Partida Rol por web

— ¿La "buena época del Imperio" terminó antes o después del asesinato de decenas de miles de millones de orgánicos con un arma de destrucción de planetas? —

Esa pregunta descolocó un poco al humano. Era una pregunta digna de un droide, claro que si, que no entendía las complejidades de la mente inteligente de los "orgánicos", pero encerraba un poso de verdad. No era que él hubiera conocido los planes de la "Estrella de la Muerte" ni participado en ella, pero si de los ideales de quien los construía... 

- Bueno... diría que la época buena es antes de que los malditos rebeldes intentaran destrozar el orden y la paz a la Galaxia, como decía el sabio Emperador. Ese fue su pecado... y creo que entonces intentamos ser como ellos, y combatir el fuego con fuego, pero era necesario. - Dijo, aunque se notaba cierto tono de duda y de autojustificación en sus palabras...

... y entonces aquel ser, para él repugnante en un inicio, aquel alienígena, le dijo algo sobre su familia. Se quedó paralizado, tanto por el ser en si mismo como por sus palabras, y eso dio tiempo al ser para desaparecer. Respondió a Petch: - No tengo ni idea de su raza, ni lo conozco, y no se porque me dice algo así. - Se notó que contenía la lengua para no decir algo en contra de los no humanos, al darse cuenta de que hablaba con Petch, y continuó: -Y no se lo que quiere decir. 

En la entrada de la cantina, asintió ante todo lo que decía su amigo Kemlo, y le pareció bien, por si acaso, que el droide vigilara por fuera, y no le hiciera más preguntas comprometidas. Eso podía ser difícil de responder para él. Así que se acercó a la barra, haciendo un gesto de pedir algo de beber y de pedir noticias, y llamó a Petch y a Kemlo a su lado. 

Parecía que ese ser si conocía a Pitien y su objetivo, aunque el no sabía nada sobre la criatura, "Vale, si nos lo volvemos a encontrar, será bueno tener un recuerdo de su cacería" algo me decía que íbamos a volver a verle, pues sabía mas que nosotros, y esperaba que como rival para cazarlo, aunque si era un aliado, bienvenido sea.

Estabas afuera, ellos, los orgánicos, dentro. No cambiaba mucho de cuando estabas con tu amo.

Comenzaste a caminar alrededor del edificio donde estaba alojada la cantina. Era un edificio tipo rectangular de residencias con tres entradas situadas en distintas calles a la que daba al espaciopuerto, donde se situaba la de la cantina.

Mientras recorrías su perímetro te diste cuenta que algunos seres orgánicos te miraban, aunque no sabías si era por curiosidad o por recelo hacia tu prototipo de armazón bélico. 

Dentro solo era otro tugurio lleno de alienígenas y gente que esperaba. Algunos os miraban, otros os ignoraban conscientes solo de su bebida que saboreaban con parsimonia. Eso os llamó la atención. Todo parecía en calma, en una rara y tranquila calma.

Indecisión, incertidumbre. Un mal que puede hacer que un ser sintiendo se quede estático viendo la vida pasar.

Sin duda la clientela de este local esta indecisa sobre lo que pasa en la órbita, no estaban seguros si el ganador tendría que haber ganado, si era bueno o malo que el perdedor perdiese.

Seguía sin haber un indicio claro de quién había reclamado el planeta, pero se imagino, que para la mayoría de la gente, deba la mismo, restricciones, excesos, reclutamientos forzosos. Ambos bandos era, a fin de cuentas la misma cosa. Unos por el orden, otro por la libertad, el caso que es que nadie les iba a resolver la vida, o no inmediatamente.

- Creo que deberíamos de escoger a alguien para preguntar.-

Comento Kemlo a Pittien al tiempo que buscaba un lugar mas o menos cómodo donde sentarse.
Vio hueco para uno solo en la barra y se acerco a ocuparlo, al menos él se tomaría una bebida.

-¿Qué deseas?.- Preguntó el barman a Kemlo cuando este se sentó.

- Whisky Coreliano.-

Dijo el Bith al tiempo que observaba la situación de los parroquianos y ponía algo de oido, por si pillaba de que se estaba hablando.

Cuando el camarero volvió con su bebida comento.

- ¿Hay algún edificio del Imperio con seguridad importante?. Creo que tienen algo que me pertenece, y me gustaría hacerles una visita ahora mismo.-

Puede que le hablaran claramente de una prisión, o puede que no le dijeran una mierda. Pero como aun no había pagado su copa, bien podía aflojar algo mas de lo que costaba para conseguir una mesera respuesta.

Y si no le hablaban de la prisión donde estaba la progenie de Pittien, a lo mejor había algún edificio en la ciudad que pudiera ser visitado y luego reducido a escombros. Hacia tiempo que no tiraba un edificio entero.

-Pues lo tienes jodido.- Dijo sin pelos en la lengua. -Ahora mismo la incertidumbre está en el aire. Los canales de transmisión han sido desactivados o destruídos, pero si la nueva república libera el bloqueo, bajarán y lucharán en tierra, eso tenlo por seguro. Todos los que están aquí esperan conocer el resultado para poder largarse cuanto antes, no sea que el imperio que queda en el planeta les "obligue" a transportar tropas o le confisque la nave directamente.

Pasó un paño de dudosa limpieza por la barra antes de comentarte, -Si necesitas algo en esta ciudad, desde que los imperiales se replegaron a sus bases, vete a ver a Goban Suur. Es quien mueve todo aquí.

