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Rippers: Cazadores de monstruos

Episodio 2 - El Ripper Desaparecido

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14/10/2018, 22:09
Francis Douglas

Entre tragos de cerveza, charlas animadas y espiar conversaciones ajenas, Francis, no fue consciente de las rosadas mejillas de la joven doctora. Pronto el alcohol hizo sus estrago en el cuerpo de Eilish y su lengua comenzó a bailar de manera ligera al hablar.

Siempre le había parecido muy gracioso las mujeres con ligera ebriedad, eran mas naturales y dejaban de lado las absurdas normas sociales. Debido a la borrachera de su compañera y la reacción de su hermano, no pudo evitar sonreír de oreja.

Si señora, estoy casado o bueno, lo estuve—. Respondió el joven investigador con una sonrisa, aunque no de manera tan pronunciada. Era obvio que aquella pregunta le incomodaba en gran medida.

De imprevisto el silencio se abrió paso por el local cuando las puertas de este se abrieron. Un panda de paletos impulsados por su gran numero, trataron ponerles las cosas claras al grupo de Rippers y de paso intimidarles un tanto.

El joven arcanista no temía la reacción de Eilish ni de Sutton, sabia que estos dos tenían mano izquierda, así como grandes dotes para la persuasión y la interpretación; sin embargo Seamus y Alex eran harina de otro costal.

Uff mejor dejarlo por hoy, si. Una copa mas y me caigo redondo—. Pronuncio el señor Douglas arrastrando ligeramente las palabras mientras se levantaba.

Aunque su rostro mostraba amabilidad, realmente odiaba las personas como aquel grupo de paletos. Odiaba a los abusones y aquellos que trataban de impones su voluntad sobre los demás. Por gente como aquella es que decidió hacerse policía, aunque bueno, aquella vida había quedado atrás cuando había descubierto las sombras que albergaba el mundo.

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15/10/2018, 11:46
Sir Anthony Sutton III

Sutton estaba sonriendo como un niño pequeño en medio de una travesura cuando Seamus comenzó a increparle por alentar a la doctora a seguir disfrutando de la diversión de un par de copas de más, máxime cuando la dama apreció su intervención, cuando el silencio se hizo en la posada y los problemas llegaron.

Los ambientes en los que se solía mover no conllevaban ese tipo de intimidación física, más bien solían conllevar tácticas menos barriobajeras, por lo que el noble tardó en reaccionar a la intervención del matón del pueblo.

Por suerte, Seamus fue capaz de contenerse y les salvó a todos de comenzar una pelea en aquella taberna, volando por los aires su tapadera.

No queremos causarles problemas. - dijo por fin haciendo un gesto a Alex para indicarle que no interviniera. - Por lo que haremos caso a su sugerencia y terminaremos nuestra velada en estos instantes.

Señorita. - saludó con la cabeza a Eilish antes de poner rumbo a su habitación.

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15/10/2018, 18:29
Alexander Smith "Alex"

La situación estaba tornándose muy festiva, pero unos "amables lugareños" decidieron que la fiesta había terminado.

Cuando estuvieron lo bastante cerca, Alexander se puso de pie y delante de su "protegido", y si no fuera por este, uno de sus puños hubiera acabado en la mandíbula de aquel "lider" de pacotilla, en su lugar, el puño acabo golpeando con fuerza la mesa

- Esta bien, Sir Sutton - y colocándose a su espalda, le siguió hasta la habitación

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15/10/2018, 23:16
Narrador

La tensión en el aire se había vuelto tan pesada, tan tangible, tan presente, que casi dolía. Los segundos durante los cuales Seamus mantuvo la mirada con el cabecilla del grupo de matones, parecieron eternos. Todos esperaban un movimiento en falso de uno de los dos contrayentes que serviría de detonador para iniciar una pelea con consecuencias desconocidas para los Exterminadores, pero que cuando menos acabaría con la tapadera que habían creado.

EL escoces no pestañeó. Los ojos fijos en los del irlandés, parecía querer provocarle con su aparente seguridad y control de la situación. Con toda la cuadrilla de matones de pueblo tras él, se sentía el caballo ganador incluso antes de empezar la carrera. No sabía que debía su vida, o al menos sus dientes, a la reacción de la mujer de pelo rojo que, a pesar de la embriaguez que sentía por primera vez en su vida, supo mantener la calma y controlar a su hermano para que no hiciera ninguna tontería.

