Había sido su mayor error entrar en aquella sala repleta de vampiros y como no, cazadores, cuanto más tiempo pasaba allí más confusa estaba. Pero no sólo confusa si no que rabiosa, no estaba segura de cuanto más sería capaz de soportar o aguantar, y se dio cuenta de que no era la única que estaba en un estado casi de frenesí o locura. Le resultaba extraño verlo por parte de Arkin, Peyton sabía que ella misma era como una bomba de relojería, un simple movimiento podría provocar mareas, que ni ella misma sabía como controlar, en el caso de que eso fuese posible, que casi lo dudaba por completo. Apretó su mandíbula, sintiendo un suave chasquido en ella, había notado un leve dolor, pero nada que superase a su demonio interior, el cual parecía estar despertando de su corto descanso.-Padre...-Su voz salió ahogada, ronca por la excitación que se había despertado, por momentos sus ganas de matar aumentaban. Sus enormes ojos se clavaron en la joven que decía ser la llave, su bestia interior le pedía darle muerte, pero aún mantenía un ápice de cordura para controlarse.- Me largo...-Había sido clara y concisa. No necesitaba decir nada más, pues sobraban las explicaciones, ella en ningún momento se había sentido cómoda ni protegida. Saldría de allí de la forma silenciosa con la cual había entrado hacía unos minutos.

Se separó del grupo, dándose la vuelta por completo. Su larga melena plateada ondeó, cayendo después sobre la espalda. No había dado ni tan siquiera unos pasos cuando pronunció unas palabras, las cuales parecían no salir de los labios de la licano.- Haceros una pregunta... ¿Es ella más valiosa que ninguno de nosotros? Hasta donde yo sé, todos tenemos el mismo valor... Somos únicos y de un valor incomparable ¿Por qué nosotros y no ella? ¿Es preferible la muerte de todo un grupo para mantener con vida a ella? Deberíais sopesar lo que aquí se expone... Sólo aclararé que si ella pone en peligro a mi pequeña o cualquiera de la manada, acabaré con su maldita existencia y con todo aquel que interfiera en mi camino..-Parecía que finalmente esa burbuja había explotado, bastante hacía con no ir a por ella en ese instante.-Con permiso...-No dijo más, se encaminó hacia el pasillo por el cual había entrado. Sus ojos habían cambiado de color debido al enfado y a la necesidad de descargar su ira, no miró atrás, ni siquiera atendió a palabra alguna por parte de los presentes, ella había dejado claro su parecer.

Suspiré, al parecer nadie escuchaba. ¿Por qué se empeñaban en ser tan estúpidos? Así no ibamos a poder avanzar nada en absoluto, esto sería una reunión interminable, y terminaríamos todos despedazados. - Bien, parece que muchos no atienden a razones. Bien, decid entonces ¿Por qué creeis que una guerra que dura cientos de años se iba a acabar por la muerte de una humana? Perderían un propósito, parte de un plan, pero su objetivo sigue siendo válido. Simplemente, matarla no altera el propósito, solo los medios de lograrlo. Seguirán tratando de acabar con nosotros y los humanos igualmente. ¿O a caso preferís matar a la joven por miedo? ¿Es un plan a la desesperada? - Pregunté, tratando de alzar la voz para que me escuchara también la lupina que salía de aquella estancia a correprisa en estos mismos instantes, mientras la observaba, ladeando los ojos sin mover la cabeza.

Rugio con fuerza, su rugido fue escuchado por todos y todos guardarían silencio, jaló a Peyton del brazo y la movió hacia donde estaba impidiendo que se fuera, lo mismo corría para Arkín que estaba deseoso de irse, y sus movimientos demostraban las ganas de matar a la humana que estaba delante de ellos, con un gesto ausente y sin mostrar muchas emociones. Apretó los puños y se fue a poner al lado de Alexander, subiendo al púlpito, era liado y estaba a su mismo rango, eso quería decir con eso.

-me han decepcionado - rigió de nuevo mirando a los licanos - me han decepcionado mucho, no son muy distintos a los que integran a las garras rojas, incluso a los que más odian, tienen  algo más de piedad que ustedes - estaba realmente decepcionado, y dejó de mirarlos, si lo despreciaban, si se iban donde  Creed, ya no importaba.

