Te hizo un gesto para que le dieras la vuelta tras preguntarle, y empezó a carraspear. Parecía que quería decir algo, e incluso tomó agua de un odre que tenía. Con una voz ronca, que costaba escuchar, pudiste entender: - Pebrella. No lo tenías demasiado claro, pero temías que se ofendiera, su le preguntabas que había dicho. También quedaste muy sorprendido.
- ¡Ha hablado!
Era algo tan anecdótico, que te considerabas un privilegiado. Se sabía que no era mudo, pero también se sabía que hablaba con el Rey, y en muy contadas ocasiones, o cuando entregaba informes a los más altos rangos, pero, siempre a solas.
Tras eso se levantó, y con un palo, azuzó el fuego, para mover unas brasas, que ya estaban medio listas, y para tu gusto, se podía empezar a asar algo, tanto para comer, para para poder transportar algo hecho; que sería la única manera de poder conservar algo de carne, y que no esperabas que fuera más allá de unos pocos días. Había otro problema con ello: transportar lo cocinado. No teníais nada especialmente preparado para ello. La piel la podías raspar un poco con tu herramienta de bronce, para prepararla, y con el fuego, ahumarla un poco, hasta que se pudiera vender. Eso tardaba más en pudrirse, aunque oliera a "rayos fritos".
Levanto las cejas sin poder contenerlo, en parte por la sorpresa de mi compañero de fatigas haya hablado, esperaba mas bien un cabeceoo que me ignorase y en parte por el nombre de la planta que desconocia, intento recordarlo.
En vista de que aún voy a tener que trabajar la piel para poder ahumarla, le indico a Engrenkar que vaya empezando a cocinar algunas piezas.
-Voy a trabajar un poco la piel para poder ahumarla y que dure en buenas condicionas algo mas de tiempo, ve cocinando algode la carne, así podremos comer despues del trabajo y guardar otro tanto para mañana.
¿Te parece?
Añado el te parece tras un breve titubeo, por unos momentos enfrascado en el trabajo en equipo y el genuino interes por la hierba que ha usado, habia olvidado con quien trato, Engrenkar, asesino, hosco y malencarado...
Espero que el haberle "ordenado" hacer algo no haga que desandemos lo poco que hemos avanzado en cuanto a nuestra relación, que ha pasado de ignorarme a hablarme.
Aguardo su reacción algo preocupado.
Tras un rato trabajando, empiezas a oler a quemado.
Estabas aún separando la piel, ya que, sacarla entera, sin destrozarla, abriendo la panza y el cuello desde casi la barbilla hasta la cola, y luego las patas era lo más apreciado. Vamos, entera, sin destrozarla, y si no tenía agujeros o daños, era lo ideal. Incluso, si podía conservarse el cráneo, ya sería la repera. Pero eso requería mucho trabajo, tanto, que en un par de horas era complicado terminarlo. Estabas muy entretenido.
Pero el olor era muy característico.
Lo miraste, y había enganchado, atravesando la carne, con sendos palos, un par de cachos de chicha que habías sacado de los flancos. Lo primero que tenías a mano, para que empezara.
Me giro de repente dejando lo que estoy haciendo a medias, sin soltar la piel pero sin continuar y observo en busca del origen del olor a churruscado.
-¡Cuida cuida! ¡Que se quema!
Hasta ahora había ido bien, Engrenkar había aceptado el reparto de tareas.
-Pero que no me queme la carne...
-Dale la vuelta y igual aleja la carne un poco que se nos pasa..
Observo esperando su reacción, si hace lo que le digo seguiré con la piel que tengo curro, si no tendré que hacerlo todo.
Se puso en pie, y mientras se acercaba a ti, acercándote uno de los palitos, le metió tal dentellada, cual tiburón, a la que en la mano derecha sostenía. Tras empezar a masticar aquel enorme trozo que le faltaba a su "herramienta de cocinero" empezó a emitir unos ruiditos y gruñiditos, que no sabías muy bien si eran de disgusto, de que le gustaba, de algo raro o de vete a saber que. Algo a quemado olía, pero ... este no desperdiciaba bocado. Tras gruñir, escupió un trocito, que tenía más pinta de tizón carbonizado que de carne de caza, pero no dejó de comer. Fue .... como el que encuentra una piedra en su ración, y no pierde más tiempo que el justo y necesario para deshacerse del "tropezón".
Mientras estaba en pie, junto a ti, acercándote el espetón, miró en derredor, como buscando algo.
Parecía que había llegado la hora del desayuno.
Me encojo de hombros y me intento comer lo que se pueda comer, o al menos lo que yo en estas circunstancias puedo comer.
-Si no tuviésemos más que esto aún, pero teniendo carne que probablemente tengamos que tirar...
Mientras mastico observo a mi compañero, nunca había pasado de los comentarios sobre él, ni me hables relacionado con él ni le había prestado mayor atención que la que le definía como una presencia inquietante y silenciosa, pero en esta pocas horas el puzzle de ha vuelto mucho más complicado.
Sigo pensando mientras acabo la ración de carne y regreso a trabajar la piel.
Engrenkar me despista entre la imagen que tenía sobre él, asesino despegado de la hermandad que nos une, hasta una cierta ¿Deficiencia? En cuanto a sus relaciones y capacidades a veces deficientes, pasando por la opción de que simplemente tenga algún problema con su voz y todo lo demás sean indicaciones mias.
-No se por donde cogerlo...
Me afano con la piel, quiero poder llevarla con nosotros.
Estaba realmente bueno. Los trozos ... "pasaditos", siemplemente, sigues su ejemplo: los escupes y punto. Estaba realmente bueno. Te comerías otro cacho igual. No sabías si esa por el sazonado, si era por la carne ... o por el "extra a humo"; tal vez un poco dura, porque estaba claro que no era un ejemplar jovencito, sobre todo contando las puntas de la cornamenta, pero a pesar de eso ... querías más. Por lo menos, un cacho igual.
