Partida Rol por web

Regreso al Hogar.

Regreso al Hogar.

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01/11/2021, 23:59
Director

“¿Garantías? Le hice la misma propuesta a la mujer cuando descendíais por las escaleras. Ahí tienes tu garantía.”

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02/11/2021, 02:47
Jim

Jim se liberó de la extraña presión, opresiva y asfixiante, de las palabras de Jafhar.  Podía decirse que su inmadurez le había salvado porque, en vez de darse cuenta de que no había victoria posible contra Jafhar, contra alguien que conocía su nombre verdadero, había reaccionado casi instintivamente, sin acabar de notar las cadenas, palabras ardientes y primigenias, que mordían y costreñían su verdadero ser.  

Abrió una pequeña puerta al lugar donde vivía La Llama y el fuego fluyó con fuerza, derramándose a su alrededor, vivo, deseoso de quemar y consumir.  Lo difícil, como siempre, era poder cerrar después esas puertas antes de que el intenso calor le hiciese arder la mente y carbonizase los pocos recuerdos que le quedaban.

—¡Aaaaaaaah!Noteoigonoteoigooooo!!¡Nananananaaaaa! —Jim comenzó a gritar con todas sus fuerzas, sin parar. El corazón le galopaba en el pecho y sentía una mezcla de excitación y miedo que hacía temblar sus piernas.  Si no oía esas palabras de Jafhar, éstas no podrían detenerle. O eso pensó, totalmente convencido.

—¡¡Nanananananannanananana!! —Sus ojos reflejaron la luz de la antorcha. Al otro lado, tras la pared negra, la LLama se revolvió inquieta, hambrienta de la carne inmortal de Jafhar ¿Como ardería? ¿Mantendría sus ojos calmos mientras hervía el tuetano de sus huesos? 

No hubo luces, ni chispas, ni nubes de humo. La antorcha volvió a rodar por el suelo.

Jim ya no estaba.

- Tiradas (1)

Motivo: Poder

Tirada: 1d100

Dificultad: 60-

Resultado: 36(+5)=41 (Exito) [36]

Notas de juego

"Salto" hacia donde quiera que está la antorcha que le dejé a Allanah.  Que imagino será como saltar del fuego a las brasas XDDDD

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02/11/2021, 11:14
Ilia

Aliviada por unos instantes al ver como los más guerreros acababan con la mayoría de las criaturas... Hasta que las mismas se comenzaron a multiplicar a partir de los pedazos rebanados, para horror de todos. Estaba asustada pero no dudó un solo instante en las palabras de Kelgar, no es como si no se le hubiera cruzado por la mente ya tomar la antorcha e intentar espantarlos con la misma así que hizo eso mismo, en un intento desesperado por apartar a tales engendros de su vista.  -Cuando tú digas...  Medio susurró mirando a los lados intentando ver por donde tirar de ser necesaria una huida rápida. 

 

Notas de juego

Bueno, ¿qué debería tirar por intentar espantar a esos bichos con el fuego de una antorcha? 

Acciones: 

-Espantar mosc... Engendros con fuego. 

-Huir corriendo si es lo que el grupo entero pretende hacer.

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03/11/2021, 11:10
Inphie Lightborn

Tan pronto como había despachado a cada una de las criaturas, estas habían vuelto a alzarse de cada una de sus partes. Claramente eran seres impíos de origen mágico, pero en la oscuridad y estando rodeados sería difícil encontrar la forma de acabar con ellos. Además un combate prolongado sólo aumentaría el cansancio y el número de enemigos.

-Si no podemos matarlos, habrá que huir hasta que se nos ocurra cómo matarlos de forma definitiva- asintió ante las palabras del guerrero. -Abrid un hueco y echad a correr, os cubro la retirada. Pase lo que pase, no miréis hacia atrás- Tenía un plan para ganar algo de tiempo, pero huir hacia lo desconocido tampoco parecía que fuese a funcionar durante mucho tiempo.

Se preparó para correr tras sus compañeros cubriendoles la retaguardia. Comenzó a recitar una plegaria para usar su poder tan pronto como el grupo saliese del círculo de enemigos. Esos puntos rojos parecían ojos, seguramente se les podía cegar.

