EPÍLOGO
Las noticias provenientes de Egipto no se hacen esperar y en cuanto los investigadores que lograron sobrevivir a El Cairo pisan suelo norteamericano pueden leer un enorme titular de una prestigiosa revista de Arqueología.
El suceso, no solo asombroso si no prácticamente imposible, parece mantener atónita a toda la comunidad científica, que no se explica cómo la ciudad de Lúxor, incluyendo excavaciones circundantes, fue prácticamente inundada convirtiendo la zona en un profundo lago en cuyas entrañas reposa ahora, entre otros edificios, la Casa Chicago.
A pocos kilómetros del lugar, en pleno desierto egipcio, también fueron hallados algunos cuerpos semi-enterrados en las cálidas arenas. La mayoría egipcios: obreros o comerciantes, pero la noticia destaca por la aparición del cuerpo de Madam Carlisle, preeminente arqueóloga, cuyos huesos estaban fracturados desde el cráneo hasta los dedos del pie, por lo que debió padecer una muerte horrible.
El artículo no menciona a Bollacher, ni su muerte ni lo sucedido en Casa Chicago aquella noche. Tampoco menciona la pirámide milenaria hallada por Bollacher, cuyo descubrimiento quiso arrebatarle Madam Carlisle encontrando finalmente en ella su propia muerte agónica.
Nada más lejos de la realidad. Madam Carlisle era una hechicera ocultista cuyo verdadero y auténtico propósito era hacerse con el control de "aquello que dormía en el interior de la pirámide ancestral", una Semilla Estelar que despertaba por la alineación de los astros. Este hecho era conocido por otros.
El profesor Bollacher sucumbió a la locura cuando se enteró, llegando a matar a casi todos los que estaban en Casa Chicago aquella noche.
También andaba al acecho alguien más peligroso incluso que Madam Carlisle (que al fin y al cabo solo ansiaba conocimiento), el Viejo Persa (del cual creo que no llegasteis siquiera a escuchar su nombre). Este y su siniestra secta fueron los que vencieron en la batalla de la pirámide por el control de la Semilla Estelar, y ahora el mundo está seriamente amenazado...
FIN