Te despiertas helado en tu cubiculo, ya no recuerdas cuanto tiempo llevas encerrado aqui, apartado del mundo. Solo que fallastes en tu misión de dejar abierta la puerta del habitaculo de mando para que los demás escaparan en caso de que fuese necesario, pero el material era pesado e incluso a pesar de apoyar todo tu cuerpo no cedio ni un solo milimetro. Después llegaron los gigantes, una pequeña pelea, una gran paliza y las drogas.
Lo mejor de todo eso es que aunque ha pasado mucho tiempo no recuerdas nada, te han estado metiendo sedantes o cosas parecidas, te parece recordar ligeros retazos de conversaciones, pero no llegas a entenderlas del todo como si hubiese sido un sueño. Solo recuerdas que hablaron de que "estaban limpiando la sustancia negativa en tu sangre", pero viniendo de tus captores eso no puede ser bueno.
En los últimos dias has notado el frio que corta el ambiente, te han dado un montón de mantas y las comidas son muy calientes para mantenerte vivo, pero el frio persiste y te duele solamente salir unos pasos fuera de tu cama en el cubiculo. Pero hoy es diferente, la puerta se ha abierto y no has oido los pasos pesados de tus guardias sino una risita y una ligera carrera...
Abre los ojos rápidamente, y sus ojos se mueven rápidamente, observando la habitación. Su respiración es propia de los durmientes que despiertan ante una pesadilla terrible. Encogido entre mantas, se centra en discernir que es lo que ocurre en la habitación. Recuerdos difusos, su cuerpo casi fuera de juego.
Intenta incorporarse, y sus labios tiemblan al querer hablar
- ... Q-q... ¿Q-quién está ahí? - pregunta sacudido por escalofríos, en voz baja, como un único suspiro que es capaz de exhalar.
Los pensamientos en su cabeza se agolpan, y como si fueran martillazos en su interior, duelen. Espera a una respuesta, lleno de temor ante aquella risa escalofriante
Nadie contesta a tu llamamiento, aunque la risa te recuerda a la voz de un anciano, pero poco importa, si sigues metido en esta celda terminaras muerto de frio, los paseos de los guardias con cada vez menos frecuentes, las comidas tardan más y por muchas mantas que te pongas el frio te llega hasta los huesos. La habitación es practicamente una celda, un servicio, con iluminación de una bombilla titilante que has dejado de mirar para no volverte loco y tu cama, en un monton hay un grupo de libros, pero hace tiempo que dejastes por imposible leerlos, el frio de sacar tus dedos fuera de las mantas te hacia la tarea horrible.
Cierra los ojos durante unos segundos, armándose de valor para levantarse. Refugiado en las mantas, se dispone a salir de la celda. La alternativa de morir de frío en esa habitación se le antoja menos apetecible a descubrir quién ronda los pasillos.
Tanto tiempo encerrado empieza a afectarle a los nervios. Tiembla, susurra para sí mismo, casi no recuerda el hablar para otro ser humano. Tal vez fiebre, o el efecto de las drogas.
Tal vez sea eso, las drogas en mi interior. Alucinaciones, eso es lo que estoy percibiendo ahora, ¿qué otra cosa podría ser?
La línea entre realidad y ficción se ve cada vez más difusa.
Avanzas unos pasos que te resultan mortales a tus heladas piernas, el poco movimiento que has llevado este tiempo desde que llego el frio y te han tenido en esa extraña duermevela te han hecho mella en tu cuerpo. Con las mantas que puedes llevar sales de la celda y echas un vistazo, te encuentras en un pequeño pasillo con más salas como la tuya, unas 5 más que no se han molestado en abrirlas y al final del pasillo una puerta que esta semiabierta. Al parecer esta sala es para los que han cometido insumisión, supongo que desde que Horizon tomo el mando se habran podrido en vida varias personas más que los típicos borrachos o respondones...
El pensar en estar en aquel lugar ya le resulta desagradable, por ello no se para. Querer volver a la normalidad y reunirse con los que eran sus compañeros, eso es lo que le mantiene en pie y caminando.
Sin querer pensar que es lo que se ocultan en las puertas que se reparten por el resto del pasillo, sigue caminando para llegar a la puerta que hay al final del pasillo. Solo espera no encontrar ninguna sorpresa desagradable.
Todo fuera por dejar de sentir ese silencio, esa soledad casi palpable, que a cualquiera le haría perder la razón en menos tiempo. La pregunta era cómo había conseguido aguantar. O tal vez hubiera perdido la razón
Avanzas por el pasillo protegido por tu manta, andando inseguro, aunque intentando alejarte de las paredes. Ya que no puedes dejar de dar ojeadas nerviosas a los cubiculos de tus lados, seguramente haya prisioneros en ellos, o quizás no y haya cosas peores, con este frio no puedes recordar. Y el recuerdo de tus amigos de viaje, a los que dejastes solos aunque no querias, te hace un nudo en el estomago que ya de por si sufre por estar vacio.
