Estás buscando las llaves del coche para bajar cuando vuelve a sonar el teléfono "joder, sí que estoy solicitado hoy", piensas mientras te pones la chaqueta.
Cojo el teléfono y me acerco el auricular al oído... ¿Qué se escucha?
Cuelgan el teléfono tras un momento. Extrañado, te dices que será algún panoli que se ha equivocado y dejas el auricular sobre el aparato. No ha pasado ni un minuto cuando vuelve a sonar.
Ten en cuenta en tus respuestas que estás tú solo, ¿ok? Quita a los demás o márcame como "solo para el director".
Cuando vuelves a responder, reconoces la voz como la de Malcolm:
- ¿Vic? Vic, tío ¿Estás ahí o qué? Oye, tronco, necesito pedirte un favor.
La voz de Malcolm no suena tranquila o despreocupada, precisamente. Y ya es raro, piensas. Este tío tiene la virtud de dejar que el mal karma le resbale, y a verlo todo con filosofía.
- Vic, colega, estoy abajo. ¿Te veo en la farmacia?
Conoces a Malcolm desde hace un par de años. Es un chico irlandés que vino a la City llamado por todo el rollo de la movida hippie y que sobrevive a base de pequeños chanchullos y mil pequeños asuntillos de poca monta. Sin embargo, es como un imán para los marrones, y la mitad de las veces algo sale mal. La otra mitad de las veces se podría decir que se limita a salir por los pelos.
El chico te gusta. Es de esa gente que tiene un don para caer bien a los demás, y a dia de hoy es un milagro que no se lo hayan cargado ya.