distante con todos.— Aclaró con tono tranquilizador. 

Ha recordado no sólo a su mujer. También ha revivido el cómo la perdió, por qué, qué hizo o dejó de hacer. Eso  cree Cley.— Contó tratando de borrar aquel temor de ella. —Lidia como puede con ello. En su caso...— Se encogió un poco de hombros. —...ya lo has visto. Practicar hasta la extenuación.— Dijo ofreciendo su brazo mientras Carellyn apoyaba la cabeza en su hombro. —Es como un desahogo. Yo pienso lo mismo que Cley.— Parecía convencido de ello. —Dale un poco de tiempo.—

Caminó unos pasos más antes de sacar el tema sobre ellos.

Y sobre nosotros, Lyn... en realidad, piénsalo. La mayoría de gente, si no toda, que no esté en nuestra situación o sienta como nosotros, va a pensar como él.— No era algo que Carellyn en realidad no supiese. —Con el tiempo, cuando vea que esto es real, quizás lo acepte como una excepción. Y aunque no lo hiciese, ya hemos visto que tiene un objetivo y que nada lo mueve de él. Que nada más importa, ni siquiera que seamos hermanos. — Había interpretado de él hace tiempo ya, seguramente.

Hazme caso. Tú dale tiempo.— Aconsejó antes de bersarla en la mejilla. 

¿Sabes una cosa?...Me alegro de que haya venido y que esté con nosotros.— Reconoció. En ese momento pudo notar que algún tipo de vínculo o admiración se estaba creando en Arlo hacia el caballero. Puede que simplemente fuese respeto o algo similar. Pero sin duda todo el tiempo que pasaban juntos, estaba empezando a cambiar el recelo inicial que sentía por él.

 

 

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05/03/2020, 15:21
Lyneth Dawnfleur

Primer día del Desconocido. Mes del Herrero. Año 289 A.C

El primer impulso de Carellyn fue protestar, alegando que a ella lo que le preocupaba era que Ser Dwain estuviese distante con ella, no con el resto. Pero se lo calló al darse cuenta de que no era del todo cierto. Sí era verdad que el mayor escozor era por ver cómo se diluía la cercanía que había logrado con su mentor, acercándose un poquito más a él a pesar de la coraza con la que se protegía. Pero también era verdad que ella quería que fuese cercano también con el hombre con el que quería compartir cada instante de su vida. 

Escuchó con atención, eso sí, la opinión del señor Errol a través de labios de su esposo. Él era el padre del caballero y lo conocía bien, seguramente mejor que nadie allí, incluso mejor que ella, que había estado dentro de su mente. 

Oh, tampoco tengo más opciones que darle el tiempo y el espacio que necesite —dijo, un poco a regañadientes—. Sólo me queda confiar en que se sentirá mejor y lograré acercarme a él de nuevo. 

Suspiró y escuchó el resto, sobre el tema explosivo como fuego valyrio que acababan de soltarle a Ser Dwain. En realidad ella ya sabía todo eso, sólo que prefería mantener la esperanza de que el mundo llegase algún día a comprender cómo se sentían y que no había nada de malo en ello. Apretó los labios, fastidiada porque ese problema los hubiese perseguido incluso al otro lado del mar. Sin embargo, era ella la que había dejado aquel puente tendido para que Ser Dwain la alcanzase, y sabía que, por lo tanto, era la responsable. Otra cosa era que quisiera mirarlo desde ese punto de vista en aquel momento en que prefería culpar al mundo entero de no saber mirar como ella lo hacía.

Miró a su esposo, con una resignación forzosa que nacía de la certeza de que no había nada que ella pudiera hacer en ese momento, y al escuchar sus últimas palabras, su derrotismo se atenuó para dar paso a una sonrisa sincera. 

¿De verdad? —preguntó, tomando su mano para apretar sus dedos, contenta de que algo sí estuviese saliendo bien—. Me alegro muchísimo de que me digas eso, amor. Porque sé que su presencia aquí, junto a Cley y Terrence, sólo puede ser buena para nosotros. Hay tantísimas cosas que podemos aprender... Y no sólo de Ser Dwain, de los tres. 

