Partida Rol por web

Cojo la comida a regañadientes, y me la como callado. Mejor eso que discutir. Es al cabo de un rato cuando mi oído capta algo. Ya me pasó anoche, pero lo atribuí al sueño. Ahora me vuelve a ocurrir, y por un momento, pienso que puede ser algún tipo de alucinación, provocada por el cansancio o la falta de alcohol. Pero no, cada vez se hace más nítido, más real...que diantres, que le den por saco si no lo es.

-¿Oyes eso?-digo con un tono tan emocionado como si hubiese encontrado un bunker atiborrado de Ron.-¡La pistola!¡La pistola!-digo, y me pongo a rebuscar entre el montón de trastos que llevamos en el trineo, esperando que no se haya caído en el viaje.

En cuanto la cojo, me concentro un momento e intento identificar la dirección del sonido, para ir hacia allí y lanzar la bengala. No podemos errar el tiro, así que tengo que ir a lo seguro.

Bob rebusca freneticamente entre las cosas imprescindibles para el viaje, ahora todo le parece tan molesto que arroja sin control todo por la nieve. Al fin encuentra la arcaica pistola de bengalas. Siente la mano temblorosa y el corazon latiendole con furia. Paula dice algo pero apenas le presta atencion. Se concentra, buscando el origen verdadero de ese sonido, cuando al fin cree que lo ha localizado, apunta con el arma hacia donde esta el helicoptero...

Efectua el disparo... pero nada sucede. La bengala hace un click, pero no se dispara. Con los ojos desorbitados, sigue buscando, hasta dar con el otro cartucho. Lo cambia con rapidez mientras el sonido parece apagarse lentamente. Una vez mas levanta el arma y aprieta el gatillo, conteniendo la respiracion y poniendo todas sus esperanzas en ese pedazo de metal.

Un fuego rojo salio a gran velocidad, alcanzando gran altura, luego estallo en el aire desparramando otras luces igual de rojas. Pero una mas grande y brillante bajo con lentitud, tornando todo de un color carmesi ligeramente siniestro.

Parecio pasar una eternidad, pero no habia duda, el sonido aumentaba. El helicoptero iba a por ellos...

Casi me da un puto ataque cuando la pistola no funciona. Por suerte, a la segunda va la vencida, por lo menos en mi caso, y esta vez la lucecita se elevó.

Paso unos segundos conteniendo la respiración. Puedo oír los latidos de mi corazón retumbando por mis oídos. Joder joder joder. Y entonces, es cuando parece que el helicóptero viene hacia nosotros.

-¿Lo oyes? ¿Lo oyes?-digo exaltado a Paula.-¡Vienen a buscarnos! Al fin vamos a salir de este puto sito.-con mi suerte, no me sorprendería que fuera un Helicóptero Apache, que se dedicase a lanzarnos misiles hasta que nuestros pedacitos fueran tan pequeños que hiciese falta una cucharilla de té para recogernos. Bah, que más da. Mejor eso que estar perdido en el culo del universo.

Me acerco al hippie y me agacho junto a él y digo.-Pronto te sacarán de aquí. Tú no seas gilipollas y haz el favor de no morirte ¿eh?-o por lo menos muérete de algo de lo que no se me pueda culpar. Al menos así tendría la conciencia tranquila.

Paula siemplemente sonrie y llora en silencio. La alegria le ha borrado las palabras y solo quiere que le rescaten cuanto antes. La alegria se puede palpar en el aire y de no estar tan agotados, se pondrian a saltar. El tan ansiado rescate al fin llegaba.

Prestando mas atencion, notan que detras del helicoptero aparece otro mas. Dos helicopteros se acercan a gran velocidad hacia ellos. Mejor, asi podran llevarlos mas rapidamente. A ellos a un lugar para descansar, comer y relajarse y a Vladimir a un hospital. Pero... ¿Por que buscarian ambos helicopteros en una misma zona? No tenia sentido y era poco practico. Tal vez no eran de rescate, tal vez solo eran de turistas. Pero que diablos, volaban y les sacarian de ese infierno blanco.

No aterrizaron donde estaban ellos, era demaciado pequeño el lugar y habia muchos arboles. Aterrizaron a unos docientos metros, bastate alejados de donde estaban. Habria que acercarse o esperar a que vinieran...

-Pronto estaremos bien, esta pesadilla terminara- murmuro Paula, no se sabia si para Bob, Vladimir o para si misma. Pero sonrio con la intensidad de una supernova, alegre y feliz. Habia sobrevivido-. Podremos mandarlos a que busquen a Alan, me preocupa su estado...