Notas de juego

Preparo Destello para lanzarlo en cuanto el grupo esté corriendo en una dirección y los enemigos queden en la contraria. (Suponiendo que abramos un hueco en la formación por el que colarnos)

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03/11/2021, 14:41
Uther Brannagan

- Con gusto os responderé, cuando las condiciones lo permitan -contestó el rey a Allanah, escrutando las sombras, más allá de lo que permitían ver las antorchas. Baste decir que no es ningún motivo oculto ni escabroso, simplemente, o no, se trata de mi código de honor personal.

Observó con atención la mucosidad de las paredes y techo, recordando lo que les había contado el Rostro.

- ¿Serán las mismas paredes, o lo que lo recubre, el enemigo que no muere que mencionó el Rostro?

Su pregunta se vio respondida a medias cuando vieron la escena que se presentaba adelante. Era una situación difícil y desesperada. El bárbaro de la espada gigante parecía estar en serios problemas, si es que se trataba de él, y el resto de la comitiva podía estar con ellos. 

- Tampoco me veo capaz de ayudar en mucho, pero algo tenemos que hacer -reflexionó Uther. Allanah, vuelve sobre nuestros pasos, hacia la bifurcación y las escaleras que suben. Por favor, corre. Tú también, Jraxas. Les daré tiempo para poner distancia de mi, y trataré de atraer algunos de esos monstruos para aumentar las chances del bárbaro y quien esté con él. No me quedaré a combatir, apenas vea que vienen a mi encuentro, correré por la misma dirección. 

Si aceptaban sus condiciones, les daría todo el tiempo que considerase necesario para poner cierta ventaja a la carrera de sus compañeros. Luego se acercaría, agitando la antorcha. Gritaría "¡Por aquí!" "Kelgar" y "Krueger, ayúdanos!".

Si las criaturas venían a su encuentro, correría hacia las escaleras.

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03/11/2021, 15:45
Jraxas el Mancillador

Jraxas rio antes las palabras de la mujer, sin duda la paranoia se empezaba a apoderar de ella, lo que demostraba debilidad mental.

Pues claro que tenemos el mismo objetivo, los míos no sirven a amos poderosos por necesidad, sino porque al morir sus almas nos pertenecerán, ese es el trato. Pero ya habéis oído a la roca parlante, ese trato no tiene ningún sentido con el amo de todo esto. Y por cierto, no volví con vosotros por bondad, lo hice porque me atraparon y me obligaron a volver.

Entonces vio una perturbadora escena frente a ellos e hizo parar a sus compañeros.

No creo que sea eso, es como si formaran parte de la baba que recubre las paredes, igual en eso es en lo que se convierten aquellos que mueren por esa ponzoña—. Dijo mirando de reojo a la mujer. Entonces se sacudió durante unos segundos como si estuviese convulsionando mientras las plumas se iban desprendiendo de su cuerpo, entonces volvió a adoptar la forma de diablillo, agarrado al hombro del rey con manos y pies mientras meneaba de un lado a otro su aguijón como si de la cola de un gato se tratase. —No se ofenda majestad, pero su idea es una estupidez. Atraer a un enemigo del que no se sabe nada no es buena idea, mejor voy a echar un visado aprovechando que no parecen habernos visto aún.

Tras lo cual alzó el vuelo y a los pocos centímetros desapareció.

Ahora vengo, esperemos que ellos tampoco puedan ver como me acerco.

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03/11/2021, 15:50
Uther Brannagan

Uther asintió ante las palabras de Jraxas. Tampoco es que pudiese hacer mucho para detenerlo, pero aguardaría a ver lo que sucedía con él antes de actuar. Tal vez podría obtener más información acerca de si sus compañeros estaban en peligro.

Notas de juego

post corto para avanzar. 

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03/11/2021, 16:26
Jraxas el Mancillador
Sólo para el director

El diablillo observo invisible las reacciones de aquella mujer a sus provocaciones e insinuaciones, estaba seguro de aquella voz estaba mintiendo, pero si percibía que aquella fulana tenía intención de atacarle pensaba adelantarse, aunque tendría que tener cuidado con su magia.

Tras unos instantes echó a volar hacia aquella maraña de cuerpos pegados a las paredes, se acercó con mucho cuidado, puesto que no se fiaba si podían detectarle o no. Aquella voz podía leer sus pensamientos y si lo que había mas adelante era parte de ella a lo mejor podrían detectarle, aunque eso no significaba que pudiesen verle. Así que se acercó muy despacio, desplazándose de un lado al otro de la gruta, trazando amplios círculos para comprobar si aquellas figuras reparaban en el o directamente le miraban.