Se llevó una mano al vientre mientras caminaba, recuperando parte de la ilusión que le había faltado esos últimos dos días. Pensar en que había otra vida en su interior siempre la hacía sonreír. 

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10/03/2020, 14:42
Director

Habían transcurrido varias semanas desde que ella y su esposo habían revelado a Ser Dwain la identidad de Arlo. Puede que el deseo o que en realidad así fuese, hacía que Carellyn ya pudiese notar en ella misma un contorno más acorde al de una mujer que esperaba un hijo. La primera remesa de sus cultivos ya había sido colocada en mercados y vendida a familias adinerados de la ciudad. Ella se había encargado de casi todo junto con Cley. Cada sía sentía más afecto, admiración o respeto por él. Su compañía siempre era un bálsamo. Era ya consciente del origen de Loar, pero su actitud no cambió hacia ninguno de los dos, como si aquello no importase, o como si ni se plantease juzgarlo. Al contrario, el tiempo iba dejando entrever que en el hombre se estaba generando un aprecio por ellos, en especial por Carellyn con la pasaba más tiempo, más allá de la servidumbre. Precisamente la reacción que hubiese deseado de Ser Dwain, la encontró en el padre de este.

Arlo cada vez pasaba más tiempo junto al caballero y eso se notaba. Cuando por las noches se abrazaba a él, podía percatarse de que su cuerpo cada vez era más rocoso, más duro, incluso en la tranquilidad del reposo. Estaba más delgado, y las formas de su anatomía eran cada vez más claras y definidas. Y a pesar de ello, daba la sensación de ser más grande. Lo peor eran las prolongadas y continuadas ausencias. Iba con el caballero a las tierras de la isla donde habían creado un barrizal para simular la dificultad de la nieve. En casa del caballero, a Arlo le faltaba solo un lecho. Y por las noches, practicaba en la penumbra del jardín tan sólo iluminado por el tintineo de un candil. 

Una noche decidió bajar a verlos. Puede que por poder disfrutar algo de su esposo, el cual parecía estar siendo robado por la determinación del caballero que cada día inundaba más a Arlo. Cley estaba haciendo lo mismo que ella se proponía hacer, pero desde la discreción. Puede que para no interrumpir. Al percatarse de su presencia, sonrió y la hizo un gesto para que le acompañase y observara junto a él. 

Lo que vio la dejó casi sin aliento. Los movimientos del caballero eran una melodía de perfección. Fluía como el lecho de un río. Todo estaba en armonía, los giros de la lanza, los de su cuerpo. Las piernas, los brazos, el torso, la lanza...todo era uno, un arma. El juego de sombras bajo el tintineo de la llama dotaba de más belleza aquella imagen. Pero no fue aquello lo que la quitó el aliento. Sabía ya de lo que era capaz el caballero, aunque esa noche le pareció que ya nada ni nadie podía superar aquello. Lo que realmente se lo quitó fue ver a Arlo, su oponente, haciendo los mismos movimientos, con una maestría que no podía ni llegar a imaginar en él. Ambos conformaban una danza temible pero a la vez muy hermosa. El caballero estiró una lanzada que Arlo bloqueó y contestó golpeando el pecho del caballero con la base de la lanza. Dwaim repitió el movimiento un poco más rápido y de nuevo Arlo bloqueó. Lo hizo varias veces, cada vez más rápido resultando de igual forma, hasta que ya los movimientos de ambos, tanto ataque como respuesta, eran tan veloces que costaba verlos. El último impacto de Arlo fue tan potente que hizo retroceder unos pasos hacia atrás a Dwain. Probablemente otro habría salido despedido un buen trecho. El caballero se detuvo y miró a Arlo el cual no perdió la concentración ni la guardia. Asintió varias veces reconociendo el buen trabajo de su alumno, indicando a la vez que así era como se hacía. Dwain soltó la lanza y sonrió, dirigiéndose a la salida del jardín. Arlo permaneció igual, en la misma pose de combate.

Dwain

Me voy a casa— 

Dijo frotándose el pecho. Arlo sorprendido se enderezó y lo siguió como un cachorro a su madre.

Loar Dawnfleur

¿Ya?. Pero nos queda aún las espadas y las mazas. Y aún no domino lo de...— La respuesta del caballero le interrumpió.

Dwain

No nos queda nada.

