Partida Rol por web

Regreso al Hogar.

Regreso al Hogar.

Cargando editor
25/11/2021, 00:32
Director

La conexión que Yakshini podía ejecutar con su mente no era comensalismo, tampoco simbiosis. Su conexión estaba supeditada a la dominación. Ella siempre quedaba un escalón por encima de la mente a la que se enganchaba. Ella mantenía el control. Ella, de hecho, ganaba el control sobre la mente del otro. Que hubiera podido conectar con Escolante, el monstruo, se debía a una anomalía. Algo había afectado a su don, provocando ese efecto secundario. Por norma, sus víctimas eran víctimas, y no podían comunicarse libremente con ella. No si Yakshini no se lo ordenaba. Su conexión con el monstruo rozaba la telepatía. ¿Estaba desarrollando nuevas facultades o el ambiente en el que se encontraba era tan nocivo que incluso su don era capaz de mutor? Esta vez había mutado en algo favorable pero ¿Podía tornarse en su contra?

En cualquier caso, la única conexión que ella podía trazar la coronaba a ella como señora y al otro como esclavo. Escolante buscaba un aliado, no un amo. Eterno prisionero de un juego demente, no quería otro amo. Por eso, a pesar de su pacto de amistad, no fue especialmente receptivo con ese tipo de vínculo. Herido como estaba tampoco se atrevió a mostrar su vulnerabilidad. La confianza era una moneda costosa de ganar.

Empezó a sangrar por la nariz. No era la primera vez que le ocurría, sobretodo cuando forzaba su don. Escolante, el monstruo, era una mente capaz de dividirse en otras tantas. No era un acceso fácil. Tampoco poseía una personalidad plana que pudiera manipular.

Yakshino empezó a marearse. De su nariz surgían dos hilillos de sangre, abundantes, que pronto cayeron al suelo. Se sentó para no perder el equilibrio. Tardaría un poco en reponerse.

 

 

- Tiradas (1)

Motivo: Dolencia

Tirada: 1d4

Resultado: 1 [1]

Notas de juego

Buen intento, pero no es una víctima fácil. El siguiente turno no puedes usar tu don.

Cargando editor
25/11/2021, 00:37
Director

Ella intentó algo. Desde luego no era magia. No percibió nada. Falló. Lo entendió al ver como su rostro se quebraba y como la sangre empezó a brotar de la nariz de la mujer. La sangre era abundante, roja como una luna carmesí en el séptimo infierno. La vio tambalearse y marearse. Decidió sentarse a esperar.

Notas de juego

No tengo nada mejor para ti hoy, amigo espía.

Cargando editor
25/11/2021, 00:58
Director

Inphie hizo un buen trabajo vendando su herida. Tantos años ayudando a reparar las heridas de otros habían dado sus frutos. El vendaje era fuerte. Logró detener el sangrado, apretó el músculo para que dejase de sufrir. Ojalá tuviera tiempo para descansar. En una semana estaría como nueva. Había entregado su capa a Ilia y rasgado varias veces su vestido de seda. Más que una sacerdotisa parecía una chica de vida alegre, con las piernas al descubierto y el cabello suelto.  Aun así su aura seguía imponiendo respeto.

Jafhar no deseó una conversación privada, no tenía nada que ocultar.

—No sé qué lo desató, pero Jim entró en trance. Empezó a farfullar en una lengua desconocida. Estaba rígido, la mirada perdida. Intenté calmarle. Fue un error. Cuando me acerqué, explotó. No sabría explicarlo mejor. Una explosión de fuego y de calor me separó de él, arrojándome hacía atrás. Fue pequeña, aunque podría haberme matado.

»Tras eso, Jim salió corriendo. Tomó una antorcha y se adentró en la oscuridad. Yo le seguí, temí por su salud y por los peligros que pudieran acosarle, pero perdí su rastro muy rápido. No me oriento bien en la oscuridad. Llevaba una antorcha conmigo, pero pronto se apagó. Empecé a escuchar ruidos, bestias rodeándome. No me avergüenza decir que tuve miedo. No soy un guerrero. Corrí. Vi una luz en la distancia. Pensé que era Jim. Resultó ser esta hoguera. Y aquí es donde me encontrasteis.

Se encogió de hombros.

—No seáis muy dura con Jim. Creo que es el poseedor de un don que desconoce. Su pudiera entenderlo, estudiarlo y comprenderlo, llegaría a poder controlarlo. Mientras, tendremos que tener cuidado con él. Jim, no me mires así. Nadie va a hacerte daño, pero tu don podría hacernos mucho daño a todos. ¿Entiendes? No te guardo rencor. Sé que no lo hiciste de forma consciente. Además…

—Tonterías…

Krueger se puso en pie, tiró la carne a un lado.

—Yo quiero verlo. ¿Qué es ese don, chico? ¿Por qué no lo usas para matar a uno de estos alfeñiques? Así al menos veremos algo interesante mientras Él vuelve.

 

Ilia lanzó una pregunta a Allanah sobre el collar.

—No puedo deciros más que lo que os he dicho. Tuve un amante que practicaba artes oscuras y en las noches farfullaba algunos de sus secretos. Para mí era un incordio, ya que no me dejaba dormir. Hablaba de vez en cuando sobre ciertos objetos creados para sellar poderes superiores. El método, lo desconozco. Todo lo que sé sobre magia son las palabras de un amante que hablaba en sueños, no tengo nada más que ver con la hechicería —aseguró, tajante —. Pero tendría cuidado de dejar que cualquier mano inexperta manipulase algo que pende de mi cuello. Hablando de lo cual, ¿Quién os colocó el collar? ¿Tan grande es vuestro poder que tuvo que sellarlo?

