Partida Rol por web

Cuando quiero darme cuenta todo ha terminado y me encuentro asintiendo, muda, en agradecimiento a Pon y Tarast por la ayuda pero no hay tiempo para respirar con tranquilidad. Todos nos agachamos alertados ante un nuevo disparo, cada uno se cubre como puede entre las ruinas. Escucho a mis compañeros pero no participo en la visión del atacante, ni tan siquiera soy consciente de quien lo hace huir. El impacto contra la roca de los restos que he escogido para esconderme envía un doloroso recordatorio a todo mi cuerpo, estoy herida.

Apoyo mi espalda contra la roca maciza que me da cobijo y busco entre mis ropas, cada vez un poco más ansiosa e inquieta al no dar con lo que busco y como mis compañeros comienzan a alejarse en pos del cazador. Entonces un suspiro de alivio escapa de mis labios que se han curvado en una sonrisa satisfecha al sentir mis dedos rozando el inyector*.

No dudo, ni pierdo más tiempo y lo llevo sobre la herida abierta para que su efecto sea inmediato. Una intensa punzada que me provoca una mueca de dolor refleja cerrando los ojos; uno, dos, tres...la cuenta ayuda dejarla actuar.

Mis ojos color miel se abren de golpe, en cuanto el dolor desaparece me impulso con la palmas de las manos para seguir a mis compañeros que se han lanzado a la carrera por la espesura del bosque. Estoy a punto de alcanzarlos cuando desaparecen de mi vista, acelero el paso y sin tiempo a reaccionar descubro lo sucedido. Siento la nada bajo mis pies, la precipitada caída, arreglandomelas sin saber como para no hacerme más daño al caer.

-maldita sea- masculló limpiándome los ropajes y observando el lugar a nuestro alrededor

El guardián reaparece para remarcar lo obvio provocando la incomodidad en todo el grupo, al menos a mi no me ayudan en nada sus palabras. Así que dedico un instante a controlar mi respiración, haciendo que mis desbocadas pulsaciones por la carrera disminuyan hasta permitirme pensar con claridad.

Podríamos usar nuestros sables para hacer agujeros en la pared e ir trepando hasta las enredadera. Pienso en un primer lugar al ver las paredes de hielo pero me veo forzada a descartar de inmediato semejante idea. Sí el cazador alcanza a dar el aviso y regresar con refuerzos podríamos estar en apuros con semejante proceso, por mucho que tengamos varios sables a nuestro servició.

Mi mirada sigue perdida en lo alto de manera que mi capucha termina por caer sobre mis hombros dejando mi cabello azabache al descubierto, así como todo mi rostro. Que desde que habíamos aterrizado había permanecido oculto, protegiéndome del frío. Finalmente tomo una decisión fijando mi objetivo en las lianas que se encuentran fuera de nuestro alcance.

-creo que podría alcanzar una de esas lianas y trepar por ella hasta el exterior – anunció con claridad mientras busco la más larga y me posiciono frente a ella

Es uno de los primeros “trucos” que aprendí a hacer, bueno que hacía sin saber que usaba la fuerza realmente. No era muy difícil potenciar mis habilidades innatas, en este caso sería un poco como engañar a la gravedad con ayuda de la fuerza para que impulsara mi salto alcanzando la altura que necesitaba para alcanzar mi objetivo. Me concentro, la siento y me preparo para tomar el impulso y saltar.

Pon quedó bastante satisfecho del combate que habían efectuado. Si bien hubiera sido mejor no tener tantas víctimas, habían luchado juntos y resultado vencedores. Hacían un buen equipo y estaba seguro que con esos compañeros todo podía ser posible.

Desgraciadamente quedaba un cazador, alejado pero lo suficientemente cerca para intentar matarlos. Enseguida se pusieron a perseguirlo, pero tal vez solo era una maniobra para llevarlos a la trampa dónde habían caído.

- Sí, debemos encontrar la manera de salir de aquí lo antes posible, ese cazador ha ido a buscar refuerzos y seguro que no tardarán en llegar.

Con sus compañeros inspeccionó el pozo donde habían caído, pero la escapatoria era casi imposible. En ese momento, tal como hacían algunos de sus camaradas, se concentró en la Fuerza. Siempre le habían dicho que era una aliada, pues que mejor momento que ese para usarla.

