El despacho del señor Don Manuel Laborda Buendía es austero, pero sin redimirse en mostrar algún que otro candelabro de plata y algún cuadro de valor. El director se encuentra sentado tras una mesa de roble y os mira con afectación y algo de cansancio en su rostro. Su impecable traje está ligeramente arrugado y ya varios puros descansan apagados sobre un cenicero de cristal. Cuando entráis se pone trabajosamente de pie para recibiros.
- Por favor, sientense.- dice señalando unas sillas. - No habrán sillas para todos, pero los criados pueden quedarse de pie, si lo desean.-
El paseillo y el aire fresco le han venido muy bien a Don Miguel, y el ligero dolor de cabeza y mareo que sentía a causa del vino se han disipado. Ahora se encuentra totalmente lúcido de nuevo y ya mínimamente recuperado del shock inicial que causó en él la extraña muerte de su amigo.
El hecho de vislumbrar una posible respuesta ante tanta incógnita hace que esté de mejor humor que hace tan sólo una hora. Tras entrar en el despacho educadamente ofrece una de las sillas a la Condesa y una vez se ha sentado ésta, coge otra de las sillas y toma asiento cruzando las piernas, mejor dicho el pie sobre la pierna, al estilo castellano.
- Don Manuel, es un placer volver a verle, aunque las circunstancias no sean las más adecuadas. Hay un motivo para nuestra visita, y no es otro que el motivo que se imagina. Queremos , mejor dicho, necesitamos respuestas de lo que le ha ocurrido a nuestro querido Cevallos. Se me ha notificado hace apenas un par de horas de que ha muerto en un extraño accidente, y nos preguntamos si usted sabe algo.
- Lo primero, mi mas sincero pésame. Se por mis conversaciones con el fallecido que fue un buen amigo y en mayor o menor medida estuvo en contacto con todos ustedes. - dice mientras tiende la mano a todos los presentes.
- Os diré todo lo que sé. El señor Cevallos murió por un impacto de bala en la calle que corre paralela al río Eroe a primera hora de la mañana, cuando iba de su casa hacia aquí, a su laboratorio. Sabemos que durante el día de ayer se produjeron disparos en esa zona, ya que una guarnición de soldados franceses está aposentada vigilando el Puente Salado, el único que sigue en pie en la ciudad, y algunos ciudadanos descontentos hicieron algunos tiros. Las autoridades piensan que fue una bala perdida de estos enfrentamientos lo que le mató, y han abierto una investigación entre los pendencieros estibadores del puerto.- dice sin dejar de miraros con ojos cansados.
- Pero yo, sinceramente, creo que están dando palos de ciego... Además, hay detalles en este asunto que me escaman. -
Cunia se halla en la desembocadura del río Eroe, que atraviesa la ciudad. Todos sabéis de esos enfrentamientos y de las voladuras de los puentes por parte de los franceses.
-Dichosa guerra, no hay manera de no verse involucrado en ella, cuando estoy casi seguro de que podré ser neutral, resulta muerto uno de mis mejores amigos por una bala seguramente francesa. Si no nos hubiesen invadido...- piensa para sí mismo.
- Entiendo. ¿ Detalles ? ¿ A qué tipo de detalles se refiere Don Manuel ?- una mueca de sorpresa asoma a su rostro.
Al final todos emprendemos rumbo hacia la universidad, es una caminata adornada por un suave sol de la tarde, acompañado de una brisa reconfortante.
En la naturaleza de los hombres esta destruirse, pero, un hombre como el, porque morir de esta forma tan insensata. –Perdone, ha dicho usted detalles, ¿quiere decir que hay una posible aclaración de todo esto?- mirándolo fijamente a los ojos, -con el merecido respeto, Don Manuel Laborda, explíquenos a que se refiere con esos, detalles a los que usted hace referencia-
Artoloaga, no se callo ni un segundo camino a la universidad, a veces hablaba sobre sus vivencias en el frente, otras como disfrutaba de las tardes de charla con el fallecido e incluso como era conocedor de mucha mas gente influyente de lo que a simple vista pudiera parecer por su aspecto desaliñado, siempre con incipiente barba de una semana, pero asombrosamente siempre acababa todas las historias en una taberna o bodega disfrutando del vino de la ciudad, seguramente su ligera embriagues estaba jugando con su subconsciente.
AL llegar y tomar asiento, callo para escuchar las palabras de Don Manuel, pero no pudo evitar alzar el tono al escuchar la noticia del "accidente"
-¡MALDITOS FRANCESES!-Piso con fuerza el suelo-Barrere con sus tripas el suelo, por dios que lo haré para vengar a mi buen amigo, solo ellos son tan ruines para matar a un hombre que nunca alzo un arma contra otro hombre.
¿accidente? - pienso para mis adentros - ¿muere de un disparo y es un accidente?
Pese a mi indignación, intento calmar a mi compañero - Tranquilo Don Javier - digo mientras le apoyo la mano en el hombro. Es hora del duelo, y de informarnos del destino de nuestro amigo - bajo la voz y añado - ya llegará la hora de defender España y nuestro rey Fernando.
Sentir el la mano de Manuel en su hombro le hizo calmar por un segundo su furia al clavar sus ojos en el. Aquel hombre decía la verdad, era la rabia y el alcohol el que dominaba sus movimientos no la razón.
Tras colocar el ribete de su cuello volvió a sentarse pidiendo perdón.
