Partida Rol por web

A pesar de la frustración y la ansiedad que tenían tanto la detective como el alienista en esos momentos al no poder encontrar las pistas necesarias para continuar siguiendo ese rastro de sangre que había en el suelo, al menos no tan rápido como les gustaría claramente. Pronto la buena suerte se mostró de su lado, curiosamente en forma de relámpago (El colmo para alguien como el señor Russell, siendo ayudado por su enemigo) el cual iluminó suficiente la habitación como para que Blanche pudiera encontrar la continuación de aquel rastro que ambos querían capturar lo más pronto posible.

El rastro de sangre, al verlo mas de cerca ahora que lo habían encontrado, comenzó a trazar un camino que al principio no parecía llegar a ningún lado, pero que poco a poco a medida que iban caminando revelaría una zona que seguramente cualquiera que estuviera entrando en ese granero de forma casual pasaría completamente por alto, se trataba de una trampilla, una que seguramente había sido usada hace poco o al menos eso parecía ser el caso considerando la gran cantidad de sangre que se acumulaba en sus alrededores y seguramente en su interior también. Por supuesto este descubrimiento hizo que la alarma de ambos presentes saltara de inmediato.

¿Era prudente adentrarse dentro de aquella trampilla? El solo pensarlo causaba que la respiración de ambos se acelerara y mas aun, que aquel sentimiento tétrico y lleno de incógnitas incrementará dentro de ellos, sin embargo en esos momentos se encontraban allí y era necesario tomar la oportunidad, una que seguramente no tendrían más adelante si es que retrocedían en esos momentos.

Al momento en que ambos abrieron la trampilla allí presente, sus narices de inmediato comenzaron a percibir un olor penetrante, uno que la propia Blanche podría identificar casi de inmediato, después de todo aquel olor no era otro más que el de la misma muerte...

Si esto no era suficiente, tan pronto como ambos bajaron por las pequeñas escaleras que conectaban a un piso subterráneo (seguramente secreto y completamente escondido a la vista de todos) ambos se encontrarían con una escena que seguramente ni los años de experiencia qué tanto la detective como el alienista tenían, serían suficientes para apaciguar el duro golpe que tendrían que afrontar en esos precisos instantes.

Era una habitación cuadrada, echa en su totalidad de madera la cual se encontraba tan podrida como el resto de la casa de los Learmonth, esta habitación se encontraba completamente vacía, al menos sí habláramos de muebles u otros accesorios normales.

Sin embargo en medio de aquella habitación se encontraba dibujado un símbolo que cualquiera en su sano juicio podría identificar como el de un culto satánico, parecía ser la cabeza de de una mezcla bizarra entre un leopardo y un humano, dibujada con gran detalle y por lo que parecía ser sangre, por si esto fuera poco la habitación en su totalidad se encontraba llena de esta misma sangre a cantidades completamente sobrehumanas y bizarras, cómo si alguien hubiera hecho una completa carnicería en ese lugar y dejando evidentemente ese olor tan repugnante, casi vomitivo si se tomaba en cuenta que se comenzaba a mezclar con la humedad qué la propia madera desprendía en cada una de sus paredes.

En medio de aquel dibujo también se podía observar varios utensilios que solamente añadían más preocupación y alarmas a la ecuación, un cuchillo, cadenas de acero las cuales parecían tener alambre de pinchos, e incluso varios utensilios quirúrgicos todos manchados con sangre obviamente ya coagulada debido al tiempo que seguramente había pasado desde que aquel crimen tan atroz, sea cuál fuera, había ocurrido.

Por supuesto que esto era suficientemente traumante como para que una persona común y corriente pudiera soportarlo, el sentimiento de incertidumbre que deporsi ambos ya tenían en esos momentos por todo el caso qué rodeaba a los granjeros se combinaba ahora con aquella escena tan horrible que tenían ante sus ojos, esto sin contar con las debilidades que tanto Blanche como Russell ya tenían que cargar, pues la tormenta seguía azotando con furia y aún estando en aquella habitación el alienista podía escuchar cada gota que impactaba en la madera.