El comentario de la muchacha sobre la comida y el “agua” ingerida por Krueger atrajo la atención del bárbaro. Cuando no podía pelear con los músculos lo hacía con la lengua.

—¿A quién llamas loco, niña? Mi estado es el mejor en mucho tiempo. Soy un superviviente. Aquí no hay agua. Si queréis sobrevivir más vale que os hagáis a la idea de que lo único que tiene agua aquí son las babas que caen por las paredes.

Sonrisó, sus ojillos dementes danzaron de un lado a otro como luciérnagas diabólicas.

Uther intentó organizar al grupo, poniendo sobre la mesa lo que sabían y las opciones que tenían. Krueger volvió a sonreír.

—Atacará, ya lo creo. Y le estaré esperando.

—No creo que sea posible orientarse aquí abajo, majestad —dijo Allanah —. El diablillo nos dijo que había logrado encontrar un palacio encima de la prisión pero que sus sentidos le habían confundido, evitando que encontrase un rumbo, siendo incapaz de recordar el camino tomado. Puede que aquí abajo suceda la mismo.

Cargando editor
25/11/2021, 01:01
Director

El collar de Ilia ha sido confeccionado mediante una extraña disciplina, poco común, que es capaz de imbuir propiedades de hechizos a golpe de matillo (mágico). Se puede hacer mediante rituales, pero para eso el objeto a encantar tiene que estar seleccionado antes. En el caso que nos ocupada, el herrero que confeccionó el metal, forjaba el metal y las runas al mismo tiempo. Esta disciplina escapa a tus conocimientos.

Cargando editor
25/11/2021, 17:52
Jraxas el Mancillador
Sólo para el director

Jraxas vio como la extraña súcubo se tambaleaba y perdía la verticalidad, no estaba seguro de si había intentado algo contra el núcleo o no, pero seguramente lo que la estaba pasando era cosa suya. No tenia pinta de que la mujer fuese a ir a ningún sitio, así que tomó la decisión, si no le iba a servir como musculo le serviría como escudo.

El diablillo revoloteó hasta colocarse cerca de la cabeza de la mujer, sacó la daga ritual que guardaba en su bolsa y la arrojó contra el núcleo, dejándose caer despues a la espalda de la mujer. No tenia claro que tipo de ataque podría lanzar aquella criatura, pero confiaba en poder resistirlo gracias a su sexy escudo humano y sus propias capacidades demoniacas.

Cargando editor
26/11/2021, 17:42
Uther Brannagan

El tiempo se agotaba, y había que tomar una decisión. Para él, las opciones estaban claras. O se iba a por el monstruo, o había que retirarse a un lugar más seguro. Ambas proponían soluciones imposibles, pero para las que tenía alguna idea de cómo superar. Como nadie actuaba, debía hacerlo él con la información y recursos disponibles.

-  Él se orienta -contestó a Allanah, señalando a Krueger. Encontró su campamento sin problemas. Y Jim nos encontró también, aunque ahora no sé si podrá hacerlo de nuevo. Debemos retirarnos y plantear una estrategia. Quienes lo deseen, pueden venir.

- Krueger, necesito que nos lleves al lugar donde aparecimos, a la cámara con el rostro en la roca. ¿puedes hacerlo? ¿cual es tu precio?

Cargando editor
27/11/2021, 04:32
Jim

Jim se resistía a hablar de sí mismo, de qué sabía o no hacer, de lo bueno que era escondiéndose y el talento que tenía para los acertijos y puzzles.  Quizá con Uther, a solas,
se habría sincerado, pero conocía a los que eran como él, capaces de hacer lo que fuera en aras de un bien mayor y su discurso mientras le asesinaba no sería muy diferente al que le soltó Jafhar cuando lo intentó. Confiaba en Allanah también, y algo en Kelgar, aunque no pondría la mano en el fuego por ninguno de los dos. Una semilla de desconfianza, regada con miedo, había brotado en su joven corazón y sus raices se hundían profundamente.

Ignoró las mentiras de su enemigo.  O lo intentó, porque se le veía mirar nerviosamente las reacciones que éstas provocaban en el resto de prisioneros.  Si era necesario, se adentraría en la oscuridad, ya encontraría la salida algún día.  Solo tenía que comer monstruos, beber ese moco de las paredes y seguir la estela de muerte que dejaría el bárbaro.  

No sé volver — admitió negando levemente con la cabeza. Sus ojos clavados en los profundos e inalterables de Jafhar, intimidarle era tan difícil como hacerlo con el océano. 

Pero él — seguía mirando a Jafhar, imitó con éxito su calma antinatural —bajó siguiéndome y llegó aquí sin problemas.  Seguro que sabe orientarse.  No habría bajado sin saber volver.  O le daba igual con quién o qué enfrentarse.  

Krueger bromeó, quería ver a Jim atacar a Jhafar.  Pero eso no iba a pasar. No todavía.  Jim bajó la vista, una admisión tácita de su incapacidad para repetir el prodigio que había logrado arriba.  Muchos talentos únicos dependían del ciclo solar, de la renovación del amanecer.  O incluso de un descanso adecuado.

Pero si en el camino nos atacan estaremos muertos igual —protestó. —Solo podremos con él mientras estemos todavía con fuerzas.  Porque lugares tranquilos donde sanar de las heridas tampoco había.  Realmente, para Jiim, cualquier lugar era igualmente peligroso mientras estuviese al alcance de su voz.

 

Cargando editor
27/11/2021, 07:58
Jim
Sólo para el director

Jim era un superviviente. Cualquier otro hubiese sucumbido a La Llama, a la fragmentación. A la visión de la Pared Negra, límite de la comprensión de su mente.   Había dudado antes, incluso cuando Jafhar quiso matarle, en mostrar todas sus cartas, liberar el terrible poder que se le había prestado.  No quería que le usaran como una herramienta de destrucción, como un arma. ¿No había pasado eso antes, hace tiempo? 

