Personajes:
vinsel ---> Anne-Sophie "L'ourse" Hinault
deuteros ---> Hans Von Wagner
ogion ---> David Wilson-Harris
LadyVonCarstein ---> Madeleine Archer
- Prepararé un té verde para usted y ahora seguiremos con las presentaciones. - Theresa Zimmer termina en la cocina y vuelve portando con mucho cuidado una bandeja con un buen número de tazas, café y té.
Tras un breve intercambio de palabras, Theresa toma la palabra. Su tono indica que lo que va a comentar es de suma importancia.
- Las Profecías de Fátima son un conjunto de tres pergaminos en las que está escrito el porvenir de la Humanidad. Se les atribuye un gran poder. Dos de ellas están conservadas en el Vaticano, pero la primera de las profecías fue robada recientemente. - Ahora, Theresa deja la taza vacía sobre la bandeja y prosigue. - Se preguntarán cómo sé yo esto y porqué estoy en peligro. Verán, yo soy miembro de la iglesia. Estuve destinada un tiempo en un convento portugués. Yo era miembro de la orden encargada de custodiar la reliquia. La Orden de Nuestra Señora de Fátima. Por supuesto, me nos opusimos a su traslado, pero no fue suficiente. El apoyo de los fascistas al Vaticano como estado independiente puso al Papa del lado de Hitler y autorizó el traslado, así que el Papa Pío XI ordenó su traslado a Roma, presionado por el gobierno fascista de Mussolini. Éste quería mostrar la reliquia a Hitler para fortalecer Vínculos con Alemania. Durante ese traslado fue cuando la primera de las Profecías de Fátima fue robada, y ahora va a ser subastada en Venecia. Ello ha despertado multitud de interés en el mundo del coleccionismo privado. Los espías alemanes también se han enterado de la subasta, y también ha despertado la megalomanía del Reich. El Führer quiere contemplar lo que dicha profecía dicta. Por ello, actuando en la sombra, va deshaciéndose, uno a uno, de todos los posibles pujadores que van a asistir a la subasta.
>> Respecto a mí... Para mi padre y toda Alemania, yo era nada más y nada menos que una infiltrada del Reich en el mismo Vaticano, pero mi vida religiosa no estuvo motivada jamás por la lealtad a mi patria, sino que verdaderamente soy una persona profundamente religiosa, herencia de mi difunta madre católica, Dios la tenga en su seno. - Tras lo cual hace el signo de la cruz. - Yo antes veía, como ustedes. Durante un incendio que casi destruye el convento, salvé de las llamas las profecías. El intenso calor derritió uno de los lacres de las profecías y yo, que era una joven novicia, contemplé su contenido. Lo que pasó ante mis ojos fue lo que iba a suceder en Alemania: campos de exterminio y todo el horror que iba a traer la locura nazi. Dicha revelación tuvo un precio caro, y mis ojos quedaron convertidos en dos esferas lechosas - dice, mientras baja un instante sus gafas para mostrar sus globos oculares -. Vi el futuro... y perdí la vista. Eso me marcó física y espiritualmente. Aquella desgracia fue premiada por el Vaticano y me convertí en la primera mujer que pisó la Santa Sede ocupando un puesto de responsabilidad elevada con tan sólo treinta años. Desde ese puesto, podía ayudar a mi padre, pero al mismo tiempo, sabía lo que iba a ser el horror nazi que pronto se adueñaría de Alemania. Llegados a este punto, debo dejar de fingir y actuar como miembro de la Orden de Nuestra Señora de Fátima... aunque lo pague con mi vida.
Gretchen se levanta y se acerca a Theresa, que le dedica unas cuantas caricias en silencio antes de proseguir.
- Escuchen, debemos impedir que la profecía caiga en manos de de los nazis y del Vaticano. Tenemos que ir a Venecia, encontrar la subasta y hacernos con el pergamino. Ya.