Partida Rol por web

La genasí se cruza de brazos, y te observa con una ceja arqueada mientras tratas de limpiar el desastre.

Tú no has venido aquí para fornicar, ¿no es así?

El guerrero ve los cielos abiertos y se apresura a responder:

- La verdad es que buscaba otro tipo de intimidad... Me gustaría hablar con un igual... Me siento muy sólo aquí... Y... -la voz del genasí parece franca.

De hecho, era totalmente cierto que se sentía solo. Únicamente la criatura que tenía delante era lo más parecido a sí mismo que podría encontrar en la ciudad. Sus padres no manifestaban su herencia cuasielemental. Quizá fuera por la combinación de sus genes, influenciada por algún antepasado Ifriti, la que provocó que Redhead obtuviera dichas cualidades.

El guerrero camina despacio hacia el borde de la cama y toma asiento. Cuida de fijar su mirada en el suelo o en los pies de la mujer.

- Además, esto empieza a afectar a mi trabajo... Debería haber estado en aquél barco, pero me encontraba en una taberna, frente a una enorme jarra de cerveza. El barco naufragó y perdí el objeto de mi custodia... -apoya los codos en sus rodillas y hunde su rostro entre sus manos, enredando sus dedos entre su ígneo cabello- He venido aquí en busca de consuelo... Aunque también atormenta mi cabeza el hecho de no saber qué ocurrió exactamente... -sacude la cabeza lentamente- Debería haber estado allí...

"Por Kossut, nunca me había rebajado tanto... Esperemos que se lo trague..."

La genasí se cruza de brazos y enarca una ceja, evidenciando que no se ha tragado tu pantomima. No parece tener ninguna prisa por vestirse.

Sí, ya, lo que tú quieras. Mira, las cosas no funcionan así aquí -te dice con impaciencia-. Puedo arreglarte una reunión con un hombre que vende cosas que caen de los barcos, pero no quiero saber nada de los detalles. Sólo escríbeme una nota con lo que buscas y yo se la pasaré al tipo. Si él está interesado, te traeré una nota con la contestación. Sólo dime dónde puedo localizarte.

Su estrategia había fracasado. Estaba claro que las mentiras no se le daban nada bien. Sin embargo, ella seguía allí, de pie y en cueros...

- Búscame en la Jarra de Anguilas. No te será difícil encontrarme -dice mientras busca algo con lo que escribir- Escucha -dice de repente- He pagado cincuenta leones por esto -algo en su interior comenzó a arder- No... No suelo comportarme así. No sé si es obra tuya, pero empiezo a tener demasiado calor... -Redhead se vuelve hacia la mujer a la vez que se frota los ojos.

"¿Es esto un conjuro? ¿Será por el vino? Quizá... Quizá deseo realmente a esa mujer..."

Involuntariamente, avanza un paso hacia ella. Tras quitar la mano de sus ojos, la mujer percibe que éstos arden con cierta intensidad. De hecho, casi podría decirse que el brillo de su cabello flameaba igual que las llamas de una hoguera...

"Sus formas y curvas... Su ígnea melena... Parece obra del mismísimo Kossut. ¡Cómo es posible que sea de verdad una cambiaformas! ¡Dioses, es un doppleganger! Mierda..."

La armadura comenzaba a agobiarle. El sudor perlaba su frente y se deslizaba por su cuello...

La genasí rió, avivando tu fuego interior. La expresión de sus ojos parecía retarte a discernir si su risa era juguetona o simplemente divertida.

Ya empezaba a pensar que eras un genasí de hielo...-dijo acariciando tu mentón con un dedo.

Sin previo aviso te agarra de los cabellos y te besa violentamente, bebiendo de ti como un vampiro. En tu cabeza zumban cientos de avejas. Tu mundo se ve invadido por el perfume de jazmín y azahar. Jazmín y azahar. Jazmín y azahar.

Sus manos desabrochan tu armadura con habilidad y pronto te ves tumbado a la cama de un empujón. Ella se sienta a horcajadas, y puede su figura de curvas torneadas meciéndose, recortada contra la luz de las estrellas. Como dos lenguas de fuego que lamieran un mismo tronco, os unís en una sola llama...

_____

La calma llega después de la tempestad, y descansaste unos momentos, disfrutando del olor a jazmín de sus cabellos. Ese aroma te recordaba tanto a tu Calimsham natal...

La genasí se escurre de tu regazo, y se echa el albornoz por los hombros, devolviéndote a la realidad.

Prepárame la nota -dice-. Tendrás que pagar 5 piezas de plata adicionales en la barra.

Los investigadores trataron de relajarse, y de disfrutar de la música de los Trovadores de Alsajir y de la habilidad de los malabaristas que cruzaban la pista. Pero lo cierto es que pasaban los minutos y Redhead no volvía. Ya hacía más de media hora que el genasí había subido al piso superior y aún no había vuelto. Nadie parecía querer decir nada, pero todos se rebullían inquietos en su asiento.