Pero las circunstancias cambiaban. Ya no era el más peligroso de los presentes, ni el más raro. ¿Qué era una muerte más para ellos?  Tan pronto Jafhar se negase* a guiarles hacia la sala de Nimrod, distraído, embaucando a los demás, Jim extendería su dedo índice hacia y una llamarada azulada similar a un río de fuego le carbonizaría.  Un ataque tan traicionero como el que Jim habia sufrido a sus manos.

Notas de juego

Si no se niega, le sigo sin atacarle. Pero siempre junto a Uther y sobretodo, detrás de él

Editado: ​​​​​​unas comas y un par de redundancias.  Cosas de escribir medio dormido XD

Cargando editor
27/11/2021, 17:11
Yakshini Krasue

¿Que tan poderoso es este ser? Es la primera vez que me encuentro con algo o alguien capaz de resistirse a mis poderes de tal forma. Cansada, me dejo caer sobre mis rodillas mientras me llevo una mano a mi nariz para limpiar los rastros de la sangre lo mejor que puedo. Tener la nariz sangrando es muy desagradable, y es una de las pocas cosas que no me gustan de mis poderes. Así como estoy ahora no puedo hacer nada, seguir intentando abusar de mis poderes seria una insensatez en este punto, lo mejor que puedo hacer ahora es descansar mientras pueda y recuperar energías.

No creo que vuelva a intentar conectar con el ser, por lo menos no mientras el no este dispuesto a dejarse llevar por mi, y para eso tengo que cumplir con mi promesa y ayudarlo a matar a ese tal Krueger.

Tengo que estar alerta, no tengo ni la mas mínima idea de que hay en esta caverna. Puede que este descansando en este momento, pero no puedo bajar la guardia. Quien sabrá que acecha en esta oscuridad.

- Tiradas (1)

Motivo: Persepción

Tirada: 1d100

Resultado: 18 [18]

Cargando editor
28/11/2021, 12:27
Ilia

Chasqueó algo molesta la lengua mientras veía como toda posibilidad de huida se esfumaba y el tipo escuchaba sus susurros. ¿Este hombre no había tenido un solo anhelo de huida desde que acabó ahí? También se planteaba que ese tipo fuera una trampa tendida por los propios carceleros del lugar. Que le estuvieran hablando al nuevo carcelero, pero claro, los había salvado entonces... ¿Qué sentido tendría eso? Nada, lo descartó como todo lo anterior. Aquel sitio era un horror indescriptible de desesperanza, más le valía haber muerto en el cataclismo final que se suponía fue la bola de fuego gigante. 

-No lo llamaría un poder grande. Le dijo de prontona Alanah después de unos silenciosos segundos en los que había necesitado reunir todos sus pensamientos dispersos para poder enfocarse. -No fui amable con quien me capturó, ni con los que siguieron. ¿Quien puede culpar a una chiquilla de su defensa? A nadie se le hace de utilidad una mercancía que puede matar. No sonaba en absoluto amenazante si no más bien triste y nostálgica. Ese collar se había llevado con el parte de su esencia. Odiaba hablar porque siempre la habían obligado a todo, mono de feria andante que siempre era pero aquí... Aquí no era nadie y eso era lo único bueno a lo que se aferraba entre tanta desesperanza. Aquí quizá podría empezar a ser de nuevo quien era, ¿por qué no podría haber sucedido en un lugar menos cochambroso, lúgubre y peligroso?

-Entonces... ¿Deberíamos intentar volver a aquella sala? Se puso a pensar en el camino que habían tomado, se le hacía confuso pero aún recordaba muy vividamente los sonidos provenientes de una de las cavernas.¿Habría algo similar allí? Se había centrado tanto en las voces retumbantes de sus compañeros y el crepitar del fuego que no se había centrado en nada más. Solo rezaba por no escuchar el arrastre de una o más de esas criaturas temibles que la habían dejado a ella, a Kelgar y a Imphie heridos de alguna u otra forma. Se tapó un poco más con la capa ahora rasgada de Imphie, agradecida de tener algo con lo que sentirse arropada y no desnuda en su totalidad. 

 

- Tiradas (1)

Motivo: Escuchar

Tirada: 1d100

Dificultad: 75-

Resultado: 86 (Fracaso) [86]

Notas de juego

Veeenga :( los dados me odian xD...

Cargando editor
29/11/2021, 00:11
Director

Yakshini tenía razón, no sabía qué podía estar acechando en la oscuridad. Percibió una corriente de aire, un sonido tan discreto que casi parecía silencio, un aroma, o un hedor, aire caliente, viciado. Una presencia. Algo ligero cayendo a su espalda. Lo notó. Una parte de ella, consciente. Trató de reaccionar, pero cuando sus sentidos se percataron de que allí había algo, o alguien, fue demasiado tarde. La daga ya había sido lanzada.

La daga, un arma ceremonial para rituales, salió despedida por encima de su hombro. No le hirió a ella, sino que se clavó en el centro del rojo cerebro de la criatura. El arma penetró en la blanda carne, hiriendo, cortando. Asesinando. En su último canto de cisne la criatura liberó su el que sería su ataque final.

La roja carne se abrió, negros poros aparecieron. Durante tan solo dos segundos escupieron un humo denso, a gran presión, que lo llenó todo como una niebla. Arriba, alrededores, lo envolvió en un amplio radio. Luego, la masa rosa tembló y de desinfló. El humo empezó a disolverse tan rápido como había aparecido, pero el mal ya estaba hecho.

