Partida Rol por web

Los auroch se van alejando y, más seguros en tierra, vais bajando. Al cabo de unos segundos, Clarissa vuelve a aparecer corriendo con esa velocidad sobrenatural característica en ella.

En el ultimo momento Ethelnir consiguio subir dos metros de un salto y avanzar trepando. Tras el paso de las bestias, admiro la fortaleza de Lorik. Me aproximo con Clarissa, por si necesita ayuda.

Clarissa se acercó corriendo por el cañón.

-¡Lorik!-gritó aliviada al ver al gigantón en buen estado. Tenía heridas, pero no eran nada para ella.-Menos mal...- Luego contempló con alivio a los otros tres compañeros, que habían logrado trepar.

-Apuesto que ayudaste a alguno de esos tres a trepar y te quedaste abajo como un valiente.-dijo la clériga tratando de ensayar una sonrisa ahora que el resto no la veía. (No podía permitir que la viera mucha gente es ese intento, se dijo).

-Deja que examine esas heridas, anda, te dejaré como nuevo en un momento.

Los primeros conjuros no lograron sanar las heridas del Lorik, pero en cuanto empezó a canalizar le dejó como nuevo.

Seguís marchando por el desfiladero y al subir una pequeña elevación veis algo en la distancia:

Una docena de guerreros kellid con las caras pintadas se encuentran vigilantes en el centro del camino. Aunque están armados con hachas y escudos redondos (al estilo ulfen), las armas no están desenvainadas. A la cabeza, una figura alta de constitución fuerte y con ojos penetrantes se adelanta.

A medida que se acerca, eleva las manos con las palmas hacia arriba. Una vez que está lo suficientemente cerca como para que lo oigáis dice en un común bastante tosco:

Ser Hiryla. - sus palabras fluyen con una extraña cadencia que sugieres que está diciendo unas palabras que otro le entregó.

Vosotros venir conmigo. Deber hablar.

Vaya, pues sí que hay guerreros kellid por aquí... y algo de civilización, que ya me parecía que éstos pseudoanimales se comunicaban a hachazos.

Clarissa, aliviada por contemplar a los primeros seres en varios días que no intentan matarlos o devorarlos al momento, trata de de imitar el gesto pacífico de la mujer, quitando el virote de su ballesta y guardándolo en el carcaj.

-Ser Lorik... -que ironía- Grachius, Ethelnir, Harold y Clarissa.- dijo la clérigo señalando a sus compañeros y a ella misma por turnos. -Nosotros querer hablar también.

Imito el gesto del Kellid con las manos y asiento, atento ante cualquier posible problema.