Ambos pudieron por fin ver a Cley y a Carellyn. Dwain hizo una reverencia a Carellyn y brindó una sonrisa a Cley, el cual había ido a buscarlo, pues tampoco pasaban mucho tiempo juntos. Arlo dedicó a Carellyn un gesto extrañado, pero de aceptación,  por acabar tan pronto. Podía notar en el caballero la satisfacción contenida, pero su sonrisa se amplió tras mirarla de arriba a abajo. Se acercó un poco a ella  y la miró fijamente.

Es niña... — Dijo. —Cuidad las plantas que tenga cerca no sea que se os escape.— Aconsejó sin perder la sonrisa. —Enhorabuena, mi señora.—

 

 

 

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14/03/2020, 23:03
Lyneth Dawnfleur

Carellyn puso una mano en el brazo de Cley al situarse a su lado y apretó suavemente, con cariño. Disfrutaba de la compañía de aquel hombre que había aparecido de repente, sin que lo esperase, y que les estaba ayudando tantísimo. Se sentía arropada cuando lo tenía cerca. Gracias a él cada vez parloteaba mejor el idioma de su nuevo hogar. Ya incluso se había lanzado a hablar con los tenderos en el mercado. No le daba para mantener una larga conversación, pero sí para ir entendiéndose cada vez más con Oona y con las personas con las que trataban por el negocio del azafrán. 

En ese sentido todo parecía ir viento en popa para la joven pareja. Los campos de la isla daban su fruto —con una pequeña ayudita de Carellyn, que pasaba por allí de tanto en cuando— y su producto había tenido buena aceptación en la primera remesa. La joven estaba contenta y esperanzada con el futuro que les esperaba.

A quien echaba de menos era a Arlo, que se había entregado en cuerpo y alma al entrenamiento con Ser Dwain. Después de estar juntos prácticamente cada minuto en las primeras semanas, ahora pasaba días en los que apenas lo veía más que cuando se iban a dormir. 

Se acomodó para contemplar el entrenamiento, con una mano sobre la barandilla, la otra sobre su vientre y los ojos llenos de curiosidad. Pronto esa curiosidad dio paso a la admiración que siempre provocaba el caballero en ella cuando lo veía moverse. Era como una extraña danza, la danza de la guerra. Una danza que Ser Dwain controlaba como si hubiese nacido para ella. Pero lo que la sorprendió fue ver el progreso en su esposo, que le seguía el ritmo al caballero casi como un igual. Se echó un poco hacia delante para ver mejor la escena, con los labios entreabiertos. 

Asistió al final del entrenamiento, prematuro parecía considerarlo Arlo, y cuando el caballero se acercó al lugar donde estaba ella junto a su padre, correspondió a su reverencia con una inclinación cortés. Vio su sonrisa y sus labios se curvaron de inmediato en respuesta, aunque aún no sabía a qué se debía ese gesto. Y cuando lo supo contuvo el aliento por un instante. 

—¿Niña? —preguntó, encantada con la idea.

En realidad se habría emocionado igual de haber oído que sería un niño, pero en ese momento a ella le pareció que esa era la mejor noticia que le podían dar. Una risa argentina brotó de su garganta con alegría y toda la distancia que el caballero había impuesto entre ambos se desvaneció cuando Carellyn le saltó encima para darle un abrazo, feliz y sentido. 

—Oh, vaya si lo tendré, Ser —aseguró entre risas—. Espero que en eso no se parezca a su madre. 

Lo soltó despacio y buscó a Arlo con la mirada. Sus ojos brillaban llenos de luz y sus labios se curvaban con ternura cuando correteó para llegar hasta él y besarlo con todo el amor que desbordaba en ese instante su corazón. 

—Amor, vamos a tener una niña —dijo al soltarlo, sin duda alguna, confiando ciegamente en la capacidad de Dwain para ver más allá de lo que se podía ver—. ¿Qué te parece eso?

