Partida Rol por web

Ruta Infernal

2- Cuando todo empezaba a desvanecerse

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05/08/2024, 16:43
Tom

No era ajeno al hedor y la visión de la muerte, la matanza y la visión de los cadáveres de diferentes animales eran algo que había contemplado desde mi infancia, cuando comencé a aprender el oficio de granjero. El contacto con la putrefacción de los cadáveres era algo que a muchas personas ajenas al mundo animal les resultaba demasiado impactante y repulsivo, pero a lo que uno se acostumbra si ha experimentado esa proximidad con la muerte. Nunca deja de ser desagradable, pero uno puede llegar a acostumbrarse. 

Lo que vi en aquella habitación, era más grotesco de aquello a lo que estaba habituado. La mutilación y la desfiguración del cuerpo humano siempre conseguía que a uno se le erizara el cabello dada nuestra proximidad como especie. Pero no era el impacto de esos tres cadáveres postrados lo que ahora comenzaba a provocar en mi mente una sensación incómoda y creciente de terror. Apenas había tenido tiempo para pararme a meditar sobre mi circunstancia, mi actual estado de vigilia y alerta y la creciente sensación de peligro de la que ahora adquiría más consciencia que antes. Desde que me había levantado de aquella cama, mis pensamientos habían estado urdiendo en mi psique una constante sensación de peligro que si bien parecía justificada en un inicio ante la desconfianza que me generaba aquel lugar, ahora veía que podía ser producto de mi propio estado anímico. 

Al poco de levantarme, había tenido la "sensación" de haber experimentado un pálpito acelerado y una ansiedad como si el aire se me entrecortara. Mi estado de alerta era similar al del autobús, nada más ver a Leo apareciendo por la puerta. Mis músculos estaban tensos y preparados para atacar o agredir a cualquier persona que percibiera como peligrosa. Pero mi reacción contra el doctor, su expresión y lo que me estaba diciendo su rostro evidenciaban que mi actual estado de alteración era fruto de una hipervigilancia y una irritabilidad fuera de lo normal. A medida que estaba despertando del amnésico sueño me volcaba hacia esa actitud cada vez más. Pero eso no fue todo. La noticia de los periódicos, la visión de esos cadáveres y las palabras del doctor me confirmaban una realidad que chocó contra mi si psique  como si de un tranvía se tratase.

 

¿¿¿¡¡¡He estado muerto todo este tiempo???!!!

 

Ahora mi mente ataba todos los cabos. El doctor parecía haber sido el artífice de algo más que curarme unas heridas de bala. Volvía a recordar el autobús. Las dos balas penetrando en mi cuerpo, el dolor agudo y paralizante de estas, la sacudida contra el suelo, mi último pensamiento y la negritud de la pérdida de consciencia. No. No había visto nada al otro lado. Ni una cándida voz susurrándome desde el más allá, ni un flash back que rebobinara mi vida entera ante mis ojos, solo un shock rápido violento que ni siquiera me dejaba albergar un pensamiento de tristeza o desolación. 

La repentina conciencia de lo que parecía empezar a confirmar mi propia muerte, la pérdida de sentido ante la inevitable desaparición de la existencia y de un más allá que no daba ninguna muestra empírica de existir y el condicionamiento por la experiencia traumática vivida con la lucha con Leo, comenzaban a bombardear mis pensamientos conectando aquel estado de agitación y nervios con mi situación actual. 

Para colmo, comienzo a sentir algo que había empezado a experimentar en el interior del baño. ¡¡¡A esa falsa sensación de ahogo causada por la ansiedad, le seguía una ausencia de aire!!! . Mis piernas empiezan a temblar, mis músculos vuelven a tensarse en estado de alerta y miro al doctor a los ojos. Retrocedo un poco hacia atrás apoyándome contra el marco de la puerta. Empezaba a recordar demasiadas cosas.

Por un momento, mi cuerpo no responde bien y mis miedos y mi alteración reciente conectan conmigo como si me encontrara de nuevo en el autobús, como si solo hubieran transcurrido unos segundos entre mi pelea con Leo y ahora. 

Tom comienza a experimentar síntomas del TEPT: Trastorno por Estrés Pos Traumático. El trauma vivido en el autobús es experimentado de golpe de forma más reciente de lo normal. Su química cerebral está alterada ante cierto estado de "reanimación" lo que le hace más susceptible de vivir los miedos, ansiedades y recuerdos traumáticos de forma más intensa de la normal. La revelación del doctor, que en circunstancias normales habría podido impactar la mente de Tom generándole extrañeza y sorpresa, ahora le afecta a nivel psicosomático, provocando una reacción algo desproporcionada. 

