Partida Rol por web

Aquel equipamiento sería de lo más incómodo para mi cabeza, pero podría valer para ocultar mi rostro y pasar desapercibido, al menos contaba con que no tuviera que llevarlo demasiado tiempo, se formaría un buen jaleo pronto y podría quitármelo.

- Vale, me lo pondré - informé a Pittien con la máscara puesta para después quitármela y tomar uno de los conjuntos completos para ayudar a disimular con guantes y todo para que no fuera tan evidente.

La sala de control de al lado era típicamente imperial. Circular, para no proveer de cobertura a posibles asaltantes y con las consolas de control en el centro vigilando todo. En uno de los laterales, a vuestra izquierda se encontraba un turboascensor, al lado de este un pasillo con celdas de contención y justo enfrente del pasillo una puerta cerrada. A parte de la puerta del almacén donde estábais vosotros.

Normalmente habría dos guardias, dos técnicos y un oficial al mando. Pero la lógica de Kemlo era correcta, y tan solo un técnico con su oficial, un joven teniente, estaban en la sala.  

Ya vestido con aquel equipo, me puse la máscara, sintiendo como, en un principio, se me apretaban todos los apéndices de la cabeza. Sabía que iba a lograr acostumbrarme, pero la sensación inicial no era buena, sin duda me la quitaría en cuanto no la necesitase más, pero en aquel momento necesitaba ocultar mi rostro.

Miré a Pittien vistiéndose y me ajusté el rifle en una posición de descanso.

- Ya estoy listo - dije comprobando que se me escuchaba bien fuera de aquello que tapaba mi boca -. Tu vas delante - le indiqué permitiéndole que llevase la voz cantante.

Pittien asintio ante la afirmación de Petch. -Este rodiano era un tipo que si fuese humano, hubiera sido... bah, deja de pensar así,- se dijo. -Es un amigo.-

Cogió el casco que le correspondía, le dio un par de consejos para colocarse el suyo a Petch (-Calla, esto no es una de tus clases, pesado... -) e hizo el gesto de ir hacia la sala de control. - Yo me encargo, -le dijo con total seguridad, recolocándose el traje efectivamente como si llegase del exterior. - pero cuento con tu habilidad detrás de mi. Atento por si hay que tomar la iniciativa. - Luego, por el intercomunicador comentó hacia el resto, aunque ya había oído los comentarios: - Cuando terminéis, atentos a lo que pase en la sala, desde el almacén se llega en unos pasos, por si hay que actuar. 

Decidido, abrió la puerta para acceder a la sala. Como quien está seguro, avanza sin dudar, observando todo, intentando no hacer demasiado ruido, para que casi lo primero que se escuche sea su voz. - Teniente, me han destinado aquí. A mi y a mi técnico. - Dijo señalando al incómodo Petch que le seguía - Que descanseis, que en breve os van a destinar a una posición más útil. La verdad es que estos malditos rebeldes... ¡Tendrían que haber cortado aquello de raíz! Bueno, me callo, que no es bueno para estar centrado y servir a mi querido Imperio. - Hizo una señal hacia el técnico de que dejase lo que estaba haciendo, que ya se ocupaba el. - Si todo fuera como antes... - Esperó haber sido suficientemente convincente. Y que los dos estuvieran cansados, fruto de largas guardias, y que entendieran eso como otra tarea más, de las que el Imperio estaba ahora haciendo tan caóticamente. 

Tras un rato Kemlo apareció por la rejilla dejándose caer en el cuarto. B-1 también terminó su proceso de reconfiguración poniéndose en pie de una manera completamente automatizada. Una vez todos estabais preparados, Petch y Pittien salieron a interpretar su papel. Si no colaba era posible que toda la estación se pusiera en alerta, y vosotros seríais el foco de su atención.

-S..si claro-. Contestó el joven teniente un tanto descompuesto al veros llegar de repente. 

-Ya era hora-. Dijo el técnico. -Hemos estado aquí tres turnos seguidos-.

-Pero, la orden de traslado no figura...- El joven teniente comenzó a repasar los registros de datos en busca de la pertinente orden de traslado que debiera habérseles transmitido y comunicado. A menos que hicieras algo, es posible que descubrieran el engaño.

¿No aparecía? No jodas, se había encontrado con otro que pensaba lo mismo que él, que esos detalles en la buena época no pasaba, un tipo de esos casi integrista, inadaptado. En aquellas épocas todo iba como la seda, y claro, algunos así en las academias había tenido. Respetando las reglas. 

Se sonrió. 

- Mira, ni creo que termine de aparecer, recuerdo que la batalla de ahí arriba les ha tenido liados. De hecho, nosotros hemos descansado sólo unas 6 horas estándar en las últimas 3 rotaciones, nos han tenido como apoyo itinerante para hacer descansar a aquellos que estaban más sobrecargados. - Se encogió de hombros, miró a Petch, le hizo un gesto con la cabeza, y le comentó a él - Parece que al final podremos descansar nosotros, si es que quieren quedarse. - Dijo despreocupadamente, dando un par de pequeños pasos hacia la puerta. - Cuando llegue el aviso, probablemente sea el de incorporación al nuevo puesto, ya le digo, teniente. Así que pasará de un turno cuádruple a su nuevo destino. - Sonrió nuevamente. - Pero nosotros se lo agradecemos. 

