Partida Rol por web

Después de escuchar las palabras del Abad, Charles empezó a rezar en silencio con tristeza por lo que estaba ocurriendo.
Hermano Guy, tengo mis dudas de que seas el hereje, si lo eres confiesalo y si no, que dios perdone nuestros actos.

Seguidamente Charles siguió rezando en silencio, recapacitando sobre lo ocurrido en los ultimos dias.

Con las lagrimas en los ojos, levanto la cabeza hasta Charles y le digo con la voz tomada por los llantos: No soy ningun hereje, solo estuve en la biblioteca leyendo un libro nada más.

Niego al ver como Guy es arrastrado fuera de la sala y miro a los demas perros sedientos de sangre. Me acerco y le pongo una mano en el hombro mirandole a los ojos Hermano si alguien os vio en la biblioteca decidlo para que os pueda servir de coartada aunque vuestra reaccion al ver la sangre del hermano bien me hace pensar que solo sea una estratagema de nuestros enemigos para hacer caer a los inocentes

Ya no hay nada que decir. Estas en manos de Dios, hermano. Ojala seas el hereje, para que esta pesadilla acabe, aunque siempre quede vigente en nuestras mentes. Porque, si no lo eres, estaremos cometiendo un crimen imperdonable

Que Dios nos perdone Dice William, con tristeza en los ojos, mientras observa como los verdugos agarran las tenazas de hierro al rojo vivo, y se acercan a Guy...

El abad había escuchado en confesión a todos los hermanos, y el hermano Guy era el que más recelos producía en ellos, entre ellos en el hermano Malachi. Nunca había creído del todo su supuesta debilidad y era profundamente sospechoso que no hubiera escuchado las campanas. Malachi recordaba cómo había sido el momento, estaba profundamente dormido, ya que era de las noches que más cansado había estado. De repente, el fortísimo ruido del campanario le hizo saltar de la cama asustado hasta que fue capaz de asimilar lo que estaba escuchando. El monje intuía que en los pueblos más cercanos los labriegos también habrían sido despertados, tal era la fortaleza del sonido. Por ello resultaba más que sospechoso que el hermano Guy, por muy dormido que se hubiera quedado en la biblioteca no hubiera conseguido escuchar nada.

El hermano Malachi miraba al hermano Guy mientras el abad y los guardias se llevan al hermano Guy, no sin algo de compasión. En los muchos años que llevaba portando el hábito, era la primera vez que de su mano veía un proceso por herejía, y su participación en él en cierto sentido le entristecía. No entendía, y en la escasa vida que le quedaba no lograría entender, por qué un alma de Dios se dejaría llevar por los terribles y demoníacos caminos de la herejía. El hermano Guy le dio lástima en estos momentos, y le dijo:

-Hermano Guy, si eres el begardo, aún estás a tiempo de confesar y de que el Señor te acoja en su casa. -Recuerda Su misericordia y recuerda Su perdón. -El hermano Malachi se santigua y comienza a orar por que su decisión haya sido acertada y por que el Todopoderoso interceda en el fin de la herejía y en el triunfo de los justos.

GERARD hace la señal de la cruz cuando los guardias cogen a GUY y reza una plegaria por su alma, si es que todavía tiene alguna.

¿Como os digo que yo no he sido? ¡No lo entendéis! ¡Nunca podría hacer algo parecido! grito en los brazos de los guardianes, estando harto de las palabras de mis compañeros

A pesar de estar en primera linea mientras Guy suplicaba por su vida y los verdugos terminaban de elegir el instrumental a usar y sacarle la ultima confesion. Andre mantenia la cabeza gacha, rezando por el alma de quien iba a morir acusado de herejia.
"Que dios nos perdone"

Alzo entonces la mirada al escuchar las palabras del hermano Bruno.
-Hermano Bruno, ¿Que insinua? ¿Nuestros enemigos? ¿Acaso esta diciendo que puede haber mas de un Begardo entre nosotros?

