Si pudiera nacer de nuevo, quiero ser un lobo y vivir en una Tierra no contaminada, con bisontes pastando en las praderas como aquéllos que quedaron pintados en la cueva de Altamira; y cantaría a la Luna por la felicidad infinita de vivir en un mundo así.
-Félix Rodríguez de la Fuente.
La historia de los Garou ibéricos se pierde en múltiples leyendas y tradiciones orales. Aunque algunos prefieren vivir entre los humanos, y han adoptado las perspectivas y fuentes históricas tradicionales, para los Garou que prefieren evitar el contacto con la humanidad en la medida de lo posible esta postura les resulta ajena y frustrante. Sin embargo, aunque de forma tardía, los hombres lobo ibéricos son conscientes de que el Apocalipsis está llegando a sus puertas, quizás más tardíamente que en otros lugares donde los esbirros de la Tejedora y el Wyrm siguieron los pasos de la industrialización, pero ha llegado. Atrapados entre dos mundos, los hombres lobo luchan por Gaia y por su propia supervivencia.
Los hombres lobo vieron con alivio el final de la dictadura franquista y la llegada de la democracia, al menos aquellos que habían conseguido sobrevivir. Afortunadamente para ellos, a pesar de los avances industriales, España continuaba siendo un país de segunda fila en el concierto económico mundial, y grandes zonas del interior no habían sido devastadas.
La mentalidad ecologista, tan desarrollada en el resto de Europa, llegó tardíamente, pero finalmente llegó, sobre todo gracias a la actividad de defensores de la naturaleza como Félix Rodríguez de la Fuente. Mientras Garou de otros países como Francia o Inglaterra viven bajo una mentalidad de asedio y resistencia, en la Península Ibérica los hombres lobo de España y Portugal se encuentran en una situación más desahogada. El Wyrm y sus sicarios, aunque han conseguido importantes victorias, todavía han dejado numerosos bastiones impolutos.
En la Península Ibérica aún se encuentran algunas de las últimas poblaciones de lobos europeos, y aunque algunas especies como el lince ibérico, el oso pardo, el águila imperial o el quebrantahuesos se encuentran próximas a la extinción, los esfuerzos de los ecologistas han conseguido mantener como si se tratase de un tesoro algunas poblaciones protegidas. Insensible a esta resistencia, la corporación Pentex prosigue con su obra destructiva, con la colaboración de políticos y empresarios corruptos.
Como en otras partes del mundo el Wyrm prosigue lenta, pero inexorablemente, su avance, y aunque superficialmente la Península Ibérica no parezca estar cerca de sus garras, existe un mal oculto y profundo que la corroe desde su interior, una insidiosa presencia que parece fomentar los odios y rencillas entre parientes…y a lo lejos se escuchan los bramidos de la Bestia de la Guerra, que espera una nueva oportunidad para liberar su perniciosa influencia.
En estos tiempos finales los Fianna se enfrentan a una ominosa profecía que anuncia la llegada de una gran oscuridad. Los Señores de la Sombra han declarado la guerra total a los vampiros en el País Vasco, y los Roehuesos se preparan para lanzar un ataque sobre las sanguijuelas de Madrid… ¿Pero cuánta sangre deberá derramarse para que la rabia de los Garou quede apaciguada?