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04/11/2021, 18:36
Yakshini Krasue

Noté que varias de esas criaturas estaban interesadas en mi, cuatro para ser exactos. A diferencia de los gusanos inquisidores, yo no soy una guerrera, si esas cuatro criaturas se lanzasen a por mi al mismo tiempo, tendría que hacer el intento de detenerlas antes de que llegasen a mi, y por fortuna, ya tenia algo preparado para eso. Los gusanos como Inphie son muy fáciles de predecir, era evidente que si me ponía detrás de ella, ella me protegería a pesar de que a ninguna de las dos le simpatiza la otra. Dejé a la Gusano encargarse de los monstruos de gelatina mientras escuchaba los planes improvisados del grupo para abrir un agujero en la pared con fuego. Era una buena idea, pero no habia garantía de que funcionara y no voy a dejar a mis chaces de supervivencia en algo como eso.

Dejo a la inquisidora luchando con los monstruos y corro hasta llegar junto a la sirena mientras ella espanta a los monstruos con el fuego de la antorcha. Yo hubiese recogido la que la inquisidora dejo caer al suelo, pero justo ahora, esa debe estar rodeada de monstruos, así que recogerla no es una opción*. Mi plan es llegar hasta estar cerca de la pared de gelatina. Mientras mas cerca, mejor.

- Sirena, bárbaro -le dije a Ilia y a Kelgar- ataquen a mi señal.

Después de dar mi indicación, alce los brazos frente a la pared y cerré los ojos. Estas cosas están hechas con magia, por ende, no son cosas que no pueda hacer que se arrodillen ante mi. Aunque no se que tan resistentes serán, dudo esa pared tenga suficiente voluntad como para oponerse a mi. Aun así, si no logro tener éxito, el plan de las antorchas sera lo que hagamos.

Notas de juego

*Inphie dejo caer la antorcha frente a ella, un tanto lejos de mi, y se puso a pelear, matando a los bichos que luego se multiplicaron precisamente por esa zona, o por lo menos así es como yo lo entendí.

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05/11/2021, 00:45
Director

El aire estaba viciado, contaminado por la magia. Sus sentidos no físicos estaban confundidos. La magia allí era extraña, difusa. Antigua. Olía a muerte y confusión, a monstruos y desesperación. El aleteo del diablillo era errático, oscilaba. Procuró no acercarse mucho a las paredes, tampoco a las columnas naturales de piedra. Por ellas resbalaba aquella mucosa extraña que estaba siempre en movimiento. La sustancia también se encontraba en el techo de la cueva, atrapada en su lento correr, sin gotear. Jraxas tenía la sensación de encontrarse en la garganta de una bestia gigantesca, o en el estómago de una criatura que estaban a punto de digerirle.

La oscuridad no era natural, tampoco la sustancia que lo impregnaba todo.

Dejó atrás al rey a la dama con la intención de echar un vistazo. Más adelante se estaba librando una batalla. Pero sus varios ojos, todos ellos de diferente tamaño, color y forma, no se posaron en la contienda, sino a su alrededor. Algo había hecho reaccionar la mucosa. Él. Del techo, el punto más cercano a él, empezaron a surgir formas; manos, bocas, oscuras como la brea, cubiertas de escamas. Las mismas criaturas que estaban atacando al bárbaro empezaron a formarse por encima de su cabeza, bullendo como un macabro guiso.*

Notas de juego

*Tira 1D4, son el número de criaturas que aparecen a tu alrededor. Dado que vas volando, puedes escapar antes de que se formen, pero entonces no verás lo que son. Si te quedas, te encontarás rodeado por ellas.

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05/11/2021, 00:46
Director

Un parpadeo, la llama. No, la Llama. Atraveso el fuego. Él era fuego. Él era ella. Su reino, su mundo, su alma. Consumía, renacía, fénix liberador. Cruzó, de una llama a otra.

Jim se sintió desubicado y desconcertado cuando llegó al otro lado de la llama. La antorcha que le había entregado a Alanna se encontraba tendida en medio de unas escaleras, sin que hubiera rastro de su dueña ni de sus acompañantes. Jim dedujo que se encontraba en las escaleras tras el pasaje secreto que habían descubierto. Sin duda era el camino que habían tomado el resto de prisioneros, pero allí no había nadie. Un momento después, vomitó.