Pensadlo hermanos digo mirando al resto de mis iguales una unica persona no hubiera podido hacer lo que hizo a nuestro difunto hermano, necesito la ayuda de al menos otras dos personas. Mas considerando la embargadura del hermano fallecido que otra cosa ya que le hubieramos oido moverle en su celda al menos los que duermen cerca de el

al ver a GUY rogar por si vida solo puedo apartar la mirada aun siendo un herege esta tipo de practicas las repudiamos en mi orden no me que da mas que pedir a dios nos perdone por tomar una vida aun si es la vida de un herege
-que dios te acompañe GUY, y que encuentres perdon para nosotros-

en sso escucho al hermano Bruno y al hermano Andre, me acero a ellos y les comento en voz baja me parece una muy buena opinion, hay mas de uno en esta capilla que ha sido culpable no hay que bajar la guardia

Creo que hemos condenado a un inocente, Que Dios se apiade de su alma y de las nuestras por mandar a un inocente a la hoguera .

Miro al hermano Guy con un rostro de pena.

Hermano Guy, siento que todo acabe así, debes de ponerte en paz con Dios para que perdone todos tus pecados .

Cuthbert sacude la cabeza, mirando al suelo, cuando se llevan a Guy.

Estamos todos cometiendo un terrible error. Que Dios se apiade de nuestras almas, ya somos todos tan culpables como quienes mataron a Basil.

Observo con expresion seria como se llevan a Guy, con expresion seria pero serena, convencido de que hemos hecho lo que nos ha inspirado Nuestro Señor pero las palabras de Bruno me preocupan

Estais seguro hermano Bruno?, algo asi seria espantoso

esperemos que esto signifique que hayan acabado las muertes....y el señor nos iuminara, Harold reza por el alma de guy

Cyrille aguarda en una esquina sin decir ninguna palabra. Esta sumergido en sus propios pensamientos sobre la muerte de los dos hermanos.

Siente unas nauseas tremendas y decide ir a los baños.

Hermanos, si tan seguros estais de que estamos cometiendo un error, aun estamos a tiempo de enmendarlo, encerremosle y si no hay mas crimenes es que era el, si se comete un nuevo crimen es que el es inocente. Mas vale que nos aseguremos antes de cometer un crimen ante los ojos de Dios, ya que a el no le gustaría que envisemos a un inocente a la muerteBerengar parece triste
Quizás deberiamos avisar a alguien ducho en estos temas para que nos ayude

Antes que el sol se oculte del todo , el Abad os conduce a las afueras del monasterio donde la autoridad civil se va a encargar de ajusticiar a GUY . Os reunís todos en torno a una pila de sarmientos , estos en opinión de alguno no están todo lo derechos que deberían estar para que su ardiesen mas lentamente y el sufrimiento del condenado fuese mayor . En estos detalles se nota la inexperiencia del Abad en estos asuntos .

El condenado es atado fuertemente a un palo que esta colocado en medio de la pila . Le habéis cambiado los santos hábitos por un simple saco de patatas que habéis encontrado en la cocina , es basto y áspero y sin duda esta arañando la piel del que hasta hace nada era vuestro hermano en Cristo .

El Abad porta una antorcha que cede a uno de los guardias para que proceda a encender la pila mientras dice unas pocas palabras .

DIGITUS DEI DUCET ME(*) dice en voz alta como intentando darse fuerzas para autorizar la ejecución y luego se vuelve al condenado y le recuerda .

DILIGE DOMINUM DEUM TOTO CORDE (**) .

Después de un rato escuchando los gritos del acusado y ver como las llamas poco a poco van consumiendo al supuesto hereje , este deja de gritar y fallece , el Abad se vuelve para vosotros .

Hermanos volvamos al monasterio con la obra del señor una vez mas consumada y cenemos para prepararnos para la noche .

La cena transcurre entre comentarios de lo sucedido y esperanzas de haber acabado con la herejía .

La comida no es todo lo satisfactoria que muchos esperabais , pero la mayoría la considera suficiente ya que muchos necesitáis mortificar el cuerpo para apaciguar vuestra alma . Con esto y un sencillo rezo se da por concluido el día y os retiráis a la soledad de vuestras celdas a orar al señor y a descansar .