Poco a poco los Rippers siguieron la petición de la doctora McBride y decidieron retirarse a sus aposentos. Estaban cansados y además poco podían hacer a esas horas de la noche para continuar con su investigación. Tenían bastante información para meditar y consultar con la almohada los siguientes pasos a dar. El único que subió a la habitación de mala gana, fue Seamus, quien con gusto habría hundido el tabique nasal de aquel pardillo en su cerebro de un cabezazo.

Acordaron quedar al día siguiente para desayunar a primera hora, recomponer las piezas del puzle que tenían, y ver la imagen que les ofrecía, de forma que entre todos formaran un plan de acción.

***

Tras una noche de descanso sin sobresaltos, bajaron al salón de la posada. Este mostraba ahora una imagen totalmente distinta a la de la noche anterior. Se encontraba completamente vacío y recogido. Una agradable luz, que llegaba a través de las ventanas, bañaba el interior de la habitación, iluminándola lo suficiente como para permitirles distinguir cada uno de los objetos que decoraban las paredes y las mesas.

A medida que los cazadores de monstruos iban llegando al salón, una mujer oronda y entrada en la treintena les atendía, preguntándoles lo que les podía llevar.

Estaban solos. Era el momento adecuado para hablar entre ellos y decidir los siguientes pasos a dar.

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16/10/2018, 13:56
Seamus McBride

Casi le dio rabia que ese pueblerino no le siguiera el juego, porque hacía tiempo que no se metía en una buena pelea de taberna y le apetecía descargar algo de tensión. Tensión que llevaba semanas acumulando y que tarde o temprano tendría que salir por alguna parte. Su vida había cambiado demasiado, no sólo desde la boda. Ya cuando decidió salir de su isla para ir a buscar a su hermana y se encontró el panorama que se encontró, su despreocupada vida se fue por el desagüe. Y ahora estaba en un pueblo perdido de la mano de Dios cazando bichos y lidiando con paletos. Quién te ha visto y quién te ve, Seamus McBride.

Las botas salieron volando y el resto de la ropa terminó en el suelo segundos antes de que se sumergiera entre mantas. Ni siquiera se preocupó por su hermana, quien estaba más que seguro de que amanecería con un dolor de cabeza de mil demonios. Pero no le dio importancia. Una borrachera era algo que todo hombre, mujer y niño debía afrontar al menos una vez en la vida, y seguramente Lissie estaría bastante más suave y calladita durante las primeras horas. Esa sería su venganza por la forma en que le había hablado aquella noche. Eso, y par de gritos bien dados para despertarla.

A la mañana siguiente, sorprendentemente fue el primero en despertarse. Había tenido una cómoda noche — aunque le costó conciliar el sueño por una mezcla de rabia contenida y una almohada rellena de lo que parecía paja seca — y le apetecía ver qué tenía que ofrecer ese pueblo de mierda cuando no había lluvia que le calara hasta los huesos. Se incorporó como Dios le trajo al mundo a excepción de sus calzones, y abrió la ventana de par en par mientras recibía una bofetada de aire frío.

¡Buenos días, escoceses! —bramó, asegurándose de paso de despertar a Eilish de la forma más ruidosa posible. Se acercó a la cama donde yacía su hermana y la zarandeó con una sonrisa macarra— Vamos Lissie, es hora de enseñar al mundo esa preciosa resaca que tienes.

No esperó a escuchar su respuesta. Se vistió, bajó al piso inferior tras saludar con un cabeceo a la mujer que se allí esperaba, y salió a la calle para echar un vistazo, vaciar la vejiga y encender el primer cigarrillo de la mañana.

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17/10/2018, 11:25
Sir Anthony Sutton III

Sutton comprobó que la puerta estuviera bien cerrada antes de acostarse por si acaso aquel matón o sus secuaces pretendía seguir con su acto de valentía en medio de la noche. Lo último que le apetecía era tener que interrumpir su sueño para que sus muchachos pusieran a aquel escocés en su sitio.

Bajó ligeramente aseado y se dirigió al comedor, viendo salir por la puerta a Seamus antes siquiera de que pudiera saludarle, por lo que dirigió su atención a la mujer de la taberna.

Muy buenos días, querida mía. - dijo zalameramente con un guiño de ojo y una sonrisa radiante a aquella mujer. - Nada como obsequiarnos con una presencia como la suya a primera hora de la mañana para comenzar el día con el ánimo renovado.