El hedor era intenso, dulzón y podrido. Le recordaba a un saco de manzanas que quedó olvidado en el cobertizo de su casa. A las pocas semanas se había echado a perder, pudriéndose, atrayendo insectos; moscas, gusanos, escarabajos. Un asco. Vacío su estómago…que de hecho estaba vacío. Solo fue bilis. Ahora tenía un mal sabor de boca y un mareo. Al menos, había logrado escapar de Jafhar.

Le escuchaba, buscándole en la zona superior.

—¡Jim! ¡No compliques las cosas! ¡No puedes escapar! ¡No debes! ¡No sabes lo que estás haciendo!

Aún alzando la voz, la voz de Jafhar era un cristal templado que no perdía el brillo. Escuchó sus pisadas y como rebuscaba, entre el lodo, los cuerpos y la inmundicia. Habló con el Muro, no escuchó la pregunta, pero si la respuesta. Quizás porque en esta ocasión el Muro más alto de la cuenta, quizás con intención de favorecer a Jim.

—Se encuentra en la escalera, en el mismo camino que todos han tomado. Oh, lo siento Jim. No puedo mentir ni callar. ¡No puedo!

Jim descendió por las escaleras en cuanto percibió la presencia de Jafhar*. Tras un descenso que parecía no tener fin llegó a una caverna oscura. La antorcha de su mano le brindaba poca luz, como si la oscuridad tuviera presencia propia y tratase de reducir el efecto del fuego y de la luz. Jim se sintió incómodo en medio de aquella oscuridad. Poseía algo que no era natural.

La caverna, que tenía columnas de piedra aquí y allá, estaba cubierta en su parte superior y en las paredes por una sustancia gelatinosa, una baba desagradable y transparente que no dejaba de resbalar, de un sitio a otro, aunque no iba a ninguna parte. Al encontrarse en un espacio más amplio el hedor había disminuido. Seguía presente, el aroma de los cadáveres largo tiempo abandonados, el aroma a cerrado. A muerte.

La caverna no tenía ninguna seña. Podía recorrer el lugar de frente, a la izquierda o a la derecha. No había rastro de sus compañeros.

Notas de juego

*O no, puedes pararte ahí, subir o lo que quieras. Es cosa tuya, pero avanzo por si decides terminar de bajar las escaleras, para que sepas lo que hay y poder avanzar en la acción si decides bajar.

Espero no haberte decepcionado mucho.

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05/11/2021, 18:05
Jraxas el Mancillador
Sólo para el director

Cuando se iba acercando a aquellas criaturas el diablillo no tuvo duda alguna, podrían detectarle. En cuanto estuvo lo suficientemente cerca un puñado de nuevos cuerpos empezaron a aparecer en el techo y pardes, la intención de abalanzarse sobre él estaba clara.

Si permanecía allí le acabarían rodeando y atrapando, pero tampoco sabia si al retroceder le seguirían o aparecerían más en el túnel que tenia detrás, y por mucho que le gustase ver como aquella cosa atrapaba a sus compañeros para poder analizarla mejor, no ganaba nada con ello en aquellos momentos. Lo mejor seria seguir hacia delante y que los dos de atrás buscasen otro camino, solo esperaba que el rey no fuese tan idiota como para intentar salvar al bárbaro.

Entonces empezó a volar hacia adelante mientras gritaba sin mirar  atrás, no sabía cómo de inteligentes serian esas  cosas, pero por si acaso era mejor no dar pistas.

- Tiradas (1)

Motivo: Genera de bichos

Tirada: 1d4

Resultado: 4 [4]

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05/11/2021, 18:19
Jraxas el Mancillador

Un grito pudo escucharse desde más adelante, era la chillona y rasposa voz del diablillo.

Me han visto y están apareciendo más, buscad otro camino antes de que os vean, yo sigo adelante.

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05/11/2021, 18:30
Uther Brannagan
Sólo para el director

Notas de juego

Jefe, posteo lo que hace Uther o espero post tuyo?

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06/11/2021, 13:26
Cyriack Voared

El rostro de Cyriack palideció... por fin había entendido porque Inphie se había asustado antes... pero no era el mejor momento para hablar de ello... aquellas babas no tenían intención de dejarlos ser... pero por suerte su arma parecía ser eficaz contra ellas... - No desistáis... dudo mucho que su capacidad de dividirse sea ilimitada... - dijo mientras trataba de analizar la situación mientras acariciaba con la mano izquierda uno de los frascos que llevaba en su zurrón...