Como se suele decir, si el Bith hubiera podido parpadear, lo hubiera echo, y también hubiera mirado atónito. Pero sus ojos, dos bolas bulbosas solo segregaron un poco mas de liquido para hidratarse. Fue una leve sucesión de cabeceos con el cuello y la cabeza lo que indicaron que se hacía cargo de la información.

Agradecido, pago la consumición, y se pregunto quién era Goban Suur, y porque era el único en un lugar como aquel que movía cosas. Su mente le llevo a acordarse de cierto Hut presuntuoso y de un Wookiee imbécil y pendenciero.

Pero eso, no solo había salido bien, sino que era parte del pasado. Y ahora estaba en el presente. Busco con la vista al cazador y a poquito de oro Pittien par darles el nombre de su siguiente parte del puzzle.

No posees en tu base de datos la raza a la que pertenecen las extrañas criaturas, pero sus acciones no dejan lugar a dudas, te están rodeando y de pronto tu programa de combate entra en acción.

El cálculo inicial es que hay dos a tu espalda y dos de frente, un 85% de probabilidades de emboscada con éxito. Armas aturdidoras de iones, específicas para desconectar los sistemas de los droides y dejarlos indefensos, suma un 10% de probabilidades con éxito. Sin embargo, el fallo de la sorpresa inicial resta un 50% de posibilidades de éxito, sumado a un 10% por actuar antes que ellos las posibilidades de éxito de su emboscada contra ti bajan hasta un 35%.

En tu base de datos también hay sugerencias de lo que pueden hacer con un droide desconectado como venderlo a segundos compradores, ponerles un bloqueador y usarlo ilícitamente o desmontarlo para venderlo por piezas. 

Kemlo se dirige hacia vosotros y os cuenta lo que el barman le ha dicho. Parece que ese tal Goban Suur, el cual ya os mencionó Lanis en la estación de los asteroides Roche, es quien corta el bacalao en esa ciudad. Si necesitáis información acerca de algo, seguramente será el más indicado. Y para encontrar a un prisionero, el prisionero 23891-D, seguro que el jefe mafioso de la urbe podría ayudaros a sacarlo de allí.

Sin terminar de hablarlo, un droide, dentro del bar, se acerca a vosotros. Es un droide raro que recuerda vagamente a una unidad protocolaria tipo C3PO. Debe ser un sucedáneo barato o algo similar.

  -Saludos viajeros.- El droide habla en básico fluído pero con cierto acento grave no determinado. -He detectado que habéis pedido información al barman. Si deseáis información fiable es posible que pueda ayudaros.- 

Kemlo se giro hacia la lata, y miro a todos lados preguntándose quién la había dejado pasar y porque nadie decía nada de que estuviera molestando a unos clientes.

El echo de que estuviera observándolos y que se ofreciera a darles información le parecía, como de costumbre, mal. Las hienas que sacaban créditos a los viajeros de información que simplemente se podía sacar gratis, le hacia hervir la sangre.

Pero esta vez, no dijo nada, se dedico a calcular cuánta masa de explosivo hacia falta para hacerlo estallar sin hacer daño a nadie al rededor.

- Me voy fuera a revisar que cuatro latas no este metiendose en problemas.-

Dijo y paso de largo hacia las salida del droide al que no se molesto en contestar. Cosa que si el droide supiera, era mejor para su integridad que fuera así.

parecía que teníamos una pista, "Entonces, el tal Suur es quien puede saber algo sobre el prisionero que buscamos, yo iría preparando la cartera, van a pedir mas créditos de los que seremos capaces de ver en varias vidas" había trabajado para peces gordos y sabía que la información era cara, y si Pittien estaba desesperado, mas todavía, pues cuando veían un filón, no lo soltaba.

Pero el droide que nos quiere vender información me pilla por sorpresa, "Todo tuyo, pero no se si este hojalata es de fiar" le digo en voz baja a Pittien

— Oh, no... — Dejó escapar el droide por su vocabulizador con tono de preocupación, tal como dictaban los parametros de las rutinas de comportamiento que tenía programadas. Colocó una mano en el arco metalico que llevaba al hombro pero no lo empuñó aun. — Soy un droide con dueño, no pueden venderme. — Les dijo entonces. — Además soy un droide de cuarto grado, si no se dispersan atacaré y podría herirlos de muerte.

Si te oyeron, no parecía que fueran ha hacerte caso. 

Todos sacaron sus armas adecuadas para tal efecto, desactivar droides, y dispararon.

En una estrecha calle tenían ventaja y así lo registró tu ordenador de combate cuando ejecutó el diagnóstico de amenaza. Pero solo un disparo te alcanzó, por lo tanto su éxito de emboscada había caído al 25%.

— ¡Argh...! — Exclamó el droide, no porque realmente hubiese sentido dolor sino porque era otra de las rutinas de comportamiento que debía seguir de una forma casi inconciente o involuntaria.

La corriente de iones fue extremadamente efectiva, por un momento interrumpió todas sus funciones pero aun no había sido suficiente como para superar la resistencia de los componentes de su hardware... pero no soportaría muchas más descargas como aquella.
Rápidamente tomó su arco y lo tensó con una de las cincuenta flechas, que había elaborado afilando tubos huecos ligeros, y disparó la flecha contra el agresor que había logrado dañarle.