En su recuerdo quedará grabada para siempre aquella vorágine de fuego en que se había convertido la cama esa noche. No sabía qué hora era, ni si sus amigos se encontraban aún abajo esperándolo.

Se levantó y fue tras la mujer. La tomó por el brazo y se encaró a ella.

- Antes de que te marches... Necesito una última cosa -hace una pausa y sonríe- No puedo ponérmela yo solo... -señala la armadura.

Tras ajustarla de nuevo a su fornido cuerpo, Redhead se vuelve de nuevo hacia ella.

- ¿Debo dejar la nota a nombre de alguien? -pregunta intentando no mostrar interés.

Me revuelvo en mi asiento. Redhead lleva bastante tiempo ahí arriba para estar sacando información. Espero que al menos, esté disfrutando del precio pagado. Miro mi jarra de cerveza, y le pego un gran trago. AAAAHHHH Que rica, fresquita y enana. ¡Como a mi me gusta! Al menos, en este sitio tienen bebida y música de calidad. Tamborileo con los dedos, al compás de la música, mientras disfruto del espectáculo.

Pero el tiempo pasa, y Redhead no baja. Empiezo a preocuparme, aunque posiblemente, mis temores sean infundados.- Chicas -digo, a mi hermana y a Alina- no es por nada, pero creo que Redhead está tardando mucho. Puedo subir a ver, pero a lo mejor no le hace falta ayuda, y está disfrutando, ya que ha pagado por ello. No obstante, estoy preocupado. ¿Qué me decís? Podría ir a subir, pero creo que quizás no haga falta, y sea todo una paranoia mia.

Tras decir esto, pego otro trago a mi jarra, mirando el rostro de Alina y de Madred, esperando su respuesta. Mientras, sigo escuchando la música de la taberna...

 Los dioses te concedieron la sutilidad de una horda de orcos, ¿eh? -replica la genasí con una risita-. No, no hace falta que pongas que ningún nombre. Ya se yo a quién debo dársela. 

Redhead sonríe, pues sabe que la mujer tiene razón. La sutilidad no era lo suyo. Sin embargo, contaba con sus potentes brazos y su fuerte espada para solventarlo.

Sin mediar más palabras, el guerrero abandona la estancia y baja la escalera hasta la planta principal. Se acerca al tabernero.

- Aquí tiene su llave... -dice entregándosela- Una cosa más, ¿podría dejarme algo para escribir? Quiero dejarle una nota a la señorita -esta vez acompaña sus palabras por cinco monedas de plata.

Una vez obtiene lo pedido, escribe con letra clara. Cuando termina pliega el papel y se lo entrega al tabernero.

- Listo. Gracias por... sus servicios.

El genasí se vuelve hacia el resto del salón y busca a sus amigos con la mirada...

Redhead desciende la escalera una hora más tarde. Continúa con su armadura puesta, una sonrisa en los labios y juguetea con la llave.

Una vez en la planta principal, se dirige hacia el tabernero. Intercambia unas palabras con él, escribe algo en un papel y se lo entrega, junto con unas monedas.

Luego se vuelve hacia el salón y busca con la mirada, encontrando a sus compañeros algo impacientes en la mesa. Se acerca, abriéndose paso entre el gentío.

- Muy bien -dijo tomando asiento y dirigiéndose a sus compañeros- Mi bolsa pesa cincuenta leones menos -mira significativamente a Althen y prosigue- Pero tenemos una posible pista. La gena... Ejem... El dopplegánger ha aceptado guiarme hasta un tipo que trata con objetos "perdidos" en el mar. Le he dicho que en cuanto sepa la hora y fecha del encuentro que me busque en La Jarra de Anguilas... -se acomoda en la silla y cruza sus potentes brazos sobre su pecho- ¿Y ahora qué? -pregunta a sus compañeros.

A pesar de su aparente estado de calma, sus ojos no miran a Alina en ningún momento. Como si evitara la situación. ¿Qué había pasado en aquella habitación? ¿Qué le pasaba por la mente al genasí? Su expresión era impenetrable, como de costumbre. Sin embargo, quien se acercara lo suficiente a él, percibiría cierto aroma a azahar y jazmín mezclado con el sutil olor a fuego propio de su especie...

Bien Redhead. Por lo que parece, no solo has sacado información. Eso está bien. Bien, pues creo que o una de dos. O nos quedamos aquí otro rato más, disfrutando de una bebida, o vamos a la Taberna de la Jarra de Anguilas. ¿Cuánto tiempo te ha dicho exactamente Redhead? -Miro al genasí. Aunque no estoy seguro de lo que ha hecho ahí arriba, el olor parece que le delata. Desde luego, antes no olía a flores.