- Inphie... tengo viales de Luz Sagrada... quizás sea una buena idea usar uno de ellos y aprovechar para abrirnos paso entre ellas y avanzar... no creo que sea buena idea luchar contra ellos... aun teniendo posibilidades de ganar debemos reservarnos... - Cyriack esperaba que Inphie entendiera a que se refería... debía saberlo... y por suerte... la inquisidora pensó en una idea similar a la suya, pero debía impedir que lo hiciera... - Inphie... reserva tu magia... el vial hará las veces de destello... - susurró a su compañera...

En cambio la súcubo parecía decidida a seguir intentándolo... quizás tendría más suerte... puede que aquellas criaturas respetasen a una superior a ellos... aunque aquel lugar parecía no respetar jerarquía alguna... - Kelgar... si el truco de la demonio no funciona, prepárate para llevar a Ilia en brazos... - dijo con decisión mientras esperaba la aprobación de su compañera para ejecutar su plan...

Mientras esperaba, seguía lidiando con sus enemigos, tratando de mantenerlos lo más alejados posibles de Ilia, que era la más vulnerable en aquel momento... moviendo rápidamente entre aquellas criaturas y tratando de acabar con ellas, o al menos hacerlas retroceder lo suficiente para ganar el tiempo necesario...

 

- Tiradas (1)

Motivo: Turnos Arma Luz

Tirada: 1d6

Resultado: 6 [6]

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07/11/2021, 00:15
Director

Yakshini, decidida, empoderada, se apartó de los demás. En su otra vida habían sido muchos los que había doblado la espalda al verla, muchos más los que habían besado el suelo que pisaba. Ama y señora de la noche y la oscuridad, poseedora de uno de los apellidos más sanguinarios de su continente. Ella era la dinastía de la sangre, la tortura y la mentira. A ella se la debía tratar como a una diosa. Se la debía venerar.

Utilizó su don para conectar. La baba estaba viva. Era una criatura; inteligente o no, todo se podía doblar. Intentó comunicarse con esa cosa, domeñarla, hundirla en sus deseos, controlarla, atarla a si misma mediante su férrea voluntad. Una mente sencilla, pensó. Un error. Algo chocó contra su poder. Lo que encontró la dejó helada. Era un eco, una voz tras una voz, y luego, una mente tan fuerte como el cuerpo.

Inphie trató de guardar sus espaldas pero eran demasiados. Su arma giraban de un lado a otro pero Yakshini se había alejado demasiado. No pudo hacer nada cuando las criaturas se echaron sobre ella. No la mordieron, tampoco la despedazaron. Las criaturas se convirtieron en baba y engulleron a la diablesa. Cuando la baba desapareció, Yakshini ya no estaba.

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07/11/2021, 00:16
Director

Ilia cargó enarbolando la antorcha. Valiente, decidida, frente a una turba indefinida de fauces, garras y ojos brillantes. Como repuesta, los monstruos saltaron sobre ella. La derribaron, sintió como su cabeza chocaba contra el duro suelo, un latigazo en la espalda y una opresión en el pecho. Esas cosas estaban encima de ella. La desgarraron, la mordieron, hundieron sus afiliados dientes en su piel, que era tan tierna como parecía. Destrozaron su ropa cortaron su piel. Sangró por multitud de heridas, torso, vientre, piernas, brazos. Algo le mordió en el hombro. Las bestias se estaban dando un festín con su carne. Ya solo sentía dolor y como sus fuerzas, así como su consciencia, se apagaban.

Entonces intervino Kelgar.

El bárbaro balanceó su pesada arma igual que lo había hecho antes. Pero las criaturas no se comportaron igual. La primera evitó el golpe, otra más saltó de encima del cuerpo de Ilia para evitar el letal metal. Kelgar Impactó en una tercera. En esta ocasión no fue como segar trigo. Tuvo que poner a prueba toda la potencia de sus músculos para partir a una de las criaturas por la mitad. Las dos partes del cuerpo salieron volando, trituradas, dejando tras de sí una estela de sangre negra. El espadón se clavó en la tierra. Kelgar jadeó. Levantó el arma para una segunda embestida. Había ganado un segundo para Ilia.

