Gavrael siempre había destacado por encima de todos en el ejército, incluso desde su incorporación como cadete. Su enorme tamaño atraía poderosamente la atención de todos, y muy pocos se atrevían a llevarle la contraria. Algo normal, si se tiene en cuenta que Gavrael debía agacharse para pasar por casi todas las puertas, y que con su potente musculatura era capaz de levantar 400Kg a pulso. Corría la leyenda negra por el batallón que una vez que le enfadó un explorador levantó su moto y la dejó caer dentro de un foso a pulso... Hubo que sacarla de allí con una grúa.

Por lo general, un poco hosco y defensor de los débiles. Sus compañeros le llamaban amablemente "Don Quijote" por la facilidad que tenía para nombrarse paladín de alguna causa noble (y a veces perdida) y por su gusto por todo lo relacionado con el mundo medieval y los ideales de caballería.

Para él fue cosa de risa pasar las pruebas de acceso para el cuerpo de boinas verdes...

Catherine tuvo una infancia triste y gris. Con un intelecto muy superior al de la media de jóvenes de su edad, maduró mucho antes que el resto de sus compañeros. Esto, sumado a una educación para nada adaptada a su verdadera capacidad, derivaban en un hastío y en unas notas pésimas. Impopular entre sus compañeros, e hija de un teniente militar, su única aspiración era formar parte del ejército y servir a su país.

Para ella, fue un trauma descubrir que no había superado las pruebas de acceso, las pruebas físicas obligatorias fueron un mazazo.

Esa misma tarde, entro en el ordenador central de Inteligencia Militar y cambió sus notas de acceso para poder acceder al servicio militar.

Por desgracia para ella, fue descubierta casi de forma inmediata. Para su padre supuso una gran vergüenza, aunque le ofrecieron un puesto destacado en la división de Guerra Digital. Exenta del tedioso entrenamiento físico, compartiendo sus horas con personas que en verdad podían conversar con ella de tú a tú, Catherine era feliz a pesar del disgusto de su padre. Desde la sala de control, tenía la sensación de controlar el mundo entero. No había nada que no pudiera hacer desde allí.

Marc nació en Chicago. Hijo de una prostituta y de un delincuente convicto, su vida dentro del barrio comprendido entre State Street y Garfield Boulevard le marcó desde su más tierna infancia. Según las estadísticas, el segundo peor barrio de todos los Estados Unidos de América. En este barrio, se producen 275 crímenes violentos al año. Estadísticamente hablando, tienes una probabilidad entre cuatro cada año, de ser víctima de un crimen.

Y Marc lo fue.

Su padre salió de prisión y lo primero que hizo fue meterse droga suficiente como para un pelotón. Empezó su fiesta atracando una licorería para celebrar su recién estrenada libertad.

Marc tenía diez años, su hermana Tanya tenia doce.

Su padre llegó a casa, drogado, borracho, y con más ganas de sexo que nunca... Pero en casa sólo estaban sus hijos.

¿Os he comentado que el padre de Marc no era buena persona?

Pues no... no lo era.

Lo primero que hizo según pasó por la puerta fue obligar a Marc a beber whisky barato. Lo que casi hace que muera ahogado, y no contento con el resultado, le propinó una paliza tal que casi lo mata.

Para su hermana Tanya tenía otros planes... Más desagradables.

Cuando Marc recuperó en conocimiento un par de minutos más tarde, su padre tenía sujeta a su hermana a la fuerza contra la mesa de la cocina, todo lo que había en la cocina salpicaba el suelo de la misma. Los gritos de dolor de su hermana se confundían con los gemidos de su padre y las sirenas de policía que se oían en la calle.

Ignorando el dolor que le producían las costillas rotas, Marc alargó la mano y cogió el cuchillo más grande que pudo. Y sin dudar un segundo se abalanzó sobre su padre. La suerte se puso de su lado, el corte, mal dirigido, acabo cortando la arteria femoral. Su padre sólo tuvo tiempo de girarse, con los pantalones bajados y asestar un brutal golpe a Marc que lo lanzó contra la puerta de la cocina y lo dejó inconsciente de nuevo.

Rachel, nacida en Texas e hija de un granjero, siempre sintió afición por la caza, y ya desde los diez años manejaba los rifles de su padre con soltura.

Su infancia fue la normal que se puede esperar para una niña de un pueblo pequeño de Texas que vive en una granja con sus padres. Ganadora de varios campeonatos de tiro infantiles, en el último año de instituto, un stand del ejército llamó su atención, y se alistó sin dudar.

En cuanto se incorporó a filas, pronto descubrieron la gran habilidad que poseía con las armas de fuego. Considerada una de las mejores tiradoras en activo del ejército de los Estados Unidos, participo en varias misiones en zonas de alto riesgo. Su capacidad para infiltrarse y camuflarse entre las lineas enemigas le hicieron merecer el apodo de "La Muerte" porque nadie la veía llegar, y cuando sentías su presencia, ya era demasiado tarde.