Empezaban a llegar moscas al cuerpo de la presa.
Me como el trozo de carne casi sin darme cuenta y con ansia por más. Casi me fastidia tener que dejar los trozos más churruscados..
Acabo y miro con gula el resto de la carne.
-Oye, prepara otro par de trozos e intentamos llevarnos todo lo que podamos. Esta super buena esta carne.
Con razón están tan cotizados estos animales.
Voy a ver si puedo preparar la piel para llevarnosla también.
Dicho y hecho sigo trabajando en la piel del animal mirando se reojo a mi compañero de vez en cuando a ver cómo va la carne, quiero un poco más.
Te da un achuchón en el hombro, y dice, con su voz rasposa: - Corta más. Había sido una orden, pero sonaba a : Idiota... o por lo menos, esa es la coletilla que parecía que quería decir. Ya tenía 9 palos preparados, como los de antes. 8 nuevos, y el que él había usado. Incluso, cuando miraste a la mano que había usado para el "viaje", viste, estaba cerrada en un puño, con el sazonador ya ... presto.
Al mirarle la cara, esperaba un rostro severo, pero, incluso, a pesar de lo oculta de su cara por la capucha, parecía que estaba como tú: - Quiero más, ... y vamos a llevarnos algo para el camino.
Asiento y dejo la piel de nuevo para centrarme en la carne, saco las mejores piezas para aprovechar, no tiene sentido perder tiempo en los peores trozos si no vamos a poder llevarnos todo.
Parece que vamos mejorando la relación entre compañeros de viaje y nuestro trabajo en equipo.
-Marchando.
Dejo caer mientras paso el primer trozo de carne. Una vez los palos están ocupados, saco otro juego de filetes y ya reanudó el tema de la piel.
La segunda tanda quedó sobre la "mesa-rama" y las nuevas quedaron haciendo, mientras conseguía más espetones. Tras la primera horneada. te pasó un palito ya cocinado con si estilo habitual de "chamuscado" (Muy hecho al estilo Engren). Estaba igual de bueno, con sus mimos tropezones carbonizados y todo, pero este último te tocó esforzarte para terminarlo. Tenías el estómago especialmente bien lleno. Ya con la piel lista, Sieguiendo su ejemplo de los palos, la dispusiste sobre el fuego, que ya no era gran cosa, para que se "curtiera" un poco. Lo ideal eran otras muchas cosas, pero esto era lo justo, para que no pudriera durante un tiempito. Normalmente hervías agua, y se la tirabas por dentro, dejado que se "cociera" un poco, para que aguantara. Engrenkar sacó una bolsa de cuero, y el resto de "tizones" los guardó. Incluso una extra no entraba, y la partió en dos. Una te la ofreció, mientras se comía el resto.
22 septiembre 2107 T.E. 09:50. Sin viento y totalmente despejado. 19 Grados. Al norte del Valle Cortado de Rhudaur.
Tras todo eso, ya guardada la carne y la piel a medio ahumar hizo un gesto para que continuaseis el camino. No tenía intención de esperar y se puso a caminar hacia el noreste. No había mucho tiempo, y sólo se te ocurría apagar el fuego, bueno, más bien las brasas, con tierra. La piel ... se te ocurría, ponerle cenizas, pero antes mearla. La zona era boscosa, con mucho sotobosque, pero, no como unas horas atrás. Habían pequeñas sendas, que eran echas por las corrientes de agua, torrenteras, y por el pasar de los animales. Ya no había que ir cortando maleza.
15 cachos de chica guardados.
Me afano en preparar la piel con orín y cenizas para salir tras Engrkar.
Casi me cuesta doblarme de la tripada de carne que llevo. El último trozo lo recojo al arrancar y lo llevo en la mano libre.
No tengo nada nada de hambre, pero lo voy mascando poco a poco. Esta vez saboreando hasta el último jugo de la misma. Mucho más selectivo en cuanto a donde pongo el límite de demasiado quemado.
Así sigo a Engrenkar.
-¿O Engren?
Empiezo a cuestionarme la idoneidad de llamarlo, aunque sea para mí mismo con su mote. Esta demostrando ser únicamente singular, pero no malvado per se. Aunque el ligero escozor de mi oreja me hace seguir dudando.
Cuando empiezas a correr tras él, se gira de improviso, ya a cierta distancia, y saca su arma. Ese punzón de más de medio metro de largo, y lo encara, amenazante hacia ti. Tú, con la carrera, te pilla de improviso, pero estás aún a unos 2 metros de él, cuando consigues detenerte. Su actitud es claramente ofensiva, y su posición es de combate.
Me paro en seco y pregunto en un susurro.
-¿Que pasa?
Pese a la confianza que intento demostrar no dejo de aprestarme para una posible confrontación, sea contra una amenaza oculta o contra Engren...Kar
Cuando tiras mano a tu mandoble, ves que no está.
Le miras con cara de pánico, como si no hubiera otra cosa que hacer, desarmado. Entonces guarda su arma y te espeta por lo bajo: - Idiota.
Error de novato. Habías dejado tirado tu mandoble cuando estabas con la carne y la piel. - Maldito error de novato. Si ya pensaba Enger que era un novato, ahora .... ya tenía pruebas.
Bufo con la nariz y sonrio.
-Mejor encajarlo con humor que al final tiene razón...
Me encojo de hombros y contesto.
-El que no tiene cabeza tendrá que tener piernas.
Dicho y hecho retrocedo, recojo el mandoble, me aseguro de no dejarme nada mas, o Engren, lo cual me vendria de cine para no quedar tan mal y regreso.