Llegó incluso a hacerle una pequeña reverencia antes de solicitarle dos desayunos completos y bien cargados para él y para su asistente antes de dirigirse a la misma mesa de la noche anterior, donde comenzó a leer un pequeño libro que había bajado con él.

Creo que la visita a ese castillo nos ocupará la mañana aunque no podemos descartar que aquel pendenciero de anoche pudo excederse en la bienvenida a nuestro compañero ripper, ¿no creen? - dijo a sus compañeros tan pronto estuvieron reunidos todos juntos.

Y sí, querido, estoy seguro que todos tenemos en mente hacerle una visita antes de abandonar el lugar. - dijo sonriendo a Seamus, sabedor que aquello podría tranquilizar al irlandés.

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17/10/2018, 20:00
Francis Douglas

El cuerpo de Francis se relajo casi por completo cuando sin ningún incidente todos subieron a sus respectivas habitaciones. Tras despedirse de sus compañeros y entrar a su habitación, cerro la puerta con llave y la dejo puesta en la cerradura. Sabia que una cerradura como aquella no guardaba secretos para alguien con unos decentes conocimientos de latrocinio, pero eso unido a la silla que coloco bajo el pomo, le daría el tiempo suficiente como para reaccionar en caso de que alguien quisiese entrar.

La mañana del día siguiente llego con el olor a pan reciente hecho, el cual le despertó con una dulce lentitud. Animado por comenzar aquel día y descubrir donde se encontraba el ripper desaparecido, se levanto de un brinco y se vistió en apenas unos segundos. Después cogió su mochila y metió: Un buen puñado de balas, tanto de plomo como de hierro frío, un espejo de mano, sus esposas, linterna, dos frascos de aceite, un frasco de agua bendita y la pistola. Pensó en tomar el sable, pero aun no sabia usarlo, sin contar su el peso y que directamente no cabía en su mochila.

Cuando bajo el olor a carne, huevos, pan y otras cosas que no distinguió se mezclaron en una sinfonía de olores. Su boca salivo al instantes, reclamando de manera burda que saciara el apetito del estomago.

Uno mas de estos por favor—. Pronuncio al juntarse con sus compañeros y ver los platos de comida que estaban engullendo con gran deleite. Tras lo cual añadió—. Buenos días señores. ¿Siguen decididos de ir al castillo?

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17/10/2018, 20:40
Dra. Eilish McBride

La noche había terminado sin incidentes y al despertar...

- Gggññññ... - la doctora respondió a los gritos de su hermano con un pequeño graznido desganado. Hizo intento de abrir los ojos que pesaban como plomo y empezó a notar un intenso dolor de cabeza que en breve amenazaría con...

Eilish se levantó sin darse cuenta que su hermano no se encontraba en le habitación y llegó a la ventana justo a tiempo de vomitar todo lo que tenía dentro - Dios mío... creo que me estoy muriendo... - gimió sin fuerzas mientra buscaba en su maleta un remedio bebido para los dolores. Tan desesperada estaba que no se había dado cuenta que tenía puesta la misma ropa con la que se hubo acostado la noche anterior. 

No recordaba exactamente todo lo que había pasado, sólo ciertos momentos. Recordaba perfectamente al grupo de jóvenes que había entrado en la taberna con ganas de pelea al igual que recordaba haber tenido la suerte de no haberles seguido el juego. Decidió que era mejor darse un baño antes de bajar y prescindir, de este modo, de la angustia que le ocasionaría verles comer. Sólo de pensar en comida le hacía tener ganas de volver a asomar la cabeza por la ventana. 

El aire fresco le ayudó a respirar profundamente y a poner sus ideas en... - Mierda. Creo que me voy a tener que disculpar -  su cara enrojeció al acordarse del resto de lo ocurrido. Ahora sabía como le afectaba la cerveza en grandes exceso.

Tras asearse y vestirse adecuadamente con pantalones, botas altas y planas, su corsé y abrigo con capucha ancha preparado para el exterior, se equipó con todo lo que creía que podría necesitar metido en un maletín de piel que iría cruzado en su espalda. Un equipo médico y algunas medicinas todo en compartimentos bien ordenados, así como agua bendita que tenía su hermano. Un cinturón con un compartimento para la munición bien lleno, las armas en sus botas y los alfileres ciñendo su pelo en un moño trenzado.

