Partida Rol por web

Praga - Luz de Gas [+18]

Audiencia con el Príncipe Starkemberg

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18/09/2014, 15:20
Praga

A la noche siguiente de la fiesta en Kampa, la baronesa te informa de que el Príncipe Starkemberg te recibirá a primera hora de la jornada. De acuerdo con las peticiones expresas de Stakemberg será una entrevista privada, con lo que Djuna deberá esperar fuera si deseas que te acompañe. Un coche enviado por el Príncipe te espera a la salida de la isla donde se encuentra la mansión de la Kornfeld.

Tú decides si quieres ir con Djuna, avisarla, o dirigirte por ti misma al lugar de encuentro con el Príncipe y luego verla. Ignoras cuanto tiempo estarás, pero a juzgar por la entrevista que tuvo Djuna con él fue bastante breve.

Notas de juego

Tú me dirás como quieras abordar esta escena. Si quieres ir a buscar a Djuna, si quieres ir sola. Está en tus manos.

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22/09/2014, 17:40
Micaela Almonaster de Pontalba

Micaela se despierta con no demasiada pesadez, desayuna del cuello de Xavier y se arregla con perfecta pulcritud para reunirse con el Príncipe. Las preocupaciones pueblan su cabeza.  Stakemberg  se lleva mal con Kornfeld, Kornfeld no parece llevarse bien con nadie, el tal Kessler parece un pervertido psicópata y para más inri, de los recién llegados le cae magníficamente bien un Nosferatu. ¿A eso hemos llegado? Bendito Guedé.

Imaginaba lo que tocaba ahora. Reunión con un Príncipe que podía ser o bien una criatura despectiva y soberbia, o bien un untuoso manipulador. Qué agotamiento, ya no quedaba ni elegancia ni saber estar. La política y la diplomacia eran artes perdidas, aplastadas bajo la bota del poder evidente... todas estas pesimistas reflexiones revoloteaban por su cabeza, irritada como estaba contra todo. La fiesta de la noche anterior no podía haberle resultado más frustrante, salvo por Djuna.

Escribió una nota para ella. Dudaba que le hiciera la más mínima gracia tener que quedarse fuera esperando a que el Príncipe diera su beneplácito, así que optó por decidir que pasaría a recogerla inmediatamente terminara la reunión. Quizá entonces podrían continuar con sus asuntos, y tal vez ponerse al día de todo lo que faltaba. 

Notas de juego

Voy a enviarla una nota para reunirme con ella cuando salga. Me parece una tontería tenerla esperando fuera, más aún siendo una Gangrel.

Querida Djuna:

acudo ahora a la reunión con el Príncipe. Te recogeré en cuanto termine. 

Micaela.

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22/09/2014, 19:49
Praga

Xavier había estado especialmente silencioso esa mañana, quizá porque notase tu estado de tensión o porque él mismo tenía sus propios problemas. Había disfrutado de la fiesta de la noche anterior con calma, pendiente de los tejemanejes propios de la sociedad nocturna, pero con pesar te comunicó que no había descubierto nada especialmente relevante. Los cainitas de Praga eran esquivos y parcos en palabras, o, al menos, él no había podido hacerse hueco en sus conversaciones.

Cuando despertaste, Xavier te dijo que aún no había podido encontrar una residencia para ti. Según te contó, la ciudad se encontraba en pleno proceso renovador y habían barrios enteros que derrumbaban de un día para otro. Había bastante tensión entre esta iniciativa genuinamente germana contra la resistencia de los nacionalistas checos que veían como su legado se hundía bajo el tren del progreso.

El coche del Príncipe te recogió a ti solamente, su inquilino denegó la entrada a Xavier con severidad y tu ghoul se quedó en la mansión junto a la nota que querías hacer llegar a Djuna. Quizá al final esto resultaría una ventaja. El hombre del Príncipe, un tipo bastante sobrio y aspecto marcial seguramente era un antiguo soldado, no abrió la boca en todo el viaje.

Mientras pasabais las calles, el vehículo con las cortinas tendidas te impedía ver el trayecto que tomabais. Solo cuando el coche se detuvo, descubriste que estabas frente a un muro de unos dos metros y medio de altura. Junto a la entrada, un escudo familiar que tenías la intuición de ser el de la familia Starkemberg. Su guía entonces te invitó a bajarte.

Notas de juego

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22/09/2014, 19:58
Hoest Hesseman-Starkemberg

Tu acompañante persistía en su semblante sobrio y callado, sus respuestas escuetas y sus modos parcos en palabras no te generaban ganas de ninguna conversación. Para ser un Ventrue, si es que lo era, era bastante peculiar en el trato y poco dado a la verborrea. 