Para la detective seguramente la habitación era suficientemente chica como para qué su claustrofobia se detonará al menos un poco, esto sin contar el impacto del horripilante que se miraba todo a su alrededor.

Ante ellos ahora se encontraba una imagen mas clara del caso tan caótico que tenían entre manos, pero ¿A que costo?

En medio de aquel tétrico escenario donde todo era más difícil procesar, una sola idea apareció en su mente que lo dejó perplejo. Podía ser una loca suposición, pero dadas las circunstancias y más ahora que delante de ellos, no solo había un camino de sangre sino que tenían un sitio donde hacían sacrificios. Esto ya resultaba muy evidente. 

—Es una excusa lo de la niña, nos han llamado para sacrificarnos. Llámame paranoide, pero es que tanta cantidad de sangre... —dijo y al escuchar el relámpago, apretó los dientes—. Necesitan más, y me juego mis años de profesión que seremos su objetivo. 

Esto era demasiado, no podía ser. Así que por esa razón, intentó revisar cada detalle del cuarto, cada indicio, hasta que pierda la cabeza en medio. Esa tormenta lo tenía de los pelos, el enigma solo era un estimulante o quizás el motivo por el cual no se había ido lejos con el opio o con una crisis de ansiedad que lo sacuda entero. 

Así que por ello aprovechó su momento de lucidez, sin saber hasta cuando. 

Dexter miró a su amigo unos segundos mientras apoyaba su mano en su hombro. Acto seguido miró al techo al escuchar aquellas pisadas. Unas pisadas que estremecieron el rudo cuerpo del guardabosques.

— No sé que narices está pasando Doc, pero si crees que es mejor ir con la verdad por delante y avisar a la familia, te seguiré — Dexter sabía que era un tipo impulsivo, alguien de reacciones rápidas y, muchas veces, malas. Por eso ante todo aquello que estaban viviendo prefería ir con pies de plomo. Y quien mejor su compañero, Gregory, para crear esa templanza que tanto fallaba a Dexter.

— Si crees que es mejor eso, prefiero mirar por aquí antes de subir. Podemos encontrar más pistas de a lo que realmente nos enfrentamos. Pero… — miró a la ventana. — Si está allí Cornelius herido no em lo perdonaré jamás… Por mucha tormenta que nos separe — miró a Gregory con una media sonrisa en su rostro. — Tu decides viejo amigo... Sea lo que sea, te seguiré.
 

- Tienes razón, Dexter. No puedo ignorar que Cornellius pueda estar herido en ese lugar. Yo tampoco me lo perdonaría y esos pasos... esos pequeños pasos me ponen nervioso... porque ambos sabemos lo que son... o de quien son y...

Un relámpago iluminó el lugar donde estábamos. La tormenta era fuerte ahí fuera aún y amenazaba con no parar. Pero aquella luz me hizo fijarme en el salón donde estábamos. - Echemos un rápido vistazo a este lugar y salgamos al granero. - Sugerí a Dexter. - Puede que encontremos más pistas sobre lo que pasa aquí, porque sin duda esto no es normal, a ver si así se aleja un poco más la tormenta... además, parece que esa puerta da al exterior, si está abierta podemos usarla para ir hacia el granero. No creo que a la familia le moleste que salgamos a ver si es nuestro amigo quien está allí dentro vivo o malherido...

» A fin de cuentas son un matrimonio que adora a su hija, lo han pasado fatal por perderla y al perderla esta segunda vez, casi se les va la vida. Da igual la forma o aspecto que tenga. Ellos la ven así y les consuela... yo solo quiero que esta noche pase de una vez, encontremos a Cornellius sano y salvo y mañana podamos volver a casa. Es curioso pero tengo unas enormes ganas de abrazar a mi mujer y a mi hijo... - Le dije con sinceridad al guardabosques, al tiempo que miraba aquel salón mientras me movía hacia la puerta de salida.

Blanche nunca olvidaría en su vida el olor de la muerte.