-la madre de esa chiquilla sacrificó su vida para evitar que todos murieran, pero lo hizo por una decisión propia, y no me siento en la posición para exigir algo así ahora, otro sacrificio, - mira a su aliado, algo muy profundo los unía a los dos, una promesa y un juramento de hermandad - además, los ancianos dijeron que una luz encontraría la paz y la hija del portal no podía morir... ¿o acaso que es así de simple?... siempre supe quien era ella, siempre y fue una de las razones por las que decidí unirme en esta alianza, y puede ser, puede ser que sea sólo una vida, pero en sí es valiosa, como la de cualquiera de nosotros, como las vidas de nuestros hermanos y hermanas, es valiosa, mi hijo quería matarla y estuvo apunto de hacerlo, por eso él se fue- apretó sus puños.

- si ahora se quieren ir, háganlo, si quieres huir, perfecto, soy su líder, pero no puedo obligarlos a hacer lo que no desean, sobre todo a ti Illana - dejó de mirarlos y puso sus ojos en Temperance.

- ay chiquilla no seas boba . intervino al final - no eres la única espiritista que hay en este lugar, - miró a Gabriel y  salió de las sombras - sólo eres una más, no eres tu madre, pero sí, eres la más sencilla de encontrar, si te matan,  encontraran otra forma, por siglos lo han intentado, esto no viene de los últimos doce años, Tarmes tiene razón, sólo frustraría en parte sus planes, pero no por completo - rodó los ojos, con desenfado.

-¿ en verdad quieren matarla? - pregunta la chica que era un testigo externo, le pregunta a Jake, pero lo hace fuerte como para que la escuchen - vaya... y pensé que los otros eran los malos- suspira mirando con compasión a la chica que estaba en medio de esa tormenta.

Escuché lo que decían todos con cara de pocos amigos, mi cuerpo estaba en completa tensión, como esperando que alguien atacara a Temperance, pero parecía el poco probable, el perro mayor habló, y estaba seguro de que eso los contendría. Los chupasangre por su parte parecían favorables a la chica, si bien no me gustó nada el comentario de convertirla.

El tal Tarmes parecía en realidad el más sensato, no había pensado en todas las posibilidades y consecuencias como lo había hecho él, pero si su plan bien meditado iba a favor de no matarla, lo apoyaría.
Entonces Leah habló por primera vez.

-Nadie va a hacerle ningún daño.- Dije, y entonces recordé las palabras de O'Connor.- Ni si quiera ella misma.- Miré a la muchacha con afecto.

Simplemente debíamos tener un objetivo claro, un plan, ponernos en acción y dejarían de pensar en matar a la niña, así que miré a Tarmes.

-Creo que el plan del joven es el más sensato, yo me haré cargo de que estemos bien armados.- Dije evitando ofenderlo con cualquiera de las palabras que pasaban por mi mente.

El lupino se giró nuevamente, escuchando a Dante y haciendo oidos sordos a los demás.

Cuando su padre ruge, el hombre por inercia baja algo la cabeza. Era la ley del mas fuerte. Mantuvo aquella posición, mientras seguía hablando.

Se le notaba realmente decepcionado, y aquello dolía al Ahroun. No había tenido intención de decepcionarlo, no, simplemente se había dejado llevar por la ignorancia.

No dijo nada, algo avergonzado, aunque tras aquel momento miró a los ojos a su padre, dándole a entender que no se iría, que la lealtad de Arkin estaba donde estuviese él.

Poco a poco, se obligó a relajarse. Parte a parte, su cuerpo empezó a destensarse una vez mas. Suspiró, mientras iba recomponiendo su postura.

No habló, no iba a humillarse mas delante del resto de razas. Sabía perfectamente que aquel gesto que había hecho sería suficiente, al menos por ahora, para aliviar o tranquilizar al Alpha.

La palabra del que había impuesto su palabra bastaba para que el Ahroun lo creyera. Si tenía que creer en aquella mujer como una hermana... Lo haría, por Dante.