Tras la mirada al genasí, miro mi jarra. Si nos vamos, ahora es el mejor momento. Cojo la susodicha, y le pego el último trago. Nunca he probado una cerveza mejor que la enana, y seguro estoy de que no lo haré en toda mi vida.

No puedo evitar, mientras bebo, mirar a Alina. ¿Qué opinará de la incursión del genasí a tierras femeninas que no sean de su patronazgo?

Buenas noches, caballeros y señoritas -dijo un desconocido mientras se quitaba la capa.

Durante unos instantes los investigadores pensaron que ese hombre era el contacto del que Redhead había hablado. Pero los hermanos Goldstone se levantaron para saludarlo. Al parecer ese hombre de aspecto curtido era el quinto miembro de aquella improvisada compañía.

Vaya, vaya. Pero si es Arther "Llave Maestra" -lo saludó Marded con una sonrisa, mitad sardónica, mitad pícara-. No sabía yo que frecuentaras estos sitios.

¿Quién ha dicho que los frecuente? -contestó el aludido con una sonrisa que podía significar cualquier cosa-. Fui a la Jarra de Anguilas, y al no veros sentados allí, pregunté a Gélfuril. Él me dijo que íbais a venir aquí, así que seguí vuestro rastro. También le entregué un par de leones de oro para asegurarme de que nadie más nos siguiera. No sé si nuestra misión es secreta, pero no conviene dejar los cabos sueltos.

Mardred cerró la boca de golpe, desarmada por la réplica del recién llegado.

Empiezo a recordar por qué te quería en el equipo -bromeó la sacerdotisa de Sharíndlar.- Pero siéntate, ¡siéntate!

Arther es un aventurero profesional -explicó Althen mientras el desconocido se presentaba a Redhead y Alina-, miembro de la antigua compañía de aventureros llamada La Fuerza Expedicionaria del Nuevo Mundo.

¿Y qué le pasó a tu compañía? -preguntó Alina, interesada.

Nos masacraró un mago sureño de barba bruna a la entrada de los Salones Embrujados de Vespêro. Aún recuerdo a ese bastardo. Yo salí vivo de milagro, arrastrado inconsciente por la corriente del Starwater. Aún guardo cicatrices de aquello.

El encargo que nos ocupa es menos peligroso -dijo Mardred con candidez-. Debemos recuperar el vestido de novia de Alissa Towerhorn. El vestido vale una fortuna; aún no hemos hablado con la familia, pero seguro que la recompensa merecerá la pena.

Decidimos comenzar la investigación por los barrios bajos -continuó Althen-. Redhead acaba de pasar una nota a un tipo que vende cosas caídas de los barcos. Y estábamos planeando cuál podría ser el siguiente paso a dar.

Al oir la palabra valioso Arther parece reaccionar con rapidez tratando de recabar toda la informacion que tengan asi como las pistas.Ademas el robo de un vestido no parece nada peligroso.

Contadme que es lo que habeis averiguado hasta el momento.Quizas pueda ayudaros.

Para los que le conoceis Arther va con su habitual vestimenta unas ropas un tanto gastadas de color piedra caliza que le permite pasar bastante desapercibido en varios terrenos asi como por la noche.

Tiene musculos bastante desarrollados y sin embargo no parece nada torpe en movimientos.Lleva una espada corta y un estoque y una mochila que parece bastante vacia.

De tez bastante morena,pelo negro y ojos marrones.

Es muy risueño y por eso Mardred y su hermano siempre han apreciado su compañia.

Decidio pasar por alto las palabras de Mardred pero no le habia hecho ninguna gracia que dijese lo de la fuerza expedicionaria,le traia malos recuerdos y encima lo habia contado delante de gente a quien ni siquiera el conocia salvo el nombre.

De momento, lamento decir que hemos averiguado poco. Muy poco. Aparte de que el vino no me sienta bien, no hemos averiguado nada más. Estamos a la espera de recibir cierta información. -jugueteo con mi jarra, ya vacía. Si había algún momento en el que deberíamos de marcharnos del local era ese. Si no, las jarras se volverían a llenar, el ambiente se animaría... Y solo los dioses saben si acudiríamos al lugar de la cita a por la información.

¿Sabéis? -pregunto a los demás, de forma retórica- Creo que es el momento de partir. Si no, puede que no acudamos a la cita, o acudamos algo perjudicados. Salgamos fuera, contemos tranquilamente lo ocurrido y vayamos al lugar. Prefiero pecar de puntualidad, que de tardanza. ¿Qué decís?.

No dejo de mirar a Redhead con una media sonrisa cuando no me mira. ¿Qué habrá hecho ahí arriba? Espero que aprovechase su inversión. Aún sigo pensando que opinará Alina...

Pues vosotros direis donde vamos.