Andre escuchaba con atencion momentos antes de que el juicio y por ende ejecucion de Guy llegara.

Rezo por el alma de su hermano en silencio mientras este se retorcia por el consumir de las llamas purificadoras.
Al fin cuando hubiera acabado todo, se acerco al hermano Bruno.
-Esperemos que este equivocado hermano, sino esto solo seria el comienzo, Dios quiera que Guy haya sido el unico hereje y no otro... Sea como sea ahora, Guy esta con Dios, que el lo tengo en su gloria.

Y como todos se dirige al comedor para despues de terminar orar e ir a su celda.

El hermano Malachi permanecía sentado en un poyo mientras sus hermanos discutían sobre la posibilidad de que hubiera más de un hereje entre ellos. Estas insinuaciones asustaron al monje cisterciense, quien estaba muy cansado y dolorido después del ajetreado día que habían tenido en el monasterio. Sin embargo, Malachi no lo creía, no había ninguna prueba y en su fuero interno admitía que el hermano Guy era el único culpable de la muerte del hermano Basil, bajo inspiración demoníaca.

Al cabo del rato, apareció el abad y nos condujo fuera del monasterio, donde la pira estaba ya casi preparada. El hermano Guy había sido despojado de su hábito, prenda a la que había sustituido un viejo, sucio y maloliente saco. Mientras el reo es conducido a su penitencia y bien atado al palo, Malachi reza una oración, pidiéndole al señor que el hermano Bruno se encuentre en un error.

Cuando el hereje estaba preparado, el abad dio una antorcha a uno de los guardias que acompañaban a los monjes allí fuera. Éste prendió la hoguera. Al cabo de poco tiempo las llamas llegaron a los pies del hermano y éste comenzó a gritar. El efecto fue mayor cuando prendió el saco que llevaba encima, cubriéndole entonces las llamas por completo. Los desagradables berridos y el olor a carne quemada disgustaban profundamente al hermano Malachi, quien se apartó un poco del público y se quedó en retaguardia pero sin perder de vista al ajusticiado, quien no sería acogido en el reino de los cielos pues no había querido arrepentirse.

Cuando la cremación hubo concluido y del hermano Guy sólo quedaron cenizas, el abad llevó a Malachi y a sus hermanos de vuelta al monasterio. De camino, Malachi vio cómo el hermano André se dirigía al hermano Bruno. Malachi se arropó con su capa escarlata, pues hacía verdadero frío allí afuera pernicioso para sus huesos, y se acercó a ellos, comentando:

-Yo también lo espero. Espero no ser nunca más testigo de la herejía y que el tiempo que estemos aquí nos permita llevar a cabo la misión a la que habíamos venido, ahora más importante que nunca.

Cuando los monjes entraron en el monasterio, un apetitoso olor a comida provenía del comedor. Al hermano Malachi le alegró que llegara ya la cena, pues a mediodía no había comido nada y ahora el hambre comenzaba a llamar. Era poco común, pues hacía unos años que el anciano Malachi no tenía un gran apetito y normalmente no solía comer demasiado, pero en ese momento no pensaba más que en la cena, de la que dio buena cuenta junto con sus correspondientes vasos de vino. La cena transcurrió entre comentarios de los hermanos, en un clima que volvía a ser de optimismo y de esperanza, e incluso por un momento se olvidó la herejía.

Una vez concluida la cena, tuvo lugar una pequeña oración. Después de ello, el hermano Malachi dio las buenas noches a sus hermanos y emprendió camino a su celda. Le costó un poco llegar, pues los huesos le dolían profundamente y tuvo mucha dificultad en subir la escalera. Una vez estuvo dentro, rezó una oración más al Misericordioso Señor Dios, pidiéndole que de verdad se hubiera acabado con la herejía en el monasterio y que no permitiera que hubiera más sangre entre estas paredes. Optimista con la esperanza de que esto fuera cierto, al hermano Malachi no le costó mucho tiempo dormirse profundamente.

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