No dijo nada. No hacía falta. Imaginaba que el Alpha sabría que su misma sangre lo motivaba a aquel tipo de conducta, que en el fondo solo quería proteger a su manada. Pero también sabía que si no se hubiera puesto tan duro, probablemente tanto Arkin como Peyton se hubieran marchado de la sala. Ahora entendía un poco mas la decisión, ella podía ser la clave de todo aquel asunto.

No dijo nada. Se instauró el silencio, tanto interior como exterior, en el lupino. Quedó mudo, mientras limpió la mano en la que había tenido sangre, para después con suavidad, buscar de nuevo la de Illena. Solo esperaba que ella no se hubiera molestado también con él... Probablemente ella entendería aquel arranque menos que el lider. La miró por un segundo, con algo de lástima en su mirada aunque mirándola a los ojos. Después simplemente apartó la mirada, esperando haberle transmitido la disculpa que intentaba transmitirle.

Illana estaba un poco confundida por la actitud de todos los presentes frente a toda la situación. Las cosas se ponían tensas y su súplica al príncipe era desde el corazón. Ella realmente no quería pelear, no quería la matanza. El pensar en quitarle la vida a alguien más, sin ser por defensa propia, es una idea que le aterra en lo personal.

Cuando Arkin se levanta, Illana levanta su mano, anhelante que él la tomara y no se fuera. Se disponía a ir tras él para tranquilizarlo pero Dante alzó la voz en el momento justo. Extrañaba a su líder, pues ella siempre sabía qué hacer. No sabía que Dante estaba al tanto de todo pero al ver que el alfa de los Fenrir había aceptado cuidarla, era porque de verdad era por un bien mayor y de nuevo recordó la promesa que le hizo a su hembra alfa.

A diferencia de Arkin, Illana no se sentía intimidada por Dante, pero sí lo respetaba y pudo notar el cambio de actitud de Arkin y Peyton. Él mismo se tranquilizó y al mirarla, ella volvió a tomar su mano, la miró directo a los ojos y con la cara de arrepentimiento, el corazón de Illana se tranquilizó. Tal vez sí debían estar juntos porque eran fuertes en las diferencias. Su corazón era más tranquilo y podría guiarlo a él en momentos así. Illana clava su profunda mirada en el licano y con un sentimiento de total calma, le sonríe y acaricia su rostro con suavidad. Nuevamente, sin soltar su mano, se dirige a Dante con un tono conciliador - Usted bien conoce a mi manada, señor. Sabe que nos hemos rehusado a luchar por años y es por el infinito respeto que le tenemos a Gaia y a sus creaciones - mira al suelo y reflexionando un poco en sus palabras, continúa - Yo pedí la razón porque ha sido una sorpresa para todos. Fuimos llamados aquí por motivos que no nos eran del todo conocidos, nos encontramos con que la llave se encuentra entre nosotros y no se nos había explicado una razón real para protegerla. Teniendo en cuenta las situaciones que hemos pasado, para muchos es sólo una humana más - dice esto con algo de tristeza mientras la mira. - Mi posición no es la de no luchar por protegerla, es la de hacerlo por un motivo superior. Y si el motivo es grande, con gusto daré mi vida porque se cumpla. Le hice la promesa a mi líder y la cumpliré hasta el final - mira a Arkin por un momento y le sonríe. Él, más que nadie, entendería la situación pues ambos habían sido designados para esto.

- Yo confío en la palabra de los ancianos y si ellos dicen eso, que así sea. Pueden contar conmigo para la mascarada - hace una leve reverencia y les sonríe al príncipe, a Dante y Terrence. Era el momento de confiar en sus líderes, pues por algo estaban allí.

Ya! Toma a Temperance del hombro y la lleva con delicadeza de regreso a su sitio para que deje de ser el centro de atención. El destino de la muchacha esta en sus propias manos, y no es una opción para ustedes decidirlo por ella. 

El vampiro siente mucha decepción por la actitud de Paiton, que al parecer no desea contener su instinto salvaje. Incluso piensa que la cachorra se parece más a un garra roja, que a la manada a la que intenta pertenecer. -Si nos convertimos en los mismos que deseamos detener, ¿Como se supone que arreglaremos las cosas? 

