Parecía que los perros no podían ser calmados ahora mismo. Gesticulando con la boca para que no le viera la ciega, le dijo a Madeleine:
"Pu-tos pe-rros. De-ja los pa-pe-les me-jor"
Maddie se sintió frustrada. No entendía como unos perros podían identificar un robo tan discreto como el que estaba llevando ella a cabo. No quería chafar el trabajo ni fastidiar a sus compañeros así que dejó de vuelta aquellos libros e hizo como si no pasara nada.
- ¿Nos vamos? - repitió.