Partida Rol por web

El camión es  un Ural 4320, un camión soviético militar de los buenos. Feo y tozudo, pero fiable y resistente. No la basura barata que suelen vender con los rusos  a sus aliados.

Charlie domina fácilmente a la bestia  eslava y os mete por caminos de ciervo, dando más tumbos que una coctelera, pero llevandoos en dirección correcta..

En varios momentos creéis que Charley os va a despeñar montaña abajo, apretando tanto el acelerador por ese camino de cabras. Pero apretando dientes y sujetando el estómago, aguantáis el ritmo. Empezáis a sentiros a salvo . 

Quizá la misión no era tan suicida al fin y al cabo...

Se os corta la sonrisa al ver una patrulla de soldados descansando agotados en un pequeño claro. Afortunadamente, ellos solo ven un camión de los suyos, con los cristales tan sucios que es imposible ver la cabina (como es lo normal). Así que se limitan a saludar y apartarse de  enmedio ("vamos Minh, que esos llevan prisa...").

Charlie se da la satisfacción de hacer un ligero derrape que  llena de barro sus caras y su comida ("¡la madre que los parió!"). Dejando atrás una ristra de insultos en laosiano.

Logan se rie a carcajadas con la escena de los orientales tragando polvo.

- Chicos: ¡que la risa es igual en todos los idiomas!. No se van a dar cuenta de quienes somos.

Conseguimos hacernos con el camión. Quedaba un rezagado al que hubo que matarlo de un disparo.

No se hizo en absoluto sigilo, pero al menos tenemos el camión que era lo importante.

Subo atrás, intento buscar una postura lo mas cómoda posible en aquella caja de madera y metal, y cierro los ojos intentando descansar.
Lógicamente no lo consigo, pues entre que el camión no es cómodo, la carretera es mala, y Charley conduce como un demonio, mi cuerpo va dando botes y saltos continuamente, pero aun así, llevo los ojos cerrados buscando descansar algo, por poco que sea.

Me subo en la parte de atrás del camión mientras Charly arranca. Desde luego es una ventaja que hayan sido tan amables de dejarnos las llaves puestas.

No negaré que se me ponen bastante de corbata mientras veo como la carretera va pasando por detrás de nosotros, cruzando algunos estrechamientos en los que digo que el camión es imposible que haya podido pasar por ellos. No sé cómo lo está haciendo Charly pero desde luego le debo una buena invitación cuando lleguemos.

El tema de la patrulla no me doy cuenta hasta que les pasamos, momento en que me sumo a las risas de Freeman, aunque en todo momento intento que no me vean. A ver si ahora por una tontería nos van a descubrir y nos van a perseguir.

Dejáis el camión resguardado y cubierto de ramas. En un lugar donde pueden tardar días en encontrarlo. Seguís la última hora de camino a pie.

El cabo Lepus hubiera podido mataros mientra os acercabais a su posición. Os ha tenido en el punto de mira un buen rato. Finalmente se limita a miraros fijamente y bajar la punta de su arma levemente, a modo de saludo. 

La sección de marines del teniente Ingalls, escondida tras una densa mata de arbustos, os saluda más efusivamente y comparte sus provisiones. Ellos han tenido unas jornadas mucho más tranquila entregando armas a las guerrillas de etnias rivales a los Shan. Les acompaña un campesino con varias mulas cargadas de bultos: el pago de los Karen por las armas.

Ingalls no os pregunta qué habéis hecho, claro está. Todo ha sido extraoficial. Las cosas de la CIA se quedan en la CIA. Las cosas de Delta Green se quedan en el infierno.

La avioneta de Toddbringer llega con unas dos horas de adelanto. Pero su compañía aérea tapadera (Tiger Transit) no tiene libro de reclamaciones. 

Subís todos a bordo y os apretujáis con los bultos del campesino.

Que resultan estar llenos de opio. 

Según la CIA, el tráfico de opio era el motivo para asesinar el señor de la guerra, el general Bao. La misma CIA trafica con opio. Nada parece tener mucho sentido.

Os consoláis pensando que hay un brujo caníbal inmortal menos en el mundo. Tenéis hasta su objeto de poder brillando ominosamente en una mochila... Eso es un triunfo, no? Mejor no pensar mucho en esas criaturas croando como mil ranas dentro de un cocodrilo, que han quedado en los pantanos.

El avión pronto os eleva por encima de la selva. Podéis echar una cabezada y dejar de sentir tensión, miedo y odio: Laos ha dejado de ser vuestra guerra. Y como decía Napoleón: "una noche en París y se me olvidará todo".

Esperemos que eso también sirva con Saigón...

El recorrido con el camión pudo ser incómodo, molesto y caluroso. Pero resultó ser de lo más seguro y conseguimos llegar hasta la vista de despegue sin muchos mayores problemas.