Los cadáveres olían de una forma tan horrible, que se te metía en la nariz y te quedaba por dentro por días hicieras lo que hicieras y aunque en lugar en donde estaban entrando no parecía tener ningún cuerpo a la vista, el olor era inconfundible, además de estar mezclado con el olor de la sangre.

La castaña a pesar de estar acostumbrada y haber visto cosas malas, no pudo evitar alejarse lo más posible para vomitar. No pudo soportar los olores mezclados con la imagen, era demasiado grotesca, demasiado horrible y que estuvieran en un lugar tan encerrado no la ayudó para nada.

—Estoy de acuerdo contigo ahora — respondió acercándose un momento después mientras se limpiaba sutilmente la boca —Tenemos que salir de aquí, tenemos que avisarle a los demás antes de que no descubran o todo empeore.

Dexter asintió ante las palabras de  Gregory, siguiendo sus indicaciones. Observó a su amigo como comenzaba a buscar en una dirección tomando así la dirección opuesta, abriendo la puerta de una de las salas, observando un pequeño almacén con lo que parecía que estaba lleno de cosas referentes a las cosechas que realizaba el señor Learmonth.

Al observar el lugar buscando alguna pista o algo importante se dirigió a su amigo.

— Les consuela sí, pero todas esas visiones que tenemos no son normal. Podría entender que uno de nosotros la sufriera, pero más de uno, es extraño.

Ante la sinceridad de Gregory referente a su familia, Dexter sonrió unos segundos. Conocía la historia de su amigo, de como su familia a veces le podía a llegar a desquiciar a alguien tan ocupado como él. —  Me alegra escuchar eso, de verdad —  y siguió buscando raudo, notando la tormenta rugir fuera de aquella casa.
 

La grotesca escena que ambos estaban afrontando en esos momentos fue suficiente para que Blanche tuviera que separarse por unos segundos para volver el estomago e intentar reponerse del aparente shock que aquello le había causado por obvias razones. Todo esto mientras que el alienista aprovechaba la situación para escanear los alrededores de esa habitación horrenda y tratar de sacar algo de provecho, algo para añadir a la idea que ahora ambos compartían; Aquello era una especie de secta y cada vez había menos dudas de ello.

Sin embargo la habitación no tenía nada en particular mas allá de lo que se encontraba frente a sus ojos, si se miraba con mayor detenimiento, aquel dibujo bizarro que se encontraba en el suelo parecía adquirir un efecto distorsionado, algo completamente anormal puesto que estaba dibujado solamente con sangre y no era posible conseguir semejante efecto.

Asi mismo, el dibujo no era el tipico pentagrama que cualquier secta dibujaría y mas bien, daba la sensación de que sus ideas y teorias aun necesitaban mas información para poder quedar completamente claras en esos momentos, sin embargo para mala suerte de ambos aquello no podría llegar pronto, y es que de un momento a otro, un ruido metalico y estruendoso sonó de golpe justo detrás de ambos, con suficiente fuerza como para sacarles un susto a las dos personas allí presentes...

Se trataba de Roland Learmonth, el hombre habia dejado caer una hacha que llevaba consigo y sus ojos demostraban una clara señal de sorpresa al tener tanto a Blanche como a George frente a él, casi como si hubiera esperado encontrar cualquier cosa pero no a unos intrusos como ellos, quienes no se suponía que estuvieran allí, la hacha parecía estar cubierta con lo que parecía ser sangre aunque la suciedad y antigüedad que tenía esa arma podría causar tal efecto, sin embargo en esos momentos la sola presencia de aquel hombre frente a ellos era suficiente para alterar todos los sentidos.

-¿Q-Que estan haciendo ustedes aquí?- La voz del hombre estaba temblorosa, sus manos parecían estar buscando el hacha sin saber que la había tirado seguramente por la sorpresa de haber visto que tanto la detective como el alienista estaban en aquel lugar, pero sin duda lo extraño es que el señor Learmonth parecía encontrarse en un shock en esos instantes, algo que sin duda no correspondía al perfil de un asesino o maníaco sectario en lo absoluto, casi parecía estar a punto de llorar incluso, sus ojos trataban de contener pequeñas lagrimas, aunque era dificil saber si eran de enojo, de tristeza o algo mas... Lo que era claro es que habían sido capturados y una excusa no serviría mucho.

