- Tu hermano tiene su propia misión y papel en todo esto... solo puedo decirte que está bien... si le hubiese sucedido algo lo habríamos sentido Maëlys o yo... pero su localización es un misterio... y temo que así lo desea él mismo... - dijo en un intento de tranquilizar a Eilish...
Tras una semana de viaje por fin conseguistes dominar la Kataphraktos Gortio, finalizando así tu enseñanza.... coincidiendo con la llegada a la periferia de Roma...
- Bueno Eilish... Maëlys y yo ya te hemos enseñado todo lo que podíamos enseñarte... ahora solo te queda seguir tu camino junto con el resto de guerreros divinos y poner fin a la tiranía de los Olímpicos... ha sido un placer conocerte y ver lo bien que le ha ido a nuestro linaje... y recuerda que no estás sola, todos estamos dentro de ti dándote fuerzas y apoyo... - decía mientras notabas que su cosmos empezaba a menguar....
Eilish, al escuchar esas palabras de Andrónicos, bajó la cabeza: - Sabía que usted... iba a marcharse pronto, pero no imaginaba que... Perdóneme, yo... Le voy a echar mucho de menos, igual que a Maëlys...
Mientras decía esto luchaba por contener sus lágrimas: no quería que su antepasado le viese llorar... Tenía que mostrarse como una chica algo más valiente.
- Le agradezco todo lo que ha hecho por mi, de verdad. Le prometo que cumpliré con mi misión, no importa lo que ocurra.
Andrónicos acaricia algo la cabeza de Eilish a modo de consuelo... - Ni ella ni yo nos vamos del todo... parte de nosotros estará dentro de ti... y no te entristezcas demasiado... dentro de nada estarás bien acompañada... aunque creo que son todos hombres... y sin duda alguno querrá acercarse... ¡¡AAAH MALDITA SEA POR NO PODER MANTENERNOS MÁS DE FORMA FÍSICA!!... - dijo Andrónicos montándose sus propias películas...
- Bueno es hora de despedirme de verdad... cuídate Eilish... estoy seguro de que podrás encontrarte con tu hermano una vez pase esta tormenta... - dijo antes de desvanecerse del todo y dejarte sola en la entrada a Roma...
Eilish miró con tristeza cómo Andrónicos desaparecía delante de ella, a la vez que le caían esas dos lágrimas que retenían sus ojos. Con un hilo de voz susurró: - Gracias, de verdad... Gracias...
Estuvo durante un momento pensativa, con la maleta en una mano y con la otra limpiándose las lágrimas. Luego miró a su alrededor algo tristona, pero decidió que tenía que empezar a moverse por su cuenta. Al parecer tendría ahora compañeros, chicos todos ellos: aquello le ponía algo nerviosa. Sobretodo cuando recordó lo que dijera Andrónicos. Esto provocó que Eilish se sonrojase y que casi se cayese al suelo de lo despistada que iba. Eso de "acercarse" a ella... no sabía si sonaba muy bien. Sin embargo, al poco se le olvidaron esos pensamientos, más que nada porque Roma era muy grande y... ¿cómo iba a saber lo que tendría que hacer? Quizás lo principal era coger un hostal cómodo y no demasiado caro, que no tenía mucho dinero. Luego, Dios sabía qué ocurriría con ella...
Mientras, con estos pensamientos, entró en la gran ciudad poniendo atención allá por donde pisaba, para evitar perderse. También llevaba bien agarrada su maleta, con bastante tensión debido a los nervios que le provocaba el estar sola en un sitio tan enorme. Buscaría donde comprar un mapa y a lo mejor pedía consejo en algún lugar que pareciese decente...
Al poco tiempo de entrar en Roma y estar buscando un mapa y un hostal un grupo de sacerdotes bien engalanados (con pinta de pertenecer al Vaticano) se te acercan...
- Discúlpenos señorita... uno de nuestros superiores desea verla... es sobre el rosario que lleva encima... - dice uno de ellos mientras que los otros esperan tu respuesta...
Eilish les miró sorprendida y miró su rosario con duda, a la vez que respondía con voz tímida: -Disculpen, pero... ustedes son del... Vaticano, ¿no es así? Estoy algo desorientada.
Avanzó hacia ellos con algo de duda pero manteniendo las distancias: no quería ser maleducada pero tampoco se fiaba mucho de nadie, porque temía que le quitasen el rosario.
- Así es señorita... en el Vaticano requieren de su presencia cuanto antes... si porta uno de los rosarios, sabrá que la situación fuera de Roma no es tan apacible... - dice refiriéndose claramente a los abusos de los Olímpicos... - ...sentimos lo forzoso de la situación... pero nuestro superior teme que alguno de los jóvenes que portáis los rosarios no lleguen a salvo y nuestras fuerzas queden mermadas... - al decir esto último sientes algo de alivio... ya que al parecer ni los Olímpicos conocen bien los detalles de los rosarios ni de vuestra misión.