Cuando bajó al encuentro de sus compañeros se encontraba mucho mejor, aunque con la angustia aún patente en su estómago - Caballeros. Hermano. - y dándole la espalda al pelirrojo - Discúlpenme si me sobrepasé anoche -  dijo bajando la cabeza un tanto avergonzada. El olor de la comida era tan intenso que solo pudo alcanzar a pedirle a la mesonera que le preparase algo de comer para llevar y regresar al lado del irlandés - Voy a tomar el aire - y poniéndose con rapidez su abrigo salió al exterior con una urgencia enorme de respirar todo el aire helado que ese endiablado país pudiese mandarle. 

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17/10/2018, 21:39
Dra. Eilish McBride
Sólo para el director

Mientras que bebía no se daba cuenta de que lo que le daba rienda suelta a ser descarada era Niamh. La bebida conseguía que se sintiese desinhibida, de eso no cabía duda, pero la pequeña hada le susurraba dándole así pequeños empujones - Necesitará ayuda para raparse la zona ¿verdad? Jijijijiji... ¿Estarías dispuesta? Y antes ha sondeído. Cuando sondíe es guapo, jijijijiji ¿no te padece? ¿Tdendán padeja? - y cuando su hermano se dirigió a ellas tampoco se mantuvo callada - Pedo, ¿sedá cabdón? Pues ¿cuantdas veces no hemos tdenido que sacadle en muy muy muy...mal essstado de tugudios inmunnndoz y, y, y ¡ido pod el opio!? 

Al despertar hubo algo parecido pero mucho más brutal. Su amiguita despertó más mareada y alterada que ella, cosa que no tardó en hacérselo notar - ¿Pero qué hicimos anoche? ¡Ahhhgg! ¡La luz! ¿Por qué demonios hay tanta luz? ¡Maldito Seamus! - Eilish no pudo aguantarlo más - Ya vale ¿eh? Ahora mismo te agradecería que estuvieses un poco calladita. Me va a reventar la cabeza - dijo mientras corría a por la medicación - Eiiiliiisssh... - Que... - Creo que me estoy muriendo... - y tras esto no volvió a hablar hasta bien pasado gran parte del día.   

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17/10/2018, 22:44
Alexander Smith "Alex"

El boxeador durmió placidamente, la cama no era de lo mejor, pero el boxeador había dormido en lugares peores. El despertar no fue de los mas acogedor, los gritos de Seamus no ayudaron a ello desde luego, y una vez la pereza le abandonó se vistio rapidamente y bajo tras su "protegido", pues este no se encontraba ya en la habitación.

Una vez abajo, se encontró con un gran desayuno, que supuso había encargado Sutton, cosa que le agradeció nada mas sentarse. Mientras engullia, porque no se podía llamar de otra forma a lo que estaba haciendo, prestaba atención a sus compañeros, asintiendo ligeramente con la cabeza a las ideas que proponian, todas las que Alexander tenía en la cabeza.

 

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20/10/2018, 11:38
Seamus McBride

Si hija sí, que te va a venir bien —respondió el irlandés a su hermana con socarronería. Se había apuntado también al copioso desayuno escocés pagado por Sutton, consistente en champiñones, tomate, salchichas y por supuesto el omnipresente haggis, y se había recostado en el sofá con el plato apoyado en la barriga. Apostaba a que iba a necesitar energías para ese día— Nah viejo, me la suda. Paletos como esos hay en todos lados, y este pueblo es demasiado pequeño para no encontrármelo otra vez. Vamos a ese castillo, saludamos al inglés y vemos si sabe algo de Craig. Que lo dudo, eso sí. También propongo que echemos un ojo a esas ruinas aprovechando que tenemos algo para no patear barro. Burp.

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22/10/2018, 11:27
Sir Anthony Sutton III

Sutton asintió ante las palabras del irlandés.

No hay que descartar que esos matones fueran los responsables de la desaparición y todo haya sido algo más mundano... - añadió no demasiado convencido de ello pero no queriendo dejar nada al azar.

El castillo, las ruinas y sus luces, los matones, el herrero, su hija y el oso y, finalmente, las brujas. - enumeró las posibilidades que tenían ante ellos después de lo oído y visto en la taberna la noche anterior.