En la mansión te llevó a través del vestíbulo principal a una de las salas laterales con las puertas cerradas, el hombre llamó a la puerta y sin esperar respuesta abrió la entrada para ti echándose a un lado: una gran sala de estar de lúgubre decoración, apenas alumbrada por un fuego hogar con dos sillones enfocados a este. Una gran mesa con sillas de madera, estilo medieval, y las paredes ataviadas de tapices, cuadros y armas. 

El silencio era abrumador, el crepitar del fuego ahora se convertía en el único atrevido para romperlo. Rápidamente te fijaste que, sentado en uno de los sillones, se encontraba un hombre de unos treinta años y rostro severo.

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22/09/2014, 20:02
Príncipe Pietr Starkemberg

El hombre se levantó ante tu llegada, apenas se acercó un par de pasos e hizo una reverencia esperada a la nobleza de tu título, aunque en su semblante podías ver que era un gesto maquinal y frío, carente de todo significado real.

Bienvenida a mi hogar, baronesa Almonaster. Sentaos, por favor. invitó con gelidez, quizá no se mostraba arisco u hostil, pero estaba claro que no era entusiasmo lo que deducías de aquel saludo. Te señaló el otro sillón junto al fuego.

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22/09/2014, 20:29
Micaela Almonaster de Pontalba

- Xavier, que le llegue la nota a Djuna -le indicó antes de marchar a terminar con su presentación. 

No esperaba otra cosa a parte de la mínima cortesía, y no fue decepcionada. Ni una palabra de más, ni un gesto de más. Ni por parte del Príncipe ni por parte del lacayo del Príncipe. Durante el viaje trató de ser amable y considerada con el caballero que había ido a recogerla: esfuerzo vano. Llegada a presencia del Príncipe, más de lo mismo: la frialdad capaz de cortar el aire. Se sentó junto al fuego, asegurándose de apartar la mirada del mismo y si pudiera, de mover levemente el asiento para alejarse del crepitar de las llamas. ¿Sería por su "consanguinidad" con la Kornfeld? ¿O sencillamente es que el Príncipe se mostraba así habitualmente? O quizá era esta ciudad, que volvía intratable a todo el que la habitaba. Debía ser por el asunto de los alemanes.

Estas divagaciones la llevaron a pensar en los mecanismos políticos de la ciudad. Habitualmente, la forma más fiable  de utilizar a alguien es conseguir que confíe en ti o incluso te aprecie. De esa manera, y no a través del chantaje o la presión, se consigue la máxima eficiencia de un títere. Quizá fuera un modo de hacer las cosas un tanto cruel y miserable, pero, ¿acaso no eran Vástagos? La genuina bondad se escapaba de ellos como la lluvia de las nubes. 

Era evidente que en esta ciudad ese sistema no funcionaba, ya que los tratos entre los poderosos y sus potenciales servidores parecían ser, siempre, entre desdeñosos y hostiles. Entonces, ¿cómo conseguía este Príncipe - o la misma Kornfeld- servidores leales? ¿Vínculo, quizá? No estaría de más tener cuidado.

Con delicadeza, se sentó donde la ordenaron.

- Gracias, mi Príncipe - susurró con amabilidad.

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24/09/2014, 16:53
Príncipe Pietr Starkemberg

Con un gesto señorial, Pietr se sentó en el otro sillón acomodándose en él, se encendió un habano que parecía haber dejado a medias. Pasó cerca de un minuto mientras el cainita degustaba, o creía degustar, el tabaco, luego prestó atención a tu presencia. Te dio la sensación de que aquello era un trámite desagradable para él, pero como seguramente adivinaste, era un Ventrue y había cosas que debían hacerse como siempre se habían hecho.

La baronesa Kornfeld me anunció de vuestra llegada, no quiso entrar en detalles rigurosos sobre su persona, ni tampoco los pretendo saber salvo que afecte a esta ciudad. ¿Ninguno de los asuntos que le traen a Praga corresponderá a un problema futuro para ella, verdad? echó humo hacia el fuego, el Príncipe estaba innaturalmente cerca de este, casi parecía estar cómodo cerca de él, el resultado era bastante inquietante mientras la lumbre de las llamas se reflejaban en su rostro germano. Starkemberg adquirió una postura algo más relajada, solo algo.

