Partida Rol por web

Recordando otras veces que ha recorrido la A-2 en el regreso de conferencias y eventos similares Rainer busca un restaurante donde parar en vez de una de las típicas "tiendas mega-todo" que proliferan en las modernas estaciones de servicio, donde al final parece que estás comiendo en el McDonald's.

Hace un rato ha subido la radio en una cadena de música después de buscar emisora intentando esquivar las quejas y peticiones exageradas de los dos jóvenes pasajeros y sobretodo los gruñidos de Janson. El animar un poco el ambiente no les viene mal. Después de hablar con Laura, Rainer no ha podido evitar ablandarse, sobretodo al verla tan vulnerable.

No tardan en llegar a un restaurante donde Rainer recuerda haber comido hace un par de años con los representantes de una farmacéutica de Logroño con los que compartió parte del viaje en un microbus puesto por una convención de experimentación quirúrgica. Esperando que sus actuales comensales no fueran tan escandalosos y sobretodo no acabaran tan ebrios, se adelantó (tras cerrar el coche) a pedir mesa mientras el resto de la "familia" estiraba las piernas y reconocía los alrededores. El comedor estaba casi vacío y pudieron escoger una ventana que daba a unos grandes sembrados en el lado contrario a la autopista.

Rainer cogió las cartas de menús y tras explicarle al camarero que les iba a llevar un rato y que le avisarían fue explicándoles en su oxidado alemán que era cada cosas y sobretodo que ingredientes llevaban. Tardaron unos diez minutos en elegir platos acordes a sus gustos y su coraje a la hora de probar nuevos sabores. Aunque en parte la mitad del tiempo la perdieron entre los chicos repartiéndose los platos, cambiando de idea, volviendo a preguntar y volviendo a cambiar de idea... Principalmente el pequeño.

Mientras los chicos engullían considerable y ostensiblemente hambriendos, Rainer aprovechó para hacer planes con su pensativa madre:

- Creo que el piso se nos va a quedar pequeño enseguida para los cuatro. Así que había pensado en alquilar una casa rural ahora que empieza la temporada baja, si nos interesa por unos meses nos harán un buen precio. Podemos proveernos de víveres antes de que el pánico cunda también aquí y alejarnos de la urbe. Yo tendría que seguir yendo a trabajar por el momento, pero vosotros podéis estar como de vacaciones. ¿Qué te parece?

Vasiliy suspira. Lo estan sacando de las casillas estos accionistas. El mundo se va al garete y ellos lo unico que quieren es su dinero... En fin.

Se dirije a su oficina, le dice a Marcos lo acompañe. llama a sus accionistas, uno por uno, y los intenta convencer de que no vendan todo. La unica posibilidad para ellos de recuperar el dinero es que la empresa siga en pie. Les recomienda que no vendan todo, que si necesitan dinero ya mismo, vendan una parte solamente, pero no todo. Pero no logra convencerlos del todo. A uno de ellos casi que lo logra, pero no.

Debera comprar parte de las acciones para evitar el desastre financiero. Le va a costar una buena fortuna mantener el precio que tenian. Igualmente, comprueba lo que pensaba, en todo el mundo esta pasando lo mismo. Su empresa no es la unica a la que los accionistas le piden dinero. Se estan desatando batallas campales en las bolsas del mundo. El "efecto Vodka" le dicen. La insertidumbre no es buena para hacer negocios. Varias personas se suicidan intentando mantener a flote su negocio. Su cuenta principal en el banco queda bastante complicada.

El resto del viaje fue tranquilo. Los niños se vieron levemente afectados por la sobrecarga de azúcar de los refrescos y los postres, pero tras algo de escándalo, unas peleas y un par de gritos de su madre en perfecto alemán militar acabaron por tranquilizarse. La meseta castellana y la digestión ayudó a que no tardaran en quedarse dormidos.

Laura intentaba no dormitar por no dejar solo a Rainer, que aprovechó para cambiar la radio a otra de su gusto, en contra de los gustos musicales de sus pequeños. Entre cabezadas Laura intentaba disimular, miraba el paisaje, contemplaba/vigilaba a sus pequeños y bebía pequeños sorbos de agua que luego ofrecía al conductor. Rainer agradecía sus esfuerzos y sobretodo que se preocupara de él, porque aunque no hacía mucho calor, el sol era realmente molesto y calentaba lo suficiente para dar sed y hacerle transpirar bajo su gruesa ropa de invierno.

Una parada para echar algo de combustible, ir al servicio, quitarse el jersey y estirar un poco las piernas fue lo poco que pudieron compartir en soledad. No necesitaban hablarse mucho, habían compartido suficiente para poder disfrutar de esa intimidad. Una sonrisa, una mirada y un leve gesto era toda una frase en su idioma compartido, habían llegado a conocerse muy bien, tal vez demasiado...

