Partida Rol por web

No terminó de comprender del todo lo de "Desde cuándo robar a un ladrón es robar", pero lo dejó estar. Para él, robar era robar. Quitarle algo a alguien que no es tuyo sin su permiso. No importaba de dónde lo hubiera obtenido él antes. Además, no era parte de su misión. Si algún día les ordenaban recuperar un objeto de algún sitio, pues no dejaría de ser una misión. Para él era diferente. Al menos, por ahora.

Siguió adelante sin detenerse ni perder de vista a Gekko. Al fin y al cabo, llevaba consigo el pergamino y era quien más peligro corría.

El grupo llegó después a la villa sin problema alguno. Era curioso que aquellos bandidos estuvieran tan tan cerca de la aldea... y tan lejos de la cueva al mismo tiempo.

Al llegar hasta el aula se pararon en la puerta. Dentro les esperaba su profesor de la academia, Daikoku Funeno.

Tetsu abrió de golpe, sin esperar. Estaba deseando descargarse del peso del pergamino, que era mucho más simbólico que real. El hombre les recibió con una sonrisa, la cual se hizo aún más acentuada cuando comprobó que el pergamino no habia sido abierto.

- Enhorabuena, chicos. ¡Sois oficialmente Genins de Konoha!

Gekko dejó que fuera Tetsu aquel que se adelantase a abrir la puerta. Llevaban días caminando y la verdad es que ya tenía ganas de acabar con aquello. Una vez vio al profesor una media sonrisa se formó en su rostro. Miró a sus compañeros, a quienes ahora conocía sin duda mejor que antes, y se adelantó a entregar al maestro el pergamino.

Después recibió la enhorabuena y no dijo nada, al menos al principio. Aprovechó ese momento para ponerse de nuevo una bandana que consideraba que merecía llevar ya desde antes y asintió. Entonces miró al profesor directamente a los ojos.

—¿Era una misión, o un examen?

Estaba agotado, pero más que satisfecho. Habían salido sanos y salvos - aunque él se llevó de regalo un chichón que le molestó durante días - se habían comportado como un equipo y además habían cumplido con la misión. Tetsu se dejó caer en uno de los asientos y disfrutó con la ceremoniosa entrega del pergamino a su profesor.

- ¡Eso, eso! - clamó, poniendo el dedo una y otra vez sobre la mesa - Hemos tenido tiempo para hablar, y tenía toda la pinta de que era una especie de... prueba.

No nos costó demasiado llegar hasta la aldea tras hacernos cargo de los bandidos, y una vez allí no perdimos el tiempo y fuimos directos hasta la academia, hasta el aula donde Daikoku-sensei nos esperaba.

¡Toma ya!- grité dando un pequeño salto sin poder evitarlo al escuchar que ya éramos genins. Habían trabajado juntos, ayudándose unos a otros para completar la misión, y aquello confirmaba que lo habían hecho bien. Asentí con la cabeza al escuchar la pregunta de Gekko, curioso por saber la verdad.

Eso… o es que los bandidos eran realmente unos completos inútiles- le dije a Daikoku-sensei con una sonrisa tras las palabras de Tetsu -Porque si no... vamos, no me lo explico- añadí

- Lo cierto era que en un principio pretendiamos que fuera una prueba más, la cueva era realtivamente sencilla de pasar y solo sería un pequeño reto para alguien entrenado y que entendía como funcionaba el camino shinobi. Pero los bandidos realmente estaban aqui, y realmente pretendian robar los pergaminos que os habiamos pedido. Por alguna razón que desconocemos estaban al tanto de toda la prueba. Tampoco sabemos que hacian tan cerca de la aldea. Pero creo que no habeis tenido problemas con ellos. Si hubieramos tenido que intervenir quizás no hubieramos llegado a tiempo.

- Seguro que pensarían que era un robo fácil y se encontraron con tres ninjas que les pararon los pies - se puso el dedo en la sien, sonriendo - ¡El peor trabajo de la historia de los ladrones! ¡JA, JA, JA!