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23/10/2018, 20:18
Francis Douglas

No creo que Craig se dejara atrapar por unos matones de pacotilla como aquellos, sin embargo es una posibilidad que nunca hay que descartar—. Contesto entre susurros las palabras de Sutton—. Si pudiera mostrar que soy policía, podríamos obtener información sin problemas acerca de la joven por parte de su padre, el herrero. Aunque se me ocurre una posibilidad de hacerlo, pero preferiría agotar primero el resto de posibilidades.

»Lo que plantea Seamus me parece estupendo. Creo que lo que mas nos interesa es hacer una visita al noble, aunque como él, pienso que no nos dirá gran cosa; sin embargo es una potencial fuente de información—. Continuo sin alzar ni ápice la voz—. Después pasar por la abadía o por el bosque, a ver si pudiéramos ser participes de aquellas luces. Quizás nos guíen hasta nuestro siguiente paso.

Francis sentía una mezcla de euforia y nostalgia. Aquellos momentos le recordaban en gran medida a su pasado, el cual estaba mas que enterrados; sin embargo aquel momento era una oportunidad para mostrar su valía.

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05/11/2018, 22:51
Narrador

Tras disfrutar de un desayuno variado y copioso y de conversar entre ellos sobre lo que habían escuchado y vivido el día anterior, los cinco Rippers se pusieron de acuerdo sobre el próximo paso. Parecía claro que deberían de hacer una visita a aquel noble inglés que había hecho del Blackness Castle su residencia.

Una vez hubieron terminado de comer, pidieron a la posadera que les indicará donde podían encontrar los caballos que Ronald les había prometido. A la mujer no se la podía llamar precisamente habladora y, sin dirigirles una sola sonrisa o siquiera una mirada, les explicó escuetamente donde debían de dirigirse. Sin esperar a ver si habían entendido las instrucciones o tenían aún alguna pregunta que hacerla, desapareció en la cocina y les dejo solos.

Pero Culross no era un pueblo demasiado grande y no les costó apenas esfuerzo encontrar la dirección y a la persona que debía de alquilarles los caballos. En apenas unos minutos habían aclarado todo y varias libras cambiaban de bolsillo. El precio parecía excesivo, pero les habían explicado que en él había una fianza para el caso de que a algún caballo le pasara algo. Básicamente los estaban pagando a precio de oro con la promesa de recibir la mayor parte de vuelta, si no les sucedía nada a los animales.

El sol luchaba por librarse del férreo abrazo de las nubes y enviarles algunos rayos de luz y, aunque era una batalla difícil de ganar en aquellas latitudes, disfrutaban de algo de claridad y, al menos, no estaba lloviendo como el día anterior cuando partieron, cosa que ya era de agradecer. Cabalgaron durante al menos una hora en dirección oeste hasta llegar a un puente que, aprovechando que en esa zona las aguas se estrechaban, unía ambas orillas y ahorraba así unas cuantas horas de viaje.

Desde aquí solo tuvieron que recorrer la misma distancia, pero en dirección contraria. Iban por un camino bien cuidado -el mismo que utilizó la diligencia el día anterior- y que dejaba a su izquierda rocosos acantilados y playas, y a su derecha un intercambio de zonas de bosques de coníferas y llanuras agrestes, en las cuales salvo hierba y flores silvestres solo parecían crecer más rocas.

Aún les quedaba una buena media hora de camino, cuando pudieron divisar a lo lejos las formas del castillo que dejaban adivinar ya su imponente figura. No había sido difícil hallarlo, siguiendo las indicaciones que Ronald les dio la noche anterior, y el viaje había transcurrido sin sobresaltos. El sol se encontraba ya en su cenit, cuando los cinco jinetes desmontaron al lado de las enormes murallas de piedra negra, que seguramente daba nombre a la construcción.

El Blackness Castle estaba construido sobre una lengua de tierra y, gracias a su forma alargada y estrecha, aparentaba un barco a punto de zarpar. Era una fortaleza de roca protegida por una muralla alta con saeteras para facilitar en tiempos pasados la defensa del castillo, permitiendo disparar con arcos y ballestas al enemigo, mientras se disfrutaba de cierta seguridad en el interior. Mas allá de la muralla, en lo que debía de ser el patio de armas, se podía distinguir una torre del homenaje, sobresaliendo claramente por encima de los muros de protección, ya altos de por sí. La fortificación era realmente imponente.

