- ¿Esta todo listo? - Pregunto el hombre del sombrero del Ala.
Su porte era digno de un rey, y su vestuario el de un duque. El hecho que de que estubiese rodeadado de maleantes, mercenarios y ratas de mar en un sucio barco pesquero no le quitaban ni un chispa de brillo a su esmaltada sonrisa.
- Quiero que lo este lo antes posible -
- Si señor, ya estan descargando todo a tierra -
El hombre, un viejo de nariz huesuda y bastante demacrado intentaba llevar la cuenta de algo con los dedos, pero no lo acab de conseguir.
- Pero señor, la situación es algo preocupante... hemos perdido tres hombres en tierra, la mayoria de los indigenas que habiamos sobornado, y tambien un par de hombres de nuestra tripulación cuando a los piratas que habías desembarcadado... ¿Seguro que esto vale la pena? Ya sabe que yo no dudo de su palabra My Lord, pero es que esto esta saliendo más caro de lo previsto y no tenemos casí repuesto para... -
- No se preocupe Señor Johnson - dijo el el elegante caballero ahora más complacido - Al otro lado de mi peñasco nos espera mi velero, tan pronto hayamos conseguido reunir todas las "flores" y cargarlas en la bodega... - quedo pensativo durante unos segundos antes de continuar - Es una lastima no haber conseguido obligar a ese chico de la taberna que nos contara donde escondia el resto... Ahora da igual -
Dejo sobre la mesilla mapas de la cabina del desauciado pesquero una flor, de petaros exhuberantes y de un dorado intenso como el más refinado metal preciso, pero cuando se alejo varios pasos toda ella se volvió negra como el carbon. El caballero no le dio mayor importancia.
- Pero los piratas de esa bruja no habria uqe tomarselos en broma, vendra, a por sus compañeros, y tienes que evitar que llegen más lejos... ¿Entiendes lo que te quiero decir, verdad? -
- Sí... My Lord... -
Y el viejo marinero trago saliva y les dedico una oración a aquellos desgraciados que iban a venir tras ellos...