Al continuar con su camino los niños no tardaron en despertarse y volver a solicitar ser el centro de atención del universo.

A Rosa

Dos llamadas de telefono te separan de la incertidumbre y el desamparo. Llamas a casa de Manu varias veces, te salta el contestador con su voz grave...  ni su esposa responde. Le dejas un mensaje para que te llame en cuanto lo oiga. Tu hermano, sin embargo apenas deja sonar el telefono, responde rapidamente con voz distraida, tras su saludo automatico oyes las teclas del PC como música de fondo. En cuanto escucha tu voz notas como su atención recae sobre la conversación.

-¡Hola canija! He estado mirando cosicas por internet... y creo que ya es hora de asustarnos. No es que me sienta especialmente orgulloso de haber hackeado un par de decenas de terminales y paginas pero... ha merecido la pena. Consegui entrar en la terminal de un usuario ruso, un superviviente: Hace semanas redactaba un blog sobre informática y noticias varias, cuando lo oriento hacia la epidemia el blog desapareci; tampoco importa ya que gran parte de los servidores rusos estan caidos hace días. EL bueno de promot_pixel69 es un buen informatico y mejor pirata. Tiene el pc lleno de imagenes y videos "robados" a su propio gobierno... por desgracia la señal es debil y solo he podido descargarme uno de ellos... es para asustarse. Tenemos que irnos de la ciudad cuanto antes.

Esto último lo deja caer como el plomo, te asusta y te da un vuelco el corazón. Sabias que quizas tuvieras que irte pero al oir a tu hermano decirlo es como si derrepente fuera mas real, da mas miedo. QUedas con tu hermano al día siguietne por la amñana, temprano. QUiere contarte lo que ha pensado y planearlo todo apra actuar cuanto antes.

Notas el cuerpo ajeno, como si fuera de otra, mientras dejas vagar tu pensamiento... como miedo a pensar en soluciones.

A Rainer

Vas pensando en la comida y lo gracioso de tener que explicar la carta a los tres turistas involuntarios. Lo mas gracioso ha sido la incredula mirada de tu hijo Leonard al preguntar por el wiener schnitzel y enfadarse por que no hay en España. Eso te ha hecho recordar la comida Austriaca; bastante fuerte y calorífica a base de carne y patatas. Cuando te das cuenta te ves en el retrovisor, sonriendo, te habías olvidado de epidemias, muerte y miedo. Es mas por un momento te lo has pasado hasta bien. Laura te mira como preguntandote "¿Que pasa?".  "Ya estamos en Zaragoza" sentencias en tu fugitivo alemán con acento austriaco-español. Zaragoza se recorta contra la tarde, sus edificios cuadrados e impersonales no destacan de ella mas que su conformismo, por un instante a tu izquierda podeis ver El Pilar con sus cuatro torres de 110 metros atravesando el aire. Sientes la presencia del río Ebro en frente de la basilica, aunque no lo puedes ver desde el coche. Se hace el silencio mientas atraviesas la ciudad, los arbloles se mueven nerviosos por el azote del cierzo, vas dando algunas indicaciones a Laura, que solo asiente con mirada cansada. Tu vas atento a las pequeñas pinceladas de la nueva situación; coches militares que avanzan por las calles, la policía parece haberse reforzado y te sorprendes cuando te paran el coche para un "control rutinario" por suerte enseñas tu tarjeta de residente con tu dirección y no te hacen mas preguntas.

Derrepente te asalta una duda; deberías ir a tu piso o a algun hotel; tu piso es pequeño y solo tiene una cama.

A Vasiliy

Dos horas de negociación por telefono para nada; mañana  a primera hora seras csi el único accionista de la compañía con un 86% de las acciones. A cambio te has quedado sin apenas dinero; ahora ves que muchos planes van a tener que cambiar pero ahora el control es tuyo y tambien los fondos de la compañía... o eso crees que pasará mañana.

No puedes si no dejar escapar una sonrisa "Efecto Vodka" ¡Za zdaróvie! (¡¡Salud!!) dices para tus adentros. Mientras miras por la ventana a una ciudad que prontova a cambiar.

Vasiliy se siente cansado. Realmente lo ha agotado la charla con sus accionistas. El mundo se viene a pique y ellos lo unico que querian es el dinero... Que se lo queden... van a ver para que les va a servir en unos dias...

Se siente desplomado. Esta bien. A fortalecido su situacion, y ahora puede hacer lo que quiere, pero esta muy agotado. Le dice a Marcos que salgan un rato a tomar algo. Necesita aire.

Mientras toman un cafe en un restaurant bastante comun que esta cerca de las oficinas, dejan en claro los lineamientos basicos de como van a hacer para trasladar todo. Diagraman un plan y como deben organizar al personal. Tener lo minimo necesario para funcionar, seria relativamente sencillos, pero quedaria muy rustico por un tiempo.

