Partida Rol por web

Nîlo al llegar fue donde Holom y se fijó en lo que hacía, queriendo decirle que quería que le enseñara sobre navegación,  agradeciendo la información y dirigiéndose hacia donde Fargo entonces, el encargado de las finanzas de la nave.

Al escucharlo, asintió entonces, e hizo comprensión de las miradas y los sentimientos que antes omitió como importantes, entendiendo por completo su importancia ahora. Pensó en un momento de debilidad: "Solo tres millones más y podría... Podría comprarme a mí mismo", pero entonces rápidamente entendió: ¿Y qué? ¿Y qué si eso? Cometería otros actos vistos como malos por el Gobierno y sería lo mismo, además, memorias vinieron a él, si bien le respondía a Fargo.

-No pienso sacar plata de la nave, la embarcación, dígase, además...

Parpadeó y en ese instante ínfimo, fue transportado el pasado, a aquellos días en su pueblo natal.

Un día nevado, una rareza casi imposible pero ocasional cada tantos años. Ahí, el esfuerzo por mantener la pesca, cosechas y negocios entre las muchas ferias y mercados en donde vivía siempre, entre su casa, el pueblo y el puerto donde su padre solía navegar y pescar, le recordó, le escuchó más bien ahora, un Nîlo niño.

- Hijo mío, la humildad va primero, siempre, pero el honor al final y que nunca falle, sin eso nada que hagas valdrá la pena. Quién eres se define por lo que respetas.

Y con esas palabras pensó en todos los que trabajaban ahí, que lo trataban bien, en su propia madre, una erudito que igual trabajaba de una forma distinta, en cómo eventualmente los abusadores del Gobierno y otros nobles trataban a la gente de esfuerzo eran lo que más odiaba.

Nunca volverse lo que uno odia, nunca olvidar las bases de la humildad... Ni el honor, ante todo.

Aún siendo un pirata.

Miró hacia abajo, su gesto ofuscado, quizá por dramatismo visual o por sus mechones de pelo, una pausa ligera.

Y luego palabras hacia su compañero de tripulación:

- No. Al final no compraré nada, no va, ya veré cómo hacerlo después, produciré más dinero con dinero. -Sonrió de modo bobalicón pero honesto, mostrando sus ojos y declarándole.- Por favor, si no es problema, colega, devuélvele a todos 250000 de sus ahorros. Yo estoy conforme por mi parte, ya después hacemos negocios.

Y le dió un toque en el hombro amistoso, como diciendo que ya se le endeudaría como modo de hacer amistad (Muy como hizo amistad confiando en Holom) para entonces decirle eso. Se quedaría con 7 millones (Si 250k x 20= 5m) y eso era bastante bueno. No sería completamente generoso porque el mundo era cruel y él había ganado, eso tampoco debía dejarlo de lado, pero no sería un bastardo, mezclando sutil y quizá eficientemente el no hacerse enemigos innecesariamente en su propia tripulación con el mostrar la compasión que define su interior, aún con su beligerencia y demás.

- Ya que estamos, Hol. -Osó apodarlo entonces, pero si notaba que no le agradaba, recedería de hacer eso.- ¿Donde se puede ir a beber? Me haría bien, y si no puedo comprar armas muy caras al menos un traguito. Fuu-chan, ¿qué dices?

Y tal cual, hizo eso como si nada, más o menos, con su misma sonrisota idiota, como la que tenía en el cartel de buscado suyo propio o algo así. Posiblemente invitaría alguna ronda con su plata si existía un bar puntual que se le hubiese pasado de largo y así podía pasear un poco más con Fu Go.