Partida Rol por web

 Trash mira la chimenea.

 - Ahora podemos cocer y empezar a ahumar la carne, de noche es menos visible el humo que de día.

 Mirando a los pocos orcos reunidos comenta.

 - Que te acompañe Snikrot, traed los odres llenos y el material que podaís necesitar, Briskas y yo montaremos guardia y empezaremos a tratar los alimentos.

- Bien, bien - asiente el brujo a las instrucciones del lider - Entonces ha llegado la hora de cocinar - Antes de que la anciana y el nuevo elemento salgan les tiende su propio odre - Pueden llenar también este? -

- Ese método es bueno durante el día, pero durante la noche creo que es bueno que alguien esté "arriba" - señala el techo - No solo hay humanos en la llanura. Pero ya decidirás lo mejor - le comenta a Trash

Con un asintimiento de cabeza:

-Si claro, acompañare a la anciana, y en un momento estaremos aqui, cuando quieras - mirando a matriorca.

-Podremos coger cualquier cosas que necesites para hacer esas trampas que dices, yo no me fio mucho, ni me gustan las trampas, pero cuando tenia tribu, vi lo eficaces que eran, una vez cojimos un gato del tamaño de esa chimenea, fue algo realmente impresionante, ese día si que nos acompañaron los espiritus- intento entablar una amistosa charla con matriorca, alfin y al cavo le devo la vida.

Me empechino en llevar todos los odres y traerlos llenos, es lo mas parecido a ser cortes que conozco.

Seleccionaos como destinatarios las parejas

Caminais pendiente abajo a través de la negrura, Matriorca sonrie satisfecha al no oir ni los grillos a su paso, no hay demasiada distancia desde la casa a la orilla del lago más cercano, unos doscientos metros si llega, un grito podría escucharse.

En la orilla adelantais unos pasos dentro del agua, vuestros pies se resienten al frío, rellenais todos los odres de agua, lavais vuestra cara, bebeis hasta saciaros y cerrando los ojos y observando las estrellas podeis sentir una paz sin igual en vuestro interior.

Es un lugar precioso, más aún cuando no hay depredadores, pero los hay, y no hay que perder demasiado tiempo pues, no se sabe cuanto rato se mantendrán a raya. Echais a caminar por la orilla del inmenso lago en busca de materiales, los grandes lagos son ricos en recursos, cañas, árboles, cantos rodados, todo puede convertirse en una valiosa herramienta en manos adecuadas.

Cargo con todos los odres, ayudo gracias al inestimable consejo de matriocar a buscar las mejores varas para hacer las trampas, llevo en mi mano la espada:

-La tengo por si acaso, -levantando levemente la espada-no creo que nada se atreva ha hacercarse, pero nunca se sabe cuanta hambre pueden tener ciertas criaturas. - Con muchisimas ganas de hablar.

-Y cuentame como es vuestro poblado, ¿de que vivis? - haciendo una ligera pausa - En el nuestro la vida era buena, recolectabamos algo, y cazabamos sobre todo, siempre desde antaño peleamos con los humanos, era tal el odio y casi el respeto en la batalla que era parte de nuestras vidas, y de las suyas, pero un dia se cansaron, nos dieron con todo lo que tenian, y ahora no hay orcos, un desperdicio para estar tierras, un daño irreparable. -con los ojos casi llorosos- pero cuentame vamos, vosotros aqui, ¿cual es vuestra misión?

Matriorca se marcha con el recién llegado, una apuesta arriesgada confiar a quien a demostrado ser, tan valiosa para el equipo a un recién conocido, más siendo congéneres ¿qué motivo teneis para no fiaros? Nada podría querer él de ella, supuestamente.

No os supondrá ningun trabajo encender un fuego en la chimenea, la leña está seca, la chimenea es ideal, y teneis yesca y pedernal, además de un par de jamones de hiena. Hoy vais a comer como reyes. Por la puerta abierta se cuela el viento, Briskas piensa en la seguridad del techo, al que los lobos no pueden llegar. Los dos orcos, fuertes y recios se observan, acordado está que Trash sería el líder del grupo y por ahora toma con convicción férrea las decisiones.

Los grillos se atreven a retomar sus conciertos personales, y Trash desolla la carne de gnoll, preparándola para cocinarla cuando el viento os trae un murmullo, apenas han pasado treinta minutos desde que se fueron y unas tímidas risillas provenientes del exterior se cuelan sin dificultad en vuestros oidos.

Mientras la carne de gnoll, lentamente se asa, Briskas duda si subir al techo o ayudar al lider del grupo. Finalmente opta por la segunda opción, no quiere problemas con lso pocos miembrois de su raza que aún permanecen vivos.