Luego vuelven a la oficina, y Marcos se marcha a su oficina para terminar los detalles de la ultima demolicion antes de empezar la movida del traslado.

Vasiliy se queda en su oficina, solo, mientras piensa como hace para llevar adelante su vida ante tantos problemas...

Encontrar aparcamiento no fue excesivamente difícil. Consistió quedarse en doble fila en la calle del apartamento y esperar un poco. Mientras Laura reprendía a los chicos por alguna travesura a la que Rainer no había hecho mucho caso, era normal cuando la novedad de la ciudad había perdido su encanto tenían que buscar algo en que entretenerse.

Lo primero fue cerrar el coche y subir al piso, les enseñó lo poco que había y les dio tiempo para asearse y ponerse cómodos mientras subía el mínimo imprescindible que necesitaban, el resto de su equipaje iría al trastero. De él sacó unas colchonetas y unas esterillas y convirtió el salón en una zona de acampada para los niños que realmente parecían agotados tras ducharse ponerse sus pijamas y cenar unas pizzas que encargaron sobre la marcha.

Rainer aprovechó un momento para llamar a la casa rural a cuando podían instalarse, la señora parecía contenta de tener un grupo durante tanto tiempo (Rainer le había ofrecido un mínimo de tres meses a cambio de un precio especial en una pequeña cabaña) y Rainer estaba más que dispuesto teniendo en cuenta el poco margen de maniobra que tenía, algo más profesional y menos "casero" hubiera sido imposible de conseguir en sus condiciones. Solo esperaba que le bastara a Laura y a los niños.

Pidió permiso a Laura para entrar en su habitación a por sus cosas y amontonó una muda, su pijama, una toalla, una manta y su neceser para dirigirse al cuarto de baño grande a darse una merecida, larga y cálida ducha. Aprovechó para darle las buenas noches en un tono bajo ya que los niños ya estaban profundamente dormidos con el sonido de los dibujos animados de fondo.

Cuelgo el teléfono temblando. Pero, al mismo tiempo, me invade una sensación de alivio. No de confianza, no de optimismo. Simplemente, vamos a ponernos en marcha, y eso me alivia la tensión. Lo que peor estoy llevando es la impotencia, la evidencia de que todo sucede a mi alrededor sin que nada de lo que haga pueda modificarlo. Pero ahora, por lo menos, no estaré viendo como llega lo inevitable mano sobre mano. O escondiendo la cabeza bajo el ala, no lo soporto.

Bien, mañana temprano vendrá a buscarme. Pero antes, ahora, he de planificarme bien. Nos instalaremos en el pueblo, en la casa de nuestros padres. No sé por qué pensamos que un lugar así puede ser más seguro que la ciudad, quizá represente justamente eso que no quiero hacer: meter la cabeza bajo del ala. Pero estaremos juntos, y aislados relativamente de la espiral frenética que aquí te envuelve sin poder evitarlo.

Tengo que comprar lo que pueda necesitar, y hay que llamarles. La casa es grande, enorme en realidad. Quizá tengan algunas habitaciones alquiladas, como suele ocurrir últimamente, desde que inscribieron la finca como Alojamiento Rural. El campo ya no es lo que era, y mi padres no podían hacerse cargo del trabajo duro de campesinos... empiezan a estar mayores. ¡Dios mío! ¿Cómo puedo haber dejado que transcurriera tanto tiempo para darme cuenta de eso...? Ahora... ahora todo es tan distinto...

Saco las maletas del altillo. Tres tengo, tres saco. Y todas las bolsas de viaje que tengo en casa. Lo dejo todo encima de la mesa del comedor, de la mesilla baja del salón, en el suelo... qué panorama... la sensación es de desolación. Procuro apartarla de la mente mientras cojo el teléfono de nuevo y llamo a mis padres.

Responde mi madre, enseguida, casi como si estuviera esperando la llamada. Le digo lo que hemos hablado con Miguel. Ya se lo imaginaba... nos esperan. Tienen gente, pero hay sitio de sobra. Mejor, necesitamos paz, tranquilidad... pero tampoco soledad. Tener huéspedes ayudará a mantener un puntillo, un mínimo de tono optimista, alegre. Y si van mal dadas... no estaremos solos...

A pesar de la situación, sonrío. Ser niña de nuevo...

A la mañana siguiente, todo está a punto. En las maletas, todo cuanto sirve, todo cuanto necesito, y cuanto ha cabido de lo que no necesito pero me gusta tener cerca. Libros, música, recuerdos... No tengo ni idea de cuanto tiempo estaré fuera. Pero quiero estar preparada.

He cancelado algunas cuentas, he regalado las plantas, he empaquetado la comida. Los armarios vacíos parecen enormes bocas bostezando. Repaso cajones, de nuevo. Desenchufo, desconecto, cierro...

Cuando es la hora en la que debe llegar Miguel, tengo el coche cargado, y el apartamento vacío. Y el corazón en un puño...