Su factor anestesiante impidió que sintieran dolor. Fue un alivio. Su carne empezó a licuarse. Primero la pie, tornándose semisólida. Un líquido gelatinoso. Baba. Como la que habían visto recubriendo las paredes y el techo de la caverna. Luego sus músculos. Fallaron sus fuerzas, su motricidad. Cayeron al suelo, derrotados por sus propios cuerpos. Sus órganos empezaron a burbujear.

La oscuridad empezó a disiparse. Muerto el monstruo se acabó la noche eterna. La baba que cubría las paredes empezó a caer por todos lados, inerte, seca. La vida es escapaba de ellos, se licuaba. Morían. No podían escapar. Habían sido tocados, contagiados, contaminados. Vieron la salida tras una falsa pared. La baba que la había mimetizado se derrumbó. Contemplaron la luz exterior, mortecina, radiante, antes de que sus ojos, y sus vidas, se tornasen baba. Y luego se secasen.

Sus pasiones, sus sueños, sus recuerdos, todo consumido, en un instante. Como Halden, como su hogar. Ahora conocían la terrible verdad, no habría regreso al hogar. Nunca había habido tal oportunidad. Pero ya, poco importaba.

Cargando editor
29/11/2021, 00:11
Director

—No puedes pagar mi precio —contestó Krueger al rey —. Tu mujer —dijo, refiriéndose a Allanah —. No puedes comprarme con nada más. Pero ahora tengo curiosidad. ¿Por qué querrías volver con el cabrón que te ha encerrado aquí? Esta es su casa, cuánto más lejos, mejor. Aquí al menos no escuchamos sus mentiras.

Ilia lo intentó. Ser una mujer libre no era fácil. Los recuerdos no eran fácil de borrar. Intentó encontrar un camino. No encontró más que silencio, fuera y dentro de sí misma. Era más fácil ser un títere que tratar de dominar la escena.

Jafhar contestó a las palabras de Jim.

—Sí que sabes volver, Jim. Si lo piensas, no les encontraste a ellos. Encontraste la llama. Eso es lo que haces ¿No? El fuego te quema por dentro, pero también lo persigues, como una polilla que engulle y engulle la llama que debería darle muerte. Pero no mueres, pues muerte eres. ¿No es verdad? No, yo no puedo guiaros.

Una negativa, un desafío. Más palabras con veneno en camino. Jim alzó su dedo índice. Un parpadeo, una llama azul, intensa, apareció en su dedo. Un instante, la llama ganó fuerza, tamaño. El chorro de llamas que surgió del dedo de Jim engulló la figura del hombre del desierto.

—No, ****… —intentó decir, pero las llamas engulleron su ropa, su piel, su cuerpo. Su alma.

Krueger sonrió. Pero dejó de hacerlo al notar que algo raro pasaba a su alrededor. La oscuridad empezó a disiparse como un mal sueño. La baba que había a su alrededor empezó a caer de las paredes y del techo, seca.

—No…¡Noooo! —gritó el bárbaro.

En cuestión de segundos la caverna se había aclarado, como si tuviera luz propia. Ya no parecía tan grande, tan imponente ni laberíntica. De hecho, mirando a su alrededor, vieron que las escaleras por las que habían descendido no se encontraban tan lejos. Había sido la oscuridad, pérfida y mágica sin duda, la que había confundido sus sentidos. Sin ella, aquello no era más que una simple caverna.

Krueger seguía siendo un loco.

Trataba de agarrar la baba que caía del techo, solo para ver como se secaba en sus manos, Luego, desaparecía. En cuestión de segundos el monstruo se había ido, igual que la oscuridad.  A un lado, el cuerpo calcinado de Jafhar aún se movía. Seguía vivo. El dolor era inenarrable. Trataba de decir algo, pero los estertores y su lengua calcinada se lo impidieron. Se apagó como las ascuas de un campamento.

Krueger se puso en pie. En sus ojos solo había locura e ira. Hería solo con la mirada.

—Lo habéis matado. ¡Lo habéis asesinado! ¡Vosotros! ¡Era perfecto! ¡Perfecto! Mi sueño, mi vida. ¿Y ahora? ¿Y ahora qué?

Los dientes apretados, un rictus de odio, los músculos tensos como la cuerda de una ballesta. Las hachas volaban ahora a su alrededor, a la altura de su rostro, tan amenazadoras como él.

—Os voy a  matar…

Allanah le habló, en su rostro solo había miedo.

—No, Krueger. No hemos sido nosotros. ¿No ves que hemos estado contigo todo el tiempo?

Esgrimir la locura y la razón contra la demencia fue su error.

—Muere.

Una de las hachas salió despedida hacia Allanah. La velocidad y lo inesperado les pilló a todos por nosotros. No así a Allanah, quien pareció predecir aquel movimiento. Fue como si supiera de antemano que Krueger iba a lanzar una de sus hachas contra él. Se lanzó a un lado, evitó la fatal hacha la cual solo le hizo una leve herida en el brazo. Lo vieron, solo una herida en el brazo. Pero antes de que cayera al suelo, la cabeza de Allanah se desprendió de su cuerpo. Su sangre lo llenó todo, había sido una decapitación perfecta*.

Krueger adoptó una posición de combate, los puños cerrados. Las hachas, rígidas junto a él, estaban dispuestas para ser lanzadas.

—Sacad vuestras armas o morid como los chavales que sois…

Notas de juego

*Las armas de Krueger están encantadas. Una simple herida produce decapitación.

Por otro lado, dos cosas; uno, Krueger es el mejor guerrero del mundo, recordadlo. Dos, se ha terminado el tutorial.

Podéis ver, no hay oscuridad. Y podéis llegar a las escaleras que os han traído hasta allí, pero eso significaría darle la espalda a Krueger. La baba ha desaparecido por completo. Jafhar y Allanah han muerto.

