Partida Rol por web

Decido guardarme la jeringuilla en un bolsillo, pensando en que quizá más adelante podría servirme de utilidad.

Después, echo a correr en dirección a Barry Burton. No pude hacer nada por O'Hare ni por Chambers, pero quizá aún pueda hacer algo por salvarle la vida al veterano miembro de los STARS. Lo primero que hago es colocar un par de dedos sobre su cuello para asegurarme que sigue con vida. Después, examino los enganches que lo sujetan a la camilla metálica y y busco una manera de quitárselos.

Tras comprobar que seguía con vida intentaste despertar a Barry de su estado de sopor hasta que reaccionó a tu llamamiento y a tus zarandeos. Parecía como drogado, aturdido... abrió los ojos lentamente hasta que de un gesto rápido comenzó a volver en sí.

- ¿Eh? ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? Sácame de aquí - dijo mientras hacía esfuerzos para salir de aquella camilla que lo aprisionaba, parecía que tras su despertar estaba demasiado confuso y no supo ni reconocer tu uniforme ni se centró en escuchar tus palabras, actuaba de manera instintiva y con violencia, tan solo quería salir de allí.

Al poco tiempo Barry pareció volver en sí.

- La cabeza me da vueltas, pero si no me equivoco estos deben ser los laboratorios subterráneos... - después se fijó en que el científico estaba muerto.

- Maldita sea ¿te lo has cargado? quería darle su merecido por continuar con la pesadilla de la Mansión Spencer... y dudo que puedas liberarme, el cierre es magnético, mira a ver si tiene alguna tarjeta una llave o algo... - se provocó un silencio que duró bastante poco.

-Soy Terri Shepard -me presenté a Barry, con voz débil-. Miembro del Equipo Charlie de los S.T.A.R.S. Me enviaron a mí y a dos compañeras para detener un supuesto motín que estaba produciéndose en la prisión. Nunca... -Las palabras se atoraban a medida que intentaba hablar. De solo recordar la forma en que había muerto O'Hare devorada por aquel zombie y el sacrificio de Chambers contra aquel presidiario, se me hacía un nudo en la garganta-. Soy la única superviviente. O'Hare y Chambers están muertas. Tranquilo, voy a sacarte de aquí. Volverás a ver a tu familia.

Esbocé una débil sonrisa con la que parecía que más bien estuviera tratando de convencerme a mí misma. Después, tomé la tarjeta que había encontrado en la bata del científico y busqué una ranura en donde poder introducirla para liberar a Barry de aquella camilla.

La tarjeta sirvió para desbloquear el esposado metálico. Liberaste a tu compañero con facilidad.

- Gracias compañera... -

- He vivido de primera mano las atrocidades que hacen en Umbrella, he perdido a la mayoría de mis compañeros y he visto poco a poco como todo el mundo sobre el que caminaba se desmoronaba ¿sabías que STARS oficialmente ya no existe? a los pocos que sobrevivimos nos dieron largas y nos tacharon de locos por lo que contamos sobre la Mansión Spencer, ¿de qué sirve estar en casa protegiendo a mi familia cuando sé que estos chiflados están tratando de jugar a ser Dios? yo que tú me quitaba esa insignia de STARS antes de que acabes siendo una tarada como ellos -

- No habrás encontrado mi revolver ¿verdad? -

-¿Su revólver? -pregunté, con voz débil-. Aquí lo tiene, señor.

Me llevé una mano a la bolsa con mis pertenencias y las que Chambers me había entregado, y le entregué el revólver a Barry. Mis manos temblaban con nerviosismo. Nunca hubiera pensado que le entregaría su arma de fuego favorita a una leyenda de los S.T.A.R.S como era Barry Burton. Me sentía muy pequeña junto a él.

-Debemos salir de aquí -le dije a Barry, con cierta indecisión-. Solo si salimos vivos de esta prisión podremos pararle los pies a Umbrella.

Acto seguido, decido salir cojeando del laboratorio, armada con mi Beretta.

En cuanto sacaste el revólver que encontraste antes, a Barry se le iluminaron los ojos.

- Eres una genio - dicho aquello cogió el arma y la rellenó de 3 balas que tenía en uno de sus bolsillos.