-Ustedes... ¿Q-Que es lo que vieron ustedes? Vinieron a por mi, por nosotros ¿Cierto? ¡Cierto!- Su voz paso poco a poco de una suave y quebrada a un pequeño grito, casi como si el hombre estuviera entrando en un estado diferente al que tenía hace tan solo unos segundos, su mirada estaba clavada en el alienista, quien se encontraba frente a él a comparación de Blanche, quien estaba mas apartada debido a que había vomitado -Yo... ¡Nunca quise nada de esto! ¿Me entienden? ¿Quién querría hacer algo asi de todos modos? ¡Soy inocente!- El granjero empezó a gritar una vez mas, logrando causar mayor confusión en los dos presentes debido a que sus palabras no tenían mucho sentido aunque era claro que sus sentidos estaban perdiendose en esos momentos, pues ahora se encontraba casi llorando nuevamente, esto duranto tan solo un minuto o dos, aunque se sentía como horas...

Pronto, Roland comenzó a reirse a carcajadas, cambiando una vez mas su actitud de golpe -No vinieron por mi niña ¿Cierto? U-ustedes querían llevarme a prisión ¡¿Cierto?! No dejare que eso pase...- Al decir esto, lentamente comenzó a agacharse, para asi ir tomando de nuevo su hacha de una manera un tanto mas amenazante que antes, en ese estado era imposible predecir algún movimiento por lo que ahora le correspondía al señor Russell y Blanche tratar de calmar al hombre, aunque esta última parecía estar aun afrontando el shock de aquella bizarra habitación.

Blanche aún se encontraba afrontando en shock que aquella habitación le había dado aan pronto cómo se dio cuenta de la aberrante escena del crimen que había allí escondida, por supuesto a todo esto se tuvo que añadir la repentina aparición del granjero y aquella reacción tan bizarra que también el demostraba tener en esos instantes.

Todo esto parecía estar formando una nube negra alrededor de la detective en esos momentos, por si esto fuera poco el tamaño de la habitación y la claustrofobia de la detective comenzaban a causar estragos debido al shock que estaba presentando; Su mirada comenzaba a nublarse, y ciertamente parecía a punto de hiperventilar mientras escuchana distante todas aquellas palabras sin sentido que el señor Learmonth estaba gritandoles tanto a ella como a su compañero, Blanche se encontraba experimentando todo esto de golpe, causando un bizarro efecto...

De repente para ella, quien estaba nublada tanto de vista como de oído, no sabía quien de los dos hombres era Russell y quien el señor Learmonth, ambos parecían ser iguales, ambos tenían una hacha y ambos presentaban una amenaza en esos precisos instantes, sin embargo algo de lucidez si que tenía la detective y sabía que no podía dejar que su cabeza la engañara en esos momentos, pues aunque tenía su arma, equivocarse en el disparo sería un error que seguramente ella misma jamás se perdonaría, mucho menos en esos momentos.

El guardabosques del grupo término echando un vistazo dentro del almacén que tenían la familia Learmonth, sin embargo el nombre no logro ver nada que fuera de particular interés, más allá de un candelabro que curiosamente parecía haber sido utilizado hace poco pues aún se podía ver un pequeño rastro de humo, seguramente imperceptible para la mayoría de personas sin embargo Dexter era capaz de mirar aquellas cosas qué solían estar escondidas gracias a su profesión.

Más allá de esto, la habitación no presentaba mayor interés pues se trataba de un simple cuarto dónde seguramente antes se usaba para almacenar todas las cosechas que habían a lo largo de la temporada, parecía que aún habían algunas cosas almacenadas en ese lugar, comida y demás alimentos qué pese al moho y la humedad qué predominaba en todo momento dentro de aquella casa aún se encontraban en buen estado, lo suficiente para que al menos la pareja junto con su hija pudieran alimentarse correctamente, en todo lo demás, seguía estando presente ese sentimiento de antigüedad y desuso que en esos momentos ya llegaba a ser enfermizo y no era para menos...