Cuando se refirió a Katerina notaste un remarcado resentimiento, estaba claro que existía un enfrentamiento de influencia entre el Príncipe y la baronesa, no parecía demasiado contento el tener que mencionarla. Pero parecía que aquello aplacaba cualquier hostilidad que pudiera mostrar hacia ti.

Entiendo que venís de la civilización, por lo que puedo entender que sois persona afín a las Tradiciones y sería poco juicioso tratarla como una neonata. quizá aquello fue lo más parecido al aprecio que pudiera tener aquel hombre. Mas en Praga hay unas pocas leyes, pequeñas en comparación, pero espero que se cumplan sin problemas: no se perjudicará a los visitantes de mi ciudad, son mis invitados y en ellos se basa nuestra prosperidad. La prensa y la ley son mi dominio. explicó mientras fumaba con paciencia, parecía un discurso ensayado, pero no menos convincente.

Hizo una breve pausa, dejándote pie para hablar si así lo deseabas. El Príncipe te miraba, pendiente de tus reacciones.

 

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24/09/2014, 18:59
Micaela Almonaster de Pontalba

Si el Príncipe era un hombre acostumbrado a la política, no le costaría nada entrever que Micaela no sentía un profundo afecto por la Baronesa.  No obstante, Micaela trató de ocultarlo: la cortesía era el lujo de los príncipes, que solía decir su madre. De esa misma manera, trató de ocultar el interés del Príncipe por el habano y el fuego.

- Podéis estar seguro, mi señor, de que nada hay más lejos en mi intención que perjudicar a aquellos que tan generosamente me han acogido en sus Dominios -podía leerse como una alusión a Kornfeld, al Príncipe, a ambos o a ninguno; pero era completamente sincero. Perjudicar deliberadamente a quien tiene más poder que tú es una necedad-. La cortesía que ofrece un anfitrión ha de ser devuelta por su invitado asegurándose de no perturbar la paz, y tal es mi intención.

Evitaba mirar al fuego.

No se perjudicará a los visitantes de la ciudad... ¿esa judía sería, pues, una visitante? Micaela estaba en una postura muy cómoda -o muy incómoda, dependiendo de cómo se viera-: quizá podía tratar de soltarle la lengua al Príncipe. Era un Ventrue: muy probablemente, un hombre de ego sensible. Pero de la misma manera, a ese ego sensible había que lubricarlo con suavidad. Tal vez podría sacar algo de información, y en todo caso, no estaría de más inclinar la balanza de aprecio a su favor.

- Mi señor - sonrió con dulzura, haciendo inclinación de cabeza y empleando un "mi señor" respetuoso. El hombre tenía aspecto de haber nacido en siglos pasados, y probablemente apreciaría ese trato-, sois muy generoso. Y aunque bien es cierto que he viajado bastante, mi lugar de nacimiento y renacimiento es tan salvaje como esta ciudad, aunque desde luego no tan regio.  La extensión de vuestros Dominios me es perfectamente clara y comprensible; no así vuestra primera ley. Deseo asegurarme de no cometer ninguna torpeza a vuestros ojos, así que tened a bien, mi señor, aclararme a quién os referís por "visitantes".

Aún seguía dándole vueltas a cómo funcionaba la Kornfeld. Sin duda tenía poder, pero, ¿de dónde provenía? ¿Dinero, alianzas antiguas, poder personal?

Notas de juego

Dar cera, pulir cera...

Me permito recordarte Oh Alabado DJ, porque como es normal tendrás la cabeza a muchas más cosas, que mi reserva de Man+exp es 6. Si sigues la norma de la reserva de dados igual a la dificultad, tengo un éxito automático que me permitiría parecerle medio maja a este señor en condiciones basales.  Te lo recuerdo porque me voy a tirar a la piscina a preguntarle por el Kessler y necesito tener el culo bien cubierto XD

 

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29/09/2014, 16:27
Príncipe Pietr Starkemberg

Con una parsimonia casi enfermiza, el Príncipe volvió su mirada hacia ti con tranquilidad. Disfrutó, si es que un vampiro podía hacerlo, del tabaco echando humo al techo para acomodar su respuesta.

¿Cuales son los invitados que pueda recibir la nobleza? ¿O los burgueses? a estos segundos les guardó un leve tono despectivo. Todo aquel que enriquezca mi ciudad está bajo la protección de esa norma, los alborotos y enfrentamientos entre diversos intereses son perjudiciales para Praga, luego lo son para mi. Al fin y al cabo, todos nos vemos acogidos a las Tradiciones y a la Mascarada, el cuidado con las formas va implícito en todo al final.

