Dusknoir quedó completamente inmóvil, sin poder reaccionar ante el horror que provocó Necrozma, que había aparecido de la nada y había hecho desaparecer a seis de los pokémon que ahí estaban. ¿Les habría matado?. Por suerte llegó Darkrai para ahuyentar a Necrozma, aunque no parecía que fuera por querer ayudarles.
Tras unos segundos para asimilar lo que acababa de pasar se integró en la conversación de sus compañeros. - Creo que ahora queda más claro que nunca que debemos participar en su juego.- Su voz sonaba seria, incluso más que de costumbre. Una vez más las ideas sobre a quien votar traían discusiones. - Lo siento KlingKlang, me gustaría poder defenderte pero tu actitud es indefendible, espero que sea un escarmiento y te des cuenta de que no aportas nada bueno al grupo.
- Lo importante ahora es mantener la calma, si nos desquiciamos ahora las peleas surgirán inevitablemente y todo se hará más complicado.- En esa situación, después de la aparición de Necrozma, lo normal era perder los nervios, por eso intentó hacer mantener la cordura al resto de pokémon, esperando que eso ayudase a terminar antes con toda esa locura.
No Votamos y nos castigan. Votamos y nos castigan! Alzo los brazos en el aire escandalizado. Que es lo que esta pasando? Porqué ese legendario ha tenido acceso aquí y sin embargo nosotros no tenemos salida, ni conexión con el mundo. Hmmm, debe alguna explicación, no puede ser todo tan extraño y casual. Tal vez dependa de algo de nuestro crecimiento, o de nuestras esencias, o algo.
Cuantos de nosotros ha sido entrenado por un humano?? Entre ellos me cuento yo. Tal vez tenga algo que ver con las bolas o la presencia en la naturaleza. De donde sois? Yo soy de Teselia.
-Yo fui entrenador por un humano. Me intercambiaron, y sigo a cargo de mi nuevo humano. - dijo Gigalith. - También yo soy de Teselia. Aunque... - se lo pensó durante un rato. - Lo cierto es que dudo que eso tenga mucho que ver con este juego mortal... - dijo, y miró a Klingklang. - Klingklang, te has ganado mi voto a conciencia. No das argumentos y tu odio es simplemente irracional. Temo que estés poseído ya por las fuerzas malignas que nos acechan. Lo siento si algún día fuiste un buen Pokémon, pero creo que estaríamos mejor sin ti.
-Yo tenia a un humano conmigo, pero me libero como ultima voluntad y antes e oído que alguno que otros evita directamente a los humanos, no creo que eso tenga nada que ver. Sigo pensando que hemos tenido la mala suerte del azar. -Se sincero con todos.
-Por cierto un inciso, creo que mientras quedemos solo nosotros de un tipo concreto, no tenemos derecho a votar, es decir para que la votación de los tipo tengan fuerza de voto se necesita mínimo dos pokemon. ¿A Alguno mas os pasa esto? -Pregunto curioso, para saber si su teoria era cierta.
En realidad sí -corrijo a Magmortar-. Pero no importa.
Miro a los demás, cómo se van pronunciando.
Nunca he estado en una bola, pero sí he acompañado a una humana. Humana que está muerta, por cierto.
Gruño un poco, son temas con los que no me siento muy cómodo.
La humana me dio a probar pastas siniestras. Están muy ricas, tal vez les pueda dar a probar algún día -miro a Klingkang-. Bueno, a tí no... No tienes boca para comer, así que te tocará quedarte sin pastas.
Asiento amigable antes de volver a mirar a todos.
Nunca escuché el nombre de mi región, lo siento.
- Yo... llegué a tener un compañero. Al menos, creí que era mi compañero - Es evidente que no se siente cómodo hablando de ello - Me entrenó durante algún tiempo, y me hizo más fuerte. Quería enfrentarse a un rival grande, pero... cuando vi al pokemon con el que quería que compitiese, un tipo... - arruga la nariz - Hada... en fin - Baja la cabeza, un poco apesadumbrado, y aprieta las mandíbulas, tragando con dificultad aquel recuerdo - Perdí.
Y cuando perdí, mi compañero dijo que no le servía para nada.
Y me abandonó.
Desde entonces viajo, tratando de encontrar a mi manada, pero no sé dónde estoy. No sé en qué tierra deambulo ni sé si estoy más cerca o lejos de mi objetivo cada día. Él dijo ... muchas cosas. - Aprieta las mandíbulas ahora con tanta fuerza que chirría con un sonido metálico, pero un momento después resopla, quedando el recuerdo en un leve disgusto, resignado - Pero los humanos mienten, así que da igual lo que digan, no creo que pueda confiar nunca más en ningún otro humano.
Entonces mira a Swalot - Yo tampoco puedo votar con mi agua, pero no sé si es algo que pasará solo esta vez o si será así en adelante.
Todos estaban contando su pasado, así que Machamp no podía ser menos.
Machamp también tuvo un compañero humano. No un compañero, un maestro. Un venerable anciano líder de un gimnasio shaolin de lucha. Machamp fue su pokemon más querido. En este gimnasio entrenaban por igual humanos y pokemon. Cierto día un noble ególatra llegó buscando un ejército y no supo comprender la respuesta que el maestro de Machamp le dio para alcanzar la sabiduría y paz de espíritu. Lo entendió como un rechazo a su petición y como una ofensa en lugar de una lección contra el uso de la violencia y de la fuerza. El noble se resintió y tiempo después se vengó. Machamp se quedó sin maestro (la espada se lo arrebató), sin hogar (el fuego se lo arrebató) y sin ánimos (la injusticia se los arrebató). Desde entonces Machamp vaga errante recordando y compartiendo la sabiduría de su maestro para evitar que caiga en el olvido.
Piensa un poco más y al final añade.
Machamp no recuerda el nombre de la región ni cree que sea relevante
Los Pokémon que quedaban se habían puesto a hablar de sus orígenes, pero la conversación quedó cortada cuando Hoopa volvió a aparecer.
Fin de la escena Fase 5.