El médico del grupo había decidido echar un vistazo en los alrededores de aquel segundo salón con el fin de encontrar algo que fuera útil, y aprovechar la luz que la tormenta proporcionaba mientras seguía dialogando con su compañero sobre cuál sería la mejor decisión para llegar a aquel granero y cerciorarse de que no se tratara de su desaparecido camarada. La mente de Gregory se encontraba dividida en esos momentos, sin embargo la percepción natural del nombre logró percatarse de algo fuera de lo común dentro de aquella habitación en la que se encontraban, y es que en un determinado momento un pequeño resplandor apareció en una de las esquinas de aquel salón, llamando la atención de inmediato.

Se trataba de un objeto metálico, el cual su brillo seguramente había sido posible gracias a la luz natural que los relámpagos que habían afuera de aquella casa proporcionaban, el objeto se encontraba seguramente escondido entre la gran cantidad de objetos sucios y viejos que aparentemente la pareja de granjeros había ido acumulando a lo largo del tiempo dentro de aquella sala.

Esto no hubiera sido importante de no ser que su tamaño era muy parecido al de una llave, O al menos el médico del grupo podía distinguir eso en ese primer vistazo, por supuesto era importante comprobarlo ya que sin duda era curioso que alguien dejara una llave olvidada entre aquellos objetos viejos y desgastados, los cuales solamente podían añadir más de ese sentimiento bizarro y tétrico.

Mientras los dos presentes se encontraban dialogando respecto a la pareja de granjeros que vivían en aquella casa y sobre aquel efecto que esa muñeca del demonio estaba consiguiendo no solo en ellos sino también en el propio grupo de rescate, pronto los pasos que habían estado escuchando arriba de ellos desaparecieron completamente, dejando una vez más ese sentimiento extraño en ambos cómo si tan solo se tratase de una alucinación colectiva nuevamente, pues no era posible eso ¿O si?...

Sea como fuera sabían por las pistas que habían encontrado anteriormente que algo realmente estaba sucediendo en aquel lugar, y que era obvio qué la muñeca tenía un significado real para los dos padres. Sin embargo en esos momentos no había mucho tiempo para sacar conclusiones o investigar más, pues para esos momentos muy probablemente Jettie habría terminado de arreglar todo para que ellos puedan descansar esa noche, el tiempo ciertamente se les acababa y sin duda sería mucho más fácil poner una excusa o pretexto para estar en ese segundo salón a tener que inventar algo referente al granero y el porqué se encontraban en ese lugar.

Sin embargo estaba la cuestión de Cornelius, quién podría estar en dificultades en esos momentos y seguramente ir hacia el granero sería la opción más viable si es que querían ayudar a su compañero, aunque por otro lado tampoco se podían ver a sus otros dos compañeros cerca de allí, encontrarse a ellos mismos separados de esa manera causaba que hubiera más dificultades para moverse dentro de la casa pues la coordinación era clave si no querían ser descubiertos con las manos en la masa por los dos granjeros, quienes con ese estado mental suponían un riesgo grande si tomaban a mal esas acciones por parte de ellos.

- Espera. - Le dije a Dexter. Los relámpagos me habían dado algo de luz, la suficiente para encontrar algo que quizás no debiera estar allí. Me acerqué al rincón con los libros y demás cosas descolocadas y cogí una llave. La miré unos segundos. - Si la puerta está cerrada, al menos tenemos un sitio donde probarla. - Le dije a Dexter y en ese  momento me di cuenta del silencio en el piso superior.

Miré a mi amigo.

- Será mejor no hacer mucho ruido, posiblemente se estén acostando ya.

Dicho esto, me acerqué a la puerta que daba al exterior y tras comprobar si podía abrirse o no, para dar uso a aquella llave, miré hacia el granero. La lluvia arreciaba con fuerza pero debíamos ir. Al menos yo. Era mi obligación como médico. Así que apreté con fuerza mi maletín en mi mano y me dispuse a salir.