Sin embargo, al escuchar las risas y voces menéa la cabeza, enojado consigo mismop- Yo sabía que debía haber ido al techo a vigilar- murmura Briskas antes de ubicarse tras la hoja de la puerta y, utilizando manos y pies, trepar por la pared, como una araña, hasta la altura del techo

- Te cubro - añade en deferencia a su jefe mientras estira un dedo y se prepara para lanzar su rayo de oscuridad si resulta necesario

 Trash habá terminado de descuartizar los muslos en raciones individuales, para que se ahumaran de forma que cada pieza pudiera ser una comida. Cuando las estaba colgano por tendones a cierta altura de la turba y las brasas el aire le trae el sonido de unas risas.

 Sin tener tiempo a pensar de que podría tratarse el guerrero rcoge el pesado esudo de madera así como una de las hachas de batalla, los arreos decombate siempre cerca, y se va a posicionarse tras el arco que describiría la hoja de la puerta al abrirse a tiemo qe ve como Briska empieza atrepar por un de las paredes.

 Serán gnolls con sus gruñidos parecido a risas.

Snikrot, veo en ti a alguien fiel a las tradiciones y que venera a los espíritus de nuestros ancestros. Son valores que caen en desuso con facilidad. Si algo me pasara, te pido que ayudes a nuestro líder a no olvidar las enseñanzas de Gruumsh. Hay algo subyacente a la filosofía de destrucción, ¿sabes? Fomentar la anarquía en nuestros enemigos, que estén con las defensas bajas y mal organizados... Atacarles sin cesar para que no alcancen una comunidad unida que pueda superar a nuestra fuerza bruta...

Pero la anarquía tiene otro aspecto. Si nuestra civilización avanza demasiado se olvida de la importancia de la Naturaleza y desprecia el poder de los espíritus. Eso es lo que ha pasado con Briskas. Él utiliza a la Naturaleza, a sus bichos, la manipula sin estar en paz con ella. Yo he visto cómo llamaba a las plagas y éstas se cernían sobre un compañero. No lo conoces, se llamaba Ruzgal. Él si era fiel al poder de Gruumsh.

Perder nuestra comunión con la Naturaleza es un mal mayor a las hordas de humanos que acabaron con tu poblado y el mío. Es cierto, mi poblado también fue destruido. No hay más orcos en la estepa que los que has conocido esta noche.

Y es mala época para unos orcos perdidos como nosotros. En la estepa estan ocurriendo muchas cosas. Cosas importantes.

Humanos de más allá de las montañas, extraños, de cabellos dorados y piel nívea. Humanos extraños que arrasan por donde pasan y que se enfrentarán contra los humanos negros que desde siempre fueron diana de la ira de los de mi tribu. Humanos contra humanos.

Gnolls divididos, una tribu antaño, ahora tres. No se enfrentarán entre ellos, pero ahora están dispersos y son menos fuertes. Nuestra ancestral alianza con los gnolls se ha roto. Gnolls compitiendo con otros gnolls por las mismas presas, incapaces de realizar grandes partidas de cacería y destinados a morir de hambre, en un futuro lejano, o a manos de los humanos en el día de mañana.

Y entre ellos, humanos y gnolls, estamos los últimos orcos. Tenemos que permanecer unidos, o moriremos. Toda la nueva anarquía que se cierne sobre la estepa supone nuevas amenazas, pero Gruumsh lo ha querido así, porque si no reinase la anarquía los humanos blancos y negros se aliarían y una única y poderosa tribu gnoll se rebelaría contra nuestra tribu al verla poco numerosa y débil.

Los odres colgando se bambolean dejando caer pequeñas gotas en el ya húmedo cieno de la orilla del lago, vuestras abultadas mochilas van llenas de cañas flexibles y cantos rodados, unas zarzas totalmente exprimidas por Matriorca os dan una valiosa cuerda espinada que Pinchamucho lleva cual mártir, dejando que las afiladas púas rasquen su piel.

Matriorca se mete en el agua, Snikrot aguarda en la orilla y sin apenas ruido, vuelve con una robusta cañada de dos pulgadas de ancho, la flexibilidad de una caña hace imposible hacer de ellas lanzas largas, pero será una media lanza de buena calidad, la caña no está astillada y tan solo espera las habilidosas manos que empuñen una daga para hacer la punta.

Parece ya está todo, miráis a vuestro alrededor y arrugais el morro, es dificil no ver que habeis estado rondando por aquí, si los gnolls les da por rastrear esta zona del lago no tardarán nada en encontraros, sin embargo, estais preparados, les estais esperando, que vengan.

Aún el cielo no clarea, pero es pasadamedianoche, vuestros estómagos rugen con ferocidad, y poco a poco volveis sobre vuestros pasos, intercambiando conocimientos, conversando como viejos amigos, con naturalidad y confianza ¿Quien dijo miedo a los desconocidos?

Un rato frente a la puerta, como si de un castillo se tratara os manteneis alerta ante el posible asalto. La carne crepita en las brasas y comienza a oler a quemado, Trash maldice por lo bajo deseando que no se queme la preciadísima barbacoa, pasan unos minutos y las risas continúan, junto a ladridos, sin embargo, ambos entendeis el idioma gnoll, y no son más que risas y ladridos, probablemente una manada de hienas ronde la zona buscando algo por lo que pelearse, se pasean lejos de la cabaña, pero en silencio de vuestros alrededores su sonido es fácilmente audible.