Tetsu reía ruidosamente, con las manos en la cintura como si se tratara de un herrero de barba frondosa y barriga sobresaliente. Probablemente sería una risa adquirida en su entorno familiar.

- Bien... bien... ya somos ninjas... ahora toca hacerse la ficha... la celebración... ¡podríamos ir a cenar juntos! ¡Tengo que enseñarle esto - se colocó la bandana en el antebrazo - a mi familia! 

Finalmente se acercó a sus nuevos compañeros, cogiendo a ambos del cuello y poniéndose en medio.

- Vamos a ser imparables, ¿lo sabéis?

Eso explica por qué las trampas eran tan sencillas- pensé al escuchar a Daikoku-sensei. Y en cuanto a los bandidos…

Supongo que pensaron que podrían encargarse de unos recién graduados…- dije, coincidiendo con lo que había dicho Tetsu de los bandidos -No fue difícil sacarles de su error- añadí con una sonrisa.

Aunque me gustaría saber cómo se enteraron de la prueba- pensé -Claro que dudo que nos digan nada de eso- me dije con cierta resignación, alejando dichos pensamientos de mi mente para unirme a la alegría de Tetsu.

Si, ya somos ninjas… ¡ya era hora!- le dije -Y eso tenemos que celebrarlo… seguro que Daikoku-sensei nos invita a algo ¿verdad?- dije, mirando inocentemente a este… al menos hasta que se me escapó una sonrisa -Aunque mejor que sea mañana… quiero ir al hospital- añadí, en un tono más serio, mientras me libraba del agarre de Tetsu, separando me un poco.

Y por cierto, ¿cómo que seremos imparables?- le pregunté con fingido asombro a Tetsu -¿Qué no lo éramos ya?- añadí, como una forma de retomar las bromas después de mi último comentario.

Gekko no entendió la explicación del profesor. O, más bien, no le encontró ningún tipo de lógica. Si habían preparado la cueva ellos no tenía sentido que el pergamino fuera robado. Y con lo que decía no podía ser cosa de los bandidos. Además, se contradecía con las cosas que les había dicho unos días atrás, al dales las instrucciones.

Sin embargo el Aburame no le dio importancia. No tenía mucho interés en conocer ese tipo de secretos, y los motivos del profesor no eran de su incumbencia. Lo importante era que al fin eran ninjas.

Observó cómo sus compañeros lo celebraban y guardó silencio, aunque el atisbo de una sonrisa apareció en su rostro. Eran optimistas: mientras no perdieran la cabeza, eso estaba bien. Escuchó también la propuesta de cenar juntos y se le hizo un poco extraña. No se había planteado demasiado la idea de confraternizar con sus compañeros más que en las misiones, pero quizá no era mala idea.

Sin decir nada todavía Gekko caminó hacia la puerta. Para el profesor no tenía más preguntas. Y para sus compañeros, antes de irse, sólo cuatro palabras.

—Quedamos a las ocho.

El grupo se dirigió a diferentes sitios. Alguno tenia que vigilar o saludar en su casa, otros fueron a que les curaran las heridas... Finalmente se juntaron a las 8. Daikoku se habia enterado de los planes por lo que no fue raro ver a aparecer por alli a aquel tipo.

Era alto, de pelos rubios y de punta, andaba estirado completamente, como si llevara todos los músulos en tensión. Llevaba el protector en la frente, la chaqueta verde de ninja y los guantes negros le tapaban las manos por completo. El rostro lo llevaba oculto detrás de una máscara que sólo dejaba ver sus ojos.

- Sois los chicos del Equipo 5, ¿verdad?. Mi nombre es Kumade Toriichi. A partir de ahora, realizaremos misiones juntos. Seré vuestro supervisor hasta que seais capaces de valeros por vosotros mismos. - Se rascó la nuca - Espero que no os importe que me una a la celebración de vuestra graduación. Quería que empezaramos a conocernos...