"¡¡¡Armaaaa!!! ¡¡¡Hoka Heyyy!!!" empiezo a gritar momentáneamente en un estado de pánico que no consigo reprimir. Conforme este me invade, necesito desahogar la tensión que siento. Repito y grito un par de veces más ambas palabras pero esta vez en lengua Iowa. Al poco de alcanzar ese pico de frenesí, flexiono las piernas y me siento en el suelo del despacho contra la pared y enfrente del doctor. Intento calmarme poco a poco hasta destensar el impacto psicológico que la revelación me produce. Mientras tanto, dada la tensión sentida, me aferro con ambos brazos cruzados sobre mi pecho agarrando las manos que tengo cosidas a este. Aprieto ambas desde la palma ejerciendo toda la fuerza que mis muñecas me brindan a modo de tensión. Como si en un ataque propio de una persona esquizoide, comienzo a aferrarme y a apretarlas tratando de aliviar la tensión como si de un juguete destinado a tal fin se tratase, hasta recuperar poco a poco la calma previa a este acontecimiento. 

Por un momento, inclino la cabeza entre mis rodillas flexionadas. La fuerza de agarre ejercida hace que los huesos superiores de las manos cosidas crujan y se partan, quedando quebrados dentro de su piel. Poco a poco, vuelvo a guardar silencio aunque mi estado de agitación es persistente pero menguante. Otro pensamiento cruza por mi mente a medida que repaso lo sucedido y la realidad de los cuerpos de los pasajeros del autobús.

Miro con el rostro algo descompuesto por el repentino ataque de pánico hacia el doctor y le pregunto: ¿¿¡¡Dónde está Leo??!!, el hombre de cabello largo, ¿¿¡¡donde está??!!

 

 

 

- Tiradas (3)

Motivo: Cordura

Tirada: 1d100

Dificultad: 50-

Resultado: 71 (Fracaso) [71]

Motivo: pérdida de cordura

Tirada: 1d20

Resultado: 3 [3]

Motivo: pérdida de cordura

Tirada: 1d20

Resultado: 11 [11]

Notas de juego

Puse 50 en vez de 48 por error. Pero bueno, siendo que no hay mucha diferencia y lo fallé de largo, si quieres lo dejo como está. 

Hago tirada de cordura. Resto 11 puntos.  

 

-Trauma con dos consecuencias: 

 

Hipervigilancia e irritabilidad excesiva.

Trauma y terror medio paralizante. 

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09/08/2024, 01:29
Director

- ¿El mejicano? - dice sorprendido ante tu exaltación - Está en la habitación número 5, pero sufrió demasiadas heridas..

- Escucha. Escúchame con calma. Sé que parece complicado, pero no lo es tanto. Tenías que haberte quedado en la cama hasta que estuvieras más recuperado, y te lo podría haber explicado poco a poco.

- Tienes que calmarte y recuperar el control. Escucha, estabas muerto, y te he resucitado - sonríe como puede desde el suelo - debes estar agradecido.

- Ha sido algo muy difícil, un trabajo de décadas. Cuando descubrí los trabajos del Doctor Herbert West, al principio creía que eran los desvaríos de un loco, pero revisándolos empecé a ver que sí tenían sentido. Empecé a realizar mis propios experimentos, primero en secreto, luego los expuse a la Comunidad Científica, pero se rieron de mí. Yo les iba a demostrar que era posible. Probé la fórmula del Doctor West, pero pronto vi que no era correcta, y me esforcé mucho por no acabar como él. Mi trabajo iba a ser perfecto. Al principio la carne se reanimaba, pero no el intelecto. Luego conseguí que la inteligencia volviera, pero sólo temporalmente y con un nivel muy básico. Tras muchos experimentos he conseguido la Sustancia Resucitadora perfeccionada, que permite no sólo reanimar la carne, si no también la inteligencia... y la memoria. ¡Tú eres la prueba viviente!

- Dime, muchacho, ¿quieres ayudarme con los experimentos? Te garantizo la inmortalidad y quién sabe qué más poderes y notoriedad...

¿Qué quieres hacer?

Notas de juego

Cordura 37... empiezas a estar cada vez más cuesta abajo en el tobogán de la locura..

Ok, tomo nota de los dos traumas.

Te he actualizado todo eso en la ficha.