Veloz como bala de bláster el Kel'dor salió tras el último de los cazadores, estaba acortando la distancia pero de repente el suelo desapareció bajo sus pies y se precipitó al vació hasta dar contra el suelo de lo que parecía una muy profunda grieta. El dolor que sentía por el golpe de la caída y la herida de batalla era extremadamente punzante pero sabía que no era momento para autocompadecerse el sabandija ese puede volver en cualquier momento con refuerzos, si no salimos de aquí tendré tiempo para sentir dolor de sobra.

Sarenda trataba de alcanzar una liana de los árboles para usarla como cuerda bastante astuta... -Creo que puedo ayudarte con eso Sarenda- le digo tratando de mover otra de las lianas más largas al igual que ella.

Ha sido humillante, el ser engañado de esa forma. Kaveri se siente impotente y ultrajada, pero también siente miedo por estar atrapada en un sitio semejante, angosto y con pocas posibilidades de huida sin ayuda.

No sabía que hacer, pero se concentró para tratar de percibir su entorno, sentir lo que la rodeaba. Fue una reacción instintiva, pero ignoraba si le serviría de algo. ¿Había algo allí, cerca, que pudiese sentir simpatía hacia su desesperada situación?

Gracias al uso del poder de la Fuerza para mover objetos logras alcanzar una de esas lianas, el ascenso hasta el exterior es muy sencillo a partir de esto.

Romund ya te lo había advertido, debes ser paciente y confiar en tu potencial. Es difícil discernir como el poder de Sentir puede ayudarte en esta situación, pero te concentras en la Fuerza, ya que es la única opción que tienes.

A los pocos segundos de comenzar a concentrarte puedes sentir la vida a tu alrededor. Te llama la atención la procesión de una gran cantidad de bichos minúsculos, artrópodos y gusanos que se mueven por la pared y se adentran en un hueco en concreto. Llevas la mano a ese lugar, o el arma y te das cuenta que esa zona es blanda, que cede bien y que tras ella hay un hueco suficientemente grande para que puedas meterte, no sin esfuerzo. Sientes como los bichos ascienden por el hueco hasta la superficie y descubres que el agujero es lo suficientemente grande como para que pases. Te metes en el y no tardas en llegar a la superficie.

Es cierto, habías practicado algo con tu poder de la Fuerza anteriormente, pero nunca habías logrado alcanzar donde podías llegar con el.

Das un salto en busca de una liana y el impulso hace que pases de largo de ella y que tus pies alcancen la salida del agujero en el que has caído.

Poco importaba lo que hicieran tus compañeros en sus respectivos hoyos, estabas tu solo contra el agujero y seguiste la recomendación del Guardian e hiciste uso de tu poder de la Fuerza.

Tu intención era agarrar una liana y ascender por ella, pero el salto que pegaste te hizo pasarla de largo y elevarte por encima de la superficie hasta quedar con tus dos pies en el suelo habiendo superado el escollo de la trampa.

Desde tu agujero particular, poco podías hacer para echarle un cable a Sarenda, no podías ver donde se encontraba la liana y mucho menos donde debías moverla, pero encontraste una mejor manera de darle uso a la Fuerza.

Moviste una de las lianas que tenías a la vista y la acercaste a tu mano, una vez bien agarrada, el ascenso hasta la superficie fue sencillo.

Uno a uno, haciendo uso de la Fuerza, fuisteis saliendo a la superficie con mayor o menor dificultad. Mientras que Sarenda y Pon parecían no haber tenido demasiado esfuerzo, puesto que estaban de pie al lado del agujero en el que había caído cada uno de ellos, Dao y Tarast tiraban con fuerza de una liana para salir arrastrándose por el borde. Todos pudisteis ver como Kaveri salía casi como de debajo del suelo a pocos metros del agujero en el que había caído.

Una vez fuera podéis tomar un descanso para afrontar el resto de vuestra misión, pero quizá antes de dirigiros en busca de Malefax queráis investigar el resto del Valle, para evitaros sorpresas similares a las de los cazadores, o quizá queráis preguntar al Guardián algo más sobre el paradero de Romund, aunque este ya os ha dicho donde se podría encontrar Malefax, en su templo.