Una puerta de acceso, erigida sobre una estructura de piedra levantada posiblemente en un periodo posterior a la construcción del castillo y que hacía las funciones de una barbacana, se encontraba en el lado suroeste y estaba abierta, invitando a los cinco aventureros a entrar. Tras esta un pasillo abierto de unos diez metros avanzaba a lo largo de la muralla de piedra y llevaba a lo que parecía ser el portón principal de entrada a la fortaleza. Este era de madera maciza y refuerzos metálicos y se encontraba cerrado. La garita estaba poblada de aspilleras y ejercía de primera línea de defensa.

Si en lugar de entrar en la barbacana por la puerta de acceso se avanzaba más allá de esta hacía la izquierda, se llegaba a un pequeño acantilado rocoso que acababa tras una caída de unos seis metros en el mar. En el sentido contrario, a la derecha, la muralla avanzaba varios metros, dando al final de esta de nuevo con la costa.

No había rastro alguno de personas. Si alguien les estaba esperando allí, había sabido esconderse.

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06/11/2018, 21:05
Seamus McBride

Después de haberse llenado la panza ─ y de haber hecho de vientre, porque un McBride funcionaba como un reloj aunque desayunase asaduras de oveja y salchichas ─ y de que aquel lugareño les timase descaradamente con el precio de los caballos, Seamus se dirigió junto a sus compañeros hacia el dichoso castillo.

Como no nos devuelva el dinero después de regresar, juro por Dios que me llevo al caballo. Que no sé qué haré con él, pero me lo llevo ─comentó, refunfuñando mientras acomodaba su trasero al incómodo asiento. No estaba acostumbrado a montar, él era más de autos y coches de caballos. Cosas que no podían encabritarse y lanzarte al lodo. Con ese pensamiento en la cabeza, aferró las riendas con más fuerza. Sólo por si acaso.

Y por fortuna, o quizás por puñetera intervención divina, el tiempo acompañó. Y no se perdieron. Y no les salió ningún bicho al camino. Era la mayor racha de normalidad que habían tenido desde que habían salido de Londres, y eso era decir mucho. Incluso se permitió encender un cigarrillo mientras tarareaba una vieja tonadilla irlandesa, embriagado por el aire salado que golpeaba su rostro con fuerza.

Acogedor ─comentó cuando llegaron ante las negras murallas del castillo─ Ponle un par de fantasmas y ya tenemos uno de esos cuentos de terror* que te gustan tanto, Lissie. ¡EH! ¿HAY ALGUIEN?

Acompañó su grito con un sonoro silbido que hizo que su caballo se revolviera inquieto.

Notas de juego

*Seamus hace referencia a los penny dreadfuls (originalmente conocidos como penny bloods), folletines de terror que se hicieron muy populares en el siglo 19 y de los que toma el nombre la maravillosa serie Penny Dreadful.

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07/11/2018, 11:54
Sir Anthony Sutton III

Anthony pagó su caballo y el de Alex sin demasiado miramiento ni preocupación alguna sobre el sobrecoste de los mismos, dando por hecho que no iban a terminar siendo bien recordandos en aquel pueblo una vez que partieran del mismo.

La forma en que el irlandés tenía en masticar sus enfados, casi como las vacas rumiando sin parar un bocado de hierba, le confirmó que algún escocés tenía grandes probabilidades de acabar con la mandíbula rota.

El castillo, en cambio, no le causo gran impresión. Los Sutton eran más de mansiones y amplias propiedades y no disponían de una de esas estructuras en su cartera de activos, principalmente por la falta de encanto que tenían aquellas estructuras defensivas.

Seguramente nos hayan visto llegar de lejos. - indicó cuando Seamus comenzó a hacerse notar. - No creo que estén acostumbrados a las visitas locales.

Volviendo a mantenerse en su papel, hizo un gesto a Alexander en dirección al portón que se encontraba cerrado.

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07/11/2018, 15:27
Dra. Eilish McBride

La doctora no tenía cuerpo para discutir por el precio de los caballos, e incluso imaginó que algo habría podido suceder en el pasado para tener que tomar ese tipo de medidas preventivas. Ella sólo pagó su montura y la de su hermano y estuvo más preocupada por mantener la compostura y aguantarse el mal cuerpo que le ocasionaba cada uno de los envites que el animal le propinaba.

El buen tiempo durante el trayecto y la calma que tuvieron hasta llegar al castillo hizo que ella pudiese disfrutar unos últimos momentos. El frescor del día y el hacerse a los movimientos fueron cruciales para que su mal cuerpo pasase y comenzase a tener hambre. 