Esto no estaba en absoluto bien, pero tampoco es que tenían demasiadas opciones por delante con ese escenario terrible que había en el exterior. Sólo esperaba el Alienista que no hayan ofrecido a la niña como si fuera una ofrenda, ya que dada la perturbación que podía tener esta gente, sin importar al dios que adoraban, estaban cometiendo un asesinato que debía ser como mínimo llevado a la corte. Pero incluso antes de decir nada, puesto que intentó deducir aquel dibujo que había en el centro, fue el estruendoso sonido del metal lo que alertó sus sentidos. 

Y al ver que se trataba del patriarca de la casa, intentó buscar la manera de no alimentar esa paranoia que estaba manifestando, más aún cuando tenía un hacha a su alcance, la misma que había dejado caer minutos atrás. Ese hombre ya era un desequilibrado, pero más le preocupó la entereza de la mujer y lo que esto significaba, que existía una gran posibilidad de que ella fuera la ejecutora de estos rituales. 

—Señor, disculpe la intromisión—dijo—. No, solo buscamos a su hija. No entendemos nada de lo que sucede aquí, pero puedo jurarle que le creemos. Es inocente y esto... Esto no es nada. 

Intentó justificarse y mostrar ese lado comprensivo, no era la primera vez que lidiaba con alguien en ese estado. Podían ser muy peligrosos sin duda. 

—Estoy empapado, ella también y seguro lo está usted. Vayamos a la casa, hablemos y tomemos algo caliente—indicó, quizás esperando que acceda—. Soy alguien de confianza. 

Dexter había buscado algo que llamara la atención, algo que realmente fuera importante para intentar esclarecer algo todo lo que sucedía en aquel lugar. Por desgracia, lo único que encontró fue todos aquellos alimentos que, aun con todo el moho y la humedad rebuznando, parecían en buen estado. Miró el candelabro unos segundos, comprobando que había sido apagado hacia poco tiempo.

Tras un rayo que pudo iluminar toda la estancia, se aproximó a su compañero tras sus palabras, comprobando que había encontrado una llave.

— Será lo mejor, sí — copió el tono de su amigo. — Tenemos que ser cautos pero rápidos — siguió a su compañero a la puerta, agradeciendo que aquellos pasos en la planta de arriba hubieran cesado.

Y controlando su respiración acelerada por culpa de aquella tormenta, esperó tras Gregory.
 

Si no fuera poco que estuviera tratando de volver en sí luego de todo lo que había presenciado y los olores, habían sido encontrados. Quizás no habían sido tan listos, debieron haber bajado luego de que todos estuvieran acostados, pero las pistas estaban frescas, así que no pudieron perder el tiempo. Sin embargo, eso fue solo un breve pensamiento ya que el granjero decidió alzar el hacha, amenazarlos y comenzar a decir cosas sin sentido.

Todo se mezcló en su mente.

La habitación pequeña jugando con su mente, los olores, el malestar, los gritos. Comenzó a sentir que se le nublaba la vista y comenzó a intentar concentrarse porque estaba a punto de hiperventilar y se iba a desmayar allí mismo, algo que no sería nada bueno.

Pero no pudo seguir concentrada en eso porque en un parpadeo, no estaba con Learmonth y Russell, no, estaba con dos Learmonth enojados e histéricos amenazándola con un hacha.

Sintió el miedo llenarla por completo e intentó no estallar en pánico, e hizo lo primero que se le ocurrió para ganar tiempo: Sacó su arma. En un movimiento rápido, disparó hacia arriba, para llamar la atención y luego comenzó a apuntar de uno al otro —¡Silencio! ¡No se muevan! — un movimiento en falso y les dispararía —Suelten el hacha y salgamos de aquí tranquilos y en silencio, para averiguar qué está pasando. — le costó tanto decir esto, su mente seguía nublada y no podía entender lo que veía, pero no iba a salir herida de allí.