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12/08/2024, 19:20
Tom

Salgo de mi estupefacción inicial para escuchar lo que el doctor me está contando. Todo cuanto me está diciendo resultaba difícil de asimilar en un inicio. Le escucho en silencio recostado contra la pared del despacho. El violento encontronazo inicial es sucedido por una situación ridícula y extraña en la que el doctor, recostado sobre un lado de su cara contra el suelo comienza a contarme todo aquello. En circunstancias normales, lo sucedido habría sido motivo de agradecimiento. Pero mi temor inicial me había impedido reaccionar de una manera cuerda y moderada a lo que me había estado sucediendo. Tal vez todo aquello cuanto me contaba era posible, pero las circunstancias en las que me había encontrado y en las que había visto a aquellos cuerpos todavía me hacían albergar alguna desconfianza hacia él. Trato de calmarme y guardar silencio ante lo que me está contando, sin mostrar gratitud ni violencia hacia el hombre que ahora parecía haber sido mi salvador.

 

Leo está en aquella habitación, podría ser mi oportunidad. La idea de hacer algo con respecto a Leo se me pasa por un momento por la cabeza. Pero no deseo hacer algo que pueda lamentar. A mi impulso inicial de actuar contra él se une mi cautela por averiguar primero donde estamos y como salir de aquí.

 

¿Ayudarle? Tenía gracia, al menos desde un punto de vista macabro. Uno no espera despertar de la muerte para encontrarse una sórdida y extraña propuesta laboral. Decido no contestar a la pregunta abierta del doctor. Me muestro algo más tranquilo, cordial, pero no amigable. Lentamente, me reincorporo del suelo.

Cojo al doctor por lo hombros para acomodarle en una posición menos incómoda. Le coloco sentado en el suelo y recostado contra su mesa escritorio. Sin mediar palabra, comienzo a registrarle los bolsillos en busca de una llave.

(¿Qué encuentro?)

Después, lentamente vuelvo a levantarle y le llevo al laboratorio donde se encuentran los tres cuerpos. Busco una silla o taburete donde le desplazo para sentarle y tenerle a vista. Le miro directamente a los ojos aprovechando la influencia intimidante que parezco poder ejercer todavía sobre él.

-Escúcheme atentamente. Hay varios cabos sueltos que tenemos que aclarar antes de continuar conversando sobre la propuesta que me está haciendo. (Le digo mientras señalo con el índice las dos grotescas manos que penden atadas a mi pecho). Ignorándole momentáneamente, busco entre las mesas y el entorno del laboratorio alguna clase de objeto cortante. Bisturíes, cuchillos, o incluso alguna pequeña sierra mecánica (si son portables). De encontrarlo, recojo el ítem a modo de arma de mejor calidad.

Una vez buscado esto, procedo a guardármelo en un costado del pantalón. Me planto de pie delante del doctor y retomo la conversación.

Pensativo, rehúyo dubitativo la mirada por un momento antes de acertar a decirle algo. No era bueno expresando lo que sentía, y dar las gracias en una situación tan extraña se me hacía realmente difícil. Pero mi mente, saturada por toda la memoria reciente que había vuelto a mí ahora se detenía en un pensamiento. Topeka, mi viaje…, una segunda oportunidad.

-Quiero… (digo sin mirarle directamente a los ojos) … quiero darle las gracias. Intento por un momento exhalar aire… sin aparente éxito. Si lo que dices es verdad y estoy dispuesto a creerte, entonces estoy en deuda contigo. Pero ahora mismo, necesito hacer algo antes de que sea demasiado tarde. (Le miro directamente a los ojos). Si he de confiar en ti, necesito primero que me confíes donde estamos, y que me muestres la salida. Después, hablaremos de esa propuesta, tengo un asunto pendiente que no puede esperar más. Pero eso no es todo. Habrás leído la noticia (digo señalando el periódico). El hombre que te he mencionado, es una persona potencialmente peligrosa y fue el causante del incidente del autobús. Es posible que tu vida peligre tanto como la mía. Es un hombre con antecedentes y si despierta en el mismo estado que yo y conserva la memoria, lo primero que hará es pensar que le han retenido contra su voluntad e intentará derribar esa puerta que ahora le retiene en la habitación. (intento mantener un tono de voz algo más cordial y templado).

¿Entiendes la gravedad de lo que te digo?...

Tal vez pueda ayudarte en lo que me pides. Pero necesito que me muestres el camino de salida. Si no he entendido mal, soy la prueba “viviente” (este término empezaba a resonar de manera cuestionable en mi cabeza) de que tus experimentos funcionan. Si quieres que permanezca cerca de ti, si quieres ver mi “lado bueno” tendrás que ayudarme con lo que te pido. ¿Y bien, donde estamos?, ¿Dónde están mis cosas del viaje? ¿Y cómo salgo de aquí? Le sostengo la mirada con un tono firme y sentencioso.