-Disculpen mis modales, me deje llevar por el espíritu, prosiga por favor.
Asintió al resto y dio gracias al Sr.Navarro con un ademan de mano y cabeza.
Al escuchar la exclamación del soldado don Manuel interviene.
- Cálmese, soldado. No sabemos si han sido los franceses. Como ya le digo, la hipótesis oficial es que fue una bala perdida de los enfrentamientos. Podría haber sido una bala francesa... o una bala española. En todo caso, como ya he comentado hay ciertos detalles que me escaman. Todos sabemos lo prudente que era el señor Cevallos. ¿por qué se aventuraría a pasar por una zona que desde hace días se sabe que es una zona conflictiva? Incluso lo estuvimos hablando hace dos días, y el me comentó que hasta que no se solucionasen los problemas, no volvería a pasar por allí. Entonces... ¿por qué estaba allí cuando la bala le alcanzó?- concluyó mientras miraba a los presentes.
- Muy buena pregunta Don Manuel, eso es precisamente lo que tenemos que averiguar. Todo esto me extraña sobremanera, pues como usted dice no era hombre de pendencias. - Parece recordar algo - Le importaría... ¿que echásemos una mirada rápida a su despacho?. Si no es mucha molestia desde luego. Quizás después podríamos acercarnos al paraje donde tuvo lugar el accidente. Con mucha cautela por supuesto.- Esta última frase la dice acompañada de su característico ademán con la mano derecha, no hay que perder los modales.
- Me parece bien. - dice el director mientras abre un cajón y extrae una llave. - Su despacho se encuentra fuera, en una esquina del invernadero del jardín botánico. Quizá se encuentren allí a Aniceto Esteve, un alumno que ayudaba al señor Cevallos en el laboratorio. Es un joven muy entusiasta y admirador del pobre don Juan Manuel... estará muy afectado. Cuando acaben pueden darle la llave, yo ahora me marcho a casa del fallecido, a darle mis condolencias a la viuda. - Finaliza mientras se levanta de la mesa.
Toma la llave con su mano derecha y después la guarda en el bolsillo con cuidado. Tiende la mano a Don Manuel- Señor, ha sido un placer. Le agradecemos su ayuda. Nosotros iremos también a presentar nuestros respetos a su viuda en cuanto acabemos aquí.-
Dicho lo cual se pone en pie mientras hace un gesto al resto para que salgan del despacho, por supuesto espera a que la condesa salga para salir él detrás.
Vamos a su despacho.
Escucho atentamente la charla que tienen los caballeros, Don Manuel Laborda lleva su mano hasta un cajón en su escritorio y toma una pequeña llave, indica que es la llave del despacho de nuestro difunto amigo.
Nos levantamos para retirarnos en dirección al mencionado despacho, Don Miguel de Mendoza, hace un gesto caballeroso para que salga primero de la oficina, asiento con la cabeza, abro el abanico que llevo en mi mano derecha y me dispongo a salir, -Gracias-
Esperaré que intervengan el resto de jugadores, por si quieren añadir algo; no parece que estén interviniendo mucho y no se si es porque vamos demasiado rápido (que a mí no me lo parece) o que no tienen nada que decir.
Salgo al pasillo detrás de Don Miguel, mientras pienso que ha podido pasar para que el profesor haya muerto de esa forma - no acostumbraba a buscar el riesgo, no es lógico... hay algo más de lo que se nos está contando.
estoy atenta, no intervengo por respeto a mi señora que está manejando este asunto. (y ademas, como va sucediendo como me interesa, no veo motivo para interrumpir).
Por un momento me sobresalto cuando el Director hace mención a la relación que teníamos los presentes con Cervallos. Espero que mi señor no se haya percatado o lo haya tomado por una generalización más. Sigo temiendo el momento en que tenga que explicar esa relación.
Escucho atentamente todo cuanto dice el Director. Me ha sorprendido sobremanera el que se considerara, en un principio, un accidente lo que le ha sucedido a Cervallos. Una vez aclaradas, hasta cierto punto, las circunstancias de su muerte, se me hace más que evidente que tal cosa no es posible. Dada su prudencia, nunca habría pasado por esa zona... entonces, ¿Qué le llevó a ese lugar?
Mientras ando perdido en conjeturas varias, el Director ha entregado una llave a Don Miguel que nos dará acceso al despacho de Cervallos. Éste toma la llave y se levanta en dirección al despacho. Me despido con un balbuceo y salgo en pos de mi señor, esperando encontrar algo que arroje un poco de luz.
- Un momento.- exclama el director cuando comenzabais a abandonar el despacho. - Mañana por la mañana, según deseo expreso del fallecido, se dará lugar a una clase de anatomía en el pabellón de autopsias, con el cuerpo del señor Cevallos como objeto de estudio. - dice - Según sus palabras antes de morir, los alumnos merecen estudiar un cuerpo sano y cuidado en vez de esos cadáveres de deshauciados que estudian normalmente.- añade malhumorado.
- ¡Ah! Y no olviden que el funeral se celebrará en la iglesia de San Miguel por la tarde; muy cerca del lugar del accidente, por cierto.-
Por Dios qué macabro, el cuerpo de su profesor a estudio... Este Cevallos era único, él y sus dichosas ocurrencias. Pone cara de asco y depués añade - Descuide, no lo olvidaremos.- Diciendo esto último y con algo de prisa, cruza el pasillo en dirección al despacho del profesor.