Esta vez esperaré a la respuesta de todos, se avecina un turno intenso.

Cargando editor
29/11/2021, 08:59
Kelgar Stalsson

Kelgar se mantuvo callado, escuchando a unos y otros.
Sin duda le llamó la atención las explicaciones de Allanah sobre el collar de Ilia. ¿Así que contenía su poder?
¿La sirena era en realidad capaz de hacer Magia?

También era interesante lo que Jafhar y Jim hablaron. Si había entendido bien, el niño era capaz de lanzar fuego.
Entonces sonaba raro que el hombre del desierto hubiera resistido tal deflagración… lo miró enarcando una ceja.

Pero todo aquello no importaba demasiado si no lograban salir de allí.
Y para ello probablemente necesitarían a Krueger, pero éste parecía encantado con su nueva vida.
Así que lo que propuso Uther le parecía una buena opción.
Quizás arriba estemos a salvo de esas bestias. Puede que vuelva el carcelero, pero no parecía tan peligroso.
Aunque a decir verdad queda un túnel por el que no fuimos…
propuso, porque volver arriba les podría dar seguridad, pero difícilmente la libertad.

No obstante, todo se volvió inesperadamente caótico cuando Jim lanzó una llamarada a Jafhar.
¡¿Pero qué…?! su impulso inicial fue el de ponerse a cubierto y preparar su espadón, por si el chaval había enloquecido.

Pero entonces, el paisaje cambió drásticamente.
Como si todo lo que habían estado viendo fuera una pesadilla de la que acababan de despertar.
Y casualmente fue tras la muerte del hombre del desierto.

Aún con la espada en mano, decidió que Jim no era un peligro, pero sí en cambio Krueger.
Enloqueció.
Era como si la muerte de Jafhar fuera el fin de su entretenimiento, como si él fuera el Señor de aquella mazmorra.
No estaba seguro de nada, pero el bárbaro enloqueció y sin que Kelgar pudiera hacer nada, decapitó a Allanah.

¡Noooooooo! la arrogante cortesana no merecía aquel final.
Enfurecido, miró a Krueger, consciente de que esas hachas se movían con Magia y que un sencillo corte podría ser mortal.

¡Atrás! ¡Corred! gritó al resto. Un enfrentamiento era un suicidio.
Cogió aquellas brasas ardiendo y se las lanzó a la cara del bárbaro.
Quizás les diera unos segundos.

Notas de juego

La que se ha liado!!
Perdón por el retraso.
Si hay que tirar algo, me dices. Saludos!

Cargando editor
29/11/2021, 11:46
Cyriack Voared

Cyriack ignoró parte de la conversación, sencillamente se limito a lamentarse internamente por no tener los útiles necesarios para ayudar a la joven sirena... a la cual ofreció algo de agua de su cantimplora... - Bebe sin preocupaciones, el agua no será el problema... al menos de momento... y sí... no te preocupes, ya pensaba así antes... - el inquisidor contestó así a la sirena, pero no había problema, puesto que ya había ignorado la invitación para comer...

Pero lo más inquietante de todo era la conversación entre Jafhar y Jim... es como si su conversación estuviese fuera de su alcance... no los entendía... hablaban de forma críptica, como si fuesen un acertijo... Mientras Uther sugería volver atrás... - Quizás sea la mejor opción, una vez allí podemos reorganizarnos y... - "estar lejos de aquel demente"... Krueger era peligroso, más por su locura que por su fuerza, aunque ambas eran temibles...

Pero lo que aconteció después, no lo podrían haber imaginado... Jim como si en trance, atacó a Jhafar con un ¿hechizo? de fuego, incinerándolo casi de forma instantánea... pero lo más grave del asunto fue la realización de que Jhafar era el responsable de la ilusión de la cueva... o al menos de su primera sección, que se venía abajo según la vida de aquel ser se apagaba... - ¿Pero... cómo? ¿Cómo sabías que era él? - preguntó el inquisidor a Jim, que aunque seguía siendo el mayor misterio, los había sacado de un buen aprieto... para meterles en otro...

Krueger enloqueció, llevándose por delante a Allanah, que no tuvo oportunidad... Kelgar reaccionó rápidamente echando las brasas a la cara del bárbaro... pero Cyriack sabía que dar la espalda a aquella fuerza de destrucción solo significaría su muerte... sobre todo para Illia, que no podría huir de aquella situación... - ¡No Kelgar! ¡Lucha! ¡Dar la espalda a Krueger solo hará que terminemos como Allanah!

El inquisidor posó rápidamente las manos sobre el suelo y empezó a rezar al Señor de la Luz, y del mismo aparecieron varios lazos de luz que agarraron con fuerza al gigante, un hechizo con el que bastaría una sola mano para sujetarlo, pero en este caso Cyriack posó ambas manos, para dar mayor fuerza a sus lazos, aunque no sabía cuanto tiempo podrían sujetar a aquel demente... - ¡AHORA O NUNCA INPHIE, KELGAR! ¡ACABAD CON ÉL ANTES DE QUE PUEDA LIBERARSE DE LA PRESA! - gritó el inquisidor tratando de mantener su presa... si pudiera usar su otra mano... lo ensartaría con su ballesta como solía hacer con otros demonios... pero con alguien del calibre de Krueger ni siquiera estaba seguro de que usando ambas manos fuese capaz de contenerlo el tiempo suficiente...

- Tiradas (1)

Motivo: Lazos de Luz

Tirada: 1d6

Resultado: 5 [5]

Notas de juego

Ave María purisima sin pecado concebido... en que nos hemos metido XD

Cargando editor
30/11/2021, 00:34
Uther Brannagan

No hubo tiempo.