Saltaron sobre él. Desde arriba, los flancos. Desde atrás. Kelgar fue consciente de haber eliminado al menos a otras dos bestias antes que de lo derribasen. Una vez en el suelo las criaturas se abalanzaron sobre él como una jauría de perros hambrientos. Dientes y garras buscaban una fisura en su armadura. Al no encontrarla, aumentó la ferocidad de los ataques. Golpearon el metal, saltaron chispas, crujió el acero. Le era imposible alzar su arma, demasiada pesada y necesita ambas manos para protegerse la cabeza.

Entonces, Cyriak.

El fuego no servía para asustar a las bestias. Su brillante espada sí. Su acero encantado con la magia de su dios hería a los monstruos igual que antes, disolviendo su carne, penetrando en su piel. Ahora eran más, sus ataques estaban más sincronizados y eran más rápidos. Había detrás de las diabólicas criaturas una inteligencia que analizaba, pensaba y aprendía. No iba a aguantar mucho. Cogió uno de sus viales y lo arrojó en el centro de la contienda antes de que fuera demasiado tarde para todos. Un estallido de luz lo llenó todo. Durante unos momentos fueron capaces de ver con nitidez el lugar donde se encontraban; una cueva anodina, como tantas otras. Un lugar como cualquier otro para morir.

Las criaturas, heridas en su visión pero también en su cuerpo, gruñeron, heridas, deteniendo su ataque brevemente. El respiro les duró poco pero fue suficiente para que el inquisidor ganase la posición de Inphie, apenas tres pasos más allá, y para que Kelgar lograse ponerse en pie. Lástima que hubiera perdido su arma.

Las criaturas, que apenas habían retrocedido un paso contratacaron, uniéndose a su alrededor, formando una barrera que, como una ola gigantesca, se elevó sobre ellos para caer desde todas direcciones como una tormenta de dientes, garras y muerte.

Entonces, Inphie…

Su destello fue más poderoso que el de Ciryak. Su poder era más puro y estaba cargado con toda la esperanza de los que deseaban vivir y toda la desesperación de aquellos que sabían que no había más escapatoria que pelear. La luz blanca estalló a su alrededor como un copo de luz luminoso. Las bestias retrocedieron, algunas retorciéndose de dolor. Pero no abrieron el círculo.

Kelgar arrastró a Ilia hacia la seguridad del grupo aunque para entonces no era más que una masa de carne gimoteante y sangrante. Recuperó su espadón también. Su armadura estaba hecha añicos, golpeada por todos sitios, hundía, rasgada como si estuviera construida de hojas de papel.

Entinces, Uther Brannagan...

Llegó a la bestial escena, espada en mano. Allanah iba detrás de él, armada con una antorcha. Su rostro estaba lívido, su expresión era de auténtico miedo. El rey corría en su ayuda pero se detuvo. ¿Cómo penetrar aquella muralla viscosa? Las criaturas, engendros creados a partir de la oscuridad, con fauces de dragón y garras que cortaban como el acero, estaban por todos lados. Todas ellas estaban unidas de alguna manera a la baba que había en las paredes o el techo. Aunque se movían de forma independiente, trabajaban en grupo.

Allanah le indicó al rey que más de esos monstruos parecían estar surgiendo a su alrededor. El destello se consumió entonces, llegó la oscuridad una vez más. Contuvieron la respiración un instante, volvieron los rugidos, el sonido viscoso de algo grande y hambriento.

 

Fue el rey el primer en percibir que alguien más corría a su encuentro. Pasos, una carrera ligera. Apareció de entre las sombras, un hombre de barba y melena grises, descuidadas, con el rostro lleno de cicatrices, ataviando con pieles. Enorme, de músculos abultados. Llevaba extrañas hachas con la cabeza de un lobo granadas en su superficie pulida. Sus filos estaban impregnados de sangre negra, aún caliente. Uther sintió como Allanah se estremecía y se pegaba a él, asustada. Para su sorpresa, él sintió lo mismo.

Era un ministro de la muerte. Había gente que se acostaba con la muerte, que gozaba con ella. Asesinos, monstruos con careta humana, sicarios. La besaban, la amaban, la adoraban, disfrutando de cada tramo de su piel oscura, jugando cada segundo con la idea de matar o morir. No importaba, la rendían culto, era su destino, eran sus instrumentos, sus amantes, sus esclavos. Aquel hombre no solo se acostaba con ella, sino que la sodomizaba cada noche, humillándola, despreciándola. Era el rey de los muertos, el dios de la guerra. Sus ojos habían alcanzado el vacío, su corazón era la nada. Su presencia era más intimidante que la del monstruo. Todos lo notaron, como si se encontrasen atrapados en una jaula con una fiera salvaje y hambrienta.