Otro sacerdote te invita a que los sigas... y emprenden el paso...
Eilish agachó un poco la cabeza y tocó con cariño el rosario, antes de ponerse en marcha detrás de ellos... En principio iba a hablar pero luego simplemente pudo decir un tímido: - No se preocupen, les seguiré. No necesitan disculparse por nada.
Pero sin Andrónicos a su lado se sentía igualmente desprotegida, sin apenas saber qué destino le aguardaba y... Temía que Ares volviese a actuar y pudiese hacer daño a cualquier persona que estuviese cerca de ella. Aunque, por otra parte, tenía curiosidad por ver a alguno de esos futuros compañeros. ¿Cuáles serían sus historias? ¿Cómo serían? ¿Qué pensarían de toda esa situación?...
Los sacerdotes te guían por las calles de Roma mientras te dan algo de conversación... te preguntan por tu viaje y por como conseguiste el rosario... parecen estar al tanto de la situación y te explican que Roma es de las pocas ciudades que aún no han osado atacar los Olímpicos por la presencia de la Santa Sede... Por alguna causa atacar un lugar tan sagrado les incomoda... lo cual os da cierta ventaja para actuar desde allí.
Tras un buen rato de paseo por fin llegas a la calle principal desde la que se ve el Vaticano...
Eilish iba con los sacerdotes y hablaba con ellos cuando estos le daban conversación, ya que ella se encontraba algo insegura de todo lo que ocurría. Por su mente solamente pasaban dudas y más dudas sobre qué sucedería, pero también la determinación de que tenía que seguir adelante. Pero todo aquello no le impedía seguir siendo amable y educada con aquellos hombres que la guiaban.
Cuando vio a lo lejos el Vaticano se giró mirando alrededor, suspiró y siguió hacia delante. Iba nerviosa y casi se tropieza un par de veces, pero enseguida se enderezaba y volvía a agarrar bien su maleta.
Tras unos minutos os adentráis en la plaza de San Pedro, donde puedes ver el constante vaivén de turistas...
En medio de la multitud otro sacerdote os recibe... - Bien... poco a poco vais llegando... el primero hace ya una semana que llegó a Roma... seguidme por favor... - dice con un gesto mientras te guía hasta la Basílica de San Pedro donde nada más entrar te lleva a través de una pequeña puerta a lo que parecen habitaciones para los sacerdotes, entonces abre una de las puertas y te invita a entrar.
- Esta será su habitación mientras esperamos la llegada del resto de portadores... puede acomodarse y pasear por la Santa Sede como si se encontrase en su casa, siempre y cuando no interrumpa oficios... - dice el sacerdote cerrando la puerta y dejándote en la habitación.
La joven normanda se quedó callada y se sentó en la cama con el rostro aun conmocionado por la desaparición de Andrónicos... Qué soledad... ¿Qué clase de vida tendría a partir de ahora?
Al cabo de un rato bastante corto, se acabó tumbando para descansar de tanto viaje a la vez que intentaba olvidar todas sus preocupaciones y centrarse en descansar. Aunque fuese unas pocas horas, debería dormir... Con suerte no tendría un sueño en el que Ares le hiciese una "visita sorpresa". Luego iría quizás a ver un poco el Vaticano, al fin de al cabo, un lugar tan maravilloso merecía ser visitado tantas veces como fuese posible.
Tras unos días de haber llegado, uno de los iniciados del Vaticano te anuncia que desean que os reunáis con los otros dos jóvenes que han llegado en 2 días al alba, por lo que ese día te tocará madrugar.
El Vaticano te había fascinado, todo lo que era y lo que representaba, estabas encantada, aunque precisamente su grandeza hacía que te sintieses pequeña y algo más sola de lo que realmente estabas.
Al saber que tendría que madrugar, Eilish no se fue demasiado tarde a dormir, si bien estaba bastante nerviosa y le costó conciliar el sueño. La joven no parecía acostumbrarse a tener una vida algo excepcional, y de vez en cuando pensaba más en dar clases a los niños cuando volviese a Irlanda... Si es que volvía... Y todo porque a unos falsos dioses les daba la gana de intentar modificar o destruir toda la Creación, creyéndose con licencia para hacer lo que quisieran. Bueno, eso no era tan extraño: había seres humanos que también se creían con derecho a dañar todo lo que tenían alrededor...
Con la cabeza llena de pensamientos, Eilish tuvo que calmarse a base de leer un libro, con el que fue cogiendo sueño. Luego comprobó que el despertador estuviese listo y a descansar. El día de las presentaciones seguro que sería muy largo...