Partida Rol por web

En Miami las cosas se estaban poniendo duras, especialmente para aquel barrio expuesto al strom surge.   Y bien lo supo Oleisky cuando, a pesar de la ayuda -no muy efectiva- del samurai, el viento le ganó a sus clavos a medio martillar, y ¡XRAshshhs!  rompió esa ventana con algún proyectil improvisado y los vidrios volaron hechos añicos, por suerte clavándose en la mesa que había sido puesta para tapiar. 

Whhoooo, el viento sonaba y sonaba cada vez más fuerte afuera.  

Un refugio no sirve de nada si no está reforzado.  

Habría que intentarlo de nuevo si no acabaría haciendo más daño estas ráfagas que las otras, propiamente dichas. 

WHUUUUU, era un aullido, puntualizado por cosas rompiéndose allá afuera, por fortuna, lejos de aquella esquina donde estaba el taller.

A Haníbal se lo van llevando lejos del túnel, y va por las calles laterales, sorteando la inundación,  pensando en qué hacer contra el hada*.   La gente va organizada, ayudándose los más retrasados, glamour de solidaridad listo para cosechar, los humanos en sus mejores momentos, diría una amiga. 

Por un momento, en uno de los talleres de esta calle sencilla de la gente trabajadora de Miami, Haníbal alcanza a ver, ¿una armadura de samurai roja colocando un panel de madera?    De ser sólo humano, juraría que era sólo un maniquí movido por la tormenta, o alguien con un disfraz elaborado tapiando su ventana, pero no, siendo changeling sabía reconocera a otros como él, especialmente a aquellos con alto wyrd. 

Parecía estar con alguien atrás, reparando algo, algo que finalmente se rompió con estruendo de cristales. 

¡Vamos, la tormenta se está poniendo dura!   Tratemos de llegar a ese edificio alto.   -dijo uno de sus acompañantes. ¡Si, ese se ve fuerte!  -Tenían que gritar para ser oídos sobre el estruendo del viento y el agua a raudales. 

Un golpe de viento vino tirando cosas, arrancando y llevando objetos voladores y  ¡¡SHOOOSH!! los impactaron!  Una de las mujeres quedó tirada en el piso, con un pedazo de metal clavado en la espalda.  Al chofer y a Haníbal se les fue encima un letrero de madera, dejándoles astillas y clavos lacerando su cuerpo cual Cristos en Miami.** 

Gritos de dolor y auxilio llegaban de todos lados de aquel grupo dispersado por el golpe de tormenta.

Jacobo estaba absolutamente horrorizado. Aquel truco era retorcido y siniestro, algo que esperaría de los Señores antes que de otro Perdido. Necesitaban alejarse, y pronto: estaban llamando la atención de la gente, y además temía que quien movía los hilos viniera a ver qué estaba provocando aquellas sacudidas. ¡Y el hombre a quien venían a visitar podía estar en peligro! No podían demorarse en experimentos, amén de que si lo que estaba empezando a imaginar se cumplía, iba a necesitar todo el glamour que le quedaba. 

Tiró de la curiosa oscura sin pensar -¡Vámonos!  Estamos perdiendo el tiempo, tenemos que encontrar a Shinzo antes de que le hagan algo horrible. - y empezó a recorrer los pasillos como una exhalación, mirando a un lado y otro con ojos desencajados con ella a rastras, hasta que encontró la sección y puerta correctas. 

Hanibal lo tenía realmente difícil,incluso escapando el hada parecía no dejarlo ir fuera de sus dominios,el problema era que el poder que tenía en este lado que no era Arkadia era escaso,y no sabía controlarlo bien,así que se preguntaba mentalmente ¨¿donde están esos maestros de las películas o los animes que te enseñan usar correctamente tus poderes cuando lo necesitas con urgencia?¨.

Mientras pensaba eso,observaba que el viento huracanado que ocasionaba la hada al igual que la tormenta y viendo como volaban las cosas,intentaría encontrar una manera de detenerla antes que siga matando inocentes.

De repente un cartel enorme de madera golpeo a Hanibal y al chófer,pero esperaba poder esquivar los golpes mas graves,solo terminar con un pequeño lastimado o una contusión sin importancia.

Si no quedaba inconsciente por el golpe del cartel de madera,buscaría la ultima solución para acabar con este conflicto sin que hubiera mas muertos.

La oscura observó los efectos del contrato con interés. ¿Sería capaz de imitarlo más adelante? Aunque a decir verdad no tendría mucho tiempo para examinarlo detenidamente, pues lo que acababa de hacer había llamado la atención de la gente cercana, y una señora se quedó mirándola. Ella se lamentó inmediatamente. ¿Por qué había sido tan poco cuidadosa?

El detective no debía de tener interés ninguno por aquella magia feérica, porque rápidamente la tomó del brazo y la conminó a seguirle.

—¿Qué es lo que ocurre? ¿Crees que está en peligro? —preguntó la chica mientras lo seguía, confundida por la situación.

Estaba claro que al samurai se le daba mejor trocear cosas que arreglarlas, así que Oleisky le agradeció la (poca) ayuda con un gesto amable. Le señaló las herramientas y las mesas y sillas que podían usar para tapar las ventanas con la esperanza de que eso le ayudase a ayudarle. Cogió el martillo y se puso manos a la obra. Tenía que tapiar las ventanas antes de que fuera a más la tormenta, por suerte parecía que la tormeta les estaba dando un respiro mientras castigaba otras partes de la ciudad. ¿Estarían bien los otros changeling que acababa de conocer? La verdad es que no parecían mala gente, aunque les acababa de conocer....