Al salir del pasillo te encuentras con otro que marcha hacia izquierda y derecha, por la ornamentación debes de estar en la parte baja del barco y si ha llegado el frio hasta aqui no quieres pensar como deben estar las salas superiores alejadas del motor. De repente escuchas algo pasos pesados que vienen desde el pasillo de tu derecha...
Lentamente, paralizado por el miedo, se vuelve hacia el origen de esos pesados pasos. No se le ocurre de quién puede proceder, y se pregunta si realmente quiere descubrirlo, allí, quieto, en mitad de un pasillo e indefenso.
La imaginación juega malas pasadas, y a veces se cede a ellas de forma irremediable.
El primer instinto es correr y buscar refugio, quizás detrás de la puerta entreabierta. Agazapado y controlando la respiración, para no ser captado. Y rezar, si es que queda algún dios en la pérdida de cordura, por que el miedo no le lleve a su propia muerte
Si no he entendido mal, el sonido viene de mi derecha mientras miro hacia la puerta que está entreabierta.
Retrocedes para esconderte del recien llegado, tus pasos son dubitativos pero ahora que has entrado un poco en calor hasta puedes moverte con cierta rapidez. Te acercas a la puerta y te escondes detrás de ella, intentando silenciarte incluso el castañeo de tus dientes. Los pasos resuenan en el metal, pero pasan de largo tras unos segundos en los que sientes como el frio llena tus pulmones y apunto has estado de toser. Al final solo es un murmullo de metal para terminar por no escucharse, parece que no iba buscando a nadie sino simplemente paseando.
Ahora vuelves a estar solo, pero hacia donde ir, por donde ha llegado el guardia o siguiendo los pasos de este...
Quizás los guardias estuvieran en contacto con el resto de la tripulación, quizás eso pudiera conducirle hacia una libertad tan deseada. Aunque no estaba seguro de quién era preso en aquellos momentos.
Tomándose un minuto para asegurarse de que nada ocurre fuera de lo normal, recoge lo que queda de su valor y sus formas para caminar, siguiendo los pasos que tomarían los guardias
No alzaré la voz, no ahora, quien sea que esté rondando por la zona podría escucharme, y ni siquiera sé sus intenciones... ¿Qué clase de locura es esta, que me está haciendo perder los nervios?
Sacude la cabeza, afligido y confuso
Con tu manta rodeandote avanzas trastabillando por donde se ha ido el guardia, seguir el monotono traqueteo lejano con el sonido provocado por el metal del suelo es bastante facil. Aunque a ratos te da miedo de que el guardia se de la vuelta, te peguen una paliza y vuelvas al punto de partida, sin la esperanza de que esta vez puedas salvarte. Te fijas en que en un lado del pasillo hay un cartel donde pone escondida entre el hielo "Bodega", ahora que lo piensas tienes bastante hambre y quizás haya algo de abrigo en ella...
Se detiene unos momentos para asegurarse de que no será descubierto, y que tampoco haya alguien en la bodega. Lo cual podría ser un problema. Si escucha acercarse de nuevo a los guaridas, rápido pero conciso, intenta adentrarse en ella. El hambre acucia y el escaso tiempo también.
Se adentra, pisando con cautela, despacio, para no hacer ruido y no alertar a nadie. Y así poder asegurarse de que se encuentra solo
Tardas casi cuatro veces más que si fueras andando, pero no hacer ruido en los metalicos corredores es complicado y que tu cuerpo este aterido de frio no hace que esto resulte mejor, por suerte parece que el guardia ha seguido su camino y no vuelve por los corredores y las puertas por las que te cruzas están cerradas a cal y canto.
Entonces tras un ultimo recodo te encuentras con una puerta abierta. Parece haber una algarabia en ella, varias personas (o cosas) que están buscando algo en ella. De repente escuchas la siguiente conversación.La reconoces como la voz de Jean Claude Renoir, el noble de lengua larga y diestro en la espada-Haré lo que usted aconseje, desde luego. Tome, tengo aquí un mechero de alcohol que quizá le sirva...-Pronto le responde la voz del americano:-- Miren de que son las latas y veamos cuáles son comestibles...tras comer y coger fuerzas empezaremos nuestra venganza...-
Y con esto y un bizcocho tu periplo en solitario termina :P Abrire una nueva escena para todos ^^.