La acción de Gabriel había sido inútil, aunque no sabía decir si eso era algo bueno o algo malo. A pesar de eso, comprendía que era posible que Temperance no sobreviviera.

Illana tomó la fuerza de su gente, concentró todo el poder y recordó todas las enseñanzas de Gissiel. Ella había sido la causante de todo su porvenir, ella le había dado todo, incluso la posibilidad de estar con Arkin, cosa que le agradecería siempre. Las voces de su gente, desesperadas por todo lo que habían pasado, llegaban a sus oídos, tratando de aturdirla, buscando alivio a sus almas en ella, pero la licana trataba de concentrarse. Era el momento de mostrar valía, era el momento de ser una alfa.

Tomó el libro de la espiritista y se acomodó en la posición adecuada para el ritual. Tras esto, comenzó a recitar los versos con una posición rígida, firme, incólume. No se dejaría derrumbar por lo que había a su alrededor, ya que confiaba en que sus compañeros de lucha cumplirían su tarea. Luego miró a Gabriel, esperando que él tomara su posición y le ayudara con la ejecución del ritual, aunque parecía concentrado en otras acciones.

Peyton se posicionó por delante de Ilana cuando vio que los demonios parecían haber tomado por objetivo a la otra loba. Si querían pasar, sería por encima de ella... Y no se lo pondría fácil. 

Se inclinó hacia adelante y soltó un fuerte rugido de advertencia. Sus ojos se clavaron en ambos y se dispuso a esperar para poder enfrentarlos.

Los latidos de los corazones, los corazones que aún manifestaban un atisbo de vida, casi podían escucharse, la muerte era la que reinaba, y todos iban a ser testigos del fin de aquel mundo. De todo lo que era conocido. El jinete iba a escapar, y al sangre de la espiritista tocaba el suelo, una gota, dos gotas, mientras los rezos de la licana se entonaban como un canto moribundo. Era el fin. Todos morirían. 

Pero algo sucedió, la esperanza no podía perderse, ¿o sí?. De pronto desde el mismo portal, un brillo distinto surgió. Desde el cielo, entre las nubes oscuras, rayos de luz surgían, y luego, la destrucción de los demonios, que cuyas entraña volaban por todos lados. Eran ángeles, o eso parecían ser aquellas luces, y las espadas que se levaban. La voz de Ilanna era la llave para el cielo.

"Veni, Creator Spiritus, mentes tuorum visita,
imple superna gratia quae tu creasti pectora."

La sangre de Gabriel se elevó, incluso la sangre de Temperance, que parecía haber abandonado este mundo. Una lanza roja comenzó a formarse, y Peyton, que intentaba luchar, se vio de pronto rodeada de criaturas del mal, sin embargo Dante, aparecería, y los destruiría a todos. Era su mujer, ninguno de ellos la lastimaría.

La lanza roja,  salió desde  el pecho de Temperance y traspasó al mismo jinete, un rugido terrible se escuchó, desde el cielo, rocas de fuego comenzaron a caer, eran las estrellas que se precipitaban, según las escrituras, y terminaron de destruir la ciudad, el mal no se daría por vencido. No... sin embargo, de en medio de la oscuridad, un ser de sombras surgió. 

"el tiempo.. no es...", una risita se escuchó, y luego, la explosión, una enorme explosión, como un pulso azulado que se expandió desde aquel portal, y recorrió la ciudad. El viento, que traía la muerte, comenzó a soplar, y a absorber todo desde aquel mal que había caído como una plaga por la tierra. Los demonios desparecieron y el mal se resquebrajó. Los ángeles traído por Illana se mantuvieron de pie, intentando no ser absorbidos... 

EL silencio reinó, antes del último rugido, que lanzó a todos lejos, vampiros, licanos, humanos, volaron por los aires, en medio de una luz tan blanca, que parecía ser el inicio del cielo en la tierra, La paz llegó tras aquello... Había acabado la maldad, o eso querían creer.

Habían sobrevivido todos, incluso Temperance, aunque no sabían si despertaría, Gabriel, por su parte, se había vuelto un vampiro, para su desgracia, aunque ahora podía ver a su amada a su lado en todo momento. Peyton, junto a Dante, parecían tener un poco de paz, e Illana y Arkin, por fin podrían retrosar juntos.

Los días pasaron, Temperance recobró la conciencia, aunque había olvidado gran parte de lo pasado, menos su amor por Alexander, su padre, ahora podría cuidar de ella, y rearmar a la hermandad, destruida, Rashel habia acabado con el príncipe anterior. De Creed y de los demás licanos traidores no se supo nada, y menos de Rashel, estarían por ahí, aún buscando iniciar el infierno azul, pero de momento, la ciudad parecía sobrevivir, comenzaría a reconstruirse, ¿y la paz?, ¿la paz? Es sólo una utopía, pronto comenzará la batalla...

FIN