Partida Rol por web

César mira incómodo a Honas, no sabe cómo reaccionar ante aquel hombre. Pero por suerte Ambert se da cuenta y le saca de allí, llevándole a una nueva sala donde varias "personas" se encuentran reunidas. Ambert le presenta de nuevo, pero esta vez de manera más general. Los asistentes se ríen o le saludan cordialmente y César como respuesta sólo levanta la mano y sonríe levemente. En verdad, no sabe que está haciendo allí. Si por el fuera saldría corriendo lo más rápido que pudiese antes de que... de que... de que le dieran a beber sangre humana o cualquier otra atrocidad...

No sé que hago aquí... no lo sé... debería de haberme escapado ayer por la noche... debería de luchar contra esta nueva realidad... pero no lo he hecho... ¿por qué? Mientras César piensa en ello, Ambert le interrumpe y le dice que le va a presentar a alguien muy especial de la familia. ¿Familia? Ellos no son mi familia... mi familia es... Los recuerdos de Elisa y Esperanza le asaltan de nuevo, haciéndole reflexionar. Yo ya no tengo familia... no... ni adonde ir... por eso... por eso... por eso sigo aquí...

Visiblemente apenado, César sigue a Ambert sin rechistar, dispuesto a presentarse a aquella "persona" tan importante. Por eso sigo aquí...

Cuando entran a una parte especial ves una "belleza" de mujer, nunca pensarias que es la antigua del clan. Con un traje informal pero sexi, la encuentras platicando con otros.

Hola Amber... te mira... Veo que has traido a tu "accidente". Se rie de manera coqueta. En ese momento notas que su estilo, no es el de una reina de belleza, es una mujer con caracter. Mucho gusto, sonrie, si no fueras mi amiga te patearia el tracero por haberlo abrazado.

No te creo. Sonrie. Por muy antigua que seas no te tengo miedo. Ambas mujeres se rien. En ese momento notas que si bien ellas dos parecen sentarse con cierta familiaridad, el resto de los presentes no se acercan mucho a la mujer, como si temieran.

Te presento a Cesar, sonrie, estoy segura que le irá bien...

Eso espero. Te mira, y en ese momento sientes, por alguna razón que te desnuda con la mirada. Listo para el entrenamiento Cesar?, se rie, hablame de ti, ¿a que te dedicabas?

César se acerca con Ambert a la joven y guapa mujer que parece encabezar a todos los vampiros, pues todos se muestran sumisos con ella. Qué comportamiento más extraño... aunque sí es cierto que la chica tiene presencia... La conversación que las dos vampiresas mantienen entre sí sobre él no le agrada, pero no se queja. En verdad está bastante asustado. Sólo espero salir bien de ésta... o que sea un mal sueño...

- Bueno yo... yo trabajo en el Reliant Astrodome como gestor... y tengo una asociación de ayuda a inmigrantes aquí, en Houston. Además... - Por un momento guarda silencio, se le hace raro hablar de su familia en pasado. - ... vivía con mi mujer y mi hija en la ciudad... hasta que me dejó hace unos meses. - César mira al suelo mientras habla, pero al terminar levanta la vista y mira directamente a los ojos a la "antigua". Pero todo eso se quedó ya atrás, parece...

- ¿De qué entrenamiento hablais? - pregunta, más por cambiar de tema que por curiosidad.

De aquel que te permite sobrevivir, dice ella. Vámos.

Entonces caminan hacia un gran salón y en ese momento tu observas que la mujer extiende sus manos y de cada dedo salen enormes garras.

¿puedes hacer eso?

César sigue confuso a la supuesta lideresa de los vampiros, no sabe lo que le espera. Pero justo al llegar a un gran salón, la joven mujer extiende sus brazos y transforma sus dedos en unas terribles garras. César retrocede de un respingo, asustado por lo que acaba de ver. Dios santo... ¿cómo ha hecho eso? No sabía que los vampiros pudieran hacer... eso... sólo pensaba que chupaban sangre y volaban... La cara de César se torna bastante blanca, al imaginar todas las atrocidades que se pueden cometer con esas garras. Pero aún le queda una sorpresa mayor y es saber que él puede hacer eso.

- ¿Cómo? ¿Quieres que yo haga lo mismo? - César mira a Ambert por unos instantes. - ¿Puedo hacer lo mismo?

Con bastante miedo por no desobedecer a la joven vampira, César respira hondo y se intenta concentrar en sus manos. Supongo que será algo así... pienso en ello y agito los brazos. Después, las sacude rápido como vió hacer a la antigua, aunque no muy convencido. Garras en las manos... garras en las manos... garras en las manos... ¡vamos allá!

Evidentemente tus garras crecen... wow... es increible. Ahora, imaginate todo lo que pueden hacer esas garras. dice la mujer.¿no te gustan?, ahora atacame.

