Subo corriendo a la azotea del edificio esperando al helicoptero para partir de inmediato al edificio en llamas. Espero que sólo sea eso, un incendio fortuito. Si es un tipo de ataque, o... bueno, otra cosa nos reportaría muchos problemas...
-No sabemos mucho. Daniil, Serguey y Sirius ya se han desplazado al lugar para ayudar a evacuar el estadio.- Dice mientras da un vistazo a la carpeta que le ha dado el piloto, que viene con un surtido de documentos de amarillento papel que parecen llenos de sellos oficiales. El buen doctor los lee por encima y estampa su firma rápidamente en muchos de ellos.
- Señor, alguien nos hace señales desde una azotea...
La voz del piloto resuena en las auriculares. el hombre señala al frente, casi en vuestra ruta, a un hmbre vestido con abrigo y gorro que agita los brazos en el aire.
El viento azota el abrigo a tu alrededor mientras cierras la puerta de la azotea del edificio. A un lado, el desfile de la Plaza Roja, al otro, más allá del rio, la enorme mole del Estadio Soviético y el penacho de humo y llamas alzándose hacia el cielo.
De detrás de la plaza se alza un enorme helicóptero, avanzando hacia ti. Quizás sea el de la televisión. Al menos es lo bastante grande como para meter dentro un pequeño plató de televisión...
"¿Mi-26? Estamos en la torre norte, despejamos la zona para vosotros."
Los HIND realizan gráciles maniobras, lanzándose en picado hacia las azoteas donde dejan su carga humana. Gabriel y Gerusia, los Gemelos, baten sus alas negras y blancas mientras cargan con los obreros que aún quedan sobre la torre.
-Bajad a la azotea.- Ordena seco y cortante.
El enorme helicóptero maniobra para posarse en la azotea, cosa que no es fácil debido a la envergadura del monstresco. Al final después de unas cuantas maniobras consigue posarse, aun sin acabarse de posar el doctor salta al suelo para acercarse al hombre de las señas.
El grupo de obreros, con las caras cubiertas de la mugre del humo y ceniza, parece dispuesto a subir al mastodontico helicóptero aunque su aspecto les intimida casi más que el humo a sus espaldas.
-¡Vosotros, ayudad a estos hombres a subir al helicóptero!- Grita mientras hecha mano del walkie.
-¡Daniil, informa de tu posición!-
Hago señas con mis brazos y espero a que el helicóptero se pose en la azotea. Mientras lo hace, grito al walkie, tratando de hacerme oir por encima del ruido de las hélices:
-Aquí Kovaliev. ¿Tenemos imagen ya? ¿Qué veis?
El enorme Mi-26 se acerca y abre la cumpuerta trasera. El huracán que levantan las poderosas hélices arranca las antenas de televisión, y por poco derriban al bueno de Kovaliev, que salta al interior mientras habla por el Walkie.
Sin pensarlo dos veces intento ayudar en la mayor medida a los compañeros que paraban en la azotea de aquel edificio. Aunque el viento moleste, extiendo mi brazo y les acerco hasta la cabina del helicóptero.
Viendo la situación, me aparto para dejar que los demás trabajen libremente. No, si se trata de una cuestión de fuerza física es más bien poco lo que puedo ofrecer... que lo hagan los que están más capacitados.
Subo al helicoptero agarrando mi Leika con una mano y el walkie con la otra. Saludo a sus ocupantes con gravedad, moviendo ligerament la cabeza y diciendo:
-Soy Kovaliev. Del ministerio de propaganda. ¿Sabe alguien cómo ha empezado el fuego?
Calquiera de los hombres (pues son hombres, a pesar de todo) que tengo enfrente podrían quebrar mi frágil espina dorsal con un suspiro. Pero tengo un deber que cumplir y no puedo aparecer impresionado.
- Agárrense ahí atrás
El helicoptero se inclina hacia adelante, hacia la torre norte del Estadio, mientras los demás helicopteros y los NOVA se alejan de la trayectoria del gigante de los cielos.
1->Continuamos en [El Estadio]