Al llegar Eilish abrió mucho los ojos y respiró profundamente ante el castillo que tenía delante - Sí que no me importaría en absoluto el hacerme con uno de estos - dijo sonriendo ante el comentario de Seamus Buen chico... Te has portado muy bien - susurró a su montura - Ahora te voy a dar una cosita - cogiendo de la bolsa que llevaba una manzana, que le había dado la posadera, se inclinó para dársela al animal y ella dar un buen bocado al tentempié que le habían preparado para llevar. Las tripas le rugieron exigiendo más.

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07/11/2018, 17:42
Alexander Smith "Alex"

En cuanto salieron de la posada, Alexander volvio a convertirse en el silencioso guardaespaldas de Sutton, permitiendose unicamente unirse a la "conversación" mientras se alejaban del pueblo, soltando una carcajada al comentario del irlandés.

En cuanto llegaron, y McBride volvió a las andadas, Sutton hizo un pequeño gesto que para el boxeador fue mas que suficiente, de un salto bajó del caballo, le dio las riendas a Sutton se acercó al portón y comenzó a golpear.

- ¿¡ HAY ALGUIEN EN CASA !? - y esperó pacientemente la respuesta - O bien te han oído a ti o bien a mí, es cuestión de esperar - y volvió a su caballo

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07/11/2018, 20:02
Francis Douglas

La cartera del joven investigador comenzaba a tiritar de puro terror al serle arrebatados con impunidad sus valiosos tesoros. Aquel precio era una barbaridad y mas teniendo en cuenta el poco dinero del señor Douglas, pero bueno, poco podía quejarse. Después de todo él había elegido aquella vida al unirse a los Rippers, una vida de peligros y penurias.

Francis como de costumbre observo en silencio a sus compañeros y a su alrededor durante el viaje. Siempre le había gustado el silencio y aprender de las personas que le rodeaban en aquellos momentos.

Por fortuna para el grupo el viaje ocurrió sin ningún problema o lluvia que arruinara el buen humor. Tiempo después la gran edificación se diviso a lo lejos, la cual no dejo de crecer con cada paso que daban. Realmente era impresionante. Incluso ahora un lugar como aquel gozaba de gran poder defensivo.

Esperemos que nos hayan visto acercarnos, si—. Pronuncio el joven arcanista antes las palabras del noble—. También espero que no le disguste las visitas. No me gustaría que sacara a sus perros de presa o a un par de matones para echarnos de aquí.

Después de aquellas palabras volvió a su impertérrito silencio. Esperando que las cosas fueran igual de bien y les abrieran. No tenia ganas de que les echaran y menos aun de tener que colarse en la propiedad de un noble para obtener alguna pista que seguir.

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07/11/2018, 22:11
Narrador

Mientras Eilish se hacía cargo de su caballo, premiándole por el esfuerzo realizado, y Sir Sutton y Francis miraban con mayor o menor interés la construcción que se alzaba a su lado, Seamus y Alexander fueron los encargados de llamar la atención de quien quiera que habitara aquel castillo. Quizás su método no hubiera sido el más ortodoxo, pero nadie dudaba que había sido efectivo. Si alguien se encontraba en los alrededores, parecía imposible que no los hubiera oído.

Y, sin embargo, no hubo mayor reacción que el ruido de un grupo de cuervos respondiendo con sus graznidos al silbido del irlandés. Alguno de ellos, más curioso que el resto, hasta se acercó volando a comprobar de donde procedía aquel estruendo.

Esperaron unos minutos, pues la fortaleza era grande y, dependiendo de donde se encontrarán sus habitantes, el camino hasta el portón principal bien podía llevar su tiempo. Pero nadie apareció, ni siquiera se asomaron a las murallas para hacerse notar desde las alturas. Los componentes del grupo alzaban la mirada de vez en cuando, tratando de ver más allá de los altos muros. Eilish llamó la atención de su hermano hacía una de las ventanas de la torre del homenaje y todos siguieron la dirección del dedo índice de la doctora. ¿Era aquello la sombra de un mueble recortándose detrás de las cortinas echadas o les estaba jugando el resplandor de la luz que mandaba el astro rey una mala pasada? ¿Podía tratarse de una figura humana?

Siguieron pasando los minutos sin que nadie saliera a recibirles y empezaron a dudar de lo que habían creído ver. Su paciencia, en el caso de alguno de ellos llevada a extremos insospechados, empezaba a agotarse.

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