-Ellos cuentan con Bersekers, bestias imparables para cualquiera de nosotros. No tiene sentido combatir fuerza contra fuerza, solo chocaremos y provocaremos un desgaste de energía en el que nadie ganará... por otra parte, lo que si podemos hacer es desviarla.- Busca en la mirada de Maxwell como si pretendiera su aprobación.  

-Desviar el puño del enemigo para que se ataquen entre si, utilizando ingenio y astucia. Debemos infiltrarnos y devorarlos por dentro como una enfermedad imparable, hasta que finalmente el conflicto entre ellos los separe. Y recién en esa debilidad, nosotros usaremos la fuerza para terminar con esto.-

Observa fijamente a Temperance -Nadie tiene que sacrificar su vida aquí- Se vuelve para dirigirse nuevamente al resto -Ni tampoco en el campo de batalla.-

No todas las guerras se ganan con garras y espadas... algunas es mejor combatirlas con plumas y cuervos.

No pudo evitarlo, cuando Dante rodeó el brazo de la cachorra con sus dedos, esta emitió un gruñido amenazante, pero el mismo se silenció cuando se dio cuenta de lo que hacía. Sintió dolor en la zona que recibía la presión, eso fue lo que la llevó a buscar que la soltase, y lo consiguió, vaya si lo consiguió. Aún así sus formas se suavizaron hasta el punto de mostrar la parte más sumisa de ella. Pocos allí la conocían, en realidad sólo Dante sabía de la parte más dócil de ella, pues el hacıa la labor de un padre, la corregía siempre que era necesario, como había sido en esa ocasión. Peyton no era mala chica, por lo general no se hacía notar en las reuniones y eso la tranquilizaba, pues podía pasar desapercibida ante los presentes, cosa que le encantaba por encima de todo. Pero esa vez no había sido así y había tenido que recibir una corrección por parte de su líder, al igual que por Alexander el cual la hizo esconder esa mirada asustada bajo sus cabellos plateados cuando la miró de aquella manera tan severa ¿Por qué? Quería desaparecer, de repente toda esa fiereza que había liberado por todos y cada uno de sus poros desapareció, dejando paso a una loba huérfana y muy acobardada. Volvió a gruñir, pero esta vez fue un sonido suave y lastimero, como si con ello se estuviese disculpando con los presentes y ante todo con la joven a la cual había amenazado de aquella manera.

Escuchó las palabras de todos, en su cabeza sólo aparecía la necesidad de permanecer en silencio, evitando un nuevo conflicto, pero cuando Alexander habló, esta levantó la mirada. Primero miró a su hermano, el cual parecía más tranquilo ante la presencia de Illana, después miró a Dante, estaba segura de lo que iba a decir no le gustaría, incluso intentaría evitarlo por todos los medios, pero no lo conseguiría. Era su decisión y ni él, ni nadie la haría cambiar de parecer, era como una forma de pedir disculpas.-Creo ser la más indicada... Para entrar en el "interior" del enemigo, está más que claro y no soy la única que lo cree, pues la mirada de muchos de vosotros me muestra lo que pensáis de mi-Miró a Dante, pero retiró la mirada igual de rápido, volviéndola al hombre (Alexander)- Y si... Mi padre está dispuesto a dar la vida por ella, es que es realmente importante.-Tomó aire, retirando algunos cabellos de la cara, a la par que acomodaba su jersey.- No soy quién para robarte la vida... Ni a ti, ni a nadie. Es cierto que me precipité y por ello enmendaré mi error, no pienso aceptar negaciones, es mi decisión os guste o no, por lo que ya sea sola o no, me ocuparé de encontrarlos y hacer lo peor de ellos.-Se auto-abrazó, dándose caricias tranquilizadoras.- Ahora... Me gustaría regresar a casa, padre. Quiero descansar...-Mostró una pequeña sonrisa, mientras volvía a su "rincón" esperando que la llevasen de vuelta. Eran demasiadas cosas y necesitaba descansar, ni ella se imaginaba que acabaría teniendo ese final.

No había esperado que Peyton dijera aquello. Abrió los ojos como platos cuando se ofreció como carne de cañón, literalmente.

Fue a abrir la boca, pero calló. Apretó la mano de Illana: Era parte de su familia. No, aquello no estaba bien. No debían dejarla marchar así.