Se mantenía en una posición neutra hacia ti, puede que de desconfianza e indiferencia, pues como recién llegada no sabía que pulso tomarte o, sencillamente, Pietr Starkemberg no era un hombre que le gustasen los extraños. Al menos tenías la certeza que no te saltaría al cuello, era un caballero y tú una dama, y eso estaba por encima del vampirismo, ¿no?

Notas de juego

No te apures, tengo en cuenta estas cosas. Pesa más que seas noble y mujer que los stats, créeme jeje

Además, Pietr es así de majo con todo el mundo, no es nada personal xD

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30/09/2014, 23:51
Micaela Almonaster de Pontalba

Parecía bastante plausible que la judía entrara dentro de los parámetros del Príncipe.  "Cualquiera que enriquezca mi ciudad". Bueno, bueno... pues bien parece que el asunto podía ser un soberano lío. Casi suspiró al alegrarse de que Djuna no hubiera prometido nada... su hermana estaba, por ahora, a salvo.

- ¿Quizá mi señor podría concederme unos minutos de su valioso tiempo? ¿Tal vez puedo osar, mi señor -dijo, melosa, tratando de encandilarle halagando su ego- a aspirar a arrebatarle al Príncipe un poco de charla ligera? Encuentro que  quizá ha de ser el clima oscuro de esta ciudad, pero algo de ha haber con mi persona -optó por la franqueza hirientemente clara- que provoca que muchos de los Vástagos que se llaman caballeros me traten con extraña frialdad. Y veréis, mi señor, me considero una interlocutora entretenida y agradable, más que capaz de mantener una charla de calidad con cualquiera. Es más, como dama - otro poco más de halago-, hallo muy de mi agrado la idea de disfrutar un poco más de vuestro tiempo y vuestra conversación, si tuviérais a bien concedérmelo. Habladme, os lo ruego, de esta vuestra bella ciudad. Consideradme, señor, como lo que soy: una recién llegada deseosa de escuchar lo que la sabiduría del hombre más poderoso de Praga ha de ofrecer.

Notas de juego

No te apures, tengo en cuenta estas cosas. Pesa más que seas noble y mujer que los stats, créeme jeje

Además, Pietr es así de majo con todo el mundo, no es nada personal xD

Vivo con miedo!!! 

Mi intención es dar cera, para que se ponga a hablar de la ciudad primero, de los monumentos después y de los vástagos después. Y cuando ya lleve un ratito de conversación, preguntarle por Kessler. En todo caso, superhumilde y respetuosa, y si hiciera falta un poco del típico coqueteo inofensivo. Eso si me deja y no me dice que me vaya a la meirda que quiere fumarse el puro más grande del mundo XD

Y luego salir corriendo a buscar a Djuna y a contarle que menudo marrón lo de la judía XDDDD

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01/10/2014, 15:24
Príncipe Pietr Starkemberg

El Príncipe accedió cautelosamente a su propuesta, era un hombre educado e ilustrado, a la manera que uno debía esperar de los caballeros de su época. Siempre severo con sus palabras, la forma en la que habla y a referirse de elementos de la geografía europea parece estar obstinado en negar la existencia de la nueva Alemania unificada en favor de la miríada de principados que la conformaron. Notas que se trata de un hombre que valora la disciplina y el control, muy hábil escondiendo sus intenciones o de revelar nada de excesiva relevancia. 

... el archiduque es un hombre con proyección, pero su juventud le puede traicionar y acarrear la desgracia al Casa Imperial. terminó de comentar tras el tour de force por la política internacional. 

Cuando la conversación se desvió a asuntos más delicados, cuando salió de soslayo el nombre de Kessler, Starkemberg cambió la mirada. Fue un matiz muy suave, pero para ti fue claro como el agua, fue como si un resorte de alerta interna se activara en el Ventrue y que toda su maquinaria interna empezara a lubricar para evaluar la situación.

Kessler es un petimetre. Uno de los tantos males necesarios de los que adolece esta ciudad, pero que recuerda cual es su lugar. Su.. obsesión con la baronesa Kornfeld ralla el mal gusto y es conocida por muchos, no es una persona de compañía recomendable para usted, señorita Almonaster. Pero, al fin y al cabo, un petimetre inofensivo. desde luego no parecía guardar mucho aprecio con él, quizá te pareció que se excediese en su valoración de este. Quizá sus dotes conversacionales habían dado su fruto, quizá al Príncipe le interesaba que tuvieras esa información. Fuere como fuere, parecía sincero en sus palabras, todo lo sincero que un Príncipe Ventrue de más de trescientos años pudiera ser.