—El monstruo es mío, chacales.

Su voz, como su aspecto, era ruda, áspera y poderosa. Avanzó a grandes zancadas como si la tierra que pisaba le debiera algo y no pudiera hacer más que dejarse pisar. Cuando entró en batalla, empezó la carnicería.

Sus armas giraban en sus manos como picadoras de carne, troceaban, trituraban, desmenuzaban. Allí donde él iba aparecían charcos de sangre, explosiones de carne. También las lanzaba. Las armas giraban con virulencia, incluso su trayectoria podía describir parábolas, para volver a sus manos cuando su letal dueño lo requería. Las hachas cortaban cabezas con facilidad, cosechando muerte y dolor a su paso.

Incluso desarmado el fornido salvaje era una amenaza. Sus grandes puños golpeaban a las bestias haciéndolas retroceder. Él reía entonces, igual que un gigante en su montaña. Las bestias empezaron a retroceder, superadas por la capacidad de combate de aquel hombre. Y por el miedo. 

Los inquisidores y el bárbaro habían formado una defensa alrededor del maltrecho cuerpo de Ilia. A Inphie la mordieron en el hombro mientras que Kelgar se llevó un zarpazo en el rostro, no llegando a perder ningún ojo gracias a una mezcla de suerte y obstinación. Las criaturas fueron descendiendo en número. La mayoría les dejó de lado para enfrentar a la nueva amenaza.

Ellos ofrecieron una defensa mientras el recién llegado las masacraba. Cuando el rey y Allanah llegaron a su posición, los monstruos habían sido aniquilados.

Encontraron a su salvador no muy lejos, sin una herida, troceado un cadáver una y otra vez.

—¡Mas!¡Quiero más! ¡Vamos monstruo¡ ¡Quiero más!

Tras unos minutos logró volver en sí, acercándose a ellos. Por algún motivo todos agarraron con fuera sus armas, como si el verdadero peligro se encontrase en ese hombre y no en el monstruo que por poco los había devorado.

—¿Un norteño? —se detuvo ante Kelgar, el único que había llamado la atención— ¿De qué clan eres tú? Eres de los Hijos de Tibault o de los Lobos de la Carne —hablaba con el ardor de un incendio —. Tu puta se muere —y con la frialdad de un glaciar.

Ilia solo era capaz de sentir dolor. Por cada herida abierta, perdía sangre. Su cuerpo estaba cubierto por su sangre brillante, hermosa. Se estaba quedando sin tiempo.

—Ya no volverá hasta dentro de una horas —aseguró con tristeza —.  Soy Krueger —dijo mirando a Kelgar — deberías buscar mejores esclavos, estos no sirven de mucho ¿No crees? Mi campamento no está lejos, allí tengo una hoguera. Ven y trae a tus perros para que se laman las heridas.

 

Notas de juego

Datos de vital importancia.

  • Ilia está sangrando por cincuenta sitios. Si nadie detiene el sangrado, muere.
  • Alguien tendrá que ayudar a Kelgar a quitarse la armadura, el metal está doblado, hundido, abierto y ahora ciertas partes de la armadura se clava en su cuerpo. Ya no es posible vestirla. Pero mejor eso que su carne.
  • Inphie tiene una fea herida en el hombro, hasta que no sale bien, no podrá empuñar armas a dos manos, pero si podrá hacer uso de algo más ligero.
  • Solo tienen antorchas Ciryak, Uther y Allanah.
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07/11/2021, 00:18
Director

Su voluntad había flaqueado al final. Había logrado conectar con la mente detrás de esos seres. Cada vez que aquella criatura se partía en dos, partía su mente, sus recuerdos. Su mente eran muchas mentes fragmentadas, con recuerdos inconexos que juntos formaban un puzzle, pero que separados eran más enigmas y vestigios. La mente unía todas esas pequeñas mentes fragmentadas, las cuales crecían, aprendían y ganaban más recuerdos y experiencias. Al volver a ser uno, se juntaban en lo que se podría llamar una Supermente.

Yakshini había sido raptada por ese ser. No estaba herida, pero si agotada. A pesar de que su poder no había funcionado había establecido contacto con aquella criatura y el enlace aún se mantenía. A su alrededor no había más que sombras. Enfrente, una antorcha moribunda. Y más allá, oculta en las sombras, se encontraba un pedestal viscoso que escondía en su interior un cerebro perfectamente redondo y del color de la sangre.