¿Es necesaria la alerta por una manada de hienas? Esos animales jamás han atacado vuestro poblado, rara vez viajan al sur de Bejayla, donde los gnolls las atrapan y domestican, subyugándolas a su voluntad convirtiendolas en las suministradoras de caza de la manada. ¿Atacarán las casas y pueblos humanos? ¿Cuantas hay ahí fuera? ¿Representan un peligro para vosotros? Los dos orcos se encuentran en tensión junto a la puerta, tratando de escrutar en la noche al otro lado de la puerta algún indicio de un enemigo con quien combatir, pero no parece que nadie vaya a aparecer

Matriorca examinó uno de los regalos que la madre Naturaleza le había obsequiado: una caña. No pareció estar muy convencida con algo, aunque las ideas siempre brotaban del alocadamente imaginativo cerebro de la orca.

Bueno, volvamos ya. Seguro que nuestros camaradas ya están preparando la comida, y una es orca pero también necesita comer.

Sosteniéndose cabeza abajo sobre la puerta, Briskas asoma la cabeza y mira al exterior intentando descubrir la ubicación de las hienas que ríen en la oscuridad

- Yo te aviso si se acercan - murmuró el brujo mientras se mantenía prendido a la pared. Briskas, usando el lado superior de la puerta, salió al exterior y se preparó para trepar e instalarse, nuevamente, en el techo de la vivienda - Ocúpate de esa comida - casi sin darse cuenta le ordenó al lider del grupo - Si las hienas se acercan las recibiré con un rayo... y un grito para que estés preparado. Y cuando vuelva el resto verificaré que no los ataquen -

Mirando marabillado lo que se puede sacar de la nada, si sabes buscarlo convenientemente:

-Si claro, quizas podriais compartir un poco de comida con migo-enseñando una mano algo inchada - antes cazando tuve un problemilla con algun bichejo, suerte para él, que no consegui cogerlo, si no ...

Ando muy comodo con matriorca, casi como la madre que perdi hace tiempo, como la abuela que me daba consejos, como la tribu que poco a poco olvido.

Volveis sobre vuestros pasos pero aún a no mucha distancia de donde os encontrais Matriorca puede ver una figura encorvada junto a la orilla del lago, ¿Un humano? Improbable ¿Gnolls? Demasiado raro que haya solo uno. Matriorca alertada se agazapa de manera automáticamente entre las hierbas altas.

Snikrot, cargado de cañas mira a su alrededor confuso por el comportamiento de la anciana, pero para bien o para mal el extraño sí se ha percatado y se incorpora dejando que su silueta se recorte nítida para vuestras pupilas, parece... un orco

Totalmente embutido en mantas y con un ropaje muy extraño se agazapa torpemente a ojos de ambos, entre la hierba tal como hace Matriorca, siendo Snikrot el único en pie en esta escena. Las miradas de Matriorca y el extraño se estudian quedando en un misterioso suspense, manteniendose a una distancia prudencial, sin ánimo de agresividad por parte de ninguno de los dos.

 Trash mira la puerta.

 - Será mejor que lances el rayo si se te ponen a tiro. Pues si no están dirigidas por alguien lo más provable es que se larguen a buscar presas fáciles, además, pronto vendrán la anciana y el nuevo, mejor que no estén las hienas, no vayn a confundir a la anciana con un cadáver o un hueso...- Emite un gruñido a medio camino entre una risa y un asentimiento.

 Sin decir más va a atender la carne.

Agacho ligeramente el cuerpo, mas por instinto que por saber lo que esta pasando:

En un susurro -¿que pasa? - esta vieja ha visto algo que me estoy perdiendo y quiero estar prevenido del peligro escruto la zona donde ella parece mirar, y agarro con mas fuerza mi espada, esta vez no me van ha coger desprevenido.

-Anciana habla, ¿nos atacan? ¿son humanos?- parece que solo el silencio parece responderme asi que espero "paciente" a su beredicto mientras, me muerdo un labio, tanto por hambre como por nervios contenidos.

- Hecho! - Sin más palabras el brujo completo su subida al techo y observó con atención la oscuridad que los rodeaba. Estaba listo para utilizar sus rayos en cuanto fuera necesario.

El estado de alerta de Matriorca pasa al distinguir un orco entre tanta manta.

Ufff... uno de los nuestros... ¿será de la antigua tribu de Snikrot?

Allí, compañero, un orco en la orilla.

Matriorca señala a la oscuridad sin estar segura si Snikrot lo dará visto.

Acércate, extraño. Somos orcos como tú. Dos espaldas que se apoyan para no dormir tumbadas en la tierra. A todos nos viene bien compañía para no olvidar la naturaleza de nuestra raza ni nuestras costumbres. Ven y preséntate, deja de ser extraño, pues no tiene sentido que en una tierra tan basta haya orcos que no se conozcan.