Se aproximó al grupo.
—Amigos —les dijo—, ¿es esto lo que podemos esperar del pueblo de Atenas, orgulloso y libre, pero también amable?. ¿Por qué apedreáis a esos extranjeros?. ¿Qué daño os han hecho?.
Motivo: Desafío: Compeler
Tirada: 2d10
Resultado: 5, 4 (Suma: 9)
Motivo: Acción: Compeler +Corazón
Tirada: 1d6
Resultado: 3(+2)=5 [3]
Calíope intenta convencerlos por las buenas (+Corazón). Hace el movimiento Compeler (Compel).
El resultado es un éxito débil. Calíope gana +1 Destino pero el grupo de gente quiere algo a cambio.
Una vieja amargada respondió con ira:
—Los cretenses se apoderan de nuestros jóvenes y doncellas para dar de comer al Minotauro. ¿Y preguntas qué tenemos contra ellos?. Quizá tu también seas cretense.
Dicho esto, agarró un gran pedruzco y lo arrojó contra Calíope. Por suerte falló el tiro.
—Juro ante los dioses que si alguna vez cruzo mi camino con uno de esos indeseables cretenses que decís, le haré pagar con sangre tales fechorías.
Calíope hablo solemne, pues del corazón surgió tal promesa que llegó a oídos de Atenea.
—Ahora soltad a estos hombres.
Por un momento el grupo de atenienses se detuvo. Al ver su indecisión, Calíope exhortó una vez más que perdonaran a esos hombres.
—No profanéis la ciudad con un hecho tan espantoso —gritó.
Los atenienses comprendieron que aquella mujer era una gran heroína y que había jurado ante los dioses ayudarlos. Finalmente hicieron caso. Después se dispersaron en silencio y dejaron solos a los dos hombres. Estos dieron las gracias efusivamente y dijeron a Calíope que pensaban marcharse de Atenas y dirigirse a una ciudad más amistosa.
Motivo: Desafío: Hacer una promesa a los dioses
Tirada: 2d10
Resultado: 5, 7 (Suma: 12)
Motivo: Acción: Hacer una promesa a los dioses +Corazón
Tirada: 1d6
Resultado: 5(+2)=7 [5]
Calíope al Hacer una Promesa a los Dioses (Swear an iron vow) obtiene un éxito débil, lo que significa que el camino no está del todo claro. De momento tiene más preguntas que respuestas. Gana +1 de Destino, y debe pensar como encontrar el camino a seguir para cumplir su promesa: De momento cree que la mejor manera de descubrir quién está detrás de los secuestros es recabar información cuando esté cerca de Creta.
La promesa es Acabar con los cretenses que secuestran gente para alimentar al Minotauro: Dificultad (Problemático).
Calíope siguió su camino y al adentrarse en la ciudad comprobó como el cielo se había nublado y el aire se había vuelto cálido y denso. Cayeron unas gotas de lluvia que se mezclaron con el polvo de la calle. Momentos más tarde, ésta se había cubierto de barro y la gente se resguardaba del aguacero. Antes de que ella pueda hacerlo, estaba completamente empapada. A lo lejos retumbó un trueno. Siguió un relámpago resplandeciente y una luz azul bañó la Acrópolis. A continuación, un trueno ensordecedor pareció anunciar que el cielo se había hendido.
Decidida, no perdió tiempo resguardándose y siguió buscando el palacio de su padre. Con la ropa mojada y sucia, recorrió de mal humor varios barrios de la ciudad hasta que llegó a un cruce. Casi ni se había dado cuenta que la lluvia había parado. Sólo cuando el sol asomó tímidamente entre las nubes, sonrió, volviendo a ser la amable Calíope.
El sol iluminó la ciudad despidiendo chillones resplandores al reflejarse en los charcos que ha dejado la lluvia. Gotas de agua caían rítmicamente de los tejados y poco a poco la ciudad se reanimó, como si millares de ardillas despertaran de su letargo invernal. La calle torció bruscamente a la derecha, mientras que de frente continuaba una calleja más estrella.
Torció a la derecha, allí se encontró en el mismo centro de la ciudad. El palacio debía de hallarse en algún lugar próximo. Al doblar una esquina, divisó a un grupo de ciudadanos que contemplaban a unos personajes con los rostros pintados de blanco. Se aproximó al grupo y vió que esos personajes representaban en silencio una leyenda. Unos simulaban comer, otros bebían vino imaginario. No consiguió deducir de que leyenda se trataba. Después, de repente, cayó en la cuenta. ¡Estaban escenificando la muerte de su hermano Teseo en el laberinto!. Uno de los personajes se subió sobre los hombros de otro para figurar al Minotauro. Otro encarnó a Teseo, avanzando con exagerada cautela por el laberinto y deteniéndose de vez en cuando para apoyarse en la pared. Se agachó para recoger algo del suelo y en ese momento el Minotauro le atacó por detrás. Teseo lanzó un grito de agonía y se desplomó quedando inmóvil. La escena se paralizó unos segundos. Después, el Minotauro se dividió en dos acróbatas y Teseo se levantó de un salto.
Calíope comprendió aterrada que nadie debería conocer la muerte de su hermano. Se volvió para mirar de nuevo a los actores, pero todos se habían marchado menos uno. Este tenía la cara de Hermes, el mensajero de los dioses; sonrió enigmáticamente y se fué.
Aún aturdida por lo que había visto, deambuló por las calles de la ciudad hasta que llegó a la acrópolis. Desde allí, la ciudad de Atenas, que contempló a sus pies, era realmente magnífica. Aquella debía ser la ciudad más bella del mundo, aventajada sólo por el reino de los dioses. Templos dedicados a todas las divinidades se alzaban en ella, prueba de la devoción de los atenienses a los habitantes del Olimpo, pero naturalmente el mayor de todos era el de Atenea. A un lado de éste, en las afueras de la ciudad, estaba el palacio, en cuyos muros se reflejaba el sol despidiendo vapor a causa de la pasada tormenta. Calíope bajó apresuradamente de la colina, deseosa de lelgar a su destino.
Corrió por las calles sinuosas y finalmente llegó al palacio. Una gran columnata de mármol adornaba la fachada y cestas de flores colocadas alrededor de la puerta llenaban el aire de dulce fragancia. Custodiaba la entrada un guardia que impedía le paso a toda persona no autorizada. Tenía un aspecto enérgico, vestía armadura y sostenía una lanza corta. Calíope se acercó a él y solicitó permiso para entrar, pero el se limitó a mirarla de soslayo.
—¿Cómo te llamas? —preguntó.
- Partida suspendida -