Ashton nació en Nueva York. Llevaba una vida completamente normal, estudiaba, iba al colegio... Hasta que sus padres se divorciaron. Al principio vinieron las discusiones, luego los celos, y finalmente la ruptura. Por suerte, era hijo único, y por suerte, el divorcio le sorprendió cuando tenía 15 años, y una madurez suficiente como para entenderlo.

Su madre, ejecutiva de una gran empresa, hastiada por el comportamiento de su padre tuvo un romance con su secretario, y cuando su padre se enteró, no pudo soportarlo. Tras el divorcio y la separación de bienes, el padre se mudó a Chicago, donde tenía familia y con su parte del dinero abrió un bar bastante lucrativo en un barrio periférico de Chicago. Su madre se quedó en Nueva York.

La madre de Ashton renunció a su custodia en favor de su padre, aunque algunos fines de semana ella viajaba hasta Chicago para estar con él. La relación entre sus padres era tensa al principio, pero poco a poco se fue suavizando hasta un nivel de amistad... Se perdona, pero no se olvida. Solía decir su padre a menudo, haciendo referencia al romance de su madre.

Poco después de acabar el bachillerato, dándose cuenta de que en el bar de su padre era un estorbo más que una ayuda, decidió alistarse. Allí encajó a la perfección, y descubrió una gran pasión por las artes marciales, y que poseía una enorme facilidad para ellas.

La infancia de Vincent fue completamente normal hasta el día en que cumplió los nueve años. Para celebrarlo, toda la familia iba a viajar durante todo un fin de semana a DisneyWorld. Pero el destino tenía unos planes distintos para Vincent y su familia. Un camión sufrió un reventón en la autopista y arrasó el coche en el que viajaba con sus padres y hermanos. Todos murieron prácticamente en el acto... Incluso él. Según los servicios de urgencias, estuvo clínicamente muerto durante casi tres minutos. En el lapso que duró esa experiencia cercana a la muerte, realizó un viaje astral a la Umbra Próxima, y pudo despedirse de sus seres queridos.

Cuando despertó, se encontraba en un hospital recuperándose de las graves heridas sufridas. El viaje astral y la experiencia cercana a la muerte lo dejaron completamente traumatizado y desde entonces desarrolló un gusto enfermizo por todo lo paranormal.

Su abuela Sophie, que residía en Chicago se hizo cargo de él. Vincent era un chico aplicado, que sacaba notas excelentes en el colegio, debido a que le dedicaba el tiempo justo, no más. Para él el colegio y el instituto eran un juego de niños. Lo que de verdad le gustaba era el mundo de lo paranormal.

A los 17 años, acabando el instituto, se había transformado en toda una eminencia en su campo e incluso había realizado varios ensayos reconocidos en todo el mundo. Su blog con investigaciones y reflexiones sobre la materia era uno de los más visitados de internet. A pesar de que su abuela Sophie no tenía demasiado dinero, las universidades se le rifaban e incluso le ofrecían becas de estudios cubriendo todos los gastos para que formara parte de su grupo escolar.

Pero quien ganó la batalla por su interés fue el General William Ward, que acudió personalmente a su instituto para hablar con él. No hizo falta más que una frase para convencerlo.

-Die Grosse Entwicklung

Vincent conocía esas palabras. El proyecto ultrasecreto nazi destinado a crear una raza de superguerreros, al parecer mezclando la sangre humana con sangre extraterrestre. "La Gran Evolución" lo llamaba Hitler. El ejército había recuperado parte de los estudios encargados por Hitler y los había trasladado a una empresa farmacéutica americana que estaba colaborando con el ejército. El General William Ward no le ofrecío estudiar... le ofreció trabajo desarrollando el proyecto. Y Vincent aceptó.

Ya desde niño Joseph estuvo señalado con el dedo. Nieto del capo de la mayor mafia del norte de América, debía acudir a la escuela acompañado por guardaespaldas, y ningún otro niño quería ser amigo suyo por lo que pudiera pasar. A la muerte de su abuelo, su padre heredó el título, pero no duró mucho en el cargo y en apenas dos años fue asesinado. A su muerte, el hermano de su padre, su tío Silverio reclamó el título, y Joseph desapareció.

Harto como estaba de ser el centro de atención de todo el mundo, decidió adoptar el apellido de soltera de su madre y enrolarse en el ejército como voluntario. Allí demostró ser un pésimo luchador, incapaz de sostener un arma con pulso firme o de aprender unos mínimos movimientos de lucha libre. Pero demostró tener una habilidad innata para contactar con las personas y lo destinaron como reclutador a una de las oficinas permanentes de Chicago.

Por fin lo había conseguido, era otra persona y podía tener una vida normal. Podía salir por ahí, conocer gente, echarse novia o cualquier otra cosa, sin la amenaza de los Yakuza o de otras bandas o mafias rivales de su tío.