Notas de juego

No tengas tanto miedo, mujer. Os estáis montando una película interesante xD

Pero bueno.. menos mal que es el primer capítulo y andáis conociendo a la gente jajaja

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01/10/2014, 19:34
Micaela Almonaster de Pontalba

Micaela frunció el entrecejo con desconcierto. 

- ¿Obsesión? Sé que la baronesa puede ser... -pausa significativa, porque una dama nunca insulta- muy particular, pero... tanto como par obsesionarse con ella... Siempre he pensado -sonrisa encantadora- que las obsesiones son impropias tanto para el obsesionado como para la víctima. Al obsesionado lo rebajan, a la víctima la ensalzan: ambos dos quedan en un lugar que no corresponde.

Se abanicó con una sonrisa amable. Al príncipe ni le gustaba la baronesa, ni le gustaba Kessler. ¡Esta ciudad se sujetaba sobre palillos!

- ¿Podría especificar más la naturaleza de esa relación? Estoy francamente admirada porque tal circunstancia tenga lugar. Mi anfitriona es una mujer muy correcta, regia y agradable, pero no diría que posee las cualidades de un objeto de obsesión

Notas de juego

jajaja, no te preocupes! Lo de "vivo con miedo" es la coletilla típica de mi grupo de MdT porque todos siempre nos hacemos pjs superparanóicos y superdesconfiados. Que por otra parte, suelen tener razón. Como dijo el Tremere: "Que yo sea un paranóico no significa que... ¡QUITA BICHOOOOO!!! "

Ya te digo, Micaela se está montando el pollo de la vida... ¡pero es que no me estás dejando otra opción! No puedo evitar empujarla a los brazos de la paranoia espeluznada, ¡pobrecica ella! XDD

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09/10/2014, 02:02
Príncipe Pietr Starkemberg

Starkemberg respondió con indiferencia, hubieras apostado que el que fuera un vampiro no había cambiado su personalidad cuando aún respiraba. Aquel hombre era un témpano de hielo.

No lo sé, ni me importa. espetó procurando mostrarse cortés, aunque el comentario no fuera el más afortunado. Katerina Kornfeld es una de las distinguidas habitantes de Praga, puede que su frivolidad no acapare mucho aprecio de cara al exterior, pero aprecia esta ciudad como yo lo hago. Mientras sus juegos no entorpezcan el verdadero gobierno de mi ciudad, no tengo tiempo para preocuparme por sus asuntos.

Aquello podía leerse con facilidad, el Príncipe era un Ventrue al fin y al cabo, y el gobierno era su feudo. Mientras aquellos que estuvieran por debajo recordaran su posición, él no tenía interés en participar de sus menesteres. Claro que tampoco creías al Príncipe que fuera ciego y sordo a lo que acontecía en Praga, tendría sus informadores, desde luego, pero por el momento no parecía inquieto por nada en particular. O no sabías como derribar los muros de hielo que protegían sus pensamientos.

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09/10/2014, 18:19
Micaela Almonaster de Pontalba

Micaela se quedó pensativa un instante. No lo sé ni me importa distaba mucho de esa animadversión que todos, hasta la misma Kornfeld, parecía sugerir. Se preguntó si quizá ambos serían amantes... ¿no sería un delicioso enredo?

- Una actitud encomiable, caballero -asintió, todo lo educada y cortés que pudo. Era bueno darse cuenta de hasta qué punto el Príncipe adoraba la reverencia y que cada uno supiera su lugar.

Se inclinó profundamente hacia adelante.

- Si me dáis permiso, señor, no os robaré más tiempo.

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16/10/2014, 10:56
Príncipe Pietr Starkemberg

Starkemberg hizo un gesto de cortesía con mayor convicción de como te había recibido, incluso tu imaginación te permitió generar una leve sonrisa en él que no estaba ahí. Quizá la sangre germana por las venas de Starkemberg le impedía curvar los labios.

Ha sido una conversación grata, baronesa Almonaster. dijo sin añadir mucho más que un.. Buenas noches, el señor Hesseman la acompañará donde desee en la berlina.

El Príncipe se quedó en siniestro silencio mirando al fuego mientras partías de su mansión. El subordinado de Starkemberg no había cambiado de ánimo ni de rictus, su cortesía y educación pulcras, pero una ausencia total de empatía o chispa para la conversación.

En la berlina, atendió a tus indicaciones para dirigir al cochero al lugar que designaras.