Partida Rol por web

No logras escuchar los murmullos de los otros agentes que, de vez en cuando, se confiesan entre ellos. Menos aún hablando egipcio. Sin embargo, crees haber distinguido un nombre inglés o americano entre las frases incongruentes.

El abnegado agente de policía egipcio parece cerrarse en banda ante la avalancha de palabrería que lanzáis intentando entrar al hombre en razón. La lluvia sigue cayendo ligeramente de canto sobre el tocado del policía mientras este niega una y otra vez con la cabeza, intentando cortar toda conversación.

Sin embargo, las astutas palabras del periodista neoyorkino parecen recalar hondo en la interacción del egipcio.

- Créame que eso no será necesario. - dice carraspeando y haciendo un gesto con el brazo a sus camaradas, que rápidamente se movilizan hacia el interior del vehículo en el que vinieron - Pueden entrar en Lúxor, pero les estaré vigilando de cerca. - finaliza levantando el dedo en señal de advertencia, aunque no denota agresividad ni recelo.

El coche arranca con ciertas dificultades y finalmente contempláis como se marcha de la pista embarrada mientras los rayos siguen cayendo del encapotado cielo y los truenos resuenan con intensidad.

Por fin parecía que la situación se arreglaba. Nada como poner en práctica el milenario regateo en un país árabe. El whisky que le prometió el periodista endulzado con la amenaza de la embajada había dado sus frutos. 

Nos pondríamos de camino a Luxor finalmente. Esperaba que pudiesemos solventar todos los inconvenientes que sin duda se presentarían. 

Nunca Egipto había recibido bien a un judío, y conmigo no había sido diferente...

Ervin sonrie con agradecimiento al policia.

- No se preocupe, no le daremos problemas.

Al alejarse bromea con sus compañero, sobretodo con Samuel al que le da un codazo jugueton.

- Los policias son iguales en todas partes, les gusta hacer notar que mandan, pero si les dices que si, pierden en interes.

Tras ver que la propuesta del periodista parece dar sus frutos, suspiro aliviado. La embajada, ¿por qué no se me ocurrió antes? Y yo con disparatados planes, ¿qué ejemplo les estoy dando a estos chicos? No puede volver a dejar que la emoción por este trabajo vuelva a ponerme así de nervioso, que ya tengo una edad, pienso.

Cuando ya dejamos atrás a los agentes, miro al señor Price.
—No sabe cuánto se lo agradezco, señor Price, ya no sabía qué más decirles a esos hombres. No sé como no se me ocurrió antes lo de la embajada, pero desde luego no está entre mis planes ser devuelto a los Estados Unidos de forma tan grosera. Espero que no volvamos a tener incidentes como este. En fin, creo que deberíamos ponernos a cubierto lo más pronto posible. — digo, mientras empiezo a apretar el paso pero sin perder de vista a Samuel y a August.

Estaba hecho, por fin, gracias a la capacidad de negociación del sr Price, los policías se retiraron dejándonos vía libre. Me sorprendío la astucia del periodista, y me alegró que nos fuera acompañar durante nuestra estancia aquí, podría aprender mucho de él.

Luxor no nos había dado la mejor de las bienvenidas pero sonreí a mis compañeros, el sr Price bromeaba y el profesor nos apuraba para que nos marcháramos, por fin me sentía optimista con lo que estaba por venir -¡que demonios! en algún momento parará de llover... - pensé mientras me volvía a cubrir con la chaqueta y caminaba a paso ligero detrás del resto del grupo...

El coche que divisasteis se acerca apresuradamente hacia vosotros cuando el coche policía se pierde de vista, cosa fácil a juzgar por la lluvia que arrecia con fuerza bajo un cielo oscuro y regularmente iluminado por rayos estruendosos.

Un hombre, también egipcio a juzgar por su apariencia, baja servicialmente del coche y os invita a llevaros hablando un buen inglés.

- Casa Chicago me envía. Por favor, suban al coche y les llevaré al instituto a cubierto de esta repentina lluvia.

-Pues para ser repentina, parecía que nos estaba esperando. -Traté de bromear.

Después de que se solucionase el asunto con la policía estaba mucho más relajado. Al menos por hoy las cosas no podrían ir a peor.

Subí al coche con mis pertenencias y ayudé al resto a hacerles sitio a las suyas. Me acomodé en el lateral trasero y me puse a mirar la lluvia resbalar sobre los cristales del automóvil. De vez en cuando algún rayo iluminaba todo el cielo, pero a pesar de ello logré relajarme e incluso estuve a punto de dormirme. El peso del largo viaje comenzaba a notarse...

Ya pudo haber llegado antes. - refunfuñé, más para mi que para los demás.

En cuanto el chofer abrió el maletero ayudé educadamente al profesor y al resto de mis compañeros a subir su equipaje. Al menos Casa Chicago no se había olvidado de nosotros y nos estaban esperando, es cierto que ese chófer podría haber estado antes así seguramente habríamos evitado el encontronazo con la policía, pero bueno mas vale tarde que nunca...

El chófer parece un buen hombre y al parecer no quería problemas con la autoridad, por lo cual no se entrometió en vuestra disputa con los agentes de la ley.

Así pues, os lleva silencioso hasta el Instituto Casa Chicago a través de embarradas carreteras bajo una lluvia atronadora. Lúxor se encuentra a pocos kilómetros del improvisado aeropuerto, y casi podéis contemplar a lo lejos la pequeña ciudad apenas iluminada por descargas regulares de los incesantes rayos...

[FUNDIDO EN NEGRO]