—Ayúdame —dijo el ser, hablaba directamente dentro de su cabeza —. Hemos…conectado. Nunca antes había sido posible. ¡Ayúdame! ¡Aquí solo hay muerte para mí! Cuando me crearon me prometieron la libertad si conseguía derrotar a un solo hombre. ¡Pero no pude! Y hasta hoy, vengo librando una cruenta batalla. Él me derrota una y otra vez. Sus hachas, noto sus hachas trocear mi piel, decapitar mis cuerpos, destrozar mis otras mentes, mis otros yo. Muero muchas veces pero nunca me da el golpe final. Quiere que pelea. ¡Una batalla sin fin!

>>¡Dolor sin fin! Sé que nunca podré vencer a ese monstruo. Sé que nunca podré escapar. A veces ha habido otros, otros que quisieron darme muerte igual. Pero no son nada, nada en comparación con él. Tú y yo hemos conectado. Nunca antes había hablado con nadie. Ayúdame. Mata a ese hombre para que pueda ser libre y te enseñaré como salir de este infierno.

- Tiradas (1)

Motivo: Dolencias

Tirada: 1d4

Resultado: 3 [3]

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07/11/2021, 00:31
Director

Al principio le persiguieron, hambrientas, feroces, desplazándose por el techo con la intención de cazarle. Perdieron el interés o algo más atrajo su atención. Jraxas no tardó en darse cuenta en que había logrado escapar. Se veía solo una vez más. A su alrededor, la negra cueva cubierta de esa sustancia y ni rastro de sus compañeros. Y, como le había ocurrido en el palacio, ¿No era esta parte de la gruta similar al resto? Su mente confundida no podría decir ya había pasado por allí o si era una zona nueva. Todo era tan similar entre sí. Ah, pero no era eso. Era el lugar, confundía, engañaba. Perdía.

Una vez más, solo y desorientado.

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07/11/2021, 08:45
Jim
Sólo para el director

No — susurró al no ver a nadie a su alrededor. Allanah no estaba, ni tampoco ninguno de los otros. Ellos le podrían haber protegido frente a Jafhar, tras contarles la naturaleza del artero brujo. Se habrían puesto en medio, dándole tiempo, tiempo para escapar.  

Aguantó la respiración, sobresaltado, al oír la voz pausada de él buscándole, revolviendo todo allá arriba, demasiado cerca. El terrible hedor quedó en un segundo plano.

¡No!se le escapó casi gritando cuando oyó al Muro delatar su posición. 

Salió corriendo escaleras abajo sin olvidar la antorcha. Sus pensamientos corrían casi tan rápido como lo hacía él. ¿Por qué estaba la antorcha tan cerca de la entrada? No habían escuchado sonidos de lucha ¿La habría dejado caer Allanah?  Recordó el rostro de repugnancia al tomarla en sus manos y le pareció algo pausible. Triplemente traicionado en apenas unos momentos.  

Como aquella vez. 

Pero era un chico duro. Acostumbrado a ir sólo, no necesitaba a nadie. Había aprendido a escabullirse en las noches sin luna, a vengarse uno a uno de aquellos que habían traicionado. Ni la oscuridad ni las legamosas paredes le hicieron inquietarse, aunque se cuidó mucho de tocar ese moco con los dedos.   Su mayor temor provenía de lo alto de las escaleras, los pausados e inexorables pasos de Jafhar.  ¿Como había averiguado su nombre verdadero? ¿Al tocarle? ¿Qué clase de poder loco era ese? No podía acabar con él ni detenerle sin acercarse, no en túneles de roca.  Agudizó su oído* Tenía que poder oírse a los demás, no había pasado tantísimo rato, después de todo. ¿Se los habían tragado las paredes?¿Por qué no te quedaste la antorcha, Allanah? Apretó los dientes y tomó una decisión.  Iría a la izquierda todo el rato, en cada bifurcación, hasta encontrar algo que pudiese quemar con facilidad. O un buen escondite**, uno que le permitiese sorprender a su perseguidor y convertirlo en un montón de cenizas.

- Tiradas (2)

Motivo: *Percepcion

Tirada: 1d100

Dificultad: 65-

Resultado: 94 (Fracaso) [94]

Motivo: **Esconderse

Tirada: 1d100

Dificultad: 60-

Resultado: 5 (Exito) [5]