No era algo que pudiera hacer, y menos sola.

Miró a la Fianna que tenía a su lado con profundo desasosiego para volver a mirar, algo ansioso, a la mujer de cabellos blancos.

Esperó que el Alpha hablaba, pero su respuesta estaba tardando demasiado en llegar.

No lo hagas... No lo hagas, por favor... No lo hagas. Es un suicidio...

Dijo en voz baja. No lo pronunció mas allá porque era decisión final del Alpha, pero independientemente de este, hablaría con ella fuera de esta reunión.

Le estaba costando enormemente no marchar junto a ella y discutir con la misma sobre si la estupidez que ha dicho era pensada o simplemente otro de sus prontos de cachorro lupino..

Fuese lo que fuese, si aquel fuese su destino, si Dante decidiese que aquello era lo correcto, lo cual sería una de las peores decisiones tomadas en su vida, a modo de entender de Arkin, le pediría ir con ella... No podía dejarla ir sola, no. Eran una manada.

No podía estar tan loca de pretender ir sola y saler ilesa en el intento. Incluso las caricias de la bella pelirroja a su lado, que calmaban al Ahroun, habían dejado de importarle en aquel mismo instante.

Estaba profundamente preocupado.

Chasqueo mis labios en un claro gesto de molestia y desacuerdo. Todos no hacen mas que dar vueltas al asunto, sus miedos y odios los ciegan, a diferencia de mi que solo me motiva la ira. Con fuerza, aprieto mis puños, por eso siempre había trabajado solo, por eso me apartaba de las manadas.

-Vamos, ¿quieren saber como actuar, como sacar fuerzas de flaqueza?. Piense, los enemigos son numerosos, dejen que la información corra por las calles, que se sepa que algo se cuece. que los Garras rojas "descubran" que sus "amigos chupasangre" preparan e cierto lugar el ritual que les dara la ventaja. Que los cazadores escuchen rumores de cierto lugar donde los vampiros parecen prepara un gran golpe. Y en medio de ese caos nosotros prepararemos nuestros golpes, nuestras armas.

El alfa golpea la mesa y restituye el silencio en la sala, el príncipe también guarda silencio ante la muestra de poder del licano, no es que tuviera miedo, pero era evidente la confianza que había en ambos.

- no harás tal cosa, ellos saben quién eres, no serviría, Creed no duraría en destazarte Peyton, y aun no puedes retirarte - dice observando al príncipe que es el último que debe hablar.

Luego de la intervención de Dante, se formó un gran barbullo entre los presentes, el príncipe seguía viendo a Temperance temblando, pero Alexander salía a en su auxilio, sacándola de ahí, y restándole un poco de tensión a ese momento. De pronto, gran parte de los secretos custodiados por tanto tiempo salían a la luz, soltó un pequeño suspiro, aunque en verdad por sus pulmones no pasara aire, aún conservaba muchos gestos humanos.

- no nos sirve de nada que vayas pequeña y te expongas a peligros, no vamos a sacrificar a nadie, el mismo principio que se le aplica a Temperance, se le aplicará a ti -  dice suavemente y se pone frente al púlpito, Dante baja y camina hacia Peyton poniéndose a su lado - no es necesario mártires,  si han de existir, que sean en batalla y no en misiones suicidas... - eso iba también para Illana.

- armaran grupos, la cazadora Adler nos dará las locaciones, investigaremos, pero sólo eso, será trabajo de investigación , no tenemos tiempo, Gabriel para rumores, y es claro que el ataque será en el desfile, ni tampoco para espias, esto no es un juego y tendremos que armarnos - mira a Temperance un segundo - espero que puedas tener visiones de lo que pasará, Temperance -  inclina un poco su cabeza -los que esten dispuestos a esto,  irán, los demás,preparen a sus hombres y mujeres para el combate... en el desfile lo primero será sacar a las personas y luego cazar a esos mal nacidos ...- entrecierra los ojos y aprieta los puños.

- ahora pueden retirarse, ha sido una larga noche, nosotros nos encargaremos del desastre del estadio, ya lo hemos hecho antes, y quedan pocas horas del día aún  -  baja del púlpito, era hora de irse... El concilio de las Sombras había terminado.

FIN DE ESCENA