Cuando me fijo al pasar que está el cabo Lepus le hago un simple gesto de reconocimiento con la cabeza. Parece que mala hierba nunca muere, y este lo es de la peor calaña. Pero hizo su trabajo y eso debería ser suficiente.

Con los marines saludo de forma más amigable, aunque ni ellos ni nosotros intercambiamos información sobre nuestras respectivas misiones. Incluso aunque la suya haya sido rutinaria, sigue siendo una información que no se debe compartir.

Finalmente nos apretujamos todos en el estrecho compartimento del avión. Viajar junto a opio después de liquidar a uno por ser un capo del opio quizá podría llevar a otros a pensar. A mí no, yo hago mi trabajo y no me pagan por pensar. Que eso lo hagan otros.

Termino por pasarme la mayor parte del viaje dormido, pues tampoco es como si hubiéramos pegado mucho ojo en la misión.

Llegamos al punto de destino. No se si fue el cansancio o el estilo de conducción de Charley, pero no se me hizo largo el viaje. Si pesado y muy incomodo, Pero para mi cuerpo agotado, todo lo que sea no caminar, es un descanso.

Bajo del camión y veo al maldito Lepus.
¡Que cojones!. Digo para mi.
Solo lo miro fijamente mientras camino. Ni lo saludo ni le digo nada, solo fijo mi mirada en el con cara de pocos amigos.
Sera cabrón.. Reprimo mis ganas de partir su cara por huir como una rata y dejarnos solos, y solo escupo sin dejar de mirarlo.

Nos subimos al avión con mas carga de la que habíamos traído. Odio las drogas, solo crean Hippies quema banderas
e inútiles como Lepus.
Resoplo mientras me acomodo y apoyo mi cabeza con ambas manos, ahora resulta que el ejercito era un traficante de drogas.
Intento no pensar en eso y descansar todo el viaje.

La visión del "desaparecido" Lepus ha hecho entrar en trance a Logan. Su cara de asombro es más cara de idiota que de otra cosa.

- ¿Lepus? ¿Que...que haces aqui?

- ¡Chicos!. Este Lepus seguro que se ha ido hacia el campo base de recogida por su cuenta y nos ha dejado tirados cubriéndole nosotros la retaguardia. Propongo reportar su comportamiento y que le hagan un Consejo de Guerra. Será cabrón...

Logan, con evidente cara de enojado, toma asiento en el transporte. Mira por la ventana mientras el avión toma altura.

Los peligros que se vieron enormes hace pocos días se van haciendo pequeños. Los mortales bosques que lo fueron pocas horas antes, ahora no son más que una mancha verde a lo lejos.

Suspira hondamente y queda adormilado.

- Puto Lepus.... -murmura, mientras se le cierran los ojos-.

Estaba eufórico, no solo podía probar uno de esos cacharros que se suponían era los mas fiables de la década ademas, podía ponerlo al máximo y probar su resistencia, después de todo teníamos prisa y podían seguirnos.

Por un momento me olvide de mis compañeros y me centre en disfrutar del viaje, algunos hubieran evitado los baches y derrapes innecesarios, pero yo prefería buscarlos y poner a prueba esa lata indestructible de la que los soviéticos estaban tan orgullosos.

Y joder si tenían razones para estarlo, me sentía tan seguro al volante que les dedique una firma personal a los últimos soldados con los que nos cruzamos. -Lo siento, chicos. -Me disculpe entre risas, antes de alejarnos de ellos y llegar al punto de encuentro.

Satisfecho, camine con la cabeza alta hasta el mismo punto de control, donde un cobarde Lepus ya estaba allí, a saber desde hacia cuanto. Un payaso mas entre las filas americanas... -Estoy contigo Logan, si vas hacerlo tienes mi apoyo. -No me importaba si él había cumplido con su misión, no se abandona a un compañero tan a la ligera.

Sentarme ahora en el avión y rodeado de opio hizo que me atara el pañuelo alrededor de la boca, no porque fuera útil, era un simple gesto de disgusto por lo que estaba haciendo la CIA en aquel lugar. -Huele a mierda.-Solté, antes de cerrar los ojos y esperar que el vuelo fuera lo mas corto posible.

Preparando vuestro informe demoledor contra el cabo Lepus, durmiendo apretujados entre fardos, o jugando a cartas con los Marines os pasa el vuelo bastante deprisa...

... y eso que es un vuelo más largo de lo previsto. Antes de llegar al aeropuerto de Ia Drang la torre de control os informa que tienen que desviaros a otra base. Eso porque el enemigo está disparando contra todo lo que se mueve en las pistas de aterrizaje. Desde las ventanillas veis los morterazos machacando los hangares, aparatos ardiendo, y balas trazadoras volando en todas direcciones. 

Porque la guerra de Vietnam ha entrado en su fase más virulenta: la ofensiva del Tet. Y vosotros estáis enmedio.