- Ese científico chiflado me quitó el arma hace un buen tiempo, no pensé que volvería a tenerla - después se quedó unos instantes pensando.

- Yo no puedo marcharme de esta ciudad sin saber si mis compañeros están a salvo, son Jill y Chris, también de STARS, supongo que te sonarán... - dicho aquello comenzó a salir de la habitación contigo.

- Siento no tener nada para curarte muchacha, pero si aguantas un poco más saldremos de aquí ¿conservas todavía la tarjeta no? a mi me bajaron al laboratorio por un pequeño ascensor oculto que requería tarjeta para acceder, estaba justo en la sala contigua a esta, y yo partiéndome la cabeza pensando que la Biblia era la clave para entrar aquí, a veces pienso que soy estúpido - intentó ir a tu ritmo para no dejarte atrás

- Recuérdame que cuando salgamos de esta te invita a unas cervezas porque no pienso dejarte - parecía que todavía no estaba todo perdido.

La tarjeta abrió la sala contigua a la del laboratorio donde encontraste a Barry, en su lugar había una pequeña plataforma elevadora, como un montacargas, no era demasiado grande pero podrías caber sin problemas junto a tu nuevo compañero.

- Aguanta mujer, aunque estés cansada debes mantener la consciencia, además que quedaría poco elegante que me rescataras y que solo yo saliera de aquí con vida ¿no crees?, y con respecto a esos condenados zombies, lo que hay que hacer es esquivarlos, no malgastes tu munición en ellos hasta que sea expresamente necesario, preocúpate cuando te salga un tiburón infectado por esa mierda, entonces te doy permiso para que te lo hagas encima - montó en la plataforma y se dispuso a darle al botón.

- ¿Listo para un romántico paseo hasta la salida? -

Una vez estuvisteis listos el montacargas empezó a funcionar. La subida era lenta, pero parecía seguro.

- Al menos da gracias de que no han decidido autodestruir todo el recinto con explosivos, créeme, eso es MUCHO peor que una valla electrificada - se mesó la barba y comenzó a mirar el techo, parecía que ya quedaba poco para llegar a la superficie.

- Debemos encontrar la manera de fastidiar el sistema eléctrico...- finalmente la compuerta se abrió y el elevador se detuvo. Una fresca brisa os demostró que ya estabais de nuevo en el exterior, estabas en la salida de las prisiones, a un lado quedaba la capilla y a otro las canchas de baloncesto. La puerta que conducía al interior de la prisión estaba a unos escasos 10 metros. Había pequeños grupos de zombies lo suficientemente lejos para que no fuesen una amenaza, Barry te miró con cara de "no hagas ruido".

Mientras erais lo más sigilosos posibles para llegar de nuevo al recinto, un sonido os alteró el corazón.

¡¡un helicóptero, era jodido helicóptero!!

- Estamos salvados muchacha, han venido a bus... - Barry se quedó mudo cuando vio que el vehículo que transportaba media docena de contenedores liberó uno en pleno edificio, rompiendo la pared en el proceso.

- ¿Pero eso que era? malditos sean estos de Umbrella, como sea una bomba para destruir todo esto ve preparando tus oraciones -

"Esto no me gusta ni un pelo" pensé, al ver que soltaban aquel contenedor del helicóptero.

-Barry, no deberíamos acercarnos lo más mínimo a ese tanque -comenté, en voz baja-. Siendo helicópteros de Umbrella, no me extrañaría que nos hubieran soltado otro de sus experimentos. Quizá peor que la araña o el de la lengua larga...

Sabiendo que necesitábamos encontrar una forma de desactivar el sistema eléctrico de la prisión para poder cruzar al otro lado de la valla electrificada, se me ocurrió una idea, recordando las primeras salas que había registrado junto a mis dos compañeras. Quizá fuera una idea desacertada, aunque era lo único con lo que contaba en esos instantes.

-Creo que sé dónde se encuentra el lugar donde desactivar el suministro eléctrico -dije, recordando la forma en la que habíamos llegado a la prisión-. Junto a la entrada principal [2], había una sala pequeña [1], a la izquierda. Creo que es la única sala a la que no entré. No recuerdo bien quién fue la que se aseguró de que estuviera despejada, si Chamber u O'Hare, pero si hay un lugar donde deben estar las cámaras y sistemas de seguridad de la prisión, tengo la sensación de que debe de ser allí. Deberíamos dirigirnos a esa estancia cuanto antes.