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18/03/2020, 15:47
Dwain

Loar Dawnfleur

¡¿Una niña?!.— Exclamó Arlo, el cual rápidamente la vista hacia el caballero. —Pero, ¿cómo podéis saberlo?. ¿Seguro?—

El caballero asintió. —Igual que veo la luz de su madre, veo la de su hija.—

Arlo torció la mandíbula. Aún le costaba asimilar aquellas respuestas que el caballero lanzaba sin filtro y que eran certezas para él y dudas para el resto del mundo. Había visto lo suficiente para creer en su maestro, pero seguía chocándole. El ansia quizás de un padre primerizo afloró en él y como si con una vidente, u oráculo tratase, comenzó a lanzar preguntas, que despertaron una sonrisa en Cley

Loar Dawnfleur

¿Y nacerá bien, sana?. ¿Y Lyn estará bien? . ¿Sabéis como será?. 

Dwain respondió.—Nacerá de forma prematura, unas semanas antes de lo debido, pero completamente sana. Vuestra esposa estará perfectamente. La niña será un precioso bebé. Tendrá el pelo y ojos de su madre, aunque las facciones más vuestras, de su padre.— Aseguró sin titubeos ni dudas. Y de nuevo desconcertó a Arlo, aunque la sonrisa afloraba en él.

Loar Dawnfleur

¿Seguro?—

Dwain asintió. —Seguro

Cley se apresuró a felicitar a ambos jóvenes. En ese momento Dwain continuó caminando. Arlo propuso una celebración improvisada tras abrazar a Lyn. Quizás un buen vino durante la cena y un brindis. Por supuesto por su cabeza ya pasaba algo mayor que aquello, pero de momento y ante lo inesperado y repentino, algo tenía que hacer. Él mismo se giró para advertir a Dwain. 

Loar Dawnfleur

Dwain, ¿no os quedáis para cenar y brindar con nosotros?— Preguntó mirándolo con atención, al igual que Cley. El caballero se detuvo y tras un par de segundos se giró.

Por supuesto que me quedo. No me lo perdería por nada en el mundo. — Aseguró. —Pero huelo como un cerdo revolcado en un barrizal. Y todo sea dicho, vos también.— Dijo con franqueza y seriedad, que resultaron como antes, divertidas y puede que inconvenientes, pues con decir que iba a asearse habría dado a entender lo mismo, sin decirlo.

Miró entonces a Carellyn. 

Intuyo además cuando nazca vuestra hija, vos naceréis también de algún modo. — Dijo sin perderla los ojos, como si pronto creyese que Carellyn podría pasar de alumna a maestra.

 

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21/03/2020, 02:20
Lyneth Dawnfleur

Carellyn ya conocía las respuestas a algunas de las preguntas que Arlo lanzaba, pero igualmente le parecieron de lo más pertinentes y su mirada se fue hacia el caballero para beberse cada brizna de información extra que les diese sobre su pequeña. Su mano no se separaba de la curva de su vientre y sus labios tardarían en perder la sonrisa que ahora vestían. 

Trató de imaginarse el rostro de la niña y sólo con intentarlo ya sintió que se derretía ahí mismo de ternura. Estaba tan feliz, que cuando el señor Errol se acercó para felicitarlos, le saltó también encima para darle un abrazo. Se sentía exultante de felicidad, por la niña, por haber visto los progresos de Arlo, porque Ser Dwain parecía más cercano de nuevo. 

—Y debemos avisar también a Lord Terrence —apuntó, cuando Arlo comenzó a planificar la celebración. 

Sus ojos interrogaron a Ser Dwain cuando pareció que seguía alejándose, pero al escuchar el motivo no pudo evitar soltar una carcajada. Miró a su esposo y ladeó el rostro, risueña.

—Un baño antes de celebrar. Es necesario. 

Miró al caballero y con aquella última intuición que le regalaba. No estaba segura de las implicaciones de esas palabras, pero desde luego no iban a caer en saco roto, como no lo hacían ninguna de las que Ser Dwain le regalaba. 

—Estoy deseando conocer a la pequeña Essa —aseguró, mordiéndose el labio de pura ilusión—. Y saber cuándo llegará me ayudará a prepararme mejor. Nos vamos a encargar de que sea muy feliz —dijo, mirando a Arlo—. Y va a estar rodeada de gente maravillosa —agregó, extendiendo esas palabras a su mentor, al padre de Ser Dwain, a Terrence y, básicamente, a todo el mundo que conocía en Braavos, pues en ese instante estaba absurdamente exultante de felicidad.