Partida Rol por web

Los últimos golpes del ogro fueron más que demoledores. Meditando sus acciones desde el presente, aquel golpe en la entrepierna de su contrincante no había sido una buena idea. En fin, que se le va a hacer. Su estructura empezaba a fallar, pero aún tenía algo que decir:

-No pasa nada, sólo supone un breve retraso... Deberías sobrevivir al proceso. Pero sabes que el gólem volverá, el gólem es imparable... Jodidamente imparable...

Un último golpe acabó con lo que quedaba del constructo. Que volvería era obvio, pero sería muy difícil que lo hiciera a tiempo para volver al torneo. Al menos había podido zurrar de lo lindo a aquel lobo mariquita. 

La roca ha caido! Le ha costado lo suyo al Ogro, pero finalmente ha conseguido derribar a Gólem.

Pues si, Buzz. Ya empezaba a creer que esta pelea duraría siempre. Ha sido increible como Gólem se recuperaba de los golpes una tras otra vez. He disfrutado como un niño pequeño viendo golpear y encajar como hacía muchisimo tiempo que no veía. Dede mi humilde posición de comentarista, le agradezco a los dos habermelo hecho pasar así de bien.

Una de las chicas da un golpecito en el hombro a Jimmy, que dormía apoyado en un arbol.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Ya han acabado? Continúa, frotandose los ojos Ya era hora...Me ha dado tiempo a una siestecita, aunque podríamos haber aprovechado mucho mejor el tiempo, ¿no creeis, chicas?

El Ogro empezó a resoplar después de aquella pelea, pasándose el antebazo por la frente para apartarse todo el sudor que había perdido durante el combate y mirar la grava que era el gólem en el suelo. Le dio una patada discreta para esparcirla un poco. Aquel hijo de las mil le había hecho pasar un rato frustrante y horrible, así no era como se supone que tenía que funcionar nada, agotar al enemigo hasta que prefiera morir de la náusea que es tu táctica.

-...

Gruñó después de aquello, haciendo crujir sus nudillos grandes y nudoso. Sí, esta vez SÍ tenía algo que decir. Cogió el micrófono.

-Al siguiente idiota que vengas. Vas a morir. Esto no es una amenaza, es la exposición de una maldita certeza. Toda la paciencia que tenía se me ha ido con este maldito espectáculo de magia tramposa del gólem, y tenía muy poca para empezar. Ríndete y no pasará nada, quedarás como un cobarde y me llevaré el premio -el micro crujió ligeramente, lo sujetó con algo más de cuidado- Si se te ocurre plantarme cara, estás muerto. Si se te ocurre echar siquiera nada que se te ocurra, estás muerto. Y si eres uno de esos genios que aquí, como el amigo, deciden tratar de engañarme y tomarme por tonto... te abriré en canal, me cebaré con tus entrañas y esparciré tu sangre ante el público. Y entonces desearás estar muerto.

Resopló, con el ceño fruncido, y devolvió el micrófono pasándolo mientras salía de allí, a darse una merecida ducha, comer algo y hacer una llamada a casa. Y a quitarse toda la gravilla de la cara. ¡Maldito gólem!

-Creo que ya me he explicado...