El hombre de la casa posó su mirada en el alienista tan pronto como este empezó a hacer el intento de calmarlo, escuchando atentamente y con una mirada agitada cada cosa que esté decía, así como intentaba prestar atención a cualquier acción que esté hiciera, no se necesitaba ser un experto en la materia para saber que el hombre estaba completamente a la defensiva en esos precisos instantes.

Para mala suerte del señor Russell, justo cuando estaba empezando a hacer qué el granjero bajara un poco la guardia y comenzara poco a poco a bajar el hacha que tenía ya en sus manos otra vez, las acciones de su compañera causaron que la situación subiera todavía más de intensidad, y es que el disparo que está lanzó al aire fue suficiente para que Roland diera un salto enorme en el aire y sujetará en hacha con firmeza, en posición de ataque y apuntando con esta de un lado a otro contra la detective y el alienista -¿¡Q-Que significa esto!? Maldita sea, malditos sean... ¡Querían engañarme! ¿Cierto? No tienen planeado dejarme ir vivo siquiera ¡Nunca quise esto! P-pero... pero ¡No dejare que me maten, malditos locos!-  soltó de golpe el granjero, aferrándose al hacha como si de un bebé se tratara y aunque aparentemente estaba guardando su compostura debido a que Blanche estaba apuntando con un arma claramente superior, estaba más que claro que no iba a volver a bajar la guardia de ningún modo, no había una segunda oportunidad para usar las palabras.

El hombre sin embargo, hizo caso omiso a la detective y parecía estar dispuesto a no moverse de su lugar de ninguna forma, casi como esperando que al tapar la única salida que había de aquel lugar pudiera controlar la situación a su favor, su mirada se encontraba fuera de sí completamente, el sudor era más que evidente en el hombre y por si esto fuera poco los orbes de sus ojos parecían estar saliéndose de su lugar mientras pasaba la mirada de un lado a otro, alternando entre la detective y el alienista como si de un loco se tratara.

Era claro que la situación en esos momentos estaba completamente fuera de control, por un lado se encontraba Roland y su estado de locura amenazando constantemente con saltar en contra de alguno de los dos en cualquier momento, y por el otro lado para el señor Russell también estaba la posibilidad de que Blanche se confundiera nuevamente y decidiera pegar un tiro de nueva cuenta.

La condición de la detective era sin embargo, la más alarmante en esos momentos considerando qué era la única que tenía un arma de fuego. Su condición posiblemente se debía al shock que había experimentado al entrar en aquella habitación, peor aún cuando el granjero se había presentado de aquella forma sin siquiera dar un poco de espacio para recuperar el aliento, los motivos en esos momentos eran irrelevantes realmente y más bien dependía del alienista que todo saliera sin ningún accidente mortal o de una forma que seguramente nadie quería.

Con Blanche apuntando deliberadamente de aquella manera a ambos por igual, al menos traiga algo bueno y es que el otro hombre que estaba allí presente parecía haberse enfocado más en tapar la salida de la habitación y mantenerse en su lugar sin hacer movimiento tal como la detective había comentado, era claro que este estaba salvaguardando su vida pese a su estado de locura total, sin embargo el peligro seguía allí latente pues un golpe bien atinado de aquella hacha sería suficiente para asesinar a alguién, o dejar una herida lo suficientemente grave como para tratar de correr ese riesgo.

Por otro lado, el alienista que estaba allí presente también era una ventaja para todos, pues seguramente si lograba controlar la situación, incluso podría sacar a Blanche de ese estado tan peligroso en el que se encontraba ¿Parecía estar viendo a los dos hombres como Roland? Por sus palabras era lo mas acertado deducir esto, mas aun cuando habia pedido que ambos bajaran el hacha. Sea como fuera debían actuar ambos rápido si querían salir de allí vivos, sin contar que el disparo que había dejado salir la detective como advertencía seguramente sería lo suficientemente escandaloso para advertir tanto a sus compañeros como a la señora de aquella casa de locos.

