Equipado con mi flamante traje rojo, sonrío a mis compañeros.
En marcha pues, pongamos rumbo felizmente al SID.
-¡Si!- Digo eufórico y emocionado, claramente feliz. -Me alegra que todos tengamos el mismo traje rojo, nuestro gran amigo El Ordenador si que sabe como hacerme feliz- Comento mientras caminamos.
La escoba se libera de los brazos del esclarecedor y os dirige a paso ligero hacia vuestro próximo destino.