- Bueno, parece que de momento nos vamos apañando, espero que las dificultades que nos vayamos encontrando sean más o menos como esta. Aunque no se porqué creo que tendremos más de una sorpresa... o susto. En todo caso, recomiendo movernos enseguida, seguro que no tardarán en venir más cazadores y si nos superan en número poco podremos hacer.

Mientras se recuperaban, Pon oteó por los alrededores, por si veía algún indicio de la llegada de más cazadores. El que se había ido tenía que volver con refuerzos y era mejor no encontrarse con ellos.

Habiamos conseguido salir. Cada uno a su manera. No estaba mal. Pon proponia largarnos de allí. 

- Podriamos quedarnos y emboscarlos nosotros a ellos para cambiar un poco las tornas. Dudo que se esperen que hayamos salido tan rapido, por lo que seguramente no traerá a mucha gente. - Propuse. - Tal vez esta vez podamos capturar a uno y hacerle hablar. 

Kaveri se sacudió del cuerpo la tierra y demás restos, poniendo especial cuidado en no lastimar a alguno de aquellos bichillos. A fin de cuentas, le habían ayudado. Mientras, escuchaba lo que decían sus compañeros y se puso a pensar. Las prisas eran malas consejeras, pensó.

—No sería mala idea emboscarlos. Si quedan más y nos siguen, va a ser un rollo tenerlos tras nuestro trasero todo el rato—puso cara de suma concentración—. Podemos hacer como que nos hemos ido, dejando nuestras huellas y rompiendo alguna que otra ramita, en plan pobres desesperados que huyen. Luego volvemos y nos ocultamos, esperamos un tiempo prudencial y, si aparecen, ¡CHAS!, ¡los atrapamos por sorpresa y los metemos en esos agujeros cabeza abajo!

Le brillaron los ojos ante aquella idea.

Tarast seguía dolorido pero al menos su porvenir era bastante más esperanzador que hace unos minutos. La alarma ya fue dada, podemos evadirlos o confrontarlos. Personalmente considero que otro enfrentamiento solo menguaría más nuestra fuerza para el verdadero reto, Malefax. A mi criterio lo mejor es seguir el rumbo con la esperanza de lograr eludir a los cazadores, pero haré lo que deba hacer para rescatar a Romund.

Mi mirada se lleno de asombro anti mi propia proeza, la sensación de impulso no me era desconocida cuando la fuerza me ayudaba a vencer la gravedad a mi alrededor dándome esa pequeña potencia extra pero en aquella ocasión había sido más de lo esperado. Literalmente había salido despedida fuera del agujero aterrizando sobre mis talones casi sin haber echo esfuerzo y eso ser reflejo en mi rostro al ver a Pon surgiendo del suyo con las misma facilidad. Necesite tomar un par de respiraciones, lanzando una mirada al fondo del agujero parar terminar de creérmelo y dejar que una sonrisa satisfecha aflorara en mis labios.

Tendí una mano amiga a los que se encontraban saliendo del suyo, dedicando una mirada curiosa a la togruta y a como emergía de la misma tierra. No pregunte que había echo para lograr tan extraña proeza, tan solo guarde silencio y los escuche hablar uno tras otros, con cierto recelo bailando en mis ojos.

-Estoy con Tarast – pronuncie finalmente tras barajar nuestras opciones – me puedo defender a mi misma pero habéis visto que no soy útil en el combate – admití algo frustrada por mi pésima actuación ante los cazadores – aunque – añadí dubitativa mirando a Kaveri mientras me acariciaba el mentón – tú idea no es mala – reconocí ante la energía de la mujer – eliminar la variante de los cazadores a la hora de enfrentar a Malefax sera de utilidad...aun así ¿como pensáis apresarlos? Ellos estarán preparados para este tipo de contingencias – señale los agujeros de los que habíamos mientras juntos buscábamos algo de refugio por sin regresaban abruptamente – posiblemente los que aturdisteis antes se hayan recuperado y reunido con sus compañeros, lo que nos podría significar una considerable inferioridad numérica y lo que es peor...Malefax estara al tanto de nuestra presencia – si no lo estaba ya pensé con cierta amargura mientras esperaba que el debate nos llevara a tomar una decisión hacía tender una emboscada o seguir nuestro camino