Para sorpresa de ambos hombres, la puerta que se encontraba allí y daba al exterior se encontraba abierta y lista para usarse si es que querían llegar al granero. Incluso si se miraba con detenimiento, la llave que había encontrado Gregory no correspondía con la cerradura y mas bien, parecía ser la típica para una caja fuerte o una cerradura mas especializada, seguramente tendrían que buscar en aquel salón de nuevo con mayor detenimiento o en las otras habitaciónes adyacentes si querían encontrar lo que fuera que se abría con aquella llave.

Para esos momentos, salvo la horrenda tormenta que se encontraba cayendo desde hace rato ya, no parecía haber mas ruidos extraños que atormentaran tanto al guardabosques como al médico del grupo, un poco de calma para variar aunque por supuesto, duraría poco...

Esta vez no fue nada paranormal lo que ambos escucharían, en lo absoluto, mas bien se trataría de un sonido que ambos conocían seguramente a la perfección no porque estuvieran acostumbrados a este, sino mas bien porque sabían que fuera el contexto que fuera, tenía la palabra "Peligro" grabada en todas partes; El disparo de un arma de fuego resonó por toda la propiedad de golpe, alertando a los cuervos que había fuera y los cuales, sin importar las condiciones climaticas comenzaron a chillar, revoloteando de un lado a otro.

El disparo venía claramente del granero, ambos presentes podían saberlo desde la posición en la que se encontraban y por supuesto, esto causó que las alertas de ambos se salieran de su cuerpo debido a la repentina impresión que el sonido había traído consigo. ¿Que había pasado? ¿Era en verdad Cornelius y estaba en peligro? Las preguntas comenzaron a invadir sus cabezas y junto con esto, ese sentimiento de preocupación considerando la situación.

Tenían que actuar rápido si querían llegar al granero, pues era lógico pensar que asi como ellos habían escuchado aquel disparo, también la familia Learmonth lo haría dde igual modo y esto por supuesto tendría consecuencias de forma inmediata. Aunque siempre había la opción de no hacer nada y mas bien, dedicarse a otra cosa para evitar mas sospechas si es que Roland o Jettie bajaban del segundo piso, la decisión la tenían en sus manos...

La situación se fue al diablo cuando Blanche perdió el control total de sí misma, momento en el que Russell estaba casi logrando que aquel jefe de familia cediera un poco. Todos sus esfuerzos, esas palabras que había dicho minutos atrás cayeron en un saco roto tras esa actitud amenazante de la detective y esos disparos que alertaron no solo a Learmonth sino al mismo alienista. Esto ya era una locura y curiosamente en estos instantes, era cuando mejor podía actuar George por el mero hecho de estar demasiado acostumbrado a la presión, al riesgo, a la sensación de tener un imposible delante suyo y por esa razón es que se ubicó en medio de los dos a una distancia considerable. 

—Blanche, escúchame—dijo en un tono firme—. Esto se puede manejar de una mejor manera, entrégueme el arma detective y dejemos que las cosas vuelvan a la calma. No hay motivo para atacar al Señor Learmonth, solo estás asustada y él también. Nadie quiere hacerse daño aquí.

Quizás de esa forma, desviando la atención a una perdida Blanche, puede ganarse la confianza de aquel hombre. Más aún a sabiendas de que la mujer podía hacer un desastre en el minuto uno si la dejaban. Ya con las manos extendidas intentó acercarse a su compañera con la intención de cogerle el arma, pero sin olvidar que el otro estaba con el hacha y podía atacar en cualquier momento. 

—No es momento de que corra más sangre, este señor es inocente y no quiero que cometa un crimen. Confíe en mi, por favor—comentó en un tono conciliador—. Lo mejor es regresar a la casa, sentarnos y conversar. Lo importante aquí es encontrar a la niña, centrémonos en eso Blanche. 

Esperó que de esa forma pudiera convencerla, no sé que estaba viendo y posiblemente estaba transitando por algún trauma que la mantuvo inestable. Sólo que para hallar las respuestas que venían buscando hace horas, debían seguir el juego, tranquilizarse y encontrar la manera.