Uther tenía preparada una táctica, tal vez débil, pero una al fin. Sabía lo que iba a pedir Krueger, tenía una contraoferta. Pero los acontecimientos se precipitaron.

- Jim, ¡no! -gritó. Pero ya era tarde.

Se quedó con los ojos como platos observando la escena, primero como Jafhar era envuelto por el fuego, luego la sorpresiva muerte de Allannah. No pudo siquiera gritar esta vez, sólo observó como su cabeza se desprendía de su cuello y rebotaba contra el suelo.

Y la locura desatada del bárbaro.

Kelgar arrojó las brasas, Cyriac hizo gala de un poder asombroso, los demás aún no reaccionaban. Había contados segundos.

- Corred -los apremió, mientras se quitaba la capa y la dejaba caer detrás de él, colocándose frente a Krueger.

Miró a Jim, a Illia, a Cyriac.

- Huid, ¡ya! -les dijo con pesadumbre. Les daré algo de tiempo para que lleguen a la otra estancia -dijo sacando su espada corta.

Esperaba que le hicieran caso. Si lo hacían, se enfrentaría al bárbaro. Debía hacerlo entrar en razón, pero sabía que no sería fácil, y debía aguantar su ataque al menos un par de asaltos.

- Krueger, ¿escúchame! ¡La bestia no está muerta! ¡Su corazón está en otro lado! ¡No está muerta!

Repetiría las palabras como un mantra, imponiendo toda su voluntad en ello. Utilizaría palabras de su cultura. Esperaba al menos darles la oportunidad a los demás de llegar a un lugar seguro.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: liderazgo

Tirada: 1d100

Dificultad: 90-

Resultado: 55 (Exito) [55]

Cargando editor
30/11/2021, 10:43
Inphie Lightborn

A Inphie le costaba pensar con claridad, sentía cómo la iban enredando con una red de mentiras y medias verdades, pero no era capaz de destilar la verdad de las palabras del árabe o el crio. Se alejó de Jafhar para proseguir con sus preguntas, esta vez para Jim; pero antes de que llegase a su lado, el niño desató el infierno sobre aquel hombre acabando con él y con la oscuridad.

Desenvainó la espada que Uther le había entregado en un acto reflejo. Parecía dispuesta a acabar con el niño sin miramientos, pero los gritos del bárbaro la sacaron del trance en el que había entrado. ¿La criatura había muerto? Bien ¿Habían sido las llamas las que habían acabado con ella? ¿La muerte del árabe era él el que mantenía la oscuridad mágica o era la criatura? No hubo tiempo de buscar respuestas pues el bárbaro enloqueció y acabó con la vida de la cortesana en un instante. Al ver el carácter mágico de las armas de Krueger, Inphie invocó el poder de la luz, que hizo resplandecer su dorada armadura.

Todos los guerreros se prepararon para la lucha contra aquel formidable enemigo y ella no fue menos, a pesar de no haberse recuperado completamente del combate anterior. No podían huir y darle la espalda, pero tampoco podían quedarse y luchar hasta la muerte, pues estaba convencida que no ganarían -¡Nosotros nos ocupamos! ¡Huid!- gritó al aire, sin darse cuenta que ya apenas quedaban civiles que proteger. En cuanto Cyriack usó su presa de luz, Inphie se abalanzó contra el bárbaro como si hubiesen ensayado aquello durante años, ni siquiera le dio tiempo a su compañero a terminar la frase solicitando su ayuda antes de que ella tratase de atravesar el pecho del loco con su espada.

- Tiradas (2)

Motivo: Escudo de luz

Tirada: 1d6

Resultado: 6 [6]

Tirada oculta

Motivo: Estocada (FUE)

Tirada: 1d100

Dificultad: 40-

Resultado: 14 (Exito) [14]

Cargando editor
30/11/2021, 11:29
Jim

Todas las dudas habían desaparecido excepto una, una ancestral pregunta que todos los seres vivos tenían escrita en los mismísimos nervios: Luchar o huir.  Años de entrenamiento destilados en un instante, como el ataque de Inphie, la plegaria de Cyriack, el ataque rastrero de Kelgar.

Jim no era diferente a ellos, salvo en que había olvidado su entrenamiento, si llegó a tener alguno en otros tiempos, y sólo quedaban austeros reflejos, desprovistos de emoción, de pánico o furia, pero llenos de gélida estrategia.  Se dejó caer al suelo, junto a la caída Allanah, junto a uno de los montones de restos monstruosos.

El primer ataque de las hachas voladoras, pensó a la velocidad de la luz, cortaría los lazos de Cyriack e incluso el campo dorado de Inphie y sus filos danzarían como un tornado,  buscando víctimas para el letal sortilegio de su filo.  Este primer ataque, dedujo, pasaría por encima de él, segando las vidas del resto, salvo que alzase el dedo y señalase al loco norteño, en cuyo caso se convertiría en un un objetivo prioritario y moriría sin haber desatado su poder.

Había otras formas de atacar, sin embargo. Menos poderosas  pero más precisas e igualmente letales. Jim no necesitaba moverse de su posición en el suelo, inmóvil, para dejar fluir el poder del otro lado.  Para que la piel de la cara de Krueger hirviese, sus ojos se llenasen de ampollas, su pelo se retorciese, quemado y su rostro se descolgase, como si estuviese hecho de queso fundido.