César mira anonadado cómo sus manos se transforman en garras de una manera rápida e indolora. - Wao... - No dice nada más, pero una ligera sonrisa asoma a su rostro. En el fondo le ha gustado. Es increíble... no pensaba que yo podría... y de esta manera... César sacude la cabeza y se vuelve a escuchar a la antigua, aún con el rostro reflejando su sorpresa. Garras en mis manos... ¿seguro que no estoy muriendo y todo esto no es un sueño? César nota cómo su corazón se acelera, cómo una fuerza nueva le carga. Algo en su interior se despierta... y no le hace sentir mal para nada.

Ante la la orden de la bella vampira asiente con la cabeza y, sin dudarlo y sin pensarlo, se lanza sobre ella poseído por el nuevo calor que le inunda. Sonriente.

La mujer te exquiva rapido, casi de una forma magistral.

Quedas sorprendido con este aspecto, totalmente sorprendido.

Luego te dice... tendrás que entrenar... entrenar mucho más. Sonrie, se te acerca y dice. Dejemos ahí, tendras tiempo para conocer tus poderes, solo ten en cuenta que los gangrel nos conectamos más con nuestra bestia interior.

Debes darte cuenta que tu sangre es sagrada mi amigo, si estas herido y te concentras podrás curar tus heridas, y cada habilidad de nuestro poder, que llamamos proteam, se usá mediante la concentración de nuestra sangre.

¿entiendes?

Mira esto. Camina hacia  una cocineta, toma un cuchillo y se hiere a ella misma en un brazo. La cortadura es profunda, puedes ver el hueso. Y de repente tras herirse ella se cura.

Al ver tu reacción de sorpresa te dice.

Podemos curar nuestro cuerpo con desearlo... ¿comprendes? concentrar nuestra sangre es la solución.

César se queda mirando el brazo de Ambert tras haberse cerrado la herida. No puede creer lo que acaba de ver. No sólo es posible que se nos transformen las manos... sino que podemos curarnos a nosotros mismos... Incosncientemente, César se lleva las manos a la espalda, donde están las cicatrices de su pasado.

- Podría... puedo... ¿puedo curar heridas que se hicieron hace mucho tiempo? - La mirada de César se clava en Ambert, deseando obtener un sí como respuesta.

No, desafortunadamente solo las que te hagan después. Te mira curiosa. Aunque hay ciertas heridas que son dificiles de adsorver, el sol, el fuego, nuestras mismas garras, causan heridas que se demoran en curar.

Cesar, te mira cómo confundia, ahora que sabes que ya no eres humano ¿qué planeas hacer más adelante?

César baja la cabeza y mira al suelo decepcionado, parece que hay heridas que nunca podrán sanar. Y no sólo piensa en las de la espalda. Esperanza... La pregunta directa sobre su futuro que Ambert le ha formulado es algo con lo que no se atrevía a enfrentarse, esperaba que los vampiros le ofreciesen alguna alternativa. Pero parece que no. Su vida va a seguir igual, como hasta justo antes de ser atropellado.

Abatido, César se sienta en una silla y esconde la cabeza entre las manos. No quiere enfrentarse de nuevo a ese dilema. ¿Qué debo hacer con mi vida? Si anteayer no lo tenía claro, menos ahora... así, siendo un vampiro, no puedo llevar una vida normal... no puedo... Un sollozo se escapa de César, pero no llega a romper a llorar. Se está conteniendo con todas sus fuerzas. Nunca recuperaré a Esperanza... ni a Elisa... ni la vida que llevaba antes. Nunca...

Lo mejor será seguir los consejos de ..., empezar de cero. Vaciar la casa, volver al trabajo, mantener la agencia... pero siendo un vampiro. No puedo hacerlo. Ya me iba a costar sin cambios pero ahora, teniendo que alimentarme de personas... imposible. Lo mejor es que empieze de cero en otro lugar... ¿pero dónde? ¿dónde?

Al cabo de un tiempo, César aparta las manos de su rostro y fija la mirada en Ambert. Con profunda pena, responde a su salvadora: Si aquí no me puedo quedar... me vuelvo a México.

Y con todas estas preguntas en el corazón y con el alma cuarteada de dolor Cesar  se queda mirando un rincón del lugar confundido. No sentía estar a gusto en ese lugar, quería recuperar su familia, pero al adquirir esta nueva naturaleza, además de perder su humanidad, también había perdido la posibilidad de  recobrarlos.

Noche tras noche, tiene ese dolor en el corazón y en el alma, hasta que, después de que ha sido preparado en los poderes de los vampiros, una noche sin despedirse, parte hacía mexico a encontrarse con sus orígenes.

La esperanza no se ha perdido, aún sigue viviendo su no vida, con el deseo de volver ser humano, y encontrar la Golconda.

Y así termina la historia de este hombre, que sufrió varios golpes del destino, que no solo le quitaron su familia, sino también su mortalidad.

FIN