Dos helicópteros. ¿Dos helicópteros? ¿No suelen enviar sólo uno? Mi mente desconfiada por naturaleza, y afilada por años de abogacía me hacen olvidar el cansancio un momento y pensar. Hago un esfuerzo titánico para recordar. 

"No cuenten con que nos rescaten, el vuelo era tan secreto que nadie sabe que estábamos en camino. Idea de Birdman... De seguro ella tenia todo planeado."

"Ella".

Nadie sabe que estamos aquí. Los únicos que saben que no hemos llegado a nuestro destino son el hombre-oso y la gente que está en el complejo Nallop. Es decir...

Ella.

La madre que me parió. Putas mujeres, siempre jodiendo.

También cabe la posibilidad de que Taylor y los demás llegasen al complejo y avisaran. Eso sería tener muy buena suerte. Pero aún así, los helicópteros los mandaría la maldita Nora de los cojones. ¿Que problema tendrían en decir que no encontraron a nadie tras pegarnos dos tiros?

Puede que me equivoque, pero me he comido muchas hostias de la vida como para joderla ahora. Haciendo esto más por Vladimir que por ninguno de los presentes digo.-Paula. Pon a Vladimir y las cosas en el trineo. Voy a echar un vistazo. Si oyes disparos o gritos, salid echando hostias. ¿Entendido? Tengo una hipótesis... Y voy a comprobarla.-digo sin más, ya sin rastro de alivio en el rostro, y empezando a andar hacia los árboles para echar un vistazo. Si eran mala gente pues lo sabría, y si no lo son, pues daño no hará.

Paula abrio la boca, tal vez para preguntar algo, pero hizo lo que Bob le pidio. Con premura guardo todo en el trinero, acomodo a Vladimir quien parecia mas ido que de costumbre y ato a todos los perros. Mientras, Bob enfilaba hacia los arboles, llendo directamente a su salvacion o a su perdicion. No lo sabia, pero su instinto le decia que algo muy malo podia pasar.

Camino entre la nieve, lo mas rapido que podia y tratando de no perderse. Era dificil, habia nevado y la nieve estaba mas alta de lo que creia. Cada paso le hacia sudar y bufar como un toro enojado. Pero no se detendria, seguiria hasta llegar y comprobar feacientemente que era un grupo de rescate.

Mucho antes de llegar a donde estaban los helicopteros, vio a un grupo que se acercaba. El brillo de las armas le aviso a tiempo. Eran cinco soldados, vestidos completamente de blanco, avanzando en perfecta formacion y sin preocuparse por la nieve.

Genial. Completamente genial. Estaba totalmente en lo cierto. Nunca jamás me ha jodido tanto tener razón.

Jadeando, cierro los ojos un momento, mientras me froto el pecho. Me duele. Me late el corazón, con demasiada fuerza. Tengo la boca seca, las piernas me pesan, los brazos están debilitados, los ojos cansados, los pies destrozados y los huevos muy muy fríos.

Pero tengo que largarme. Y rápido.

Me giro, y empiezo a moverme de vuelta al trineo lo más rápido y silencioso que me permite mi estado, maldiciendo para mis adentros mientras lo hago. ¿Es tan complejo dejar a un pobre y amable Bob tranquilo? Al parecer sí. Cabrones. Hijos de puta. Maricones. Furcias. Putas. Maricones. Eso ya lo he dicho. Hostias.

Bob maldice su mala suerte, su mala estrella o al jodido que esta muy por encima de ellos y se divertia mandandoles todas esas calamidades. No habia sido tan malo como para merecer eso. Debe volver cuanto antes, con algo de suerte no hara ningun ruido y llegara antes de que descubran sus huellas. Las malditas huellas son enormes y hasta un ciego las seguiria sin pensarlo.

Por suerte la vuelta no es tan dura como antes, casi todo el camino esta abierto, solo que ahora tiene el pensamiento de que en cualquier momento sentira varios proyectiles en su cuerpo de un momento a otro.

Bob nunca habia sido un atleta, pero dicen que cuando la muerte sobrevuela uno siempre trata de huir de ella sacando fuerzas de donde no las hay. Corrio a gran velocidad, preguntandose cuanto tiempo tendrian, que tan lejos podrian huir. Como se defenderian de unos tipos con armas automaticas y perfectamente entrenados. Ellos contaban con un sujeto al borde del deliriums tremes, una pelirroja agotada y un ruso moribundo. Oh si, y muchos perros muertos de hambre.

Sin saber como, llego hasta donde lo esperaba Paula, tenia todo ordenado, listo para partir. La cara de Bob parecio quitarle todo el color de su rostro, todas las esperanzas, toda la vida. Fue como si le rompiera el corazon con solo una mirada. Ocultó su rostro, para ver a los animales y espero a las ordenes de Bob, aunque sabia que diria.