Esperaba que eso les convenciera. No era su mejor actuación, pero contaba con que sus palabras y la mezcla del cansancio y del desconcierto que los imperiales tenían últimamente les ayudara a que se largaran... sin generar una pelea. 

Kemlo vigilaba el pasillo mientras escucha por el comunicador el donde la palabra de Pittien, a su lado el cuatro latas, se movía incomodo.

Si pudiera opinar diría que aquel droide estaba un poco vivo. No solo trastornado, sino un poco vivo. Pero jamás lo diría en voz alta. No había que tentar al destino.

El pasillo estaba solitario. Como si el complejo fuera demasiado grande para molestarse en tener patrullas. Y como si, por otro lado, tuvieras un panel que te dijera que todo andaba bien.

Estaba atento a la conversación para cerrar antes de que saliera nadie de la otra estancia, no quería que vieran cerrarse una puerta en el ultimo momento. Y no quería dejar al azar que realmente pasara otro grupo a relevar a los imperiales.

-Desde luego-. Dijo irguiéndose mientras asentía con la cabeza. -No solo la batalla espacial, también estarán muy ocupados con la invasión de esos rebeldes...-

Con un gesto de la cabeza ordenó al técnico que le siguiera.

-Gracias. Descansaremos un poco y luego comprobaré porqué una batalla hace que las órdenes de cambio de turno no se emitan como corresponde-.

El técnico y el joven teniente subieron al turboascensor. Cuando la puerta se cerró, sentísteis un gran alivio.   

Kemlo azuzo al droide cuando supo que los Imperiales habían salido de la zona en el turbo ascensor, era el momento de moverse.

- Primo, tú en un terminal y yo en el otro. Tu buscas al chaval de Pittien y yo miro a ver que es eso de la invasión rebelde.-

El Bith empezaba a pensar que quizás, no solo había una confrontación en órbita, sino también en tierra, lo que suponía un millar de posibilidades para ellos a la hora de emprender acciones.

Así que una vez reunido con sus compañeros se acerco hasta dónde estaban los terminales, y empezó a buscar info, mientras su compañero mecánico hacia lo propio desde la entrada de droides.

Viendo como Kemlo y el droide se iban a poner con la búsqueda de Anbej, el decidió intentar piratear la consola de comunicaciones interna para dejar un falso mensaje sobre el cambio de destino. Y así se lo dijo:

- Si consigo marcar las órdenes adecuadas, puede que estos no se den cuenta del engaño en algunas horas más, y ganemos algo de tiempo. Si necesitáis ayuda para encontrar la posición de los presos, me pongo a ayudaros. - Aunque había observado que Kemlo estaba muy seguro añadiendo instrucciones al ordenador. 

Con rapidez, Pittien buscó algunos comandos genéricos, pero no parecía que las redes de seguridad de las prisiones imperiales siguieran el mismo código que las de la Armada, así que optó por dejar un mensaje genérico con un usuario sin rango, por si ello ayudaba, aunque comentó, con malas sensaciones: - No he conseguido engañar al sistema, así que es posible que se den cuenta de la trampa, y vuelvan. Aunque podría ganar algo de tiempo... - Cruzó los dedos. No se lo creía ni él. 

— ¡Roger, roger! — Exclamó el droide al escuchar la orden de Kemlo. El organico nuevamente insistía en denominarle con ese "Primo", hasta ahora se había limitado a reconocer que se dirigía a él y tenía muy clara en su programación que la nomenclatura correcta era "B-1"... pero en su base de datos básica ya tenía bien registrado que los organicos tienden a gustar cambiarle los nombres a las cosas. Pero B-1 tenía bien claro en su programación que no debía aceptar ese nombre. El bith Kemlo no era su dueño, por lo tanto era contra su programación aceptar un nombre de su parte. Sin embargo era estrategicamente más conveniente no corregir el error explicitamente, de todas formas... el error no se estaba reprooduciendo.

— Le informo, señor Pittien... — Empezó entonces a decir, una vez estuvo frente al humano. — ... que he finalizado mi autoreprogramación con exito. He instalado una considerablemente importante cantidad de información y rutinas de la base de datos comunmente usada por droides médicos. No es una particularmente especializada y detallada, pero es lo bastante buena como para permitirme emprender todo tipo de reparaciones de tejidos órganicos, intoxicaciones, cirugías e incluso operaciones y manipulación de implantes o protesis ciberneticas. Cuando usted o cualquier otro lo desee o necesite, ahora soy completamente capaz de realizar cualquiera de dichas tareas.

Una vez anunciado aquello, B-1 se puso frente a la terminal informatica, y extrajó su cable que conectaba directamente sus sistemas con los de la terminal.

— Anbej. — Vocalizó mientras realizaba la busqueda, cotejando cada coincidencia con esa combinación de caracteres en la base de datos. — Dompa. Anbej Dompa.

