Poco a poco la fila avanza, llevándoos hacia las puertas. La guarnición es grande y bien armada. Ambas torres de la puerta están protegidas por arqueros y algún arcabucero. Guardias completamente acorazados cubren ambos lados del puente. A la izquierda del rastrillo de la puerta, una mesa repleta de libros y pergaminos oculta parcialmente el cuerpo de un hombre que los consulta una y otra vez cada vez que alguien nuevo alcanza el control. A su derecha, un soldado con armadura de diferente color, revelándose como el capitán de la guarnición, entrevista a cada persona. A la izquierda, un hombre mayor, ataviado con ropas de un blanco deslumbrante, sin una mota de suciedad, escudriña con su mirada a todo aquel que entra en la ciudad. Su cara es del mayor aburrimiento del mundo.
En el tiempo que habéis esperado, ha habido muy poca gente rechazada para entrar.
Reconoces al hombre sentado vestido de blanco como un mago del colegio luminoso.
Cuando os llega el turno, el capitán se vuelve hacia vosotros. - A ver, los siguientes. ¡Vamos no tengo todo el día!
Una vez os acercáis os mira de arriba abajo mientras comienza a explicaros. - Quiero vuestros nombres, si sois ciudadanos de Middenheim y si lo sois vuestra dirección en el censo. ¡Más os vale estar registrados! - Amenaza alzando un dedo de su mano con un movimiento enérgico del brazo. - Si no sois de aquí, quiero nombres y motivo de vuestro viaje. Para entrar en la ciudad necesitaréis una causa mayor y una prueba fehaciente de que esa causa existe. Vuestra última opción es colaborar con la ciudad, son tiempos duros y aquí solo entran manos útiles. - Como dándose cuenta de algo, se detiene y os mira de arriba abajo, deteniéndose en Gunnar y asintiendo. - Bien podéis uniros a las labores de reconstrucción, apoyar a los templos y su labor en estos momentos, aceptar las ofertas de algunas familias nobles que buscan protección o, finalmente mi favorita - Alza una ceja y os sonríe - uniros a los refuerzos de la guardia de la ciudad, sin duda la más gratificante de todas. - Hinchado de orgullo, espera vuestras respuestas.
Responded todos, y os irá respondiendo, no esperéis turno :P
Ludwig echó un par de miradas de refilon a los varios hombres que estaban en la entrada. Su afinidad con los vientos de la magia no era demasiada ventaja para que el hombre ataviado de blanco era un hechicero.
Sacando sin florituras sus documentos con la mano libre, se los entrego al guarda. Con la otra mano, disimuladamente, meció su báculo. Lo movió como quien aparta la capa para enseñar su espada, para hacer ver que lo tenia ahí, pero no lo hizo con intenciones ni gestos agresivos, simplemente como énfasis a lo que iba a decir.
Esa carta debería servir para permitirme entrar en la ciudad. Vengo con la orden de ayudar al maestro hechicero Johann con sus labores en la reconstrucción de la ciudad. Me encontré con estos hombres por el camino y han demostrado ser buenas personas dispuestas a todo para enfrentarse al enemigo que nos acecha. Sea cual sea la tarea que quiera asignarles, cumplirán con sus expectativas con creces.
Mi nombre es Gerald Herrmingson - pronunció dando un paso hacia delante- he vuelto a Middenheim para poner mi espada al servicio del Graff - palabras que complementó con un saludo marcial - esta carta lo explica todo.
Le tendió la misiva de Lady Beschüzter con un gesto firme y decidido, no era la primera vez que se movía en el mundo bélico y se notaba ampliamente en su trato con otros soldados o guardias.
Schulz escucha con atención a Ludwig y se gira hacia el hechicero sentado en cuanto se nombra al gran Hechicero. Asintiendo, coge la carta que le tiende el joven y se la pasa inmediatamente al mago. Este, revisa la carta y mira a Ludwig de arriba abajo, después asiente al capitán.
-Está bien hijo. - Le dice a Ludwig mientras le devuelve la carta doblada. - Preséntate en el colegio de magia en el plazo de dos días, un heraldo lo confirmará. En caso contrario, serás declarado fugitivo inmediatamente, no hagas tonterías. - Añade con gesto grave. - Jules tomará tus datos, los mismos que darás en el colegio. - Señala hacia el hombre sentado frente a la mesa abarrotada de libros y documentos. - Si tus amigos valen tanto, estoy seguro de que lo harán ver por si mismos. - Termina cortante.
Ahora se vuelve hacia Gerald, recibiendo su carta directamente mientras lo escucha. Conforme la lee, asiente satisfecho con movimientos de la cabeza. Al terminar mira a Gerald. -Si la mitad de estas cosas son ciertas muchacho, nos haces mucha falta aquí. - Todavía asintiendo, pone una mano en el hombro del escudero, con fuerza. - Preséntate en el plazo de dos días en los cuarteles frente al distrito palacio. Dale tus datos a Jules cuando termine el otro. -Entonces el gesto severo vuelve a su cara- Y lo mismo que a tu amigo, no causes problemas... - Esta vez lo dice también mirando a Gunnar y Johan.
-Y vosotros dos, venid aquí de una vez. No tengo todo el día. - Espeta a ambos, haciendo un gesto con la mano para que se
Podéis dar vuestros datos hablando para todos o no, es decisión vuestra.