Sin más, decido avanzar en dirección al interior de la prisión, con intención de llegar a la sala que había a la izquierda de la entrada [1].

Una vez dentro de la prisión todo parecía tranquilo, tal y como lo dejasteis todo. Ahora estabais en la sala donde se encontraban todas las jaulas, por suerte no había zombies por los alrededores pero... ¿cómo ibais a desactivar ahora la energía?

En aquellos momentos de lucidez llegaste a la conclusión de que el único lugar donde podría encontrarse la respuesta era en la pequeña habitación a la izquierda del hall principal.

Llegasteis en un santiamén a la sala de seguridad, allí se encontraba un guardia muerto y una radio que no dejaba de emitir señales de socorro. Parecía que Raccoon City estaba actualmente sumida en el caos, y ya de por si tú estabas intentando escapar de tu propio infierno particular, al menos no era en solitario.

Echaste un vistazo y encontraste una caja pegada a la pared que probablemente escondería todo el panel de control de la instalación eléctrica, de ser así estabais a pocos pasos de la libertad y la supervivencia.

- ¿¿¿Encuentras lo que buscamos soldado??? - comentó Barry mientras te miraba.

Para tu frustración no viste ningún interruptor para desactivar la corriente eléctrica de manera normal, seguramente habían pensado ya en eso. ¿Pero y ahora qué? Fue entonces cuando surgió un plan B, uno más destructivo.

- Veamos, yo me arriesgaría y estropearía toda la luz del edificio, intentaremos salir de aquí a oscuras, ¿no será tan difícil no? la salida estaba justo a la derecha - mientras Barry te hablaba comenzaste a abrir la caja que contenía todo el sistema eléctrico, fue para ti una desagradable sorpresa comprobar que para acceder al mando principal había que insertar una pequeña llave, una llave que no tenías y ni si quiera habías visto cuando te topaste con el científico. Definitivamente no había más alternativa, había que destruir todo el circuito.

Barry te miró, se hizo un pequeño silencio y luego te sonrió.

- Haga usted los honores, deja tu huella antes de salir de aquí -

Ladeé la cabeza hacia un lado y esbocé una ligera sonrisa ante la sugerencia de Barry. No sabía si resultaría, pero teniendo en cuenta que no disponíamos de mucho tiempo y de que los helicópteros de Umbrella habían dejado caer un contenedor en la prisión, prefería no perder más tiempo en buscar una llave por toda la prisión.

"Hagámoslo al estilo de los STARS" pensé para mis adentros.

Apuntando con mi Beretta al cajetín del circuito eléctrico, decidí disparar para tratar para acabar con la corriente eléctrica en la prisión.

El primer disparo ya dañó la estructura, pero el segundo hizo que la caja de mandos saltase por los aires tras un leves chispazo, todo quedó de repente a oscuras, si había alguna amenaza con la electricidad ya era cosa del pasado.

- Bien, bien , bien, ahora marchémonos de aquí cuanto antes -

En un estruendo y con la confusión de la semioscuridad, la pared contigua a la salida se derrumbó por completo. Iluminasteis con vuestras linternas el lugar tan solo para descubrir un gran horror, un gigantesco hombre con gabardina había abierto con sus propios puños un agujero, avanzando hacia vosotros de manera intimidatoria comprobasteis que aquella era la última jugada de Umbrella.

Barry no tardó en desenfundar su revolver y comenzó a disparar, primero fue un disparo, después un segundo, aquella criatura seguía en pié, la cara de sorpresa de tu compañero demostró que en sus hazañas anteriores jamás se había enfrentado a algo así ¿y porqué ahora?¡estabais a pocos minutos de escapar de allí!

- ¡¡Terri!! - gritó Barry

- Este cabrón no se muere, ¡¡sal de aquí!! - comenzó a cargar su arma.

- ¡Te debía una por haberme sacado de ese laboratorio y ya te comenté que no iba a abandonarte, escápate mientras yo intento distraerlo! -

Cuando vi aparecer a aquel gigantesco hombre calvo con gabardina, capaz de aguantar sin inmutarse los disparos de Barry, me quedé totalmente perpleja. Aquella criatura era demasiado fuerte y resistente, y las palabras de Barry sólo corroboraban lo que ya intuía: uno de los dos no sobreviviría.