Ahí ya no me quedaba otra que esperar, impaciente, por si aparecía algún imperial al que enfrentar. Hacía guardia comprobando el turboascensor por el que se habían ido el otro oficial y el técnico.

En efecto, la información suministrada por la computadora de la estación aseguraba que había una invasión rebelde en marcha. El valle de Kren había sido elegido como el lugar de confrontación, y las tropas imperiales se habían desplegado para tal efecto.

Kemlo recopilaba la información mientras tecleaba frenéticamente. Al final adquirió la información que tanto andaba buscando, el Valle de Kren se encontraba justo en medio de la ruta de escape hacia el transporte. No había más alternativa que cruzar por en medio de otra batalla para salvar el pellejo. Eso o escalar una montaña sin equipo ni provisiones y luego descender por el otro lado. 

— Anbej. — Vocalizó mientras realizaba la busqueda, cotejando cada coincidencia con esa combinación de caracteres en la base de datos. — Dompa. Anbej Dompa.

Al cabo de un momento el droide recopiló la información requerida, y algo más.

-Dompa-. Dijo con su metálica voz. -Dos coincidencias de ubicación. Dompa, Anbej. Ubicación Celda 14, nivel 5, sector 3. Dompa, Salya. Ubicación Celda 7, nivel 3, sector 2.

La insípida voz metálica del droide lo dijo... así, sin más, como lo haría un droide. Al parecer esa nueva información tan solo eran números binarios para él, pero para el ex oficial imperial... Salya. 
Al parecer B-1 no solo había encontrado al "niño" de Pittien, también a la esposa que había sido arrestada y puesto bajo custodia en el mismo complejo que a su hijo. Una táctica imperial de tortura emocional para sacar información. Pittien la conocía, pero hacérsela a la mujer de un oficial imperial denotaba que estaban desesperados por encontrar algo.  

Pittien se quedó blanco. Aquello no se lo esperaba. Dejó de teclear y volteó la cabeza hacia el droide con unos ojos tan abiertos que podrían rivalizar con los del Bith. Para él, el silencio que tuvo lugar fue larguísimo, aunque probablemente fueran unos 2 o 3 segundos. ¿Su mujer? Ya la había dado por perdida, tras las pistas iniciales para buscarla habían desaparecido y nunca supo nada de ella. De Anbej siempre hubo un delgado hilo del que tirar... 

- Salya - Dijo, lentamente. Intentó recomponerse, y se veía. Agitó la cabeza, y dio una breve explicación. - Mi esposa. Ella no quería que el niño se metiera en la Academia Naval Imperial. Discutíamos sobre eso. El niño se pasó a los rebeldes desde la academia, y ella entonces desapareció. Los busqué a los dos... _{desertando...} pero solo encontré pistas de él. - Miró al resto a ver sus reacciones. - Así que el Imperio los puso juntos para... saber de mí, probablemente. - Parecía recompuesto, al menos de cara. Bajó la cabeza hacia el monitor, y es posible que algún conducto auditivo muy sensible oyera una especie de sollozo mudo. 

- B-1, ¿qué consideras más óptimo? ¿Dos partidas de rescate, o una misma a los dos objetivos?. Por otro lado, teniendo en cuenta que estamos dentro de un complejo imperial, ¿veis algún arma para que Anbej y Salya estén armado?

— El asalto aun no ha sido detectado. — Responde B-1 al tiempo que desconecta el cable del terminal y vuelve a guardarlo. — Si ya hubiesemos sido detectados sería más relevante el poder de fuego, pero en el caso contrario es más importante y eficiente hacer dos cosas al mismo tiempo. — Entonces se acerca hasta estar cerca de Pittien. — Cada sub-grupo debe tener la mayor potencia de fuego posible. Sería extremadamente erroneo que el señor Petch y yo estuviesemos juntos, el resto no es demasiado relevante pero el señor Kemlo y el señor Petch parecen ser más compatibles. — Entonces, ante la otra consulta de Pittien sobre armamento el droide le responde. — El señor Anbej posiblemente ha recibido cierto entrenamiento, además los organicos jovenes son capaces de adaptarse y aprender sorprendentemente rápido por lo que es posible que pueda manejar esto. — Dice señalando el arco de metal que él mismo había construido. — No se compara a un rifle blaster, pero es similar a una pistola en capacidad de daño. En cuanto a la señora Salya, ¿Ha recibido algún entrenamiento en el manejo de armas? En cualquier caso la mejor opción es concentrarse en salir rápido del edificio, idealmente volviendose a fundir ambos sub-grupos antes. Recomiendo acordar la reunificación de ambos grupos en el nivel 3, los que tomen como objetivo a la señora Salya pueden esperar al resto dentro de la celda con la puerta cerrada pero el cierre desbloqueado, a partir de allí podremos enfocarnos en salir lo antes posible, un sub-grupo cuidando la retaguardia y el otro la delantera, los civiles en el centro. Si al abrir una celda se dispara una alarma, ambos grupos deberían reunificarse aun más rápido, en el nivel 4.