- Tiradas (1)

Motivo: Velocidad de acción( destreza)

Tirada: 1d100

Dificultad: 50-

Resultado: 87 (Fracaso) [87]

Cargando editor
01/12/2021, 00:19
Director

A pesar del enorme fuego donde el bárbaro había cocinado a los monstruos todos podían percibir el aura de frío y letalidad que emanaba de Krueger. Sus ojos, muertos e insensibles, danzaban frenéticos en un vaivén rojo carmesí. Solo veía sangre, solo quería sangre. Algo se había roto dentro de su cabeza. Seis años atrapado en el mismo lugar, comiendo carne contaminada, bebiéndose a su enemigo como único sustento, en soledad, dormitando, nunca descansado, siempre buscando el siguiente combate. Y el siguiente. Y el siguiente. Ya estaba loco cuando lo conocieron. Con el monstruo fuera de juego, lo único que había logrado contener a su ser se había esfumado y Krueger se había desatado. Solo quería muerte. Muerte, y en su anhelo más oscuro, encontrar un rival a su altura que le diese lo mismo que había perdido; la eterna batalla.

Kelgar reaccionó el primero. Propinó una patada a las brasas, se las arrojó a los ojos a Krueger. Un solo instante, el norteño apartó la mirada, exclamó una maldición. Cuando abrió los ojos Kelgar se había alejado lo suficiente.

—¡Cobarde! —grito Krueger —. ¡Maldito cobarde!

Los segundos ganados por Kelgar le sirvieron para alejarse del terrible guerrero. Esperaba que todos lo siguieran, pero no fue así. Quizás fue el canto de Ilia, intenso, armonioso, que empezó a subir, llenando la estancia, y sus corazones, de un sentimiento épico, de valor. La batalla empezaba y la canción entonada por la mujer casaba con sus pensamientos. De alguna manera, todos sintieron un renovado vigor, valentía. La batalla, ahora, era su medio. Como pez en el agua.*

Solo Kelgar retrocedió, el resto formó un frente contra Krueger.

Cyriack colocó sus manos desnudas sobre el frío suelo de la caverna. Entonó una plegaria, pidiendo fuerza, poder, a un trono vacío pero que aún mantenía su esencia. Se percató de que quizás aquello era el final de la botella, pero el último trago era siempre el mejor. Notó el poder corriendo por sus venas, la calma que le daba la certeza de contad con un poder superior, y justo, detrás de sus acciones.

Sus manos se iluminaron. Alrededor de Krueger surgieron cientos de finos zarcillos de luz. Se enroscaron en sus piernas, en sus brazos y torso, se pegaron a su cuello, a sus dedos, manteniéndose tensos como cuerda. Lo tenía. Cyriack notó la enorme fuerza de aquel hombre. Un poder que apenas podía controlar. Pero, el canto de Ilia le daba determinación y el renovado poder de su dios, su último aliento, le había conferido una fuerza superior a la habitual. Aguantaría mientras sus manos mantuvieran contacto con la roca. Ordenó un ataque, pero solo su antigua compañera lo siguió.

Brillaba como un ángel. Al igual que su compañero, había sentido el poder de su dios cuidando de ella. Bondad, justicia, una espada de llamas cuando era necesaria y un blanco escudo cuando lo requería. Un padre, un protector, un amigo. Puede que la casa estuviera vacía, pero ella se sentía más segura que nunca. Usó la espada del rey; un movimiento rápido, certero, un pequeño salto para ganar potencia. El acero deslizándose sobre el aire, mortal, cruel en su término final. Una de las hachas detuvo el golpe. Krueger sonrió, el hacha giró de forma brutal, partió la espada y se clavó en Inphie, quien salió despedida hacia atrás.

Uther intervino. Su arma corta no era una amenaza. No tanto como su lengua. Habló, como solo podía hablar un rey. La razón y al lógica, en términos que el bárbaro pudiera entender. Trató de apagar un fuego a escupitajos. La locura de Krueger se había destilado durante seis años, gota a gota. No era un vino aguado, sino una demencia gran reserva. Estaba lejos de todo entendimiento. La palabra era inocua. Ya solo servía hablar con el acero.

—¡Cállate de una vez!

La segunda hacha  silbó, cruzó el espacio que le separaba del rey e impactó en su torso, derribándolo al momento.

—¡Os mataré! ¡Os mataré a todos hideputas!

Su último gritó terminó en un alarido. Su rostro se cubrió de llagas y erupciones, su piel empezó a deshacerse, calcinada, negra, derretida. Algunos de sus músculos fáciles quedaron descolgados, otros ardieron desde dentro, un una ardiente agonía que añadió más ira y odio, más alimento, al corazón enloquecido de Krueger.

—No necesito ver para mataros. No necesito mis manos, bastardos. Niño, te voy a hacer picadillo.

No mentía.

Su visión se había visto afectada de alguna manera. Sus hachas volvieron a él a una velocidad endiablada. Empezaron a girar sobre sí mismas, y luego alrededor de la figura aprisionada del bárbaro. Giraban a su alrededor, arriba y abajo, formando un círculo impenetrable. Un círculo que crecía más y más, ampliándose, buscando a sus rivales. Curioso, a pesar de estar parcialmente ciego, sus hachas no chocaban con las paredes o columnas de piedra. Seis años en la caverna habían hecho que Krueger conociera cada palmo, cada tramo.

El rey se levantó, arma en mano. Ni un solo rasguño, el cuello intacto. Lo había visto claro, pero la muerte había pasado de largo. En su mano, el anillo de su familia roto en varios pedazos. Su muerte había sido tan certera, tan clara, que para burlarla, había gastado todo su poder. Una segunda oportunidad era más de lo que muchos tenían.

Inphie se puso en pie, sin mácula, la cabeza sobre los hombros. Su hechizo de luz se había esfumado por completo. El abrazo protector de su padre la había salvado. En su mano, el arma quebrada del rey no presagiaba nada bueno.

El círculo de cuchillas seguía su avance, silbando una canción de muerte que tenía una estrofa para cada uno de ellos.