Las opciones eran limitadas, y ninguna era agradable. En mi estado, si me quedaba, no aguantaría más de un golpe. Moriría y posiblemente Barry tampoco aguantaría mucho más. Si huía, como Barry me había pedido, estaría permitiendo la muerte de alguien más. Incluso para un superviviente de la Mansión Spencer, aquel monstruo debía de ser letal. Pero luego estaba esa jeringuilla que aún reposaba en mis bolsillos, la jeringuilla que me convertiría en el "soldado definitivo", como había llegado a proclamar el científico, pero que probablemente me convirtiese en un monstruo como el que tenía delante.

Mis manos tantearon la jeringuilla durante unos breves instantes, mas luego recordé la forma en que habían muerto O'Hare y Chambers. Ellas ni siquiera habían tenido la oportunidad de decidir. "Habrían querido que viviera" me dije, convencida, mientras sentía que mis ojos empezaban a empañarse, llenos de lágrimas.

-Le pararé los pies a Umbrella -le dije a Barry, con voz débil-. Se lo prometo.

Acto seguido, me dirigí hacia la salida lo más rápido que me lo permitía mi pierna herida.

Fue una sensación indescriptible el dejar atrás a alguien que estaba ahora sacrificándose por ti, aquellas instalaciones manchadas por el mal humano habían sido espectadoras de tu decadencia personal. Desde afuera se podía observar un extraño resplandor que provenía del núcleo urbano de Raccoon, ¿realmente se estaba llevando a cabo una catástrofe? Igualmente aquello ya no era asunto tuyo; las llaves del jeep arrancaron el motor sin ningún problema. Seguramente Barry habría perecido distrayendo a aquella monstruosidad.

Pisaste el acelerador buscando una salida ante aquella pesadilla pero... ¿Se podría decir que todo había acabado sabiendo que existían personas capaces de hacer algo así?¿Te habías convertido en un monstruo por haber abandonado a tu compañero?

El juego de la supervivencia es así.

La agente Terri Shepard, miembro del equipo Charlie había sobrevivido al incidente de la penitenciaría de Raccoon, pero su historia no acabaría aquí, ella había prometido que acabaría con Umbrella, la empresa que no solo había aniquilado a sus compañeras, sino también su futuro.

Pero eso ya... es otra historia

Con mi pierna malherida después de haber sido atacada por el monstruo de la lengua larga, abandoné la prisión lo más deprisa que podía. Con los ojos llenos de lágrimas, corrí hacia el furgón en el que había llegado junto a mis dos compañeras al comienzo de aquella terrible misión. No volví la vista atrás. Barry, el hombretón de la gabardina, la penitenciaría... Nada de eso era importante en esos instantes, solo quería sentirme a salvo.

No me detuve hasta que entré en el vehículo y me puse al volante. Lloré por lo sucedido. O'Hare, Chambers, incluso Barry Burton, la leyenda de los STARS... Todos habían muerto, y yo era la única superviviente.

Como me había dicho Barry, me despojé de las insignias de los STARS. Sentía que ya no merecía formar parte de ese cuerpo de élite, pero, ¿qué eran ya los STARS? Aparentemente, aquella infección se había extendido por Racoon City. Los STARS ya debían ser historia.

"Acabaré con Umbrella, lo juro" pensé para mis adentros, con una fuerte convicción.

No sabía si Barry lograría sobrevivir al enfrentamiento con aquel ser, aunque en esos instantes debía ponerme en lo peor. No quedaban muchos STARS, pero Barry había dicho que todos los supervivientes de la Mansión Spencer habían sido tomados por locos. Ellos serían los únicos que podrían ayudarme a pararle los pies a Umbrella. Los buscaría. A Jill Valentine y a Chris Redfield, pero sobre todo a Rebecca Chambers. Me sentía en la necesidad de explicarle qué había sucedido con su prima y cumplir la promesa que le había hecho a Mary.

Con intención de buscar a los STARS supervivientes, puse el furgón en funcionamiento y empecé a conducir para alejarme de la penitenciaría.