Vuelvo a todo meter al trineo, a punto de escupir los pulmones. Creo que he corrido más que en toda mi vida. Me subo a la parte de atrás apresuradamente mientras digo entre jadeos -Soldados...son soldados. La puta...que quería matarnos. Llegarán...pronto.-paro un segundo para coger aire mientras me froto el pecho.-¡Vámonos coño!-digo con miedo e impaciencia en la voz. ¿Acabará algún maldito día todo esto? Joder, que vida más triste. En fin.

Paula no se lo penso, no tuvo tiempo para eso, Bob le inyecto de energia con cada palabra y gesto. Con un movimiento que habria enorgullecido a cualquier conductor de trineos, puso a todos su perros en marcha. Estos con un ladrido arrancaron a buena velocidad, contentos de volver al camino, si hubiera tenido el estomago lleno estarian aun mas felices.

Entonces una rafaga de balas sacudio los arboles. Ambos se agacharon tratando de esquivar los mortales proyectiles, al parecer ya les habian visto. Por suerte las balas no les alcanzaron, ni siquiera de cerca. Por le sonido, tenian metralletas. Se escucharon varias detonaciones, en rapida sucecion, unas mas alejadas que otras... Luego nada...

Joder. Joderjoderjoderjoderjoder. Joder. Joder. Joder.

Estoy agarrado a cualquier sitio del trineo, los ojos desorbitados, los huevos encogidos, la carne de gallina y el corazón latiéndome a mil.

Joder. Joder.

Joder.

Cálmate, piensa.

Joder.

Esto no es como en las películas. ¿Y esas explosiones? ¿Granadas? Joder.

A ver. Joder. A ver. Hacer algo. No puedo pensar. Estoy bloqueado. Joder.

Pasa un tiempo razonablemente largo, o a mí me lo parece, hasta que puedo empezar a usar mi parte de la mente que sabe hacer algo más que decir joder y hacerme mirar a ninguna parte totalmente paralizado. Me giro lentamente y escalo aún más lentamente hacia donde está Paula.

-No pares por nada del mundo. Dios, joder.-necesito un lingotazo.-Si conseguimos llegar al pueblo no nos...no tendrán huevos para...matarnos ante toda la gente.-o sí, vete tú a saber. Lo mismo allí viven cuatro personas y se los cepillan igual. Joder.

Joder.

Paula asintio frenetica, tenia los ojos rojos y las pocas lagrimas que habia soltado se habia solidificado mientras avanzaban. No pensaba parar por nada del mundo, asi tuviera que hacer correr a los pobres animales durante toda la noche, no podrian detenerse.

Entonces, bastante lejano al principio, escucharlo el sonido de los helicopteros. Si tenian algun esperanza de escapar, esta se esfumo en cuanto vieron a ambos aparatos sobre ellos, las puertas de uno abiertas y el negro metal de una metralleta apuntandoles.

El tipo de alli arriba les hizo señales para que se detuviera. Paula miro a Bob y al helicoptero alternativamente, sin saber que hacer...

El corazón me da un vuelco enorme y muy desagradable cuando veo al tipo de la metralleta. Siento nauseas. Sin embargo, podría dispararnos y no lo hace. En vez de eso nos hace señales para que paremos. Si quisiera matarnos dispararía.

Suspiro.-No...no podemos escapar de dos helicópteros en un trineo. No podemos.-digo derrotado. La desesperación empieza a crisparme el rostro. Los ojos se me tornan llorosos.-Para. Hemos...perdido.-cierro los ojos. Al menos quizás salven al hippie. Conocía al puto Nallop ¿no? Quizás a él no lo maten. Aunque eso es pecar de ingenuo..

Se que voy a morir de un momento a otro. Sólo espero que no sea lento.

Paula se aferro a las riendas, como si exprimiendolas pudiera sacar una solucion, pero no la habia. Bob tenia razon, no podian escapar de dos helicopteros. Asi que tiró de las riendas deteniendo a los perros y sellando sus destinos.

Uno de los helicopteros aterrizo a unos veinte metros, levantando mucha nieve y limitando un poco la vision. Era facil ahora leer a un costado el nombre "Nallop", como una ultima carcajada burlona que terminaba de derrumbar toda esperanza.

Dos hombres bajaron del mismo, Bob pudo ver que en el otro helicoptero, aun en el aire, habia tres mas. Se acercaron a paso lento y sin dejar de apuntarles les dijeron.

-Levanten las manos- la voz sonaba ahogada tras la mascara, era dificil entenderle-, hoy es su dia de suerte...