—Vamos, dame todo lo que tengas, zorra —gruñó a Inphie, ella será la primera.

Notas de juego

*Rise me dijo que usaba su canto de sentimiento para daros valor, arrojo y poderío. He sido bueno, no he tirado dados. Todas vuestras acciones se verán beneficiadas por la confianza que acabáis de ganar.

 

Krueger. Sigue atado, herido en el rostro, ha perdido visión o está ciego del todo, no lo sabéis. Muy cabreado. Su técnica consiste en hacer girar sus hachas a su alrededor, a varias alturas, ampliando el círculo con cada vuelta, de tal forma que limpia el terreno que hay a su alrededor. Su velocidad es endiablada, imposible, evitarlo esquivándolo. Imaginad una picadora de carne gigante que se os hecha encima, poco a poco.

Inphie. Es la más cercana a Krueger, enfrente de él. Arma rota. Sin heridas. Es la primera que va a sufrir la técnica de Krueger. No tienes tiempo más que para una acción; atacar, defender, milagro, correr, etc. Una sola acción.

Cyriak. El segundo más cercano. Tu poder es superior al de otras veces, aun así apenas logras contener a Krueger. Su hechizo te permite liberar las manos del suelo y mantener los zarcillos. Pero Krueger es tan poderoso que si lo haces, el hechizo se romperá y Krueger quedará libre. Mientras mantienes el milagro no puedes hacer otro. Con las manos pegadas al suelo no puedes esquivar, y menos un ataque tan caótico, errático y rápido como el de Krueger.

Ilia. La tercera más cercana. Nada que decir ;-)

Jim. En la misma línea que Ilia.

Uther. Algo más retrasado. Tu voz no servirá contra el enajenado bárbaro, está más allá de toda diplomacia.

Kelgar. El más alejado de todos. De hecho, si decides no pararte, puedes poner en tu turno que llegas a las escaleras que os trajeron a la caverna y escapar. Si decides quedarte, por decisión propia o por el canto de Ilia (también te ha llenado de coraje), serás el que más alejado esté de la contienda.

Cargando editor
01/12/2021, 19:56
Jim

Jim se mantuvo contra el suelo.  La ocasión era propicia para liberar de nuevo La Llama, ésta vez sobre Krueger.  Pero ¿Estaba el bárbaro cegado realmente? ¿Era un engaño, un cebo para que sus enemigos bajasen la guardia? Jim dudaba. Quería acabar con Krueger a toda costa, si tal cosa era realmente posible, para encargarse posteriormente de Jafhar, al que atribuía poderes de regeneración extraordinarios y no creía muerto definitivamente.

Pero el tiempo apremiaba, si las letales hojas extendían su círculo un poco más, ni las llamas más potentes que el delgado cuerpo de Jim podía canalizar podrían dañar a Krueger seriamente.  Al contrario que cuando quemó la cara del guerrero, necesitaba estar peligrosamente cerca para incinerar a su adversario.  

Se decidió. No era rival para Krueger ni aunque éste estuviese cegado.  Dependía de los demás para sobrevivir, para volver a... donde fuese que pertenecía antes del fin del mundo.  Con Allanah muerta, Inphie y Cyriack a punto de sufrir terribles ataques, Uther e Ilia impotentes frente a la locura del bárbaro y Kelgar huido, no había más posibilidades.  

Jim alzó la mano. Sin gritos de guerra ni amenazas que delatasen su posición, su rostro inexpresivo, ausente, como si toda su mente estuviese lejos de aquí. Un punto de luz apareció brevemente en la palma de su mano, tan cegador que su luz atravesaba la mano del niño, mostrando traslúcidas venas y la sombra de sus huesos.  Un nuevo chorro de voraces y azuladas llamas brotó violento y rugiente, en dirección al, a duras penas, inmovilizado, bárbaro.  Jim apretó los dientes, la piel de sus dedos se llenó de ampollas.

Si eso no le mataba, nada lo haría. Solo quedaría huir y pedir un milagro a dioses moribundos. Pero ni siquiera la muerte de Krueger garantizaba que sus hachas no siguiesen volando y decapitando, obedeciendo la última orden de su amo. 

Y aún estaban atrapados.

Cargando editor
01/12/2021, 23:55
Inphie Lightborn

En otro tiempo Inphie habría tratado de esquivar el ataque rodando hacia el bárbaro para, acto seguido, rajarle la garganta; y puede que lo hubiese conseguido, pero su cuerpo ya no era capaz de realizar tales proezas. En vez de eso, Inphie confió en lo único que siempre había confiado. El poder del Señor de la luz.

Conjuró un nuevo escudo de luz sobre sí misma y se preparó para recibir el impacto del hacha, protegiéndose con sus brazos y el poco filo de la espada que quedaba pegado al mango. El primer impacto había sido capaz de arrancar por completo el escudo que normalmente era capaz de detener varios ataques mortíferos antes de desvanecerse por lo que esperaba que el segundo también aguantase. Si el ataque fallaba y el hacha pasaba de largo, sería capaz de acercarse al loco para acabar con él. Si, por el contrario, la golpeaba se detendría en ella y sus compañeros tendrían una oportunidad para acabar con él.

-Te cortaré los huevos y me haré unos pendientes con ellos- contestó a la provocación de Krueger. El bárbaro era incluso más temible que algunos demonios a los que se había enfrentado la inquisidora y pronunciar aquella bravuconería la ayudó a mantener el tipo y no salir corriendo.

El hacha se aproximó rápidamente a la inquisidora y ésta aguantó el que podía ser su último aliento, poniendo su vida en manos de su dios ausente.

- Tiradas (1)

Motivo: Escudo de luz

Tirada: 1d6

